Belleza inmortal: el concepto de bishōnen y su atemporalidad

La RAE define belleza como ‘cualidad de bello’, y, a su vez, explican que ‘bello’ se usa para describir algo ‘que, por la perfección de sus formas, complace a la vista o al oído y, por extensión, al espíritu’. En general, cuando los seres humanos vemos a algo o a alguien bello solemos sentirnos atraídos hacia la persona u objeto en cuestión y albergamos sentimientos positivos. En cambio, aquello que valoramos como feo o desagradable nos puede causar rechazo, entre otras emociones negativas, por lo que tendemos a alejarnos de esto e ir hacia lo que consideremos estéticamente atractivo. Aunque esto es algo que tenemos en común, cada persona tiene su propio concepto de belleza y éste es influido tanto por la sociedad como por la cultura en la que vivimos, ya sea siendo nuestro ideal el mismo aceptado socialmente o bien al contrario, valorando positivamente lo que nuestro entorno en su mayoría considera como ‘poco atractivo’. Si hablamos del concepto de belleza en Japón, una de las más famosas representaciones en los medios de este país y que es considerada como el ‘el súmmum de belleza’ es la figura del bishōnen.

Algunos ejemplos de personajes bishonen. De izquierda a derecha nos encontramos con Yue, de Sakura Card Captor, Alucard de Castlevania y Roxiel, de Angel Sanctuary. /©CLAMP, ©Konami, y ©Hakusensha respectivamente

Antes de definir exactamente de dónde viene y lo que es y no bishōnen, tenemos que tratar antes de la relación entre belleza y masculinidad. Durante mucho tiempo, en Occidente se ha considerado atractivo a un hombre en tanto al poder como a la riqueza que posee, independientemente de sus rasgos físicos. En cambio, el juicio sobre los rasgos físicos se ha realizado a las mujeres, considerando a éstas como portadoras de la belleza. Así, un hombre podía ser considerado bello en tanto que sus rasgos físicos fueran parecidos a los que se consideraban como ‘estéticos’ en las mujeres: una figura esbelta, la piel pálida, rasgos delicados y finos, entre otros. Aunque, como explica Masafumi Monden en su artículo The Beatiful Shōnen of the Deep and Moonless Night: The boyish Aesthetic in Modern Japan, el concepto de considerar el cuerpo de un hombre joven como la encarnación de la belleza ideal desapareció a finales del siglo XVIII en muchas culturas europeas, hecho que contribuyó a la noción moderna —influenciada por la teoría psicoanalítica de Freud— de que «las mujeres las que son observadas, mientras que son los hombres son lo que observan y, por lo tanto no son los objetos a observar». En la sociedad heteropatriarcal en la que vivimos, las mujeres son tenidas como sujetos pasivos, y solo pueden ser observadas por los hombres, negando así el deseo femenino que provoca que se quiera observar a los hombres —o a cualquier otra persona de otro género—. Por el contrario, se piensa que los hombres no pueden observar a otros hombres, puesto que, aunque se acepta que hay mujeres heterosexuales que puedan apreciar la belleza de otra sin ningún atisbo de atracción sexual de por medio, que lo haga un varón siempre es visto como que tiene una connotación sexual. Es decir, cuando un hombre observa a otro y expresa que éste es atractivo, siempre se suele considerar que en realidad esta atracción es sexual, y no puramente estética.

Si hablamos de Japón, la lingüista cultural y antropóloga Laura Miller, defiende que, por otro lado, las mujeres japonesas también han ocupado la posición de ‘observadoras’ no solo los hombres. Además, argumenta que en los medios visuales japoneses no solo la mirada masculina sino también la mirada femenina ha sido tradicionalmente reconocida e incorporada. Monden expresa que esto se puede observar en las revistas de moda masculinas del país nipón, que ‘a diferencia de las occidentales, se ofertan como revistas de moda y su discurso está frecuentemente construido a través de la idea que se tiene del concepto de la mirada femenina’. Por otro lado, mientas que en Occidente normalmente se considera que la atracción estética y la sexual son sinónimas, en Japón se suele separar ambas, por tanto se entiende mejor el concepto de que alguien te puede parecer bello sin sentirte sexualmente atraído hacia esa persona, como pueden ser apreciar la belleza masculina en chicos adolescentes u hombres jóvenes, es decir, los bishōnen.

