Un año más, un final de verano más, la Japan Weekend de Madrid amenizaba el fin de semana del 20 y 21 de septiembre a miles de aficionados del anime y los videojuegos venidos no sólo desde la capital, sino de todos los rincones del panorama ibérico. Como ya es costumbre, Futoi Karasu acudió al evento para contároslo todo, en una doble jornada en la que habría tiempo para asistir al Q&A de algunos de los desarrolladores de novelas visuales más apreciados, como Ryukishi07 y Kazutaka Kodaka, entrevistar a este último, acudir al mágico concierto de Aina Aiba o dar rienda suelta a la diversión en todas las actividades disponibles que había en las dos naves del IFEMA que ocupaba el evento.
Lo primero a apreciar fue la redistribución de las casetas del evento. Pese a ocupar las mismas naves que las ediciones inmediatamente anteriores, las diversas zonas, como la Artist House o algunos escenarios, vieron reconfigurada su colocación, lo cual, sumado a la ausencia de puestos de restauración para cumplir la actual normativa, además de optimizar algo mejor el espacio llevó también a que casi un tercio de una de las dos naves quedase totalmente vacía. El pabellón 4 trataba de compensar la falta de actividades frente a su correspondiente con las tiendas comerciales y el puesto de una de las invitadas más relevantes de la feria, Dr. Moricky, quien elaboró el cartel de esta Japan Weekend y que es conocida por su línea de ilustraciones de gatitos durmientes. En el curso del fin de semana, el debate en torno al elevado precio de sus prints fue inevitable, aunque es preciso tener en cuenta que se trataba de ediciones limitadas que llevaban implícita la prudencia del comprador. También tuvo la ilustradora de clásicos imperecederos como «a mimir» o «two mimir» un turno de preguntas y respuestas en el que se congregaron los fanes de lo cuqui y lo meloso.

En el ala más profunda del pabellón 3, al lado del escenario principal sobre el cual se diseminaban la mayoría de los eventos agendados para fin de semana, se hallaba la zona de videojuegos. Se trataba de la ya tradicional congregación de tiendas de títulos retro, artículos de coleccionismo y demás productos asociados al hobby, así como el espacio reservado a máquinas arcade, en este caso de juegos de ritmo, que permitía pruebas gratuitas para los visitantes a modo de acercamiento al negocio de quienes las cedían. En cuanto a estos primeros, la oferta fue variada, tanto en los propios productos como en la razonabilidad de sus precios, pero todo aquel que tenga un buen ojo podía encontrar alguna ganga interesante —sin ir más lejos, ahora una redactora de esta web es una orgullosa dueña de sendas copias importadas de los dos primeros Tokimeki Memorial Girl’s Side para PlayStation 2—. Respecto de las recreativas, sí que es cierto que la ubicación mermaba en cierto modo el disfrute debido a que el ruido proveniente de los escenarios podía perjudicar nuestro rendimiento al enfrentarnos a una partida de Pop’n Music o Project DIVA, aunque la actividad generalmente presentaba un agradecido respiro en compañía de caricaturas al compás de la música.
A las 13:00h del sábado, un sinnúmero de amantes de la obra de 07th Expansion se congregaban en el ya citado escenario principal para atender a la primera de las dos charlas de autor del día, la correspondiente al popularísimo Ryukishi07. Observando atentamente y de pie al autor responsable de obras como Higurashi: When They Cry y Umineko: When They Cry, los fanes formularon dudas sobre cuestiones como cuándo pensaba continuar con la nueva entrega de Ciconia o también si veía factible que en algún momento se rehiciese el infame anime de Umineko, quedando vedada en todo momento cualquier pregunta referida a su reciente trabajo en Silent Hill f, sobre el cual Konami presumiblemente no permitía al escritor dar prenda. Desde luego el autor resultó muy cercano y agradable con todos sus fanes y el público allí presente lo tildó de dicharachero, contrastando bastante con los tonos más oscuros de sus obras.

