Los juegos wholesome no glorifican el capitalismo

En los últimos tiempos hemos visto un auge significativo de los llamados juegos wholesome o juegos cozy —se los conoce por distintos nombres que vienen a significar básicamente lo mismo—. Tan potente es su presencia que este tipo de juegos han terminado levantando ampollas por diversos motivos; aunque no entraremos en absolutamente todas las críticas, nos quedaremos con una de las que más se repiten: y es que hay voces que aseguran que los juegos wholesome glorifican o romantizan el capitalismo, porque al final son juegos que van sobre trabajar o tener un pequeño negocio. Sin embargo, la postura de Futoi Karasu y de la redactora que firma estas líneas en particular es diametralmente opuesta, pensando que esta crítica es errónea desde su planteamiento. Así pues, dedicaremos este artículo que nos ocupa a desmontar punto por punto esta crítica que realmente no tiene pies ni cabeza.

Pero, para empezar, quizás sea necesaria una breve introducción sobre qué son los juegos wholesome, ya que mucha gente no lo tiene totalmente claro. Lo cierto es que la confusión está más que justificada porque los juegos wholesome componen un espectro amplísimo y resulta especialmente complicado redactar una única definición que los abarque a todos. Sin embargo, grosso modo, diremos que los juegos wholesome se caracterizan por tener una estética adorable/bonita/visualmente atractiva a la vista, generalmente son juegos coloridos que apuestan por diseños cartoon y formas redondeadas y curvas —cuando no tienen gráficos pixel art, claro—. Quizás más que estéticamente sea reseñable su intención: estos juegos proponen una ruta de escape a la vida diaria y prometen distanciarte de los problemas de la realidad para sumergirte en un mundo idílico y cómodo en el que puedas sentirte como en casa. Normalmente cuentan con mecánicas y jugabilidad accesibles para cualquier tipo de jugador o grupo de edad. También se caracterizan por no tener violencia o por que la violencia sea muy anecdótica. En general, son remansos de paz, los juegos ideales para jugar con una taza de chocolate caliente y tapado con una mantita en invierno; de ahí que hayan dado en denominarse como wholesome games. La mayoría de juegos wholesome son indies (siendo Stardew Valley uno de los que cuentan con más jugadores, por ejemplo), pero también hay juegos considerados wholesome creados por grandes compañías, como es el caso de la saga Animal Crossing, de la mano de Nintendo, que no necesita presentación. Si necesitáis más información, podéis echar un vistazo a la cuenta de Twitter de Wholesome Games, donde encontraréis muchos títulos de este estilo, para que podáis haceros una idea.

A Short Hike es uno de los indies más bonitos de los últimos años / © adamgryu

Aclarado esto, pasaremos a la cuestión principal que nos ocupa. Como comentábamos al principio, mucha gente esgrime que los juegos wholesome «van de trabajar y de conseguir una casa con el dinero que ganas», pero esta es una afirmación muy simplista y reduccionista que de ninguna manera tiene en cuenta ni las circunstancias y el contexto que estos juegos nos proponen en su universo interno. Para comenzar, diremos que no todos los juegos wholesome tratan de trabajar o de tener un negocio siquiera. A Little To The Left va de ordenar y organizar nuestra casa, A Short Hike va de hacer senderismo y Placid Plastic Duck Simulator, un simpático juego del que ya os hemos hablado con anterioridad, va de contemplar patitos de goma flotando relajadamente en una piscina. Como decíamos, el espectro de los juegos wholesome es muy, muy amplio y hay muchísimos juegos diferentes. ¡Incluso existe un juego en el que eres un pomerania adorable cuyo propósito es ensuciar la casa!

Por otro lado, si la queja es que vayan de trabajar, y si nos ponemos exquisitos, también muchísimos juegos no wholesome tratan de trabajar. En la saga Ace Attorney trabajas como abogado y en Resident Evil trabajas como policía o agente especial. No entendemos por qué solo se critica a los juegos wholesome.

Bueno, la realidad es que sí lo entendemos: la verdadera culpable es la concepción del trabajo capitalista que tenemos tan internalizada y asimilada que nos cuesta concebir otra forma de trabajo. Lo cierto es que trabajar de por sí no tiene nada de malo ni de negativo. El problema es precisamente la visión capitalista del trabajo, en la que estamos forzados a trabajar para poder vivir, y encima ese trabajo muchas veces se ejerce en unas condiciones como mínimo cuestionables. Mucha gente opina que las jornadas laborales de ocho horas son cosa del pasado e incompatibles con la vida actualmente, y lo cierto es que estamos totalmente de acuerdo con esta afirmación.