Una de las ilustraciones de Rune Naito /©Rune Naito

Después de la Segunda Guerra Mundial, el gobierno japonés exaltó la idea de ‘salaryman‘ como el ideal masculino. Es decir, un hombre de mediana edad que trabaja para una empresa y es el que mantiene a la familia. Se dice que la estética que conocemos como kawaii asociada a los hombres aparece como oposición a la implantación de este modelo de masculinidad. Monden explica que ya en 1950, un ilustrador llamado Rune Naito empezó a ‘ilustrar chicos monos y elegantes con una cara pequeña, grandes ojos y cuerpos alargados’ en una revista de moda llamada Junia Soreiyu. En los sesenta, con el descenso de popularidad de la radio en detrimento de la televisión, aparecían en pantalla muchos hombres con este tipo de estética de ‘chico mono’, lo que hizo que en los setenta y ochenta tuvieran gran popularidad los grupos masculinos de idols, con integrantes destacados por presentar esa estética kawaii‘.

Una de las muchas ilustraciones de Kashō Takabatake, que acabarían siendo punto de referencia para la estética bishōnen

En contraste a estas ilustraciones, el pintor e ilustrador Kashō Takabatake realizaba ya en tiempos anteriores a la guerra ilustraciones de chicos jóvenes que más tarde darían aparición a lo que conocemos como bishōnen. Como explica Monden, esta idea de los chicos jóvenes como «seres efímeros, imprácticos y no productivos junto con la consciencia cultural y la estabilidad financiera fueron precursores necesarios para la apreciación de su belleza». Esta idea de identidad masculina en contraste con la típica imagen hipermasculina de hombre fuerte sobrevivió hasta después de la guerra, juntándose todas estas ideas en el concepto de bishōnen. Tampoco podemos olvidad la gran importancia que tuvo para este concepto la popularidad que tuvo en Japón el actor sueco Björn Andrésen, que, junto con otros artistas como David Bowie y el actor de kabuki Bandō Tamasaburō, fueron figuras muy influyentes para el imaginario de la figura del bishōnen en los 70.

Sin embargo, ¿cuáles son las características principales de los bishōnen? En palabras del poeta, novelista y profesor Hisaki Matsura: «el imaginario cultural del bishōnen está asociado con falta de expresividad, indiferencia y casi una belleza decadente y andrógina». Muchos de estos ‘chicos bellos’ cumplen con estas características y a menudo son casi como sujetos pasivos, intentando ser conquistados por otra persona y sin quererlo terminan por herirle debido a su aparente apatía. Como suelen ocupan el lugar de sujeto pasivo —al igual que las mujeres—, muchos de ellos aparecen en historias BL ejerciendo el rol pasivo en las relaciones sexuales, aunque no necesariamente tiene que ser así. También hay que destacar que muchos de ellos tienen una vida llena de momentos angustiosos y dramáticos y acaban muriendo o suicidándose por ello. Como ya vimos en un artículo pasado sobre el concepto de mono no aware, al igual que las flores de cerezo son efímeras, se tiene en el imaginario colectivo que la belleza de estos jóvenes perecerá, puesto que llegará una época de desarrollo en las que su belleza —ya sea la pubertad o el envejecimiento natural—, llevará a cambios que los harán más ‘masculinos’ y los envejecerán. Debido a esto, la muerte es vista como algo positivo, puesto que así nunca llegarán al punto en el que su belleza se marchite y ésta durará para siempre en el imaginario de la gente, así que éste es el motivo por el que el desenlace de los personajes bishōnen acabe en su fenecimiento. Es por ello también que muchos bishōnen en vez terminar por fallecer son presentados directamente como vampiros, aliens o cualquier otro tipo de criaturas sobrenaturales, puesto que esto permite jugar con la inmortalidad u otros elementos que impidan que su aspecto físico cambie, conservando la belleza para siempre. Al igual que para Dorian en El retrato de Dorian Gray, lo más gratificante que se puede obtener es la juventud y belleza eternas.

A la derecha el actor sueco Björn Andrésen que sirvió y sigue sirviendo como referencia para la creación de personajes masculinos bishōnen, como el de la izquierda, Gilbert Cocteau, del manga La balada del viento y los árboles /©Hakusensa (La balada del viento y los árboles)

La belleza y decadencia de los personajes bishōnen despiertan una gran curiosidad y popularidad, especialmente entre el público femenino, aunque también entre el masculino y de otro tipo. No es por ello de extrañar que el concepto de bishōnen también sea igual de conocido entre los fans del manga y del anime y, mientras los seres humanos nos sintamos atraídos por lo estético, éstos durarán para siempre en el imaginario colectivo, logrando por siempre así la ansiada belleza eterna.

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