Si algo tiene el spokon es que logra utilizar el deporte —casi cualquier deporte que podamos imaginar, además— como medio, que no fin, para hablar de otros temas y para resaltar valores como la camaradería, la competición, la rivalidad, etcétera, como bien os contamos en este artículo en el que detallábamos qué es lo que hace que este género conecte tan bien con los lectores y espectadores.
Hay tantos spokon como queramos, de toda índole y tono, desde los más realistas como Haikyuu!! hasta otros más fantasiosos, desde los centrados en el compañerismo y el espíritu de equipo a los que basan toda su trama en la supervivencia del más fuerte y en el «solo puede quedar uno», como es el caso de Blue Lock; los hay introspectivos, como el maravilloso The Climber, y también serios y otros más humorísticos —por existir, existe hasta un spokon de un gorila jugando al ping-pong—. Quizás sea menos habitual encontrar una serie que mezcla de forma acertada y perfectamente sincronizada humor y seriedad sin que resulte chocante para el lector/espectador, sino totalmente natural y bien integrado. Y para cualquiera que haya leído Golden Kamuy, es un hecho que Satoru Noda, su autor, es un maestro en lograr esa combinación de humor y seriedad sin despeinarse. Eso se traslada también a su última obra en publicación, Dogsred, un spokon de hockey sobre hielo al que creemos que merece la pena darle una oportunidad.

Pero, primero, veamos un poco de historia. ¿De dónde surge exactamente Dogsred? Lo cierto es que, aunque este empezó su publicación en 2023, se trata realmente de un remake o reimaginación de una obra anterior de Noda, que data de 2011, y que se titulaba Supinamarada! Esto lo sabemos porque el nombre del protagonista es el mismo y la premisa es muy parecida; sin embargo, parece ser que Supinamarada! no terminó de cuajar entre el público y acabó prematuramente, con tan solo 62 capítulos. Posteriormente, Noda publicó Golden Kamuy, donde perfiló y afianzó su capacidad humorística y esa habilidad tan especial y única para mezclar momentos jocosos con temas serios. Sabemos que Golden Kamuy trata asuntos tan importantes como el efecto del imperialismo sobre las etnias minoritarias —de eso también os hablamos en este artículo dedicado a la serie—, pero al mismo tiempo tiene a un grupo de excombatientes de la guerra ruso-japonesa encerrados en una sauna y cachondos perdidos y acaban resolviendo la tensión sexual combatiendo cuerpo a cuerpo. El resto es historia: se ve que la experiencia de escribir y dibujar Golden Kamuy ayudó a Noda a darle una vuelta de tuerca a su spokon de hockey sobre hielo y en 2023 comenzó a serializar Dogsred.
Este manga narra la historia de Rou Shirakawa, un patinador artístico adolescente con una prometedora carrera por delante. Sin embargo, un día, durante una conferencia de prensa tras acabar en primer lugar en una competición de patinaje, Rou enloquece y destruye y tira todo lo que encuentra a su alrededor. El inexplicable arrebato de ira acaba con su carrera y él y su hermana melliza, Haruna, acaban mudándose con su abuelo a Hokkaido —no cabe duda de que a Noda le fascina Hokkaido como setting para sus historias—.
Reflexionando sobre su vida y su futuro, Rou se acerca a patinar a una pista en la que hay una portería y se entera de que no debe acercarse a ella o acabará mal. Por supuesto, nuestro protagonista desoye el consejo y, efectivamente, termina enfrentándose a Keiichi Genma —que en este momento ya se presiente que será su futuro rival— y destruyendo sin querer la portería y, por azares del destino, yendo en busca de una nueva portería para sustituir la que se hundió en el hielo, acaba siendo reclutado por el decadente equipo de hockey sobre hielo de una de las escuelas de la localidad; dicho equipo se enfrenta a un último partido con los jugadores justos y por eso se ven en la necesidad de reclutar a Rou… que, recordemos, no tiene ni idea de las reglas del hockey sobre hielo. No obstante, sí que sabe patinar y usará eso a su favor. Pero hagamos una pausa aquí para analizar un par de detalles: en primer lugar, el empeño del equipo por enfrentarse al partido en clarísima desventaja, aun sabiendo que muy seguramente pierdan, seguramente atraiga a los lectores a los que les guste el tropo del underdog en las series deportivas. Es, sin duda, una muy buena forma de comenzar la historia. Por otro lado, el hecho de que Rou no tenga ni idea de las reglas del deporte se usa en este momento como recurso cómico con muchísimo acierto, pero no solo eso, pues Noda, al mismo tiempo, lo utiliza también para explicar un poco las reglas del hockey sobre hielo a los lectores, de los que se espera que no las conozcan en un principio, claro está. Esto resulta en una exposición brillante: el lector no se aburre porque se le explican las normas de forma divertida y entretenida —y que casi seguro le sacará más de una carcajada—.

