Opinión: El absurdo del mejor de la historia

Cada cierto tiempo regresa el debate circular acerca de Las Mejores Obras de la Historia™. Estos días le ha tocado el turno a la aclamada nueva entrega de la franquicia The Legend of Zelda, con el subtítulo de Tears of the Kingdom. No hace ni una semana que salió y la prensa ya se ha encargado de despreciar tanto a su predecesor como a numerosas obras. Ya es hora de examinar este fenómeno.

Con esto no estoy desmereciendo al juego en cuestión, principalmente porque no lo he jugado. Esta perorata va destinada exclusivamente al cortoplacismo y a la absurda necesidad de vender cánones, creando paradojas risibles e hipócritas por el camino. Un ejemplo muy claro lo encontramos en su inmediato padre putativo, el muy querido Breath of the Wild. Aclamado desde su lanzamiento en marzo de 2017 tanto por sus méritos intrínsecos —la renovación efervescente del método Zelda— como coyunturales —sus aportes a la fórmula de los mundos abiertos—, no he visto ni a una ni a dos personas afirmar que «tan solo era una demo de lo que estaba por venir». Su vigencia, una vez transcurrido y superado el examen del medio, va a seguir ahí, por lo que resulta un tanto absurdo demeritar la base de su secuela a esos niveles. ¿Tan rápido se esfuma el aire?

El mejor juego de la historia durante seis años. A Ocarina lo respetaron más/ ©Nintendo

Algo similar ocurrió el año pasado con Elden Ring, que también supuso el salto glorificado al mundo abierto de la mano de Hidetaka Miyazaki y su dinastía Souls. De nuevo, no se escatimó en elogios, pero también hubo reproches para sus predecesores. «Ya no podré volver al diseño cerrado de los anteriores«, llegué a leer. Con la cuidada manufactura del diseño de niveles, abiertos o no, de la que siempre ha hecho gala el diseñador nipón, cuesta creer que donde antes había alabanzas nazcan recelos tras un juego, eso sí, logrado y clásico moderno, al cual le cayó pronto el sambenito de nuevo mejor juego de la historia. Un año y cuarto ha durado.

Sobrevivir al hype y a las expectativas no siempre es fácil, por lo que alimentar este ciclo nos traslada a un ejercicio de morbo y libre mercado tan brutales que a veces toca comprar sí o sí este discurso. En más ocasiones de los que nos gustaría, va cargado de desprecio a la herencia, directa o directa, como si estos titanes del videojuego no fuesen sino el fruto de miles de experiencias, propias y heredadas, de creadores y receptores a lo largo y ancho del globo. Sin Demon’s Souls no habría Elden Ring, de la misma forma que sin The Legend of Zelda, el original, no habría Tears of the Kingdom. Si ya resulta chocante ignorar los méritos de aquellas entregas que inauguraron toda esta corriente —al final, TLoZ ya era un juego de mundo abierto con una libertad amplísima incluso 37 años después —, imaginad si aplicamos este rasero con los antecedentes inmediatos.

Esto nos lleva a una pregunta tangencial: el título de «mejor de la historia» apenas se ciñe a géneros derivados de las aventuras de acción, ya sea en su vertiente más pura o en divisiones como RPGs de corte clásico. ¿Por qué siempre que se habla de los mejores juegos de la historia se habla de Ocarina of Time, Dark Souls, Silent Hill 2, Metal Gear Solid 3 o Final Fantasy VII —obras excelentes por derecho propio— y no de Tony Hawk’s Pro Skater 2, The House of Fata Morgana, 13 Sentinels: Aegis Rim, Tekken 5 o Fire Emblem: Genealogy of the Holy War? No creo que una visual novel sea mejor o peor que un juego de acción mundo abierto de la misma forma que cuesta imaginarse la comparación entre un sesudo RPG de estrategia y un simulador de hacer el cabra en monopatín. Y, sin embargo, el canon resulta muy claro a la hora de establecer prioridades. Al menos, a diferencia de en los Premios Óscar, el terror no parece tan excluido.

Si bien he querido centrar este artículo en el videojuego como medio, ningún otro se libra. En la línea editorial de Futoi Karasu, el anime sigue los mismos preceptos. Siempre que salta el debate a la palestra surgen los mismos nombres: Neon Genesis Evangelion, Fullmetal Alchemist o Steins Gate se cuentan entre las series más recordadas de la industria, en detrimento de obras que se salen de dicho canon por adhesión a géneros menos populares… cuando apenas son comparables entre sí por temática, concepto e incluso origen: manga, obra original y videojuego respectivamente.

«No puede ser el mejor de todos los tiempos si no te ha generado algún trauma» / ©Activision

En base a esas directrices, ficticias pero tan obviamente palpables que ese apelativo resulta engañoso, se sustenta la industria del entretenimiento, llegando incluso al punto de la rivalidad. ¿Es mejor Cristiano Ronaldo o Messi? ¿Qué deportista es más importante en el contexto de nuestro país: Fernando Alonso, Pau Gasol o Rafa Nadal? ¿Por qué no Gervasio Deferr, a pesar de que la gimnasia es claramente menos popular que la Fórmula 1, el baloncesto o el tenis? Los videojuegos no son ajenos a ello y el discurso se centraliza en la moda del momento como si el medio hubiese nacido hace dos días y no hace medio siglo.

En diez años lamentaremos no haber hablado de otros lanzamientos porque estábamos demasiado ocupados opacándolos intencionadamente. El tiempo y la hemeroteca son así de puñeteros. Mientras tanto, la prensa y la creación de contenido puede y debe apuntar en más direcciones, por lucrativas que sean.

2 comentarios en “Opinión: El absurdo del mejor de la historia

  1. Confirmo que hace dos años jugué Antonio Halcón Patina Mogollón Volumen 2 y aún con ese nombre me pareció uno de los mejores videojuegos que he jugado nunca. Supongo que no todo el mundo está de acuerdo porque los juegos de skate son un género de nicho y esta clase de juegos mejoran conforme más los dominas y mejoras. No creo que justifique el que sea más visto como un meme que otra cosa pero supongo que si esos juegos que se mencionan en el artículo son escogidos en más listas, es porque es más fácil ver qué los hace especial. Una pena porque eso significa ignorar géneros que de primeras no te atraigan aunque luego te puedan hacer click.

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