—¿Por qué todo se siente más real cuando sueño que cuando estoy despierto? ¿Cómo puedo saber si mis sentidos me engañan?
—Hay algo de ficción en lo verdadero, y hay algo verdadero en la ficción. Para conocer la autentica verdad, has de arriesgarlo todo.
—¿Quién eres? ¿Estoy solo?
—No estás solo.
The Animatrix
El cortometraje es un formato increíblemente rico y variado, capaz de tratar todos los géneros e historias, ya sea ficción, documental, crítica, parodia o ensayo; entre infinidad de posibilidades. Su duración reducida requiere premisas e ideas muy claras a desarrollar, esto no quiere decir que el resultado final sea simple, fácil de interpretar o nada impactante para el espectador. La menor duración permite una mayor libertad creativa, su equipo elige qué y cómo, sin tanto intervencionismo de grandes productoras. El límite ajustado puede complejizar el fondo y la forma, ya que no hay tiempo de pararse a explicar para que todo el público entienda, al menos en un primer visionado. Cada vuelta a ellos puede desvelar algo nuevo o cambiar el significado personal para cada uno. A pesar de sus virtudes suelen ser ignorados por el público general en favor de su hermano mayor, el largometraje.

Pese a ello, no están condenados al ostracismo o al olvido, ni mucho menos. Grandes festivales de cine tienen la exhibición de cortometrajes como evento principal o parte de su horario dedicado a ellos, estudios del calibre de Pixar realizan varios cortos cada año y la popularidad de series antológicas como la reciente Love, Death & Robots, Black Mirror, American Horror Stories o La dimensión desconocida han despertado el interés de los espectadores. Aún así, parecen relegados a permanecer a la sombra, un añadido que disfrutar aparte del plato principal y no una obra por derecho propio con el mismo valor.
Además, últimamente han sido utilizados para la nefasta promoción de ideas horribles. Ideas que solo tienen cabida en el cerebro de economistas, inversores y empresarios sin escrúpulos, que intentan rentabilizar al máximo cada proceso de la creación artística para una mayor compensación económica. Prácticas como usar inteligencia artificial para crear los fondos de un cortometraje o para hacer pasar como animación un vídeo de acción real con un filtro nauseabundo por encima. Son un insulto a todos aquellos que emplean sus habilidades y tiempo para crear las obras de las que disfrutamos. Aquellos que continuamente se esfuerzan, aprendiendo y mejorando, para plasmar en su trabajo la mejor versión de sí mismos.
Por ello, este artículo es el espacio perfecto para recomendar una serie de cortos de una calidad incuestionable y un trabajo humano encomiable.
Dead Leaves
La opera prima en la dirección de Hiroyuki Imaishi, director mucho más conocido por obras posteriores como Kill la Kill, Cyberpunk Edgerunners o Tengen Toppa Gurren-Lagann en los estudios Trigger y Gainax. Este primer metraje de 45 minutos de duración producido por Production I.G ya contiene todas las señas de identidad del director. Acción desenfrenada y personajes histriónicos de principio a fin, sin pararse ni un momento a respirar. Un terremoto visual lleno de color y efectos en el que apartar la mirada unos segundos puede suponer perderse varios planos animados de forma exquisita.

Su trama es simple en concepto, y por eso funciona a la perfección. Dejando al frenetismo y las coreografías lucirse en un primer plano mientras sus protagonistas pasan por todo tipo de situaciones rocambolescas. El estilo artístico escogido es anguloso, lleno de figuras geométricas, colores saturados y alto contraste entre luces y sombras, proporcionando un aspecto único que luce muchísimo mejor en movimiento de lo que cualquier captura pueda hacer ver.
Es excesiva, explícita, imprevisible y bizarra; con diálogos absurdísimos, chistes salidos de tono por doquier y un espíritu incansable.
World Record — The Animatrix
Animatrix es la película disonante dentro de la saga creada por las hermanas Wachowski. No por su carácter antológico o por utilizar la animación como medio para contar sus historias, sino por mostrar caras de Matrix más allá de Neo. Ninguna de las secuelas de la película original ha mostrado esa variedad, más que de forma breve en unos casos y superficial en otros. Esta antología prueba que es un universo interesante y rico, con espacio para gran cantidad de historias fantásticas.

