El concepto de la «paz» en Vinland Saga

«Tú no tienes enemigos, Thorfinn. Nadie en este mundo es tu enemigo». Quién habría imaginado en 2005, cuando la editorial Afternoon dio luz verde a la serialización de Vinland Saga —la siguiente obra larga de Makoto Yukimura después del éxito moderado de Planetes—, que esta historia iba a convertirse en un clásico contemporáneo del manga. Quién habría dilucidado que el desarrollo de su protagonista estaba destinado a trascender la memoria colectiva, y quién habría apostado que una obra ambientada en la era vikinga sería capaz de dejar algunas de las reflexiones más interesantes en torno al concepto de la «paz» que se hayan visto en las últimas décadas.

Una de las viñetas más importantes de Vinland Saga / ©Afternoon – Kodansha

Vinland Saga es una obra muy famosa tanto en Occidente como en Japón. Su primera temporada animada fue recibida con elogios por parte de la audiencia, y la segunda—actualmente en emisión— va por el mismo camino. Sin embargo, en este artículo vamos a centrarnos en un concepto que se aborda con mayor profundidad en el manga: la idea de la «paz». Este elemento es el motor filosófico, y a veces argumental, de la gran mayoría de los personajes de Vinland Saga. Tanto los principales como los secundarios lidian con este asunto a su manera, pues la paz no es algo que abunde en un lugar tan hostil como lo era la Europa del siglo XI.

Más allá de lo obvio, la paz en Vinland Saga no solo hace referencia a aquellos periodos exentos de conflictos bélicos, sino también a la paz mental y psicológica que las personas intentamos buscar mientras lidiamos con nuestras circunstancias. Cada personaje de Vinland Saga tiene una concepción diferente de lo que es la paz, y para poder hacer un análisis holístico del tema, tal vez lo más conveniente sea trabajar de manera individual estas distintas perspectivas e ideas. Hagamos, entonces, un bosquejo de los planteamientos principales de cada personaje de esta obra.

Empecemos con Askeladd, uno de los personajes más completos y trascendentes de este manga. Askeladd —a quien su madre le puso el nombre de Lucius Artorius Castus— es el hijo bastardo que un cabecilla militar vikingo tuvo con una de sus esclavas galesas. Criado en la miseria, y siempre pendiente de las enfermedades físicas y mentales de su madre, desde niño tuvo que forjar un carácter recio para poder sobrevivir en aquel mundo. Su madre le enseñó la mitología celta y le educó en los valores de su tierra natal, por lo que Askeladd acabaría trabajando para aupar a un rey que cumpla el cometido de Arturo Pendragon y acabe con la barbarie vikinga. En ese sentido, para Askeladd, la paz es el objetivo, aunque para alcanzarla solo concibe la guerra como único método posible. Su coyuntura funciona como una revisión del clásico dilema maquiavélico en torno a si «el fin justifica los medios». Más allá de esto, Askeladd vende su propia alma, puesto que colabora durante décadas con esos vikingos a los que tanto aborrece —e incluso forma su propia tripulación—. No importa el precio a pagar, ya sea ajeno o propio, pues para Askeladd lo único que le mueve en la vida es completar el deseo más profundo de su madre: el fin de las conquistas vikingas.

La idea del paraíso como un lugar terrenal de paz perpetua se usa con frecuencia en este manga / ©Afternoon – Kodansha

Otro personaje en esta línea de pensamiento es Canute, quien acaba convirtiéndose en ese rey que decide poner fin a las guerras. Durante el primer arco, este personaje evoluciona desde la ingenuidad hacia la decepción absoluta, hasta ser consciente de la realidad en la que vive. Es entonces cuando decide construir un paraíso en la Tierra, donde no tenga cabida la barbarie ni la guerra. Y más adelante, desde que es coronado como rey de Dinamarca, emprende y ejecuta todos los tejemanejes posibles con tal de alcanzar esa paz mediante el control, la imposición y la coacción sobre sus súbditos. Canute también considera que la guerra y la conquista son medios necesarios para garantizar la paz a largo plazo. Tiene una visión pesimista de la humanidad, y desconfía que se pueda alcanzar una utopía sin que una figura superior guíe a sus seguidores. A pesar de ello, a lo largo de la obra condenará cualquier clase de barbarie e intentará que los sacrificios sean los menores posibles.

Antes de pasar con otros personajes, cabe destacar que el mundo que nos presenta Vinland Saga es uno lúgubre y desolador. Las batallas, los asedios y los asaltos a poblados son el pan de cada día, y la propia cultura vikinga enaltece la guerra, el honor y la valentía. No es una sociedad que quiera ni conciba siquiera vivir en paz, y para ellos la muerte más elevada que se puede alcanzar se encuentra en el campo de batalla. Esta forma de pensamiento, en su máxima expresión, la representa uno de los personajes más carismáticos y queridos de la obra.

Thorkell es un fiero vikingo, el personaje físicamente más fuerte de todo Vinland Saga. Tiene una personalidad tan animada que a veces se comporta como un niño en una piel de adulto, pero en otros momentos es capaz de dejar grandes reflexiones para enmarcar. Thorkell es la representación más fidedigna del canon vikingo: musculoso, ocioso, honorable, valiente e impávido. Su deseo máximo es combatir una y otra vez, de batalla en batalla y de guerra en guerra. No conoce otro mundo, ni tampoco desea vivir en paz. El conflicto ha forjado su carácter y le ha encadenado de por vida. Con frecuencia, Vinland Saga acude a Thorkell para mostrarnos la otra cara de la moneda: en contraste con personajes que ansían un mundo pacífico, este vikingo solo encuentra la paz mental a través de la guerra armada.

