Bust a Groove: Por qué merece la pena jugar a esta joya

Bust a Groove, conocido como Bust a Move en Japón, fue un innovador juego de baile y ritmo desarrollado por Metro Corporation y publicado por Enix —ahora Square Enix— para la PlayStation en 1998. Es posible que muchos de vosotros no hayáis oído hablar de este título, pero la redacción de Futoi Karasu tiene varios amantes de los juegos de ritmo poco convencionales, como Rhythm Paradise u Osu! Tatakae! Ouendan. Hoy os vamos a traer un acercamiento a este genial título, que es un buen punto de entrada al género gracias a su estilo único, sus personajes carismáticos y una jugabilidad adictiva.

Escenario de Kitti-N en Bust a Groove 2 / ©Metro Corporation

¿Cómo se baila?

Entender cómo funcionan las mecánicas de baile del juego sin tener un mando en las manos puede ser complicado, así que vamos a hacer lo posible por ser claros. Después de la introducción de los personajes, aparece en pantalla una especie de burbuja ovalada en la que se muestra el símbolo del botón círculo (◯) o equis (╳) a su derecha. Cuando la canción comienza, la burbuja empezará a parpadear mientras van apareciendo los símbolos de las flechas del pad (🢁 🢃 🢂 🢀).

La burbuja parpadea tres veces siguiendo un tempo musical, que puede ser más rápido o más lento dependiendo del tema elegido. El símbolo del círculo centelleará una última vez para indicar, por así decirlo, el final del acorde. Imaginaos que estáis siguiendo un ritmo de cuatro tiempos, como si estuvierais dando palmas: uno, dos, tres, ¡PAM! Tienes tres pulsaciones para introducir la secuencia de flechas, y en el «¡PAM!» es el momento de presionar el botón del círculo. Es más fácil de asimilar con el propio juego delante y escuchando la música.

Bust a Groove puede llegar a ser desafiante, quizás no al punto de exigir perfect inputs a la hora de ejecutar los combos bailongos en condiciones, pero definitivamente no se queda corto. Los juegos musicales son un género muy apreciado por muchos jugadores y algunos tienen una habilidad innata para seguir los ritmos y ejecutar los comandos con precisión. Sin embargo, es comprensible que no todos posean esta destreza, ya que requiere una combinación de coordinación, precisión y práctica. Lamentablemente, Bust a Groove pertenece a una época en la que las opciones de accesibilidad no llegaban tan lejos como hoy, lo que puede dificultar su disfrute para algunos jugadores, pero aunque sea cuenta con un modo práctica bastante apañado. Si la primera entrega de la saga se os hace cuesta arriba, la segunda es un poco más permisiva en cuando a la precisión y mantiene la calidad de su predecesor.

Estética y personajes

La música es lo primordial en un juego de ritmo, pero ir más chulo que un ocho a actuar nunca está de más. Cada personaje tiene su propio estilo de baile y, en la primera entrega, esto equivale a catorce estilos diferentes. Kitty-N, una de las más populares, se mueve al ritmo del estilo jazz —que no tiene nada que ver con el género musical. Heat, por su parte, tiene el breakdance y Shorty baila candy hip-hop. Si ninguno de estos personajes os dice nada también tenéis estilos como el motown, disco, soul bump & grind, detroit modern, gangsta walking, west coast hip-hop, vogue y capoeira. Entre tanta variedad es complicado no encontrar alguno que se ajuste a vuestros gustos y manera de juego.

Cabe mencionar que los personajes van más allá de la estética y hay unos que son jugablemente más fáciles que otros. Pese a que Kitty-N sea de los bailarines que más entre por los ojos, si os llegara a costar jugar como ella, alternativas como Shorty sirven para hacer de la experiencia una más fácil. No tengáis miedo de probar diferentes personajes hasta encontrar el que mejor se adapte a vosotros

Cada tema musical viene acompañado de su propio escenario lleno de vida, los elementos del nivel van cambiando a medida que avanza la canción y, si eres lo suficientemente bueno, empiezan a ocurrir hasta explosiones, cosa que siempre le añade un toque especial.