La organización de la Japan Weekend está haciendo cada vez una apuesta más fuerte en lo que a sus invitados respecta, lo que dota a cada evento de una cierta identidad. Al igual que ocurría con el encuentro en Valencia y la predominancia de merchandising y disfraces relacionados con las sagas escritas por Kotaro Uchikoshi o al mundo vocaloid debido a la presencia de Saki Fujita, los grandes protagonistas del cosplay fueron los juegos de Ryukishi07 y Kazutaka Kodaka —el otro gran reclamo de la feria, en cuya presencia no ahondaremos en exceso debido a que hemos cubierto separadamente su participación en nuestro resumen de sus sesiones de Q&A—. Ver a Erika Furude comerse un sándwich, toparse con Nagito Komaeda en el servicio o que el mayor obstáculo para encontrar hueco en la Línea 8 del Metro de Madrid fuese el enorme rifle portado por Kako Tsukumo fueron sucesos habituales durante aquel fin de semana. También destacaba la multiplicidad de trajes representativos de Tenna, de Deltarune, lo que es comprensible debido al carisma desbordante del personaje y lo relativamente fácil que es reunir los artículos de ropa que la televisión parlante viste. Sorprendía, en contraposición, la escasa presencia de visitantes disfrazados de los protagonistas de Clair Obscur: Expedition 33, Hollow Knight: Silksong y Las guerreras K-pop, que han sido algunas de las obras con mayor alcance mainstream de lo que llevamos de año y desde luego no estaban para nada ausentes en cuanto a merch se refiere.
A propósito de esto último, que las series, películas y videojuegos de los que más afición cabía esperar no se relacionaran, en ninguno de los casos, de manera estricta con la cultura japonesa nos permite reflexionar un poco sobre el status quo de la feria. La rúbrica «Japan Weekend» se ha vuelto, en aras de apelar a un público más generalista, en un criterio meramente orientativo y que permite poner en comunión actividades más tradicionalmente asociadas a Japón, sus tradiciones y las obras de allí surgidas con opciones tan diferentes como talleres de tatuajes vikingos, peleas de espadas láser de Star Wars, conferencias sobre mindfulness y karaokes de K-pop. Esta homogenización no es ni siquiera algo necesariamente negativo ni meritoria de crítica. Es decir, está claro que abrir la horquilla temática del evento permite una oferta más diversa para los visitantes, especialmente para los menores de edad que buscan un entretenimiento quizás no tan especializado. A la postre, tampoco se trata ni siquiera de una carencia de dicho contenido enfocado a una audiencia más conocedora del mundillo, de lo que da prueba el carácter de café para cafeteros que denotaban los invitados especiales. Sin embargo, es innegable que tratar de tocar todos los palos posibles diluye en cierta medida el foco originalmente colocado sobre todo lo considerado como «otaku«. Hasta aquí leeremos, pues se trata de un asunto muy complejo y que se presta a su propio análisis pormenorizado, pero os invitamos a la deliberación sobre el tema.
Algunas editoriales también aprovecharon el evento para anunciarnos algunas de sus novedades y contamos con la presencia de Tomodomo y Distrito Manga entre otros. Sí que es cierto que la ronda de nuevas incorporaciones fue breve, desconocemos si por reservarse muchas de las editoriales a un futuro salón o porque estamos presenciando una ralentización más aparente respecto a la ametralladora que estaba siendo últimamente el mercado. Solo nos queda esperar a futuras noticias de las propias editoriales para tantear más como está el panorama.
La tarde continuaba intensa gracias a la celebración de la International Cosplay League. Cosplayers de toda Europa se dieron cita en Madrid para que el jurado experto decidiese quiénes merecían los premios y, un año más, dejaron el listón tan alto como fue posible. Cerró nuestra jornada sabatina el esperado concierto de Shuhei Kita, que reunió frente al escenario a casi todos los fanes de Persona 3 del evento —no en vano fue el intérprete del opening de Persona: Trinity Soul allá por 2008— y nos dejó una actuación llena de energía y talento vocal.

Domingo:
El domingo abría mucho más tranquilo, sin las inmensas colas a las que éramos sometidos incesablemente el sábado. Y es que como dice el dicho «a quien madruga, Dios le ayuda». Acertadamente cierto en este caso, ya que el acercarse al evento en las primera horas permite disfrutarlo con mucha más calma y pasear por zonas habitualmente concurridas, como la de los arcades, para poder entretenerse sin pegarse de codazos. Pero aquellos que no busquen el descanso están de suerte, ya que desde la apertura de puertas había montada una pequeña rave en la zona de escenario donde darlo todo o incluso concursos de adivinar el opening de anime al más puro estilo AMQ. Personalmente, estos redactores se encontraban muy ajetreados con la por entonces inminente entrevista a Kazutaka Kodaka, por lo que no pudieron regocijarse mucho en esta liberación de espacio antes de que más gente llegase al evento.
Tapada con las ya tradicionales telas rojas indicativas de su carácter y contenido para adultos, la Zona +18 se anidaba a mano derecha nada más adentrarnos en el pabellón 3 y prometía un microcosmos picante de aquello que se podía encontrar de manera ordinaria y familiar en el resto del evento. Esto es, cosplay, merch de artistas y alguna charla o taller. Habría que suprimir casi por completo la categoría de ponencias, sin embargo, pues quizás lo que más se echó en falta en este área fue un contenido informativo como del que disfrutábamos el año pasado cuando se nos habló de la historia y legislación del hentai. En cambio, las demostraciones de shibari dominaban el horario de un espacio que, por lo demás, denotaba también un ligero bajón de calidad en cuanto al buen tino de las propias ilustraciones. Eso sí, se nombra el pecado pero no al pecador y es obvio que también se colaban trabajos NSFW elaborados con un gusto excelente, así como una tienda muy completa de arneses que ni siquiera tenían por qué trasladarse en su uso a lo erótico, ya que constituían artículos igualmente tremendos para todo visitante con un buen ojo para la moda.

