Rakugo: el arte de contar historias

Cualquier persona a la que le preguntes conoce alguna historia. Antes de que las historias quedaran grabadas por escrito, éstas se transmitían de manera oral entre familias, miembros de una misma comunidad, etc. No son solo transmisoras y reflejo de la cultura de un determinado pueblo, sino que también tenían una moraleja, es decir, servían para enseñar a las personas un código moral, cómo tenían que actuar ante diversas situaciones concretas. Así, para que el pueblo asimilara mejor estos valores, la forma de contarlas era de suma importancia. Las historias pueden ser relatadas de diversas maneras, pero hacerlo oralmente fue una de las primeras. En el caso de Japón, como ya se habló antes en otro artículo, en un principio el idioma no tenía un sistema propio de escritura hasta la llegada de China y la introducción de los caracteres, por lo tanto, la comunicación oral era de suma importancia, con figuras como el kataribe, una persona —generalmente una mujer— que iba transmitiendo en los pueblos noticias o relatos importantes. También encontramos formas de teatro propias del país, como el noh, el kabuki o el bunraku. Sin embargo, otra de las artes tradicionales de Japón en las que se nos cuentan historias de manera oral es el rakugo.

Quizás os suene el rakugo de obras como Akane-banashi o Shōwa Genroku Rakugo Shinjū, cuyas historias se centran en éste, o de Ace Attorney: Spirit of Justice, donde el cuarto caso de esta entrega se centra en el asesinato de un rakugoka —que es como se le denomina la persona que se dedica a este arte—, o de otras obras del país nipón y ya sepas qué es. Pero en caso de que no sea así, el rakugo es un arte que se encarga de contar historias de manera cómica. El libro ‘Rakugo: performing comedy and cultural heritage in contemporany Tokyo‘, escrito por Lorie Brau, explica que las historias del rakugo se caracterizan por terminar con lo que se denomina un ochi, que significa golpe o descenso. Brau expone que éste puede ser tanto como un ‘juego de palabras, un giro en la trama o un gesto’ que ‘resume la narrativa y coloca una floritura final, y al mismo tiempo avisa a la audiencia que la trama ha terminado’. El kanji que se usa para ochi (落) es el mismo que se usa para el raku de rakugo (落語), de ahí el nombre. Estas historias —o hanashi en japonés— son contadas por una única persona, que, sentada de rodillas sobre un cojín y valiéndose tan solamente de una especie de pañuelo denominado tenugui y un abanico, se encarga de contarla, adoptando distintas posturas y voces para interpretar y diferenciar a los personajes. Cuando entra le rakugoka en el escenario y se sienta sobre el cojín, no empieza a contar la historia directamente sino que unas palabras o monólogo introductorios que te da una pista del hanashi que te va a relatar.

Shōwa Genroku Rakugo Shinjū y Akane Banashi, dos mangas centrados en el mundo del rakugo./ ©Kōdansha, ©Shūeisha

Como se ha mencionado anteriormente, el arte de contar historias no es desconocido en Japón. Se cree que el rakugo tiene sus orígenes en los sermones budistas y que estos fueron parodiados como forma de divertir a la gente y distraerles de los problemas del día a día. El rakugo como lo conocemos comienza sobre el siglo XVIII, cuando surge una moda de contar historias divertidas entre la gente en competiciones. Brau explica que, alrededor del año 1798 de la era Edo, es cuando la gente decide alquilar salas y cobrar entrada para que el público pudiera disfrutar de éstas. Utei Enba (1743-1822) funda entonces un grupo llamado Hanashi-no-kai, donde los miembros se reunían para presentar sus propias historias cómicas originales, que se publicarían para promocionar el grupo1. Este hecho ocasionó que aparecieran intérpretes de rakugo profesionales. Sin embargo, como explica Sarah Stark en un artículo titulado ‘“I’ll Create My Own Precedents”: Female Rakugo Performers on Tokyo’s Yose Stages‘ recogido en una antología de varios artículos titulada ‘Gender in Japanese popular culture‘, el rakugo, a diferencia de otras modalidades en Japón, no tuvo el mismo apoyo por parte de la aristocracia, sino que era popular principalmente entre la clase conocida como chōnin, compuesta principalmente de artesanos y comerciantes. Durante esta era y la posterior era, la Meiji, es cuando se va formando un repertorio de historias, que se van transmitiendo de maestro a discípulo y se siguen contado hoy en día, como las conocidas Jugemu o Toki Soba. Hablando de maestros y discípulos, mencionar que hay distintas ‘familias’ o ‘clanes’ dentro del mundo del rakugo, y cada rakugoka tiene un nombre artístico, que suele ser uno que haya tenido algún miembro anterior de esa familia o relacionado con ésta, dejando así claro quién ha sido su maestro.

Un rakugoka interpretando un hanashi./ ©BBC Radio

Como algunas otras disciplinas artísticas de Japón, desde la aparición del rakugo ésta estuvo durante un largo tiempo limitada solamente a los hombres, prohibiéndose la participación de las mujeres desde 1629. Aunque esta prohibición no ha sido levantada, ha habido menciones de intérpretes de rakugo femeninas en la era Edo (1603-1868) y Taishō (1912-1926). Aún así, muchos artistas masculinos defendían que las mujeres no deberían ser rakugokas, y a día de hoy, aunque hay mujeres en el mundo del rakugo, tienen muchas dificultades para abrirse camino, hecho que señala Stark en su artículo, donde describe que no fue hasta 1993 cuando por primera vez dos mujeres, llamadas San’yūtei Karuta y Kokontei Kikuchiyo, se convirtieron en las dos primeras artistas femeninas ascendidas a un estatus de maestro denominado como shin’uchi.

Aparte de el hecho de interpretar a los personajes o el hanashi que se nos cuenta, una de las características a señalar y que hacen especial este arte es que aunque sea la misma historia con los mismos personajes, cada rakugoka la cuenta de manera distinta, incluso une misme intérprete no cuenta la misma historia dos veces de igual manera, de forma que, aunque repita ésta, el publico que acuda que ya le haya visto interpretarla saben que es probable que no la vaya a relatar igual que la vez anterior. Así es como el rakugo mantiene su hechizo en los corazones de les espectadores que deciden adentrarse en su mundo.

  1. Fuente: https://www.library.metro.tokyo.lg.jp/portals/0/edo/tokyo_library/english/rakugo/page1-1.html ↩︎

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