El mundo de las historias de acción y aventuras están plagados de luchadores a los que su creador otorga ciertas habilidades que caracterizarán su estilo de lucha. Pero a veces va a más, y este poder o habilidad se convierte en algo definitorio para el personaje. ¿O no es Goku el alienígena capaz de usar técnicas avanzas de artes marciales y optar a formas especiales? ¿O no es Josuke Higashikata un joven con el corazón de oro con una habilidad capaz de sanar heridas? A veces llega el momento en el que el propio poder que tienen los poderes, valga la redundancia, afecta incluso a la imagen que quieras dar del personaje. Sin embargo, si analizáramos solo su lista de habilidades en bruto… algunos luchadores, ridiculizados incluso por lo que son, ocultan un poder menguado por diversas capas narrativas. Para demostrar la importancia que tiene definir los límites y los poderes en una historia, vamos a crear un ring metafórico en nuestras cabezas y poner a pelear a dos personajes idóneos para esta demostración.
En la esquina izquierda tenemos a Guldo. Guldo es un alienígena que forma parte de las Fuerzas Especiales Ginyu, un equipo formado por cinco miembros que son la élite dentro del ejército del déspota interplanetario que es Freezer. Sin embargo, es despachado con facilidad por Vegeta y terminó siendo el primero de estas Fuerzas Especiales en fallecer. No obstante, antes de hacerlo, pudimos ver un atisbo de las habilidades de las que disponía este ser: unos grandes poderes psíquicos obtenidos por su raza alienígena y mejorados con entrenamiento. Con estos poderes es capaz de hacer mover rocas, inmovilizar y enemigos y una pequeña cosita sin importancia: es capaz de detener el tiempo para poder desplazarse sin consecuencia y huir u obtener cualquier cosa que se le ocurra.

No es nada, ¿no? Un combatiente capaz de detener el flujo del tiempo en un lapso determinado para moverse a su antojo. No impresiona mucho cuando su oponente en nuestro ring metafórico puede hacer lo mismo. ¡Damas y cuervos, aquí llega Dio!
Dio Brando es un vampiro que ha vuelto tras estar más de 100 años encerrado en un sarcófago en el fondo del mar. Con un nuevo cuerpo y un carisma que puso a decenas de personas a sus órdenes, obtiene un gran poder manifestado como un espíritu con una habilidad especial; este espíritu es conocido como Stand. Durante la travesía de los héroes de la historia, el grupo liderado por Jotaro Kujo, estos no conocían la misteriosa habilidad del vampiro y se convirtió en una prioridad averiguarla, a la par que detenerlo. Durante su encuentro en Egipto, la abrumadora habilidad pilló desprevenidos a varios de ellos, que no paraban de preguntarse qué estaba pasando, llegando hasta a ocasionar una baja. Pero gracias a esta baja, el grupo lo descubrió; el stand de Dio The World, podía detener el tiempo un número determinado de segundos. Al final, consiguieron sobreponerse a este vampírico enemigo que, además de su fuerza sobrehumana, también podía detener el tiempo durante varios segundos.
Pero esperad un momento. Nuestros contendientes tienen en su repertorio la misma habilidad. Y no es una habilidad cualquiera: poder controlar el tiempo ha sido siempre algo tratado con respeto y solemnidad en infinidad de obras. Esto ha sido así porque el concepto del tiempo es uno de los más inescrutables y magnos de la existencia. Y esto, traducido a la ficción, significa un gran poder que poner en manos de gente habilidosa o hasta prodigiosa. Ahora miremos a una de nuestras esquinas de nuevo. Guldo es poseedor de esta habilidad —y, de hecho, de manera mucho menos limitada que en el caso del vampiro— pero su papel en la historia es inferior al de Dio, ya que es un subordinado derrotado en un pestañeo en comparación a sus compañeros. ¿Cómo es esto posible?

Algún avispado entre el público dirá: <<a ver, es obvio. DIO es el antagonista de su historia y Guldo es solo un secuaz secundario. Tiene protección por el argumento, plot armor o como quieras llamarlo.>> Y no se equivocaría. Está en lo cierto. Es muy importante como escritor y guionista ser consciente de como quieres que tu personaje se perciba. En una obra de acción, la presencia que quieras darle al enemigo debe ser probada en su poder e influencia. Y Dio brilla con ello: es el enemigo final a derrotar tras un largo viaje. Es el que ha conseguido poner un gran número de obstáculos en el camino y él mismo se encuentra en ese camino como el obstáculo definitivo. Y por eso mismo su poder de manipulación del tiempo es tan imponente: la percepción que le dan los personajes y lo que le rodea magnifica el respeto que se siente ante su poder. Araki, escritor de la obra, manejó genial este aspecto.
Pero Toriyama es un mayor artífice de este efecto con la mera creación de Guldo. Podría considerarse hasta cómico a estas alturas que un enemigo como Guldo, barrido del medio en un suspiro, disponga de un gran arsenal de poderes psíquicos. Llevados al máximo, quién sabe lo que podría hacer. Pero su papel en la historia y la presencia dada en ella no eran los de tener un gran rol de antagonista. Así que podemos considerar un toque curioso, hasta irónico, otorgar un poder tan solemne a un enemigo que podría considerarse raso, y no tanto por su rango sino por su relevancia en la narrativa que nos atañe.
Y esto es lo maravilloso de las técnicas narrativas: el juego y el contraste. Este ejemplo, el de aumentar o rebajar la magnitud a un poder en relación a su portador y su papel es lo que hace que una obra pueda ser colorida, con momentos memorables que nos dan a nosotros la potestad de opinar y contemplar. Si estás pensando en escribir tu misma una historia en la que los personajes emplean poderes, plantéate esto: juega con las posibilidades. Crea escenarios en los que puedas ocasionar en tus lectores esta sensación alrededor del poder del personaje. Hazlo su mayor baza o una maldición; hazlo un as en la manga o algo imperceptible. Pero siempre juega y sorprende, porque ese es el poder ganador.
En cuanto a la pelea en nuestro ring metafórico, ¿quién ha ganado? Quién sabe. Igual hemos entrenado a Guldo durante años para que lleve al máximo sus poderes. Quizá le hemos dado un rol más importante en esta aventura. Toda su fuerza es la que quiera tener y a la que pueda optar. Un poder es tan fuerte como tú quieres que sea.
Pero el ganador es Goku. Porque Goku les puede.
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