Megalobox: Nomad, más allá de la estela de Ashita no Joe

La única manera de lidiar con este mundo sin libertad es volverte tan absolutamente libre que tu mera existencia sea un acto de rebelión.

Albert Camus

La primera temporada de Megalobox —serie de la cual, por cierto, ya os hemos hablado antes en esta web— vio la luz en el 2018, como un homenaje a Ashita no Joe con motivo del quincuagésimo aniversario de su manga. Su génesis parte de una celebración del valor, la influencia, los logros y el legado de la obra de Ikki Kagiwara y Tetsuya Chiba, una de las más icónicas e influyentes de la historia del medio. En ella se manifiesta un respeto reverencial hacia el material de origen, con la aplicación de numerosas herramientas intertextuales que actúan como reminiscencias evocadoras al manga responsable de su existencia. Esta intertextualidad abarca todos los niveles de la obra, va de lo general a lo particular y de lo superficial a lo fundamental. La imitación del estilo de animación de los años 80 o el nombre que su protagonista anónimo escoge para sí quedan como un tributo patente. Su muestra de la desigualdad social y la diferencia de oportunidades según criterios arbitrarios fuera del control individual, la búsqueda de un propósito al estar perdido en un mundo despiadado o la determinación de dar todo de uno mismo con el objetivo de dotar al individuo de significado son concomitancias en un contexto dispar que apuntan a captar la esencia del viaje de Joe Yabuki.

©TMS Entertainment

La admiración es un potente aliciente en tanto que puede resultar el elemento incitador que abra las puertas al proceso creativo. Ejemplo de ello son la infinidad de fanarts, fanfics o fangames que nacen de la pasión hacia obras concretas y que resuenan con un público igualmente entusiasta. Sin embargo, puede convertirse en un arma de doble filo y hacer, en contraposición, que esa pasión y respeto se tornen en unas cadenas que limiten la perspectiva y las posibilidades artísticas. Planteándose desde un punto de vista competitivo, se podría representar como un enfrentamiento entre un aspirante y el campeón al que idolatra, de tal manera que el primero restringe su máximo potencial de forma inconsciente porque, en el fondo, aún anhela la victoria de aquel a quien admira. La confrontación lleva a la creación de una dinámica de poder incluso antes de producirse, ajena a ambas partes pero igualmente condicionante. Desde el encuadre intertextual se encuentra una relación desigual, pues la conversación entre ambas obras pugilísticas tomaba un carácter unilateral. Si Ashita no Joe era el boxeador que disputaba un fiero combate por el título, Megalobox coreaba su nombre desde las gradas con el corazón en un puño. El Joe del hoy se perdía en su afán por alcanzar al Joe del mañana.

Pasado, presente y futuro convergen en Nomad, que reflexiona sobre su condición como tributo y se reformula para transitar por nuevos horizontes. La primera temporada concluía con su protagonista triunfando, iniciando entonces una nueva etapa vital que Ashita no Joe no tuvo con su personaje. De esta forma, su mundo y quienes lo habitan crecen a su propio ritmo y exploran nuevas facetas, evolucionando por caminos desconocidos. Ver Nomad es ver a Megalobox siendo ella misma por primera vez. You Moriyama llevaba a sus espaldas una prolífica carrera como animador, guionista gráfico, diseñador, artista de fondos o director de animación en producciones de la talla de Monster, Redline o Shingeki no Kyojin. La primera temporada de Megalobox fue su debut ejerciendo el rol de director, papel que vuelve a tomar para la segunda parte. En esta repetición podemos ver una evolución en su forma, con un enfoque que acentúa los momentos de calma y hace de cada conversación una mirada al alma de sus personajes, una mayor decisión y claridad que muestran la experiencia adquirida y que dejan a la imaginación cómo será su evolución en este papel durante su trayectoria.

Nomad comienza haciendo honor a su nombre, con un Joe nómada, que vive por inercia y participa en peleas clandestinas que destruyen su cuerpo mientras una adicción a los opiáceos destruye su mente. Despojado nuevamente de su identidad, avanza sin un objetivo, peleando sin detenerse porque es la única forma de acallar las voces que lo atormentan. El riesgo de las peleas que ponen su cuerpo al límite y las drogas que nublan su pensamiento son las únicas formas en que puede anestesiar la culpa que lo devora. Joe es resiliente, alguien acostumbrado a recibir los golpes de la vida y devolverlos con todo lo que tiene. Se ha valido por sí mismo desde que tiene uso de razón, siempre en soledad y sin confiar en nadie. El sobrenombre de Gearless Joe fue la luz que alumbraba el camino hacia un sueño, la esperanza de una vida mejor. Tanto él como Nanbu y Sachio, sus segundos, fueron cautivados por este sueño y, en esa meta conjunta, encontraron lo que verdaderamente llevaban buscando toda su vida, una familia y un hogar. No obstante, uno no puede cambiar el condicionamiento de toda una vida de la noche a la mañana. Joe encontró una familia, pero compartir una vida con otras personas choca frontalmente con el valerse por uno mismo sin nada ni nadie más ante cualquier circunstancia. Aún estando dispuesto a dar todo por ellos, carecía de las herramientas y habilidades comunicativas para incluirlos en sus decisiones o sus problemas, cargando todo el peso sobre sus hombros y dañándolos en el proceso. Esto desembocó en una ruptura de ese vínculo y en el distanciamiento de sus integrantes, lo que condujo a Joe a huir sin el valor para afrontar sus errores junto a quienes más quería.

