En la mente de: Meruem (Hunter x Hunter)

Meruem, de Hunter X Hunter, es uno de los personajes con uno de los roles más multifacéticos del manganime. Aunque en un principio es presentado como el antagonista principal del arco de las Hormigas Quimera, acaba siendo un catalizador para el desarrollo de algunos personajes, además de un motivo para explorar temas como la naturaleza humana, la moralidad, la empatía y el propósito de la vida.

Si no es un antagonista corriente es porque su razón de ser va mucho más allá a la de anteponerse a los objetivos de los protagonistas. Su destino se desvía del de Gon —quien está por entonces centrado en vengar la muerte de Kaito— para convertirse en un símbolo de redención y autodescubrimiento, acompañando esto a una evolución que contribuye a dotar de más riqueza los dilemas morales que retrata la obra de Yoshihiro Togashi.

Gestado con el objetivo de ser el Rey de las Hormigas Quimera, desde el principio Meruem es el ser más poderoso que nadie ha visto hasta la fecha en el mundo de Hunter x Hunter. Lleno de impaciencia, su nacimiento es autoprovocado de manera prematura destrozando brutalmente el cuerpo de su madre, de quien no parece preocuparse lo más mínimo. Un primer movimiento que muestra la soberbia y la arrogancia de alguien que cree saber todo lo que le necesita, un ente que está por encima de cualquier cosa y cuyo instinto radica en buscar comida para hacerse todavía más fuerte y dominar al resto a base de fuerza bruta y despiadada.

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Desde su nacimiento, el rey hormiga ya se considera a sí mismo el ser definitivo —idea que alimentan las otras hormigas y sobre todo los 3 guardias reales—, él tiene el poder para decidir quien vive y quien muere. Cuando llegan a la República de Gorteau del Este, Meruem considera que el país está mal organizado y que el dictador que lo dirige, Jol-ik, no tiene el perfil adecuado para gobernar —es físicamente débil, su carácter deja que desear, ha llegado al poder sin sus propios medios y permite que haya desigualdad—. Como dicta la naturaleza del rey hormiga, un ser humano así es un insecto que no merece seguir viviendo y mucho menos estar en la posición en la que está. A partir de aquí, el plan de Meruem y de sus guardias se centrará en usar el cadáver de Jol-ik para reunir a toda la población de la nación y crear un ejercito de super soldados para conquistar el mundo. 

Mientras este proceso de varios día se lleva a cabo, el rey decide ponerse a prueba en distintos juegos de estrategia, por lo que empieza a invitar a los mejores jugadores del mundo para retarlos. En menos de diez partidas consigue dominar a todos sus rivales en absolutamente todos los juegos. Hasta que conoce a Komugui y a su especialidad: el Gungi.

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Komugui es uno de los puntos clave para el cambio de mentalidad de Meruem. A pesar de que al principio es tan despectivo con ella como con el resto de humanos, todo empieza a cambiar cuando se ve superado por nada más y nada menos que una chiquilla ciega a la que se le caen los mocos. Por primera vez se encuentra ante una persona a la que no puede ganar y, en consecuencia, no se puede considerar superior a este otro ser. El rey ha descubierto que existen otras formas de fuerza.

El hecho de que posteriormente Meruem deje que Komugui descanse antes de empezar una nueva tanda de partidas es una muestra de respeto hacia ella. Llega al punto de faltar a su palabra por primera vez cuando decide dejarla descansar un poco más para tener un enfrentamiento en las mejores condiciones posibles para ambos.

Meruem empieza a presentarse como un personaje dual. Ahora aprecia el talento de los que no tienen suficiente fuerza bruta pero a su vez permanece el instinto de acabar con los débiles, pues a ratos sigue pensando que las habilidades que no tengan que ver con la fuerza carecen de sentido —pues para llegar a donde está su poder físico es lo único que ha necesitado hasta ahora—. Llega a haber un momento en el que Meruem está completamente decidido en acabar con Komugui, pero se encuentra que la chica está siendo atacada por un halcón. Al instante se sorprende a sí mismo cuando en lugar de matarla se encuentra salvándola del ave. Meruem acaba de usar su poder no para hacer daño a alguien débil sino para ayudarle. Incluso pide a uno de sus guardias que la proteja. ¿Qué ha pasado con su propósito inicial?

El título de rey era solo un puesto, pero era su razón de ser, aquello a lo que estaba destinado. Pero ahora empieza a cuestionar otras cosas como su propio nombre, su identidad, si la verdadera razón por la que ha venido a este mundo es la que hasta entonces creía. Todo esto le lleva a un cambio en su perspectiva sobre el mundo y deja de ser el monarca prepotente cuyo instinto se basaba en hacerse más fuerte y sobreponerse de manera constante a los demás.

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Esto se puede ver en la pelea contra Netero. Meruem demuestra su poder y determinación pero sus decisiones demuestran una mayor comprensión y empatía hacia su oponente. Hasta el punto de sentir admiración, respeto e incluso miedo al ver la cara de Netero esperando la muerte y sabiendo que ha vencido. Queda poco del ser despiadado que buscaba conquistar exclusivamente a través de la violencia, ha disfrutado por una vez de una pelea física —en la que no ha ido a matar a sangre fría— y ahora busca una forma de trascender su propia naturaleza y encontrar el verdadero propósito de su existencia.

Antes de llegar al final de su viaje, Meruem muere y revive como lo hacen los héroes en una de las fases finales del Monomito, dejando completamente atrás su antiguo yo y transformándose en alguien nuevo y reforzado —aunque en su caso afectado por un veneno mortal—.

Queda patente que el viejo rey hormiga ha aceptado sus nuevas ideas cuando se encuentra con Welfin, quien está perdiendo todo su pelo debido a su presencia —la cual sigue siendo imponente—. Meruem es consciente de su superioridad en cuanto a poder, pero esta vez no decide matar al débil para demostrarlo y le desea buena suerte.

El ser más poderoso del mundo, el definitivo, el imbatible, ahora es consciente de su mortalidad y va a buscar a Komigui para poder jugar una vez más con ella. Aislados, completamente a oscuras, lejos de todas las injusticias y de la muerte en el mundo, empieza una última partida de Gungi. Una partida en la que un ser despiadado que iba a controlar el mundo reconoce que en realidad ha nacido para vivir este momento.

La hormiga que actuaba siguiendo el dictado de su naturaleza vive sus últimos instantes con la satisfacción de haber encontrado su verdadera razón de existir, como un ser humano. Sin hacer daño a nadie más, haciendo lo que le dicta su corazón y no su instinto y siendo consciente de su nombre, Meruem muere en paz.

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