The Boxer: gritar al vacío

Entonces me volví y observé todas las opresiones que se cometen bajo el sol. Vi las lágrimas de los oprimidos, sin nadie que los consolara, pues el poder estaba en manos de sus opresores.

Eclesiastés 4:1

The Boxer comienza con K, un entrenador de boxeo que ya ha entrenado a cinco campeones mundiales y está en busca de su siguiente gran estrella. Es entonces cuando observa en el ring de un gimnasio a un joven llamado Ryu. El chico demuestra grandes habilidades para un estudiante de secundaria, un talento innato con estilo propio a esperas de perfeccionarse y pulirse. Este despliegue de habilidad no impresiona en absoluto al entrenador, que, ante la falta de algo mejor, se resigna a entrenar a Ryu.

© Naver Webtoons

Poco después, ve a otro estudiante de secundaria a través de la ventana. Uno que está siendo golpeado por sus compañeros y que no solo no intenta defenderse o esquivar golpe alguno, sino que no parece verse afectado por el dolor al que se está viendo sometido. El entrenador decide intervenir y, una vez el joven ha sido librado de sus maltratadores y se dispone a marcharse, este le lanza un directo por la espalda con intención de causarle el mayor daño posible. Sin embargo, el estudiante lo esquiva sin dificultad, como si lo hubiese lanzado en cámara lenta. Es entonces cuando K sabe que por fin ha encontrado el material que había estado buscando. Ese boxeador es Yu y es el verdadero protagonista de la historia.

Construir personajes es complicado, como lo es contar historias. Son la sangre del relato, fluyen dentro de él y le dan vida. Su origen, desarrollo y desenlace suele ser clave en una inmensa mayoría de historias. Muchas veces se puede tener claro un arco desde antes de comenzar a escribir. Otras, se tienen claros ciertos elementos, tales como el inicio y el fin, pero la conexión entre ambos se construye a medida que la trama se expande y desarrolla. Mantener el equilibrio es clave, ya que la historia puede transformar a los personajes tanto como estos a la historia. Un personaje con características extremas, con un comportamiento perfecto o una moral intachable puede echar por tierra mucho del interés si no se maneja con pericia y cuidado.

En otras obras de boxeo como Rocky o Hajime no Ippo, el entrenamiento del protagonista es clave para la superación de los obstáculos, y cada combate se salda con sangre, sudor y lágrimas. Tanto Stallone como Morikawa llegaron a la misma conclusión. Para que los golpes tengan sentido, para que se sienta su peso, es necesario responder a una pregunta: ¿Quién está tras esos puños que no caen? El entrenamiento de los personajes, sus dificultades, sus relaciones, sus dudas. Todo ello es lo que da sentido a cada momento sobre el ring. Pero en The Boxer no existe esta catarsis con su protagonista. Durante una inmensa parte del manwha, Yu posee tal nivel de habilidad, tales reflejos, que supera a boxeadores que llevan años sometiéndose a entrenamiento diario sin haber recibido entrenamiento alguno ni recibir el más mínimo roce. Yu es un munchkin, no un underdog.

© Naver Webtoons

El término munchkin proviene originalmente de El Mago de Oz y fue adoptado por la comunidad de juegos de mesa para referirse a aquellos jugadores que buscan la victoria por encima de todo. Aspiran siempre a la mayor ventaja y ven al resto de jugadores como poco más que un obstáculo en el camino para hacerse fuertes. Esta descripción también define este arquetipo de personaje y darle estas características al protagonista puede complicar el avance de la trama. Hasta aquí, The Boxer no sería más que otra historia con un protagonista plano e inexpresivo, que cuenta con un poder abrumador como única característica definitoria. Pero ahí es justamente donde cambia.

En realidad, Yu no es el munchkin, sino K. El entrenador busca utilizar al joven como una herramienta para cumplir sus deseos, una extensión de él mismo sin mayor voluntad que la de pelear sin ser derrotado, la de lograr una superioridad pura sobre otros seres humanos. Para ello, se aprovecha de un joven perdido en la vida, que no sabe qué quiere hacer ni quién es, que no ha tenido una profunda conexión con otras personas. Un joven que empezó a boxear porque vio una chispa en las acciones de otro, una voluntad que él quería experimentar. Yu no tiene a nadie, se protege con un cascarón que se expande hacia adentro y, poco a poco, amenaza con devorar a la persona hasta que no quede nada. Todo su viaje es un progresivo descenso hacia la nada, hasta convertirse en la sombra de la ambición de otro.

Durante esta caída, Yu se convierte en el principal antagonista de la obra y esto se explora desde el punto de vista de los distintos rivales a los que se enfrenta. Un hombre obsesionado con perfeccionar su estilo de boxeo, hasta el punto de dejar de lado a quienes más le importan. Un boxeador sin la mínima pizca de talento que avanzado a base de repetir lo mismo miles de veces con un ánimo incansable. O incluso unos hermanos provenientes de una familia en situación de extrema pobreza que encontraron en el boxeo la forma de cuidar de los suyos haciendo el papel de villanos irredimibles.

Todos ellos muestran sus temores, inseguridades, preocupaciones y determinación. Haciendo que, en el proceso, el lector quiera que vean sus metas cumplidas y que ganen al protagonista, a pesar de saber de antemano que no tienen ninguna posibilidad. Porque Jung Ji-Hoon, autor de la obra, también entiende lo mismo que Stallone y Morikawa, que cada pelea es un duelo de voluntades en el que se ponen en juego los sueños de cada contendiente.

The Boxer no niega el mal ni la crueldad que pueblan el mundo, pero abraza con rotundidad y fiereza una visión vitalista y esperanzadora del ser humano. De cómo se puede esforzar, mejorar, crecer y, en ese proceso, ser una fuente de inspiración para los demás, un apoyo que les hace seguir adelante incluso en sus momentos más oscuros. Como ese niño que, al otro lado de la pantalla, anima incansablemente a su héroe favorito para que se levante nuevamente y no se rinda. Creyendo, aunque sea por unos breves instantes, que todo es posible, que hay esperanza y que no está solo.

© Naver Webtoons

Mi querido niño, ¿estás luchando contra una vida llena de dolor en la que el mundo parece negar tu existencia? ¿Estás harto de este sufrimiento que nunca parece detenerse? Déjame darte una buena noticia. Dolor. Fracaso. Lágrimas. Desesperación. Derrota. Bien y mal. Muerte. Y amor. Todo estará bien. Las estrellas están brillando solo para ti.

The Boxer

Deja un comentario