Live a Live: ocho vidas y un destino

Si algo caracteriza al videojuego es que se trata de un arte sumamente joven, pero que al mismo tiempo ha evolucionado muy rápido, en parte gracias a los avances técnicos, sin los cuales los videojuegos no serían posibles, pero también gracias a que se nutren de otros medios, como el cine o la literatura. Por eso no es de extrañar que a estas alturas dé la sensación de que «ya está todo inventado». Parece que es muy difícil presentar un videojuego realmente innovador que haga algo que no se haya hecho antes, y por eso cualquier propuesta mínimamente original se suele recibir con los brazos abiertos.

En el verano de 2018 salió a la venta un RPG que, precisamente, prometía ser diferente, al menos en principio. Se trata de Octopath Traveler, el primer juego de Square Enix con gráficos 2D-HD, y que a priori llamaba la atención porque mostraba ocho historias, ocho viajeros que se acaban cruzando y uniendo —de ahí el título—. No obstante, una vez que pasó el tiempo y el público general pudo degustarlo, la resolución y la forma en que terminaron integrándose las historias no resultaron del todo agradables para la mayoría de jugadores.

A mucha gente le sorprendió la supuestamente original propuesta de Octopath Traveler. © Square Enix

Lo que mucha gente no sabía es que ya en 1994 hubo un RPG que hizo justo eso mismo que prometió Octopath Traveler, mucho más acertadamente además, y encima de la misma compañía, Squaresoft por aquel entonces. Los lectores avezados ya habrán descubierto que se trata de Live a Live, una joyita de nicho que durante años ha permanecido solo en el recuerdo de unos pocos, en parte porque nunca llegó de forma oficial a Europa, por lo que no es de extrañar que en nuestro país, España, no sea tan conocido. Eso hasta este mismo año, 2022, en el que Square Enix ha decidido rescatar Live a Live con un hermoso remake en 2D-HD, el mismo estilo gráfico que usaba Octopath Traveler, por lo que la comparación es inevitable; no obstante, la comparativa no se queda ahí, pues Live a Live también presenta ocho historias aparentemente inconexas, cada una situada en una época histórica diferente, y varias incluso en distintos países: así, tenemos a Pogo, un chico de la prehistoria, un maestro de kung-fu que quiere encontrar discípulos a los que enseñarles sus artes en la China imperial, Oboromaru, un shinobi al que le encomiendan rescatar a un prisionero de un castillo fortificado en el periodo Edo japonés, un misterioso pistolero en el Salvaje Oeste americano al que todos conocen como Niño del Anochecer, un luchador de artes marciales que aspira a convertirse en el más fuerte del mundo —Masaru Takahara—, un huérfano japonés con poderes psíquicos llamado Akira, un robot engendrado en una nave espacial en el futuro distante al que llaman Cube y un caballero medieval de nombre Oersted.

Live a Live cuenta con un peculiar sistema de combate por turnos con cuadrícula propia de los SPRG. © Square Enix

Del hilo conductor hablaremos más tarde, de momento preferimos centrarnos en el estilo de combate, muy original, que combina turnos con las casillas propias de los RPG de estrategia, y también en lo que hace única a cada historia, pues cada segmento jugable difiere no solo en época y ambientación, sino que cada uno de ellos cuenta con mecánicas diferentes que ayudan a que las historias sean distintas y nunca nos aburramos. Si alguien no quiere conocer absolutamente ningún detalle de este juego, debería dejar de leer este artículo a partir de este momento, pues se ofrecerán ciertos pormenores de cada una de las historias. Más adelante habrá spoilers explícitos del final del juego, sobre los que también se avisará.

Aunque, como decimos, el sistema de combate es el mismo en todo el juego, cada parte está planteada de forma distinta de acuerdo a la historia que se quiere contar. Así, el relato de Pogo incluye mecánicas de crafteo para poder crear nuestras propias armas y armadura, pues estamos en la Prehistoria. También usaremos el olfato del protagonista para encontrar enemigos con los que combatir y objetos ocultos. Pero lo más interesante de esta historia es que no incluye diálogos como tal, pues se supone que en esta época aún no existía el lenguaje hablado (al menos según el canon de Live a Live), así que nos comunicaremos con el resto de personajes mediante un curioso procedimiento: a través de bocadillos de cómic en los que aparece un personaje o una idea, como un emoji, y a raíz de eso debemos descubrir lo que tenemos que hacer a continuación.