Nos cae mal Tom Nook, pero lo cierto es que nos permite pagar la hipoteca cuando queramos. Como si queremos tardar 50 años / © Nintendo

Pero en los juegos wholesome se presenta una visión del trabajo bastante utópica e idealista que poco o nada tiene que ver con el trabajo en la vida real. Se gana dinero, sí, o el equivalente a dinero en el universo del juego en cuestión, pero ese dinero normalmente se invierte en mejoras que no te presionan para obtener de forma inmediata: puedes mejorar tu granja en Stardew Valley, pero nada te obliga a que tengas que hacerlo en un plazo. En Animal Crossing tenemos que pagar la hipoteca de nuestra casa a Tom Nook y también podemos mejorarla, pero el tanuki, por mucha manía que le tengamos, nunca nos obliga a pagarle en un plazo. Podemos tomarnos todo el tiempo del mundo para hacer lo que tenemos que hacer, cosa que en la vida real es imposible; o, mejor dicho, podemos tomarnos todo el tiempo del mundo para hacer lo que queremos hacer. Y creemos que esta distinción es importante.

Sí es cierto que hay jugadores que se obsesionan con obtener todo lo más rápido posible, pero no es porque los propios juegos lo favorezcan (al menos, en la mayoría de los casos), sino porque trasladamos inconscientemente la mentalidad del mundo real al universo del juego. Da igual que no tengamos límites de tiempo, estamos tan obcecados con «librarnos» cuanto antes de las obligaciones que concebimos conseguir un pequeño logro u objetivo en estos juegos como una carrera contrarreloj, cuando realmente no lo es.

Además, con respecto a la concepción del trabajo de este tipo de juegos, hay que señalar también que muchas veces nuestro trabajo se plantea como algo que repercute positivamente en nuestra comunidad: nada más contrario a los ideales del capitalismo que la solidaridad y el apoyo mutuo. En Stardew Valley, por ejemplo, podemos tomar dos rutas para la historia principal: ayudar a los junimos restaurando el centro cívico o a golpe de talonario para apoyar a la empresa Joja. Pero, aunque se nos ofrezca la posibilidad, la ruta de Joja es poco o nada satisfactoria y a lo largo del juego se nos deja bien claro que no son trigo limpio. Nada más empezar el juego, se nos revela que nuestro personaje trabajaba infeliz en un aburrido puesto de oficinista en la propia Joja, y vemos un par de detalles que resultan bastante escalofriantes: en la oficina hay dos luces, una que señala cuándo debemos trabajar y otra que señala los descansos, y cuando se ven las mesas y aparece nuestro personaje, podemos ver que hay esqueletos… probablemente pertenecientes a trabajadores que han muerto extenuados por el propio ritmo de trabajo. Por otro lado, conforme empezamos a jugar, vemos que Joja es un elemento disruptor en la tranquilidad de Pueblo Pelícano y del valle; de hecho, si completamos su ruta, convertirán el centro cívico en ruinas en un almacén de la compañía. Sin embargo, por el contrario, los junimos son espíritus del bosque representados como amables y con un aspecto adorable. Si decidimos ayudarlos, la progresión será más lenta, pero es más satisfactorio y repercute positivamente en la vida del valle, pues restauraremos el centro cívico a su gloria anterior, para provecho de los habitantes de Pueblo Pelícano.

Joja Corporation es una evidente crítica al capitalismo / © ConcernedApe

Lo que afirmamos no significa que pensemos invariablemente que estos juegos son perfectos y ajenos a cualquier tipo de crítica: es cierto que muchas mecánicas son cuestionables y mejorables, como en muchísimos juegos. No obstante, no hay que irse a los extremos y no porque un juego tenga una mecánica que se debe revisar significa que esté romantizando cosas negativas.

