Peach: La princesa guerrera

El pasado martes se estrenaba el ansiado tráiler de Super Mario Bros. La película, donde se nos presentaba al archiconocido fontanero junto a otros personajes muy queridos en la saga, como la princesa Peach, monarca del Reino Champiñón. En el tráiler se puede apreciar cómo la rosada dirigente recoge una alabarda y toma la voz cantante para hacer frente a Bowser —el principal antagonista de la saga— mientras a Mario, el protagonista, se le asigna un rol mucho más cómico.

Las reacciones ante el dinamismo de Peach no se hicieron esperar: desde aquellos que se echaban las manos a la cabeza porque el feminismo “se había vuelto a cargar otro personaje” hasta las personas que aclamaban la decisión de “darle una personalidad” a Peach. No es de extrañar que muchos caigan en asociar el uso de las armas con la fuerza y aun así no podrían estar más equivocados respecto a la personalidad de Peach, pues la princesa siempre ha tenido una. En muchas ocasiones, la princesa Peach nos ha demostrado que más vale maña que fuerza y por eso hemos decidido dedicarle el artículo que hoy os presentamos.  

Peach y Toad de camino a repartir tortas/ © Illumination Entertainment

Desde las andanzas de Mario allá por los tiempos de NES, la princesa Peach ha estado presente en prácticamente todos los juegos, si bien el rol que ha solido ocupar ha sido el de la típica damisela en apuros. El conflicto suele seguir el mismo esquema: Peach es secuestrada por Bowser o el villano de turno que se precie y Mario y compañía han de ir a su rescate, pasando por los numerosos obstáculos que posean los niveles del videojuego en cuestión. Además, muchas veces han de enfrentarse a distintos jefes hasta poder llegar a la princesa. Una vez ésta es salvada, se da por finalizada la aventura —lo que podría considerarse el perfecto vivieron felices y comieron perdices de manual—.

Llegados a este punto, muchas personas dirán que Peach es débil y el hecho de que dependa de Mario para ser salvada no hace nada más que alimentar esta idea. Se le puede achacar incluso que es una “mujer trofeo”, ya que sólo aparece al principio, cuando la “roban” del lado de Mario y al final, cuando éste consigue “recuperarla”. Sin embargo, la princesa Peach no suele dar señales de que quiera llevar su relación con el fontanero a terrenos más románticos y tiene claro que no le debe nada sólo porque éste le haya salvado. Peach nos lo demuestra así en Super Mario Odyssey cuando, tras la pelea final, Bowser y Mario protagonizan un momento de rivalidad donde ofrecen flores a la princesa para que escoja a uno de los dos como su interés romántico. Si nos ponemos en el lugar de Peach, no podría ser una situación más incómoda. No sólo casi la fuerzan a casarse con alguien a quien no quiere durante todo el juego, sino que encima su supuesto salvador espera algo a cambio cuando realmente ella no ha elegido ser secuestrada en primer lugar. Al final, la princesa Peach rechaza a ambos y se va de viaje con la tiara que también había sido secuestrada por Bowser. Así en el post-game de Super Mario Odyssey, podemos encontrarnos a Peach con distintos outfits en los diversos mundos, disfrutando del turisteo con una amiga, alejada del mundanal ruido proveniente de babosos a los que no les importa en lo más mínimo su opinión.

Peach fashion icon/ © Nintendo

Si bien tras Super Mario Odyssey podemos decir que la princesa Peach muestra una naturaleza aventurera e independiente —así como un exquisito sentido de la moda— puede que sus detractores achaquen que, al ser un videojuego de más reciente actualidad, esta personalidad sea flor de un día. Aun así, podemos volver a afirmar que se equivocan, porque si nos remontamos al año 2000, con la introducción de la saga de Paper Mario, se puede observar que la princesa Peach no es una mujer falta de recursos y libre albedrío.

En Paper Mario, nuestra querida princesa vuelve a ser secuestrada por Bowser e intenta escapar numerosas veces, y aunque no lo consigue, sí que es capaz de recoger información sobre los jefes para ayudar a Mario y, de paso, logra sabotear algún que otro plan de Bowser para facilitar el camino al fontanero. En Paper Mario: La Puerta Milenaria, la princesa Peach se utiliza durante algunos capítulos como protagonista para avanzar y hasta es elegida para ser quien albergue a uno de los entes más poderosos que existen, la Reina de las Sombras, que es el jefe final al que debe enfrentarse Mario para finalizar el juego. Y, cuando nos encontramos con Super Paper Mario, la princesa es uno de los personajes que se puede utilizar durante la aventura para poder avanzar. De esta forma, se puede apreciar el cambio gradual que se le ha ido aportando a la rica heredera del Reino Champiñón. Pasó de rehén a jefe final y compañera de Mario, sin perder su sarcasmo ni tampoco sus buenas y refinadas formas.