La historia del presente está protagonizada por un experto en artes marciales que aspira a convertirse en el hombre más fuerte del mundo, por eso no es de extrañar que esta parte esté organizada como si fuera un torneo de lucha. Sin duda, nos recordará a cualquier juego de lucha por la manera en que tendremos que enfrentarnos a diferentes oponentes. Pero el objetivo no es solo vencerlos, sino también hacernos con sus habilidades más poderosas, y aquí es donde está lo más interesante.

Casi la misma mecánica, pero al revés, está presente en la historia de China imperial. Esta es, probablemente, la más lineal de las partes que componen el juego, pero también es interesante tanto por la mecánica de tener que legar las habilidades a los discípulos del maestro de Tierra como a nivel narrativo.

Para la parte del Salvaje Oeste apostaron por una iniciativa que recuerda a las aventuras gráficas, pues hablamos con los personajes —es una de las historias con más texto— y tenemos que resolver puzles para avanzar. También es una de las partes con menos combates, apenas hay un par de duelos de pistolas (como no podría ser de otra forma, tratándose de una historia ambientada en el Salvaje Oeste) y el enfrentamiento contra el jefe final. Además, inevitablemente la historia del Niño del Anochecer nos recordará a las películas del género western.

En el periodo Edo encontramos una mezcla de mecánicas de metroidvania con el sigilo propio de sagas como la célebre Metal Gear Solid. Esta es una de las partes que permiten más exploración, porque además existe la posibilidad de completarla de diversas maneras: podemos ser silenciosos como un auténtico shinobi y elegir no matar a nadie —aunque entonces no subiremos de nivel y, por lo tanto, el enfrentamiento con el jefe final será más difícil— o podemos optar por teñir el castillo con la sangre de nuestros enemigos. Esta posibilidad de elegir también nos trae a la memoria a juegos como Shin Megami Tensei o el más moderno Undertale, pues nos permiten escoger entre aniquilar a nuestros enemigos o negociar con ellos y perdonarles la vida.

El capítulo de Akira cuenta con numerosas referencias al género mecha y al tokusatsu. © Square Enix

El capítulo del futuro cercano bebe de las series de mecha y del tokusatsu, y también es una de las historias más surrealistas y divertidas. Como el protagonista tiene poderes mentales —es básicamente un psíquico—, no podemos dejar de pensar en Mob Psycho 100, a pesar de que este manga de ONE que también cuenta con adaptación a anime es mucho más moderno que Live a Live.

La historia del futuro lejano es, posiblemente, una de las más interesantes que este particular juego tiene que ofrecer. Al igual que ocurría con la del Salvaje Oeste, esta también está planteada como una aventura gráfica con muy pocos combates e interacciones con los demás personajes y el entorno —de hecho, solo hay un combate obligatorio—. Pero, además, en este caso incluye un tono y una mecánica propios del survival horror, un género que por aquel entonces, 1994, ni siquiera estaba plenamente establecido, pues aún no había salido a la venta el primer Resident Evil (el juego que dio nombre al citado género) y solo existían juegos como Alone in the Dark, por lo que el survival horror aún estaba en pañales. A nivel temático, esta historia se inspira en películas de ciencia ficción ambientadas en el espacio, como 2001: una odisea en el espacio y Alien: el octavo pasajero, quizás las dos influencias más evidentes.

Y por fin llegamos al último capítulo, el de la Edad Media. Decimos que es el último porque, a diferencia de los demás, que pueden jugarse en cualquier orden, este requiere haber completado los otros siete. La historia de Oersted nos presenta el típico mundo de fantasía medieval reminiscente de juegos como los Final Fantasy clásicos y, aunque en principio parece el típico viaje del héroe, tiene un giro de guion inesperado cuanto menos. Ahora sí que entraremos en terreno de spoilers puros y duros de Live a Live, por lo que rogamos encarecidamente a nuestros lectores que, si no desean saber detalles importantes del final del juego, dejen de leer en este mismo punto.