A partir de las 11.30 y durante un periodo de dos horas, tenía lugar el Idol Festival. Lejos de representar la cultura diversa y heterogénea del mundo idol real y salvo un par de excepciones muy meritorias y entregadas, desde el primer momento hubo sobredosis de cosplays de Vocaloid y de actuaciones inspiradas en las diversas iteraciones de Love Live. Ahora bien, aún siendo un poco una oportunidad perdida de cara a demostrar la variedad del mundo idol ante un público normalmente incapaz de acceder a actuaciones del mundillo, esto no era sólo un concurso, era principalmente una oportunidad para que las participantes se divirtiesen y esforzasen y a la vista está que todas ellas se llevaron un muy buen recuerdo de su actuación sobre el escenario. Y a veces eso es lo que más cuenta.
Llegaba la hora del concierto de Aina Aiba, cantante y actriz de voz nipona conocida especialmente por su participación en las franquicias de Revue Starlight y, sobre todo, BanG Dream!. La vocalista y ex-wrestler había actuado también la tarde del sábado, pero para su setlist dominical cambió algunos temas. Empezó como un cohete con Reasons, conectó con un público entregadísimo gracias a la dinámica Lead the way y a partir de ahí todo fue una fiesta, en la que hubo tiempo para Fly me to the Star y una Fire Bird —de Roselia, la banda de rock gótico más querida de Bandori!— que fue jaleada de principio a fin. De nuevo, y haciendo real la leyenda de que al equipamiento de sonido de la Japan le han echado algún tipo de maldición indeleble, volvió a haber problemas de ecualización y, sobre todo, de un par de altavoces claramente sobresaturados que petardearon durante buena parte del concierto, pero Aiba tiene más tablas que un almacén del Ikea y entregó una actuación a todas luces sobresaliente y que hizo las delicias de una base de fans que a buen seguro habrá crecido tras su derroche de carisma y técnica vocal. Y qué mejor colofón que aprender del público a decir «cojonudo» y gritar el término varias veces nada más terminar.

Las horas se acumulaban en las piernas de los asistentes y, sobre todo, de unos redactores que llevaban dos jornadas empleando su energía vital en cubrir lo máximo posible del evento, pero aún hubo tiempo para acercarse a charlas sobre Dragon Ball o, sobre todo, una interesantísima introducción al mundo de Hololive y para el mundano pero encantador Japan Weekend Cosplay Show.
Al melodioso ritmo de las palabras de Kazutaka Kodaka sobre la viabilidad comercial de una ruta de The Hundred Line en la que su protagonista quedara embarazado, como parte de su segunda sesión de Q&A, abandonábamos por fin el IFEMA a alrededor de las 19:30h. El agotamiento se apoderaba de nuestros cuerpos con la misma fuerza que una profunda alegría, fruto de los enriquecedores encuentros con nuestros allegados y la correspondiente satisfacción de haber pasado un rato agradable junto a un muy digno elenco de invitados, que ofertaban actividades divertidas y altamente orientadas a la interacción con los fanes. Con independencia de lo multitudinario del evento, poco podemos concluir sobre la Japan Weekend que no se haya dicho ya, pues su relevancia se ratifica e incluso amplifica con cada sucesiva feria. Podemos entrar en valoraciones varias sobre la particular relación que actualmente guarda con la cultura japonesa propiamente dicha y la distribución ligeramente ineficiente sobre el papel —en la práctica no fue decisiva— de sus espacios, pero a lo que nadie se puede oponer es que ambas jornadas destacaron por un ambiente agradable y diverso como el que pocos eventos de estas características pueden ofrecer.
Crónica y fotografías realizadas por Leiachansan, Raúl Alonso y Hachedehelp