Siete de los nueve cortos que componen la cinta podrían estar aquí recomendados, así de buenos son. Podría ser El segundo renacimiento, que muestra cómo sucedió la guerra entre humanos y máquinas. Más allá, que trata sobre unos niños jugando en una casa abandonada en la que hay una alteración de la matrix, rompiendo la aparente cotidianidad de la realidad. O Historia del chico, en la que un adolescente comienza a notar la falsedad de ese mundo del que nunca se ha sentido parte, teniendo que encontrar la forma de escapar para ver la verdad.
El elegido es World Record. Un atleta vuelve a competir por el récord mundial de los 100 metros lisos tras haberlo conseguido y sido descalificado por dar positivo en una prueba antidopaje. Sin embargo, él defiende que jamás ha consumido ninguna sustancia para mejorar su rendimiento. Esa carrera es la oportunidad de recuperar lo que le arrebataron, de demostrar al mundo que se equivocó.
En esta pequeña historia se habla de la libertad, de las distintas formas que puede adoptar para cada uno y, lo más importante, de como una indomable fuerza de voluntad puede romper todas las predicciones. El final es amargo y apunta directamente al corazón.
Baby Blue — Genius Party
El mero hecho de que Genius Party y Genius Party: Beyond —secuela con cinco cortos más que no se añadieron en la primera entrega para no alargarla en exceso— existan ya es algo maravilloso. Es lo que ocurre cuando se reúne a un grupo de directores y animadores con ideas y talento mientras un productor con muchísimo dinero pronuncia la frase: «Tenéis carta blanca. Haced lo que os dé la gana».

Cada segmento de Genius Party es único. Y no de forma metafórica, ni retórica, ni poética ni teórica. Todos ellos tienen una estética particular y un estilo visual, un género, una dirección y una animación distintos. Al igual que en el caso anterior, la gran mayoría de los trece cortos que componen la bilogía podrían estar aquí. Aprovechamos para destacar Happy Machine, dirigido por Masaaki Yuasa y que inspiró a Pendleton Ward al momento de crear Hora de Aventuras. Trata de forma cruda y sin tapujos el nacimiento, la dificultad de aprender a vivir y la muerte. También cabe destacar Dimension Bomb, seguramente el corto más abstracto y críptico de toda la antología. A su vez es el que ofrece un espectáculo audiovisual más superlativo, que sobrecarga los sentidos y permite gran cantidad de visionados e interpretaciones.
Baby Blue es el elegido, no por un carácter vanguardista o rompedor, sino por ser el corto más humano de toda la cinta. Shin’ichirō Watanabe nos habla sobre dos estudiantes que un día deciden saltarse las clases para ir a la playa a encender fuegos artificiales. Dos adolescentes que quieren disfrutar del momento y dejar de pensar en el mañana, olvidándose de la presión y el miedo al verse arrinconados por la incertidumbre del futuro y los cambios que están ocurriendo en sus vidas. Pero, lo más importante, trata sobre amor, amistad, crecer y vivir cada día como si fuera el último sin arrepentimientos.
Rosa Magnética — Memories
Katsuhiro Ōtomo adaptó los guiones de Memories ayudado, principalmente, por Satoshi Kon y Kōji Morimoto. El resultado de esa colaboración son tres cortos dirigidos a la parte más intimista de la ciencia ficción, a esa que utiliza el futuro para mirar dentro del ser humano, y no al ser humano para mirar hacia el futuro.
Bomba fétida y Carne de cañon son dos de los tres que componen la antología. Ambos son muy destacables y altamente recomendados; pero no vamos a esconder el favoritismo absoluto por Rosa Magnética.

Una ópera espacial que bebe de Alien, 2001, Isaac Asimov y Arthur C. Clark; presenta a un grupo de chatarreros espaciales que recibe una señal de socorro procedente de una nave abandonada. Una vez estén en esa nave descubrirán que nada es lo que parece, comenzarán a indagar en la vida de una misteriosa mujer con un hermoso vestido rojo y se enfrentarán a sus peores miedos.
Cuanto menos se cuente de Rosa Magnética, mejor. Verla por primera vez es algo mágico. Hacednos un favor y entrad sabiendo lo mínimo posible.
Laberinto — Neo-Tokyo: Laberinto de historias
Neo-Tokyo es una antología formada por tres cortos, concebida y producida por los fundadores del estudio Madhouse. Toda ella es impresionante y comparte el mensaje del viaje al subconsciente y la pesadilla de la realidad. Ya sea El piloto de carreras con su retrato sobre la autodestrucción al dejarse llevar por la ambición, o Trabajos de construcción suspendidos y su mensaje naturalista contra la dependencia absoluta de las máquinas.