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Es en este contexto que Joe conoce a Chief, un migrante que escapó de la muerte y la miseria reinantes en su país. Junto a otros en una situación igual, han formado una comunidad en un parque de atracciones abandonado en un intento de rehacer sus vidas desde cero. Todos ellos son personas que han perdido mucho, que han dejado atrás todo lo que conocían y que han afrontado un futuro incierto con la esperanza de que las cosas fuesen a mejor. En una tierra extraña enfrentan tanto su nostalgia como su discriminación a nivel personal y sistémico. Personas que buscan subsistir de forma honrada se ven empujadas a sufrir explotación laboral mientras son despreciadas, odiadas y desplazadas. Su mera presencia es considerada una molestia y una amenaza, siendo víctimas de un rechazo automático solo por pertenecer a una tierra distinta. El mundo del ser humano está repleto de barreras que toman infinidad de formas, pueden ser de carácter físico, político, comunicativo, social o cultural. Límites, cruces, franjas, muros y fronteras separan distintas sociedades mientras alimentan la idea de pertenencia geográfica e histórica. Lo físico en este caso sirve como potenciación de lo mental, la exaltación de lo propio y la exclusión de lo diferente. La cultura dominante ve negatividad en lo ajeno, ideas que buscan infiltrarse para derrocar las existentes y suplantarlas. No concibe una integración donde puedan convivir y retroalimentarse, sino que crea un enemigo representado por la otredad. La negatividad percibida en lo ajeno es así enfrentada con la negatividad propia, lo cual resulta en un proceso en el que lo propio se autoafirma mediante la negación de lo distinto. Incluso en un mundo globalizado donde la interacción y el intercambio cultural se producen con mayor frecuencia y cantidad que en ningún momento previo de la historia de la humanidad, la mentalidad de rechazo y exclusión sigue vigente en su afán conflictivista por la preservación de un ideal vacío.

La comunidad de Chief es víctima de esta carga puesta sobre ella de forma injusta, lo que lleva a la desesperación y al conflicto interno a personas desamparadas que se atrevieron a soñar con una vida mejor. Su vínculo y el apoyo mutuo es lo que les permite seguir adelante, levantarse y seguir luchando por mucho que los pisen. Aún recibiendo este trato injusto, acogen a Joe con los brazos abiertos en su hogar, tratándolo con respeto y amabilidad desinteresados. Chief perdió a su mujer debido a una enfermedad y a su hijo en el viaje para huir de su tierra natal, aquellos que lo eran todo para él. Pero en los demás encontró el apoyo y la motivación para seguir adelante, para sacrificarse en pos de conseguir un lugar al que poder llamar hogar sin miedo a que se lo arrebatasen. Gearless Joe fue una inspiración para toda la comunidad, un símbolo para los desamparados, la prueba de que podían aguantar todos los envites que sufriesen. Fue la luz que iluminaba el camino a un sueño, igual que lo fue para Joe y su familia en su momento. Ahora esa misma comunidad es la que ilumina el corazón de Joe, dándole el valor para construir un futuro junto a su familia, recogiendo las piezas de aquello que está roto y reparándolo con esfuerzo, constancia y sinceridad.

Este es el pistoletazo de salida para Nomad, una obra que sigue admirando sus inspiraciones pero entiende que ha de seguir una senda propia. Si su primera parte ennoblece la lucha contra lo establecido y hace de la rebelión un acto grande y bello mediante la figura del underdog, Nomad enfoca su narrativa desde una perspectiva intimista que se centra en las relaciones interpersonales como fuente de amor, comprensión y compasión. Es importante lo que uno hace como también es importante con quién lo hace, los seres queridos son todo lo que queda al final. Cuando el cuerpo y la mente se marchiten, ambos aplastados por el paso inevitable del tiempo, el recuerdo mantendrá vivo el espíritu de los que ya no están y dará fuerzas a quienes todavía recorren el camino. La fuerza para saber que no importa los golpes que reciban, pues saldrán victoriosos y encontrarán el camino de regreso a casa.

¿No te queda nada? Eso no es cierto. Tienes un pasado del cual arrepentirte, un presente que puedes escoger y un futuro aún por decidir. Para un alma moribunda como yo, aún te queda el mundo entero.

Megalobox: Nomad
Aún no estoy muerto… Hasta ver la luz… / ©TMS Entertainment

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