Thorkell en su salsa / ©Afternoon – Kodansha

Hild, por otra parte, es un personaje que también intenta alcanzar la paz mediante el conflicto. Sin embargo, ella no tiene ningún interés en las guerras, sino en cometer su venganza contra la persona que mató a su familia y le arrebató su futuro. Gracias a ella, la obra puede moldear su enfoque y alejarse de los grandes conflictos bélicos para centrar su mirada en la pequeña escala: en la sed de venganza y en el perdón y la redención. Estos temas se articularán a su alrededor conforme transcurre la historia, y lentamente va comprendiendo que la única forma de alcanzar una paz verdadera es mediante la superación de su tragedia, viviendo en el presente y sorteando los fantasmas de su pasado.

Y ahora, por fin, hablemos del protagonista de Vinland Saga: Thorfinn Karlsefni. El desarrollo de su personalidad e ideología es el punto principal de este manga, por lo que su perspectiva en torno a la paz cambiará sumamente a lo largo de los diferentes arcos. No quiero destripar demasiado —pues en este artículo no quiero hacer apenas spoilers y porque considero que Thorfinn es un personaje tan profundo que debería redactar otro texto solo para él—, pero vamos allá.

El Thorfinn adolescente —entre 16 y 18 años— es un guerrero que ha consumido todas sus ambiciones para intentar obtener su venganza contra el asesino de su padre. Al mismo estilo que Hild, se ve que es un personaje implacable y que considera que solo podrá alcanzar la paz mediante la violencia, mediante la muerte de su principal enemigo. Sin embargo, Thorfinn no se limita a atentar contra esta persona. Durante el primer acto del manga, asesina a cientos de personas y provoca la muerte de otras tantas. A él no le preocupan estos hechos, ni siquiera parece ser consciente del monstruo en el que se ha convertido —salvo en algunos momentos muy concretos—. Lo único que Thorfinn tiene en mente es el preciso momento en el que cumpla su venganza.

Sin embargo, el Thorfinn posterior a este primer arco es una persona que ha perdido el único propósito en su vida. El asesino de su padre muere a manos de otra persona, todo ello en frente de sus ojos marcados por la impotencia. Su intento de venganza ha fracasado, y ahora se ha convertido en un esclavo por orden de la misma persona que le arrebató ese momento soñado. En ese tiempo, el joven vikingo pasa por un gran proceso de deconstrucción y empieza a ganar esa humanidad que había perdido durante sus años en el frente de guerra. Comprende, al fin, todo el dolor que ha cometido, y se da cuenta de que la guerra y el conflicto no tiene ningún sentido. Por ello, toma la decisión de viajar a una tierra no horadada por los vikingos —que sería Vinland— y construir ahí un asentamiento donde la violencia y la esclavitud no estuviesen permitidas. Thorfinn entiende que la enemistad es un concepto más fundamentado en prejuicios que en hechos reales. La gran mayoría de personas que había asesinado hasta ahora simplemente eran soldados que peleaban para otro bando o civiles que tuvieron la mala suerte de toparse con él. Thorfinn, que había arrebatado cientos de vidas, se dio cuenta de que nunca había tenido enemigos. Que nadie realmente es tu enemigo. Y por eso mismo, decide abandonar la violencia y solo utilizarla como último recurso.

«Un verdadero guerrero no necesita usar una espada» / ©Afternoon – Kodansha

Por más que esta forma de pensamiento de Thorfinn pueda ser un tanto «ingenua» o «irrealista», Makoto Yukimura hace especial énfasis en lo necesario que es para el propio protagonista luchar por esa redención. Thorfinn no concibe vivir sin pagar por los crímenes que ha cometido, y la mejor forma que él considera es construyendo esa nación sin violencia. La gran diferencia, por tanto, entre él y otros personajes como Canute, es que nuestro protagonista rehúye de toda clase de conflictos armados. Desde su perspectiva, el fin no justifica los medios, y mucho menos si lo que pretende es redimirse por haber asesinado a sangre fría a cientos de personas. Según Thorfinn, para alcanzar esa paz colectiva, primero hace falta realizar una ardua labor de introspección y deconstrucción hasta renegar tú mismo del uso de cualquier forma de violencia.

Como hemos visto, en Vinland Saga coexisten diferentes visiones acerca del concepto de la «paz». Por más que las ideas de Thorfinn sean las principales —lógico, dado su condición de protagonista—, a menudo se debe enfrentar con otros dilemas propuestos por otros personajes y no siempre sale bien parado. Todas las concepciones en torno a este asunto tienen sus puntos fuertes y débiles, sus motivos de existir y sus razones para sustentarse en el tiempo. El propósito de Yukimura, por tanto, no se limita a relatarnos un sermón pacifista —aun cuando el tono de la obra es antibélico, evidentemente—, sino que intenta plantearnos una problemática filosófica y ética y nos ofrece distintos puntos de vista para que seamos nosotros, los lectores, quienes forjemos nuestra opinión propia. Y ese, tal vez, es el legado inmortal que dejará Vinland Saga, su obra maestra.

Un comentario en “El concepto de la «paz» en Vinland Saga

  1. Hola me gusto mucho tu análisis sobre vinland saga, me gustaria saber si tienes un algún estudio para poder hablar sobre este tema y confirmar lo que piensas (es para un trabajo de la escuela)

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