Además, sí que estamos de acuerdo con la crítica que se hace de muchos de estos juegos wholesome desde el veganismo. Es cierto que muchas veces se utiliza a los animales (por ejemplo, en los juegos de granjas o los minijuegos de pesca que estos juegos suelen tener) y cabe, como mínimo, cuestionarse si un juego que se dice wholesome y usa a los animales para «diversión» del jugador, por mucho que estos animales sean ficticios, realmente merece el apelativo de wholesome. La idea es que estos juegos propongan una experiencia bonita y sin ningún tipo de sufrimiento, y estamos de acuerdo en que la instrumentalización y objetificación de los animales no casa con ese ideal.

Por otro lado, volviendo al tema del trabajo, cabe preguntarse por qué es aceptable que existan juegos de guerra y en cambio la gente frunza el ceño con juegos de «trabajar». Si entendemos que los juegos de guerra son ficción, también deberíamos aplicar ese mismo pensamiento a los juegos sobre trabajo, sobre todo teniendo en cuenta que, como ya hemos dicho previamente, proponen una visión idealizada y utópica del trabajo: en estos juegos trabajas porque quieres, y hay que tener en cuenta que la creatividad es una parte fundamental del ser humano desde sus inicios. Muchos de los trabajos que desarrollamos en este tipo de juegos consisten precisamente en dar rienda suelta a nuestra creatividad, pues podemos personalizar o decorar muchos aspectos, por ejemplo. En el caso de Sticky Business podremos tener nuestra propia tienda de pegatinas que diseñaremos nosotros mismos usando los elementos que nos proporciona el propio juego. Querer desarrollar nuestra creatividad y sentirnos útiles para una comunidad son sentimientos positivos que nada tienen que ver con la obligatoriedad de trabajar en un sistema que te obliga a ello para subsistir y que seguramente te haga sumamente infeliz. Seguro que muchos de nuestros lectores en alguna ocasión han deseado llevar un negocio o desempeñar una profesión, pero le frena el que probablemente no pudiera ganarse la vida con ella. Los juegos wholesome suelen dar salida a ese tipo de aspiraciones, aunque sea en la ficción.

Si alguna vez has soñado con tener tu propio negocio de pegatinas online, Sticky Business es para ti / © Spellgarden Games

También hay quien aduce que, precisamente, la visión del trabajo que proponen estos juegos está idealizada y no se corresponde con la realidad. Esto es totalmente cierto, y nosotros mismos lo hemos confirmado en este artículo, pero también es verdad que la mayoría del público receptor de estos juegos es adulto y se le supone capacidad para distinguir la realidad de ficción. Siguiendo con uno de los ejemplos que hemos utilizado a lo largo de estas líneas, dudamos que nadie juegue a Stardew Valley pensando que gestionar una granja es así. Somos perfectamente conscientes de que el trabajo en el campo es duro y requiere muchos sacrificios, pero es un videojuego, y como todos los videojuegos, no representa la realidad (ni siquiera la mayoría de simuladores lo hacen).

A modo de conclusión, queremos dejar claro entonces que la visión del trabajo que proponen los juegos wholesome no tiene nada que ver con la que sufrimos en la realidad y que de ninguna forma se romantiza el capitalismo; si alguien que juegue a alguno de estos juegos piensa que están glorificando la explotación laboral, que se necesite trabajar para vivir o cumplir unos objetivos necesarios en un tiempo límite, se deberá más a un problema de comprensión por parte del jugador que al juego en sí. Por otro lado, tampoco podemos poner la mano en el fuego por todos los juegos de este tipo que existen, estamos obviamente generalizando, y es cierto que algunas mecánicas pueden llegar a producir estrés (depende también de cómo juguemos) y merecería la pena que los desarrolladores las revisaran. Además, debemos recordar que existen muchísimos juegos con la etiqueta de wholesome y que no todos tratan sobre trabajar tampoco.

Dicho esto, los juegos wholesome pueden llegar a tener cosas negativas, evidentemente, pero que glorifiquen el trabajo capitalista no es una de ellas. Que sean el punto de escape y ensoñación de muchísima gente que vive aplastada por la realidad de su día a día y por verse atrapada en un trabajo que desempeña porque no le queda más remedio debería darnos una pista de lo que este tipo de juegos suponen para esa gente. Y a nuestros seguidores que a estas alturas aún siguen siendo escépticos les proponemos probar alguno de estos juegos, jugando con calma, y así comprobar por sí mismos la experiencia que ofrecen los juegos wholesome.

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