Hace unos meses, esta humilde redactora preguntó por Twitter si existía algún videojuego en el que empezases siendo el típico héroe, pero acabases siendo un paria vilipendiado por la misma gente que en un principio te adoró y, por tanto, transformándote de héroe en villano. Nos parecía un concepto muy interesante y poco explotado en videojuegos y, aunque muchas personas nos pusieron varios ejemplos, casi ninguno ofrecía exactamente esto que se pedía. Curiosamente, justo este concepto es el que explora Live a Live: Oersted, el típico caballero heroico, destinado a derrotar al mal supremo y a casarse con la bella princesa, es realmente ese mal, se convierte en lo que jura destruir. Acusado de asesinato y traicionado por su amigo, Oersted se transforma involuntariamente en el villano y acaba abrazando ese mal del que le acusan.

Resulta curioso que Live a Live ofrezca exactamente lo que se pedía en este tweet.

Pero no solo eso, pues descubrimos que este mal supremo, que realmente es el Odio, concepto personificado que azota a toda la humanidad, es el villano de todas las historias. El jugador astuto sabrá ver que todos los jefes finales del juego tienen variantes del mismo nombre que al final remiten a Odio. Lo que es aún más interesante, en uno de los finales posibles podemos elegir jugar con Oersted y encarnar a todos estos jefes finales para derrotar a los héroes de cada historia. ¿Por qué ellos han tenido finales felices y Oersted no? En un movimiento completamente innovador, Live a Live nos permite ponernos en la piel del malo para llevar a cabo su venganza.

Pero la cosa no acaba aquí. Si queremos sacar el final verdadero de Live a Live, debemos elegir jugar el último capítulo con cualquier otro personaje que no sea Oersted. Con este personaje podremos reclutar al resto de héroes, y es aquí donde viene a colación rescatar la comparación con Octopath Traveler, pues nuestros siete protagonistas se unen para acabar con Odio. La diferencia es que en el caso que nos ocupa la unión de los personajes de distintas épocas tiene sentido, están bien integrados, y el final es emocionante y casi lacrimógeno.

La apariencia del jefe final exclusivo de la versión de Switch es increíble a nivel de diseño. © Square Enix

Llama poderosamente la atención que un juego de hace casi 30 años se haya atrevido a tanto. No solo es una mezcla de diferentes géneros con acierto —sin dejar de ser un JRPG por turnos—, sino que explora la posibilidad de convertir a un héroe en el villano y, encima, nos permite ser ese villano y unir a personajes de distintas épocas y lugares que en principio no tienen nada que ver unos con otros.

Live a Live fue un juego tan innovador que está por delante de muchos JRPG modernos, tanto es así que resulta totalmente fresco. Cuesta creer que sea un juego de 1994 y no de hace unos pocos años. Es muy posible que, aunque de forma totalmente inconsciente, Live a Live haya sido uno de los JRPG más influyentes que hayan existido jamás; por desgracia, es complicado tener esta certeza siendo como ha sido un juego totalmente desconocido en nuestro territorio hasta ahora. Pero es un motivo de alegría saber que, tras casi 30 años, Live a Live vuelve a estar vivo, nunca mejor dicho. Quizás su destino no sea otro que convertirse en un ejemplo a seguir, ser un modelo para los JRPG que están por venir, porque la historia de Pogo, Masaru Takahara, el maestro de Tierra, Oboromaru, el Niño del Anochecer, Akira, Cube y Oersted fue una adelantada a su época. A lo mejor el sitio de estos ocho héroes está en nuestro siglo, en 2022, y no podemos dejar de dar gracias a Square Enix por esta segunda oportunidad en forma de remake para ocho protagonistas con el destino heroico de convertirse en un faro simbólico para su género.

2 comentarios en “Live a Live: ocho vidas y un destino

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