Paleontología Pokémon: Incoherencias y fallos a lo largo de las generaciones

¿Sabéis lo que es la pikachurina? Se trata de una proteína extracelular de la retina, de vital importancia en el trasvase de información entre los ojos y el cerebro. Fue descubierta en 2008 por unos biólogos de la Universidad de Osaka y su denominación, como os podríais imaginar, es un homenaje a la mascota de la saga Pokémon. A su vez, Pikachu deriva su nombre de dos onomatopeyas japonesas referidas al chispazo eléctrico —ピカピカ, «pikapika»— y los sonidos típicos de un ratón —チューチュー, «chuchu»—, respectivamente. Resulta curioso pensar que esta criatura, que se inspira en un juego de palabras tan tontorrón, ha nutrido un campo que se suele considerar marcado por el rigor como es el estudio del cuerpo humano.

Lo cierto es que aunque el arte se suela inspirar en elementos de nuestra realidad, puede ocurrir que esa misma obra determine la forma en que una persona conciba el mundo que le rodea. Este es el fenómeno al que, con otras palabras, J.R.R Tolkien aludía en su ensayo On Fairy Tales como subcreación. Si bien el caso mencionado en el párrafo anterior no trasciende de lo anecdótico, nos sirve como muestra de la importancia que Pokémon tiene en el imaginario colectivo. El estilo de vida humano en esos juegos no es muy distinto del nuestro y la mayoría de diferencias vienen de la existencia de las criaturas que le dan nombre, cosa totalmente intencionada por parte de los desarrolladores. Al fin y al cabo, esto alimenta la imaginación de los jugadores y el cariño que sienten por cada especie, similar al que uno mostraría hacia un amigo o una mascota en su día a día. La gran ventaja de esta fórmula es que los diseñadores de criaturas tienen una libertad casi absoluta a la hora de traducir conceptos de todo tipo, ya sean mundanos o surrealistas, al monstruo de bolsillo de turno. Dado que el realismo se halla en el mundo que habitan, los propios pokémones pueden saltarse las reglas de la lógica todo lo que quieran y, mientras exista cierta cohesión, no desentonarán con la estética general.

Si los fósiles pokémon se basan en nuestra propia paleontología, ¿deberían ser fieles a los descubrimientos reales en ese campo? / ©The Pokémon Company

Esto, sin embargo, amerita sus matices. Siguiendo con la idea de la subcreación, si el surrealismo llega a tal punto que desvirtúa el elemento de la vida real en el que se basa, puede llevar a equívocos en cómo los jugadores perciben ese hecho en nuestro propio mundo. Pokémon no necesita en absoluto ser un documental de National Geographic, no es lo que pretende ser ni lo que debe exigírsele como arte, mucho menos si consideramos la audiencia generalmente joven a la que la saga va dirigida. Sin embargo, sí es cierto que la atención al detalle siempre es valorada positivamente y contribuye a que cada especie del creciente elenco se sienta única. Hoy vamos a mencionar un par de casos en los que Gamefreak no hizo una investigación adecuada —o, por contra, no la consideró tan importante— a la hora de abordar ciertos diseños, particularmente referidos a la vida prehistórica y su reflejo en esta franquicia a través de los fósiles pokémon.

Paleontología Pokémon es una sección dedicada a analizar las representaciones que la conocida saga ha realizado de especies prehistóricas a lo largo de las generaciones. A menudo aportaremos, además, nuestras propias especulaciones sobre monstruos de bolsillo que podrían crearse a partir de esta premisa. Con todo ello, no se pretende en absoluto aportar estudios científicos totalmente fidedignos, a pesar de que la información vertida en cada artículo esté debidamente contrastada.