La habilidad y las técnicas de patinaje artístico de Rou también se utilizan con una finalidad cómica, pues, al ser la única forma que conoce de patinar, nuestro protagonista las pondrá en práctica durante los partidos de hockey. Esto resultará en una serie de piruetas y movimientos que de normal no veríamos en hockey sobre hielo.
Tras este primer partido desastroso, nuestro protagonista tiene la oportunidad de unirse al equipo local más fuerte: el del instituto Oinokami, que cuenta con la friolera de 19 victorias consecutivas en el torneo interescolar de hockey sobre hielo. Curiosamente, el objetivo de la serie se establece bastante pronto y no será únicamente ganar el citado torneo, sino que Rou aspira a convertirse en representante del equipo japonés de hockey sobre hielo en los Juegos Olímpicos, constituyéndose así una meta y aspiración mucho más ambiciosa que en el caso de otros spokon —aunque no son pocos los casos de series que aspiran al mundial también, por ejemplo—.
Uno de los chistes más recurrentes de la serie es el de que algunos personajes aparentan muchísima más edad de la que realmente tienen (porque recordemos que son estudiantes de instituto, algunos tienen 15 años). Esto es, evidentemente, una burla y casi crítica a esa costumbre de muchos spokon —del anime en general, no vamos a engañarnos, pero de los spokon en particular porque en estos tienen que darles muchas veces a los personajes una edad numérica determinada para competir en ciertas categorías o para estar en el club del instituto— de introducir personajes con diseños evidentemente de adultos pero con edad adolescente. Noda utiliza esto como recurso humorístico también y en su caso lo hace totalmente a propósito.
Pero, obviamente, Dogsred no solo es un manga humorístico. Al igual que sucede en otras obras del género deportivo, también trata temas serios e importantes, como el esfuerzo y el tesón, e incluso, y esto nos sorprendió gratamente, el uso de drogas en competiciones deportivas, pues es un asunto en el que no suele ahondarse demasiado a menudo, pero que por desgracia existe. Y precisamente esa combinación de humor y seriedad está tan lograda como en Golden Kamuy, se nota lo muchísimo que aprendió Noda dibujando esta obra.

Por supuesto, este tono mixto tan característico del autor a estas alturas no es lo único que nos va a recordar a su obra anterior. Varios de los personajes también se parecen físicamente a algunos de los de Golden Kamuy, siendo algunos de los más obvios Yota Tsunemaru, que es igualito a Hyakunosuke Ogata, o el entrenador del equipo, Nihei, que no solo se parece en cuanto a diseño a su contraparte de Golden Kamuy, sino que lleva el mismo apellido; ¿será su descendiente? Oficialmente no se ha confirmado, pero los fans han especulado muchísimo sobre este tema.
Como no podía ser de otra forma, Dogsred también cuenta con arco de entrenamiento, tan típico también en este tipo de serie deportiva. Pero, en este caso, atendiendo al tono general de la serie, es mayormente humorístico; así pues, asistiremos a un duro e hilarante entrenamiento en las montañas, pero no solo nos resultará divertido, sino que, en la línea del autor, se trata también de una crítica a los desfasados métodos de entrenamiento de algunos entrenadores anclados en el pasado, que creen que privar de beber agua a los deportistas endurecerá su carácter y hará que se esfuercen más por conseguir como premio el ansiado líquido.

Queremos hacer hincapié también en un asunto en el que muchos spokon centrados en personajes masculinos flojean: este es, por supuesto, la representación de personajes femeninos. En Dogsred, la chica más relevante es la hermana melliza de Rou, Haruna, una joven muy seria que se suele comunicar por mensajes con emojis y que aporta prácticamente la voz de la razón en la serie. No obstante, en este caso tenemos también a Wakami Isono, amiga de Haruna y que está colada por Rou —por lo que se la introduce como potencial interés amoroso para el protagonista—. Lo cierto es que Wakami es un personaje interesante porque, al formar parte del club de patinaje del instituto Oinokami, ha desarrollado una colosal musculatura. Se agradece que Noda haga el esfuerzo de incluir personajes femeninos con físico no tan normativo.
A pesar de que aún no cuenta con demasiados capítulos, Dogsred es una serie con muchísimo potencial, y si nuestros lectores ya conocen y son fans de la anterior obra de Satoru Noda, Golden Kamuy, no podemos dejar de recomendarla. Tiene el sello característico del autor mezclando humor y seriedad de forma totalmente orgánica y acertada y, además, consigue suscitar en el lector cierto interés en el hockey sobre hielo, por mínimo que sea. Dogsred es caótico, loco, tremendamente divertido, pero también tiene el corazón donde debe y sabe tratar temas importantes cuando toca. Sería maravilloso que en el futuro pudiéramos tener este spokon licenciado en España para poder comprar y disfrutar los tomos en papel, pero de momento tenemos que conformarnos con recomendarlo encarecidamente y difundir sus bondades con la esperanza de que estas lleguen a alguna editorial que quiera traerlo.
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