El primer capítulo de una obra es crucial, ya que actúa tanto de presentación del mundo y los personajes al público como de toma de contacto que ayuda a establecer el tono y la atmósfera. Todos los eventos de la historia sucederán a partir de ahí, el inicio tiene que mostrar su personalidad y propósito según las necesidades y las intenciones del autor. Muchos elementos narrativos se utilizan en infinidad de obras, hasta el punto de que el público puede hacerse una idea de cómo va a terminar una historia partiendo de unas premisas determinadas. Por otra parte, los autores también pueden jugar con esas ideas preconcebidas para romper las expectativas, ya sea subvirtiendo los tropos narrativos presentados, desarrollando las situaciones de forma inesperada o engañando deliberadamente al público para luego revelar la verdad.

En estos casos el inicio de la obra, ya sea el primer capítulo o el primer arco, no es representativo de la misma ya que su objetivo es causar un mayor impacto al revelar sus cartas. Pero cabe otra posibilidad, que ese inicio actúe en detrimento de la propia obra al no ser representativo de la misma, más por un error en el enfoque o un cambio de perspectiva durante la publicación que por una intencionalidad narrativa.
Ijiranaide, Nagatoro-san es un perfecto ejemplo de este último caso. Manga de la mano de Nanashi que comenzó su serialización en el 2017 y aún se encuentra en publicación, con casi una veintena de volúmenes recopilatorios a la venta. En este se presenta y desarrolla la relación entre Naoto Hachiouji, y Hayase Nagatoro, dos alumnos de secundaria que se conocen de casualidad, en lo que sería el marco prototípico de una comedia romántica ambientada en el instituto—género que siempre ha gozado de gran popularidad y del que se estrenan varios mangas y animes cada año. Con la particularidad de que Nagatoro está interesada en Hachiouji, pero su timidez a la hora de expresar ese interés la lleva a realizar bromas de diversa índole que causan la vergüenza de su Naoto, ya sea por timidez o por no saber cómo actuar.
Así se va desarrollando su relación, mostrando cómo empiezan a pasar más tiempo juntos, a conocerse, interesarse por las aficiones del otro, hacer planes juntos, lidiar con sus inseguridades, ayudarse en los momentos difíciles. Todo ello en una simbiosis en la que ambos se buscan, creando una auténtica y sincera complacencia, creciendo como personas y abriéndose a todo lo que realmente sientes. Hachiouji comienza a ser más proactivo y no solo responde a las bromas sino que también las hace, haciendo que una Nagatoro que de inicio parecía imperturbable muestre sus verdaderos colores.

Sin embargo, nada de esto se encuentra en el primer capítulo. Al menos no de la forma agradable, mutua y consentida en la que se presenta en el resto del manga. El primer capítulo de Nagatoro es genuinamente incómodo de leer y, no extrañamente, ha causado que numerosos lectores abandonen el manga antes de tiempo.
Todo comienza con el protagonista entrando tranquilamente a la biblioteca para realizar sus tareas escolares y ya desde aquí su encuentro con Nagatoro y sus amigas es representado de forma incómoda y ominosa. Concentrándose en las miradas y el silencio que impera en la primera toma de contacto. Naoto es tímido y tiene baja autoestima, así que evita el contacto visual y trata de concentrarse en terminar sus deberes sin que los pensamientos intrusivos le interrumpan. Todo para tirar su mochila al suelo sin querer y que las hojas de un manga que había estado dibujando en casa se desperdiguen a los pies del grupo de chicas.
Esto desemboca en una escena en la que todas se ponen a leer su creación mientras se ríen tanto de su obra como de él mismo. Todo para luego perder el interés e irse en cuanto reciben un mensaje de otra amiga que no se encuentra con ellas, todas menos Nagatoro. Tras una pequeña conversación todo culmina con el personaje principal llorando tras haber sido llamado patético y desagradable. Estos adjetivos se utilizan más veces durante el manga, pero el contexto y la presentación importan. Mientras que en los demás momentos se expresan desde un tono distendido y cómico, aquí llevan una crueldad que desaparece tras este primer capítulo. Parece un resto del webmanga original del personaje de Nagatoro, creado por Nanashi seis años antes y con una mala baba mucho mayor a la de cualquier cosa que se muestre en este primer capítulo. Tirando más por la fantasía masoquista que el romance puro y duro. No es así en el manga ya publicado, donde Nanashi recondujo la historia por otros derroteros donde hace una mayor mezcla de comedia y romance.

Puede resultar incómodo para alguien que haya sufrido acoso o incluso que lo haya visto de cerca, sobre todo teniendo en cuenta que a la larga el manga toma un camino muy distinto al que parece que tomará en su primer capítulo. Perdiéndose así un manga que quizás si le gustaría ya que es genuinamente encantador y sabe aprovechar muy bien la química de su dúo protagónico y a su vez desarrolla una relación sana en la que ambos aprenden a ser mejor por y para el otro. Una historia que merece la pena leer, ya sea pasando por el primer capítulo u incluso omitiéndolo. Uno de esos casos en los que la primera impresión deja una imagen que no se corresponde con la realidad.