Incoherencias de hábitat

Si bien es costumbre que cada nueva región traiga consigo un bestiario completamente nuevo y original, hay ciertos arquetipos de criaturas que se han ido repitiendo. Por ejemplo, Feebas y Milotic hacen las veces de Magikarp y Gyarados, Nacli es básicamente el Geodude de Paldea y psíquicas femeninas como Gothitelle o Hatterene recuerdan mucho a Gardevoir. Los fósiles pokémon son uno de estos arquetipos y han aparecido en todas las generaciones salvo la segunda, la séptima y la novena, exclusiones que hasta cierto punto tienen su explicación. Johto es próxima a Kanto y parece lógico pensar que ambas realizarían un estudio paleontológico conjunto de la zona. Alola se inspira en Hawái, un archipiélago volcánico que, por tanto, es geológicamente muy reciente —se aproxima que la cadena submarina se completó hace unos 400.000 años, cuando los dinosaurios ya llevaban mucho tiempo extintos. Es decir, no habría dado tiempo a que se formaran demasiados fósiles antes de que el ser humano se asentara. Finalmente, y como comentábamos en la primera edición de Paleontología Pokémon, el caso de Paldea atiende a la existencia de las paradojas, entes provenientes de la misteriosa Área Zero ubicada en el corazón de la región.

Ahora bien, las regiones donde sí hay fósiles también plantean sus propias contradicciones. En primer lugar, no está del todo claro si allí donde cada ejemplar es encontrado originalmente, es de donde las especies son originarias. En otras palabras, si —por ejemplo— Carracosta vivió primordialmente en la Teselia del pasado o si sus restos son muestras traídas de otros rincones del mundo. En algunos casos como el de Lileep y Anorith esto es evidente, puesto que encontramos el fósil raíz y el fósil garra en el desierto de la ruta 111 de Hoenn. Respecto de la región de Kalos, si esto fuera así, lo cierto es que Gamefreak no fue muy acertada con sus apuestas para la sexta generación.

Por un lado, Tyrunt y Tyrantrum son, evidentemente, Tyrannosaurus rex, un gigantesco carnívoro que vivió en el Cretácico en lo que hoy es Norteamérica —y parte de Asia también, aunque no hay tantos registros—, no así la Francia a la que Pokémon X y Pokémon Y adscriben esta reinterpretación. Este fallo es chocante por varios motivos. Se trata del dinosaurio más famoso que jamás ha existido y Teselia, la generación inmediatamente anterior, le habría venido como anillo al dedo por lo que venimos diciendo. Para mayor inri, en lo demás The Pokémon Company hizo un trabajo relativamente respetuoso al hacer mención, en las entradas de la Pokédex, a que las versiones originales de esta especie habrían tenido plumas —un descubrimiento relativamente reciente atinente a los terópodos del Jurásico superior y del Cretácico, que los emparentan con el ave moderna. Quizás habría sido apropiado, en su lugar, que el Allosaurus europaeus del que ya hemos hablado en el pasado hubiera ocupado su lugar.

El tipo roca/hielo de Amaura y Aurorus, aparte de referenciar las auroras boreales, se debe al estado en el que se encontró el fósil aleta. / ©Museo de la Ciencia CosmoCaixa, The Pokémon Company

El caso verdaderamente fascinante, sin embargo, es el de Amaura y Aurorus, inspirados en el Amargasaurus cazaui. El rasgo identitario de este saurópodo eran las dos hileras de espinas que recorrían su largo cuello —el cual, sin embargo, no alcanzaba las inmensas longitudes de otros hervíboros de su infraorden—, presumiblemente unidas a través de una suerte de membrana o piel. Su propósito es desconocido a día de hoy, aunque se teoriza que podrían haber desempeñado funciones con las que ya estamos muy familiarizados en esta sección, como defensa, apareamiento o incluso la termorregulación de Amargasaurus. Vivió en lo que hoy es América del Sur, una inconsistencia respecto al mundo de Pokémon que quizás tiene explicación si analizamos las entradas de la Pokédex de estos simpáticos fósiles.