Uy, qué miedo da la soda, tírale eso a Mario, verás qué risas/ © Nintendo (vía Sweet Peach Blossom, Youtube)

La princesa Peach no deja de lado a sus súbditos y se puede apreciar que no le tiembla la mano a la hora de sacrificarse por los suyos. En Mario & Luigi: Compañeros en el Tiempo, la princesa utiliza la Estrella Cobalto —fuente de energía que emplea su máquina del tiempo para viajar al pasado— con el objetivo de encerrar a la enemiga que lidera la invasión alienígena contra el Reino Champiñón del pasado. Utilizar esa estrella significa no poder regresar, y pese a las consecuencias, toma esa decisión porque eso significa poder proteger a su reino. De esta forma, Peach demuestra que ya sea desde un papel más pasivo como el de rehén, o uno más activo, como el que se le asigna en Super Paper Mario, ella siempre va a pensar en cómo ser de mayor utilidad teniendo en cuenta sus propios medios. Al fin y al cabo, no podemos compararla con otras conocidas mujeres de los videojuegos como Lara Croft o Bayonetta —aunque a los haters de Peach les encante hacerlo— porque proceden de universos con sistemas de poder distintos. Sí, la mayor parte del tiempo Peach debe ser salvada, pero eso no debe llevarnos a error, pues esta princesa demuestra que realmente no teme a sus enemigos y que opta por no enfrentarse a ellos ya que no están en igualdad de condiciones. Muchas veces, mantener la cabeza fría y seguir la corriente se confunde con una opción cobarde cuando realmente supone mayor coraje el decidir actuar así, y si se extrapolaran este tipo de situaciones límite a la vida real, a más de uno le gustaría mostrar la templanza con la que se maneja Peach.

La princesa Peach enfrentándose a las princesas Shroob/ © Nintendo

En el año 2006, nuestra icónica princesa protagonizaría su propio videojuego para la Nintendo DS, conocido como Super Princess Peach. En este spin-off, los roles son invertidos y son Mario y Luigi los que deben ser rescatados por la princesa Peach, quien cuenta con la ayuda de Brillita, un parasol que le sirve de arma para enfrentarse a los enemigos. A su vez, la princesa posee el poder de sus emociones para superar los obstáculos que se la presenten, y de esta forma, mediante la Alegría, puede volar y llegar a lugares inaccesibles, mientras que, con el poder de la Tristeza, puede regar plantas con las que escalar. Mediante la Ira, Peach puede llegar a quemar tanto puentes como enemigos y con la Calma, puede recuperar parte de su energía vital.   

Este videojuego se ha calificado muchas veces de sexista, ya que se considera una tomadura de pelo que la fuente de poder de la princesa provenga de sus propias emociones. Si Mario utiliza champiñones para recuperarse, flores para escupir fuego y demás parafernalia, ¿por qué a Peach no se le permite hacer lo mismo? Y, si bien este aspecto es controvertido, se puede dar la vuelta a la tortilla y afirmar que este es un concepto rompedor. No solamente encaja con las características que hemos ido nombrando de la princesa, sino que además para muchas niñas en su día—como la redactora que escribe estas líneas—la mera posibilidad de vencer a monstruos con una princesa, su leal sombrilla y sus sonrisas y lágrimas era algo que hasta llegaba a reconfortar. La sociedad es muy punitiva con la expresión de las emociones, se consideran algo innecesario porque no son productivas. Si tienes tiempo para llorar, tienes tiempo para trabajar ¿no? El mero hecho de sentir se ha asociado a la población femenina como una característica inherente a esta, marcando así una correlación donde al final se toman los sentimientos como un sinónimo de debilidad. La realidad es que, como ocurría en el caso de Renge Hōshakuji, es más que probable que Nintendo creara a la princesa Peach en base a los arraigados estereotipos de la época, pero eso no significa que nosotras no nos podamos reapropiar de este personaje y convertirlo en nuestro propio estandarte feminista. Se puede expresar lo que sientes sin temor alguno y a la vez ser una persona fuerte, porque la verdadera fuerza proviene de mantenerse fiel a una misma, como nos enseña la amada princesa del reino Champiñón.

¿Es el Super Princess Peach el mejor juego del mundo? Yo digo sí/ © Nintendo

Como conclusión final para este artículo, sólo nos toca reafirmar lo que se planteaba al principio: la princesa Peach siempre ha tenido una personalidad, una muy definida como habéis podido comprobar y es por eso que reducir sus méritos a lo que se nos muestra en un tráiler parece hasta irrisorio. Es cierto que ver a la princesa con un papel más activo en la gran pantalla es algo que aplaudir, pero que pierda ciertos detalles de su particular persona como la sustitución de Brillita por un hacha es algo que acaba mandando un mensaje contradictorio. Básicamente es caer en un feminismo performativo malentendido donde sólo se visualiza a las mujeres como personas poderosas cuando saben usar armas e imitan las características típicamente asociadas al género masculino, mientras que aquello que se asocia a lo femenino se deja en un segundo plano y se intenta borrar del mapa. Es hora de dejar de tener miedo a los volantes, a las princesas y al color rosa y saber integrar dichos elementos para mostrar que da igual con qué adjetivos nos hayan intentado etiquetar, pues al final cada persona es libre de definirse como considere. Palabras como “princesa” y “guerrera” pueden ir de la mano y casar perfectamente, y por esa razón esperamos que la película intente hacer justicia a la personalidad tan característica de Peach. Dejemos atrás la girlbossificación forzada y permitamos a las mujeres simple y llanamente ser: mujeres.

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