Escenario de Comet en Bust a Groove 2 / ©Metro Corporation

Los temazos

El equipo de sonido de Enix trabajó estrechamente en colaboración con Metro Coorporation para crear una banda sonora cohesiva que se ajustara a la estética y jugabilidad de Bust a Groove. La música fue compuesta por un equipo interno de Enix en lugar de usar canciones con licencia de autores conocidos. Esto permitió que se crearan temas originales y específicamente para el juego con artistas invitados como David Ford, Devi Kobayashi, t-kimura, Sweet Jodi y MOTSU. El compositor principal fue Takayuki Aihara, que se encargó del tema principal y de los temas de Hiro, Heat y Kelly. Es comúnmente conocido por su participación en Drakengard y Street Fighter EX. Aunque estos compositores no eran muy conocidos fuera de Japón en el momento del lanzamiento del juego, su trabajo en Bust a Groove ayudó a mostrar su talento y contribuyó al éxito y popularidad del juego, especialmente su impacto duradero como un clásico de culto.

La banda sonora de Bust a Groove es verdaderamente excepcional y un elemento clave en el atractivo perdurable del juego. La música abarca una amplia gama de géneros, desde el hip hop enérgico y el techno palpitante hasta el funk alegre y el rhythm and blues suave, como ya os hemos comentado previamente. Esta diversidad musical refleja perfectamente la colorida variedad de personajes y estilos de baile presentados en el juego. Cada tema está cuidadosamente elaborado para representar la personalidad y actitud únicas de sus respectivo personajes, con melodías pegadizas y ritmos bailables que impulsan la jugabilidad y mantienen al jugador comprometido.

Por aquí os dejamos un enlace a la OST de Bust a Groove y si os quedáis con ganas de más, aquí tenéis la de Bust a Groove 2. Si le dais una oportunidad, seguro que encontráis algo que se ajuste más a vuestros gustos personales en el tema musical.

La pena, penita, pena

Tristemente, Bust a Groove no vendió muy bien. La primera entrega nos llegó en España doblada al castellano, pero su segunda parte no conocería tierras europeas. Enix no publicó cifras, sin embargo se estima que Bust a Groove vendió entre 100.000 y 500.000 copias a nivel mundial. En Japón gozó de fama pero seguía siendo un juego de nicho y su distribución por Norteamérica y Europa fue limitada.

Para nuestra sorpresa, investigando para la creación de este artículo hemos encontrado que hubo una tercera entrega llamada Dance Summit 2001 para Playstation 2 en, valga la redundancia, 2001, pero que jamás salió de Japón. Se sacrificó calidad por cantidad, los personajes no estaban muy inspirados y las canciones bajaron el nivel considerablemente.

A día de hoy, Metro Corporation sigue viva, aunque ahora opera bajo el paraguas de Bandai Namco Entertainment, después de su fusión con Banpresto en 2005. Desde entonces, han trabajado en varios juegos y franquicias asociadas con la empresa como Digimon Story: Cyber Sleuth.

Para los que queráis jugar, nos encantaría recomendaros una versión HD, pero lamentablemente quien quiera que tenga la licencia a día de hoy —seguramente Square Enix— parece tenerle miedo al éxito de una versión más modernizada, así que la única forma de jugar actualmente a Bust a Groove es con una copia original o con los ya conocidos emuladores. Esperamos de corazón que le deis una oportunidad a este título, derrocha carisma y tiene esa magia de los juegos de la época, se nota que quería ser más que una fórmula para el éxito fácil. Nosotros mientras tanto seguiremos volviendo a mover el esqueleto con el Bust a Groove original. Y quién sabe, ¡igual en un futuro nos veamos online en alguna versión HD!

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