Veréis, se dice que Aurorus vivió en climas fríos, muy alejados del territorio controlado por el monárquico Tyrantrum. Lo curioso es que hay estudios que sugieren que, entre el Aptiense y el Maastrichiense —en otras palabras, a lo largo de todo el Cretácico superior— la zona en la que aquel saurópodo habría vivido experimentó una progresiva bajada de las temperaturas, con sospechas de que pudo haberse producido alguna que otra glaciación. Recordemos que Sudamérica antes estaba unida a la actual Antártida, en el supercontinente Gondwana. Por tanto, este podría ser uno de esos casos en los que, a pesar de que se nos entrega el fósil aleta en Kalos, los pokémones restaurados no son originarios de allí. La única contradicción que quedaría por resaltar es que, desafortunadamente, Amargasaurus no vivió en el transcurso de tiempo en el que se produjo el ya mencionado enfriamiento del clima, sino en la edad inmediatamente anterior, el Barremiense. Por tanto, nuestra teoría no encaja del todo, pero la seguimos considerando un headcanon digno de reflexión. También podemos destacar, como cierre, que la posible veracidad de esta idea haría que la descripción de Aurorus fuese errónea. Se dice que sus rugidos son capaces de crear auroras boreales, pero solo se llaman así cuando se observan en el hemisferio norte. Técnicamente, lo que crearía en su hábitat de origen son auroras australes, su contraparte hacia el sur.

Los fósiles «impropios»

Como sabréis, los fósiles pokémon son versiones restauradas de especies extintas utilizando ciertas máquinas de ingeniería genética, a partir de restos fosilizados. Salvo por las humorísticas aberraciones que Galar nos trajo, esta ha sido la regla de oro a la que Gamefreak se ha adherido durante más de dos décadas. Ahora bien, lo mismo no se predica a la inversa, pues no todos los pokémones inspirados en animales que se han extinguido son fósiles. Es emblemático el ejemplo de Mamoswine, a cuyas preevoluciones podemos encontrar vivitas y coleantes en —por ejemplo— la ruta 217 de Sinnoh, pese a claramente tratarse de un mamut lanudo como el que desapareció a finales del Pleistoceno.

Una de las teorías más aceptadas sobre el inmenso tamaño de Meganeura monyi dice que se debía al exceso de oxígeno que solía haber en la Tierra / ©National Geographic en Español

De igual modo que los recién mencionados Swinub y Piloswine, Yanma puede evolucionar, a partir de la cuarta generación, a una versión primigenia de sí mismo. Yanmega se basa en la Meganeura monyi, un antepasado de las libélulas de unos 75 cm de ancho que vivió en el Carbonífero, casi 100 millones de años antes de que los dinosaurios apareciesen. Lo interesante de estas criaturas en específico, sin embargo, es el método evolutivo consistente en aprender el movimiento Poder pasado. Los juegos acostumbran a mostrarlo como controlar telequinéticamente piedras con fósiles incrustados, por lo que se da a entender que es algo así como entrar en contacto con el yo del pasado.

Siendo sinceros, que cierto mamífero no se extinguiera no es el dato más destacable en un mundo en el que los dragones surcan los cielos y un muñequito de nata montada —Alcremie— tiene ventaja frente a estos por naturaleza. Pero hay un tercer pokémon que evoluciona tras aprender Poder pasado que todavía no hemos mencionado: Tangela. Nuestro amigo desmarañado y portador de unas botas rojas es comúnmente entendido como un guiño a la figura mitológica de Medusa, sin embargo, la existencia de Tangrowth complica la situación. Al fin y al cabo, si seguimos el patrón antes mencionado, teóricamente esta evolución debería referenciar una especie extinta o prehistórica. Lo más probable es que no se trate sino de una excusa para hacer viable a un pokémon de primera generación, pero hoy os traemos una lectura distinta de Tangrowth. ¿Y si Gamefreak se inspiró en los perezosos gigantes que una vez habitaron nuestra planeta?

