Los mecanismos de captación del fascismo en Shin Megami Tensei V

En sus sucesivas entregas a lo largo de décadas, Shin Megami Tensei siempre ha tratado temas ásperos y complejos. Holocaustos nucleares, individualismo, sacrificios por un bien mayor… pero la eterna dicotomía de la saga, el conflicto imperecedero, es la confrontación entre Orden y Caos. Hoy vamos a analizar la ruta de Orden de Shin Megami Tensei V y sus paralelismos con los métodos de captación empleados por el fascismo.

Este artículo contiene destripes cruciales de Shin Megami Tensei V y detalles menores de otros juegos de la saga

El propio Aya Nishitani, autor de la novela Megami Tensei y padre directo de MegaTen, hablaba de cómo el orden y el caos, en términos absolutos, representan ideologías contraproducentes. En buena parte de la saga, ambas degeneran en ucronías o bien fascistas o bien regidas por el darwinismo social más despiadado. Como máximos representantes de este orden ciego y absoluto están los ángeles, tradicionalmente sirvientes del Orden, con la excepción de SMT: Nocturne, seguidores de la Razón de Yosuga, muy afín a los postulados del Caos. SMTV sigue a pies juntillas la tradición de la saga en esta ruta, encarnada en la organización Bethel, una organización internacional de dioses y humanos cuya máxima es la derrota de los demonios, en una larga batalla contra las huestes de Lucifer. Hablemos primero de los personajes que ejemplifican esta dinámica: Abdiel e Ichiro Dazai.

«Aguanta el plano ahí. Otro vídeo viral más y pago la entrada del piso en Andorra» / ©Atlus

La arcángel Abdiel es la cabeza visible de Bethel y las fuerzas del Orden, reorganizadas en torno a una organización que intenta mantener la voluntad de Dios, el cual se cree muerto tras el ataque de Lucifer, y manteniendo vivo el sueño de una Tokio ficticia y segura. Abdiel se muestra como una figura autoritaria y severa en los primeros compases de la historia, especialmente hostil contra nosotros por haber cometido una transgresión contra el orden divino: nuestra conversión en Nahobino, la unión prohibida entre humano y demonio.

La otra cara de la moneda es Ichiro Dazai, el joven que marca la ruta legal de Shin Megami Tensei V. Dazai es un muchacho errático, con poca autoestima, no muy brillante, que busca qué hacer con su vida, agitada por las constantes discusiones de sus padres. Intenta conseguir éxito y validación a través de compartir contenido morboso, como accidentes, en redes sociales, sin mucha fortuna. Desde el momento que se ve envuelto en el desastre de Tokio y recibe el Programa de Invocación de Demonios, su vida experimenta un giro de 180 grados.

La relación entre ellos dos es áspera en los primeros compases, pero Ichiro no tarda en sacar el lado amable de Abdiel. En una sociedad que se cae a pedazos, con la acechante amenaza de los demonios del Caos siempre ahí y la autoridad de Bethel cada vez más fragmentada, Abdiel valora su fidelidad y apoyo, mientras Ichiro acepta lentamente la autoridad de un Dios al que ve como la salida a su propia debilidad. ¿Cómo nos va a desear el mal alguien que fabricó una Tokio falsa para salvaguardar a la humanidad tras una tragedia semejante? Alimentado por esta idea y fascinado por la fuerza de su superiora para complementar y anular su supuesta debilidad personal, el vínculo entre ángel y humano deriva en una amistad cada vez más estrecha.

Abdiel, Arcángel y representante del Dios del Orden en Tokio / ©Atlus

En la diégesis de SMTV existe el concepto del Conocimiento: similar a la idea del mismo que propone el Génesis, el Conocimiento es el entendimiento superior que separa a ángeles y demonios del nivel superior, los dioses. Como castigo, el Dios del Orden separó el Conocimiento, que fue transmitido a los humanos, del ser, degradando a los dioses para impedir que osasen ponerse a su altura, y así prohibiendo la fusión del Nahobino, un tabú absoluto en el universo del juego. Así, la teórica derrota de dicha deidad ante Lucifer se nos confirma como real desde el principio de la historia, tras convertirnos nosotros en Nahobino. Dazai guarda en su interior el Conocimiento de Abdiel, lo cual explica tanto la conexión que sienten desde el principio, ese entendimiento innato que les guía, como la posibilidad de que ambos seres converjan en otro Nahobino.

El arco de Dazai y su resolución gurda estrechos un proceso de captación fascista, con la salvedad de que Abdiel y su compañero humano se influencian mutuamente. De esta forma, no solo el humano se convierte en un férreo partidario de mantener el orden divino y concentrar el poder en un solo dios, sino que convence a Abdiel de una postura más pragmática: para alcanzar sus ideales, han de hacer todo lo posible para obtener ese poder, incluso si los preceptos sagrados han de ser quebrados. Así, Dazai completa su viaje y se convierte en un fanático, más agresivo, más seguro de sí mismo y con un cambio estético notable. Solo queda el último paso: su fusión para convertirse en Nahobino y alcanzar el Trono.

La transformación ha sido completada / ©Atlus

En contraposición de la ruta de Caos de Yuzuru Atsuta y Tsukiyomi, que apuestan por una alianza politeísta que niegue una autoridad superior, algo distinta al resto de rutas de su corte, Orden mantiene la tradición. Ahora bien, ¿dónde encaja esta conversión en un arco fascista? Partamos de lo ya explicado: Ichiro Dazai es, hablando en planta, un don nadie intentando destacar. Una persona normal con problemas como cualquier otro, sin grandes ideales. El escritor y conferencista David Saavedra, reconocido en Internet por su labor ayudando a prevenir a adultos y educadores acerca del peligro de los grupos de captación neonazis y cómo enfrentarse a ellos, explicaba que la sensación identitaria que proporciona un grupo fuerte, con objetivos comunes. La idea de la víctima fácil de radicalizar existe, pero muchas veces basta con un discurso atractivo y un concepto de fortaleza para que un adolescente caiga en las garras del fascismo. Es el caso de Dazai.

Su evolución es constante, pero paulatina. Experimenta euforia al ser capaz de invocar y dominar demonios, pero su falta de autoestima, el Talón de Aquiles del personaje, se manifiesta, al no poder igualar las habilidades de Atsuta o del Nahobino protagonista. Así es como Abdiel lo convierte en un aliado para su causa y su unión termina fructificando. Nadie se radicaliza en dos tardes, pero todo empieza con una mecha y un chispazo. En el contexto de Shin Megami Tensei V, con una historia llena de revelaciones sobre el bien y el mal, lo divino y lo humano, y el fatídico destino de la humanidad, es más comprensible recurrir a posiciones absolutas.

A estas alturas, lo único que puedo aportar como conclusión, elevando el tono pues esto ya sobrepasa la frontera de lo lúdico, es que las garras de la extrema derecha están ahí, y fagocitan cualquier atisbo de voluntad renqueante para plantar su semilla. Obras como SMTV, basadas en la confrontación de ideales, nos plantan ante ellos y nos recuerdan lo que suponen.

Hay que combatir el fuego con el fuego: Abdiel Nahobino, la última traición a Dios / ©Atlus

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