Laberinto sale como representante de la antología por su deliciosa aproximación al surrealismo. Una adaptación libre de Alicia a través del espejo filtrada por la visión nipona que presenta a la pequeña Sachi y su gato Cicerón perdidos en una realidad extraña. Con una excelente composición, uso del color y presencia de las sombras todos los escenarios de la historia tienen una gran peso y sensación opresiva. No es el fragmento más fácil de leer en el primer visionado, pero es una experiencia sin par.
Pokémon GOTCHA!
The Pokémon Company ha producido numerosos cortometrajes en los últimos años, ya sea individuales o en forma de serie antológica, casi todos ellos muy recomendables.
Pokémon: Orígenes empezó como un precioso tributo a primera generación que terminó sintiéndose como un anuncio muy largo. Generaciones, Evoluciones y Poketoon están compuestas de capítulos muy breves e independientes que se centran en distintos momentos icónicos de la saga o en ampliar lo ya conocido—Poketoon se centra en historias originales—, todas bastante buenas y con varios capítulos sobresalientes. Alas del crepúsculo y Nieves de Hisui son webseries de pocos episodios que siguen un hilo argumental, con animaciones despampanantes y momentos muy emotivos.

Sin embargo, ninguna de las anteriores encapsula tan monstruosamente bien el corazón de la saga como Gotcha!, un vídeo musical realizado en conmemoración al aniversario de la franquicia. Dirigido por Rie Matsumoto y animado por los trabajadores del estudio Bones, este corto es una celebración de toda la historia de Pokémon, colmado hasta los topes con representación y referencias de todas las generaciones existentes hasta el momento de su emisión.
Puparia
Shingo Tamagawa dedicó tres años de su vida a la realización de este corto. Tras abandonar en 2015 su puesto de animador en el conocido estudio Sunrise se dedicó a la lectura y la reflexión. Esta etapa de autodescubrimiento redefinió su percepción del arte, de la expresión a través de la animación y del uso de la estética como vehículo para transmitir. Le hizo cuestionar los cánones narrativos convencionales presentes de forma predominante.

Así, el autor se encontró con nuevas necesidades expresivas. Su trabajo en la industria de la animación japonesa no conseguía saciar el ansia por experimentar, por desatarse de convenciones. Era para él una fuente de frustración sentir como ese medio que amaba trataba las obras como mercancía de consumo y no como trabajos artísticos.
Este fue el nacimiento de Puparia. Cuyo título proviene de la propia palabra puparia, que en inglés significa «la capa más dura que envuelve a los insectos durante su fase crisálida».
Una de las primeras cosas que asociamos con los insectos es la metamorfosis, la evolución. La crisálida es la más llamativa de las fases, pues actúa como transición rupturista entre la forma larval y la adulta. Es un cambio constante, completo y prácticamente inapreciable desde el exterior. De esta manera, su creador establece una relación directa entre el mundo animal y sus necesidades vitales.
Si algo es constante durante toda la duración del corto es un enfoque en los rostros y, sobre todo, los ojos de los diferentes personajes. Todos ellos diferentes, únicos y capaces de transmitir a la perfección. Porque nosotros también estamos sometidos a un proceso constante de cambio. A veces parcial, otras completo y, en su mayoría, inapreciable desde el exterior. Aquí, los ojos actúan como una ventana al interior, a lo que sucede en cada uno de nosotros. Tal vez a algo que no compartimos con nadie; nuestros ánimos, nuestros pensamientos, nuestros miedos y nuestras heridas.
Puparia es un mensaje de Shingo Tamagawa para Shingo Tamagawa. Tres minutos en los que puede liberar todas sus inquietudes, expresar sus sentimientos, reflejar en cada uno de los fotogramas esa búsqueda de una voz propia y abrir una vía para que el público pueda conectar con ello. Además, sirve para recordar que tras toda obra hay un trabajador, artista y persona; que puede verse sometida a condiciones absurdas de explotación laboral, a la frustración y al hastío. Denota, una vez más, la dicotomía entre el sistema productivo capitalista y el arte, un conflicto que no se arreglará sin un cambio estructural profundo y una genuina preocupación por los seres humanos involucrados en la producción del arte que consumimos.
Este corto está disponible en el canal del propio Tamagawa en YouTube, así como un documental de veinte minutos en el que le entrevistan para conocer mejor las motivaciones y objetivos que le llevaron a emprender esta creación.
Con esto hemos llegado al final de la lista. Esperamos haber podido descubriros algún corto dentro de esta pequeña selección que os llegue a fascinar como han hecho con nosotros. El mundillo del anime se haya repleto de obras como estas, pequeñas en su formato, pero con un corazón gigante. Siempre hay que explorar, puede que nuestra obra favorita esté ahí fuera y no lo sepamos. Tal vez no lo sepamos nunca, porque la cantidad es inabarcable en una vida humana, pero no dejaremos de intentarlo.
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GRACIAS!
Así en mayúsculas, me ayudaron a descubrir excelentes cortometrajes, y ver otras formas de experimentación dentro del medio.
Habrá una segunda parte del artículo? 😦
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