Es probable que algunos de vosotros conozcáis el viaje de Charles Darwin en las Galápagos, puesto que esta travesía fue la que sirvió de inspiración al naturalista para formular su revolucionaria teoría sobre la evolución, contenida en la obra El origen de las especies. Sin embargo, Darwin también transitó otros lugares de Sudamérica y, allí, descubrió algunos fósiles de mamíferos que también tuvieron una importancia clave en su obra. Tal es el caso de Glossotherium robustum, un miembro extinto de la familia de los milodóntidos. Este tipo de perezoso, así como sus paisanos Megatherium —coexistieron durante cierto tiempo y se han encontrado restos de ambos en Argentina, frente a su contraparte norteamericana, el género Paramylodon— vivieron hasta poco después de la glaciación y se cree que se extinguieron como resultado de la caza y el expansionismo humanos. De hecho, el último ejemplar que se conoce que existió de este tipo de criatura data de hace apenas 8000 años.

El Megatherium americanum de la imagen es el expuesto en el Museo de Historia Natural de Londres. Como dato curioso, hay uno en el de Madrid que fue el primer esqueleto de un animal prehistórico que se montó por completo. / ©Natural History Museum

Pese a no ser precisamente idénticos a Tangrowth, el estilo de vida relajado y simbiótico con la selva y el bosque de este pokémon —así como su baja estadística de velocidad, de apenas 50 puntos base, inferiores incluso a los de Slaking— encaja sorprendentemente bien con lo que sabemos de los perezosos gigantes. Además, se prestaría a una interpretación interesante de por qué tiene el tipo planta. Veréis, suele decirse que los aguacates deberían haberse extinguido antes de que nosotros los descubriésemos y los comenzásemos a cultivar, puesto que hubo una época en la que ningún animal habría sido capaz de ingerirlos y desechar la semilla sin morir en el proceso. Esto es, ninguno salvo Megatherium, quien se cree que lo integró como parte de su dieta y mantuvo la población de aguacate lo suficiente como para que llegase a nuestros días. Ya sabéis a quién agradecerle la próxima vez que os hagáis una tostada con guacamole.


Todavía nos quedan por analizar muchos otros casos en los que Gamefreak jugueteó con ideas tratadas por la paleontología sin que necesariamente fuese a través de fósiles pokémon, así como de misterios o curiosidades relacionadas con la vida prehistórica y nuestros monstruos de bolsillo favoritos. Sin embargo, nos dedicaremos a su examen en el futuro. Por el momento, es conveniente cerrar aclarando que, con este artículo, no pretendemos en absoluto desacreditar el esfuerzo y trabajo realizado por los diseñadores de la saga. Sobre todo en lo relativo a las entregas más recientes, el nivel de detalle vertido en cada nueva criatura es inmenso y no podemos sino expresar nuestra admiración hacia el resultado final. Sacamos a colación supuestos como los mencionados por lo meramente anecdótico de divulgar sobre ello, no así para criticar Pokémon como arte. Del mismo modo que, en la propia paleontología, cada descubrimiento es una pieza más del puzle y esta puede irse refinando hasta dar con una imagen completa de nuestro pasado, sin faltar al respeto a quienes vinieron antes por los pasos en falso que pudieran haber dado. ¡Gracias por leer!

Fuentes consultadas:

Wikidex en todo lo referido a información sobre juegos de la saga Pokémon.

Wilkin, J. Was Antarctica glaciated during the Mesozoic? EGU Blogs. https://blogs.egu.eu/divisions/cl/2022/11/30/was-antarctica-glaciated-during-the-mesozoic/

Forssman, A. La famosa colección de fósiles de Charles Darwin está siendo escaneada y revisada. National Geographic España. https://www.nationalgeographic.com.es/ciencia/actualidad/famosa-coleccion-fosiles-charles-darwin-esta-siendo-escaneada-y-revisada_12603

Black, R. The majestic Megatherium. National Geographic. https://www.nationalgeographic.com/science/article/the-majestic-megatherium

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