Tsukiatte Agetemo Ii Kana: La cara oculta del romanticismo

Las obras de romance son conocidas por todos, ya se trate de la típica película de época añeja que podáis ver un domingo por la tarde en Antena 3 o, por su parte, de manganimes que hemos tratado en esta web como Sono Bisque Doll wa Koi wo Suru o Boku no Kokoro no Yabai Yatsu, entre muchos otros. Sin ánimo de desmerecer a ninguna de las historias pertenecientes a este género, un patrón que notaréis —aunque, todo sea dicho, es una tendencia que se ha ido superando— es que buena parte de ellas aborda la relación de los protagonistas desde el momento en que se conocen hasta cuando empiezan a salir, de modo que no se nos muestra su vida de pareja como tal. No son pocas las obras que se han atrevido a levantar ese velo metafórico y enseñarnos qué ocurre tras el «final feliz» de un romance, es más, algunas empiezan exactamente a partir de ese punto. Este último es el caso de Tsukiatte Agetemo Ii Kana —también titulado How Do We Relationship? en inglés—, el manga yuri creado por Tamifull que, además de todo lo ya mencionado, se atreve a dar un paso más y nos muestra una cara del romance que, a menudo, está oculta en la ficción.

Una parte del gancho narrativo de How Do We Relationship? se basa en una revelación que ocurre relativamente pronto en el manga, pero que podría considerarse spoiler. Por tanto, leed este artículo solo si necesitáis que os convenzan para leerlo.

Las intenciones de la autora son claras desde un primer momento. Miwa y Saeko son dos universitarias que, en las semanas tras comenzar su primer curso, van haciendo migas hasta el punto de confesarse mutuamente que a ambas les gustan las mujeres. En este momento inicial, cualquier lector puede darse cuenta de que nuestras protagonistas no tienen una química especialmente fuerte y, sin embargo, las dos empiezan a salir en cuanto descubren este dato sobre la otra. Se puede interpretar como una decisión desesperada, nacida de una angustia únicamente sentida por miembros del colectivo LGTBI, quienes no siempre tienen la garantía de encontrarse con otras personas como ellos. Recordemos que pese a la presión tanto social como de los tribunales, el matrimonio homosexual todavía no se ha legalizado del todo en Japón, por lo que existe una cierta tara con la que quizás no nos podemos identificar tanto —aunque sí un poco, evidentemente—.

©Shogakukan

En definitiva y, aunque ambas se comporten de una forma que la audiencia puede registrar como adorable, siempre está presente un cierto resquemor en cuanto a las circunstancias que rodean a esta relación. Lo que comienza como un roce menor, como podría ser la pequeña dificultad que tienen inicialmente a la hora de acostarse por primera vez, no tarda en desembocar en conflictos verdaderamente importantes. Miwa es una chica tímida y cohibida pero que, debido a tener un aspecto mucho más acorde con los cánones de belleza, tiende a ser muy popular entre los hombres. Esto no solo conduce a que la mucho menos femenina y, por contraposición, más extrovertida y bravucona Saeko se ponga celosa, sino que también provoca que sienta envidia de ella y sus propias inseguridades se acrecienten. Una cosa lleva a la otra y, antes de que nos demos cuenta, observamos cómo su satisfacción se basa en una nada sana sensación de control y dominio sobre Miwa que, en cierto modo, la despersonaliza. Volviendo a sus conductas sexuales, esto se puede ver en cómo Saeko se niega a ser tocada por su pareja y, en cambio, prefiere ser la única parte activa en el acto. Esta es una de las muchas formas en que se nos muestra la coraza que recubre su corazón y su miedo patológico a mostrarse tal y como es ante los demás. Saeko nunca se abre a Miwa en toda su relación, temerosa ante la posibilidad de que su pareja no quiera a quien ella es realmente.

Esto nunca desemboca en una pelea a lo grande, pero los lectores nos damos cuenta de cómo estos factores se van apilando y, lo más importante de todo, tampoco se hablan de manera abierta y con calma. Ambas se convierten en una pareja bastante superficial, pese al sincero aprecio que claramente sienten la una por la otra y, llegado cierto punto, cualquiera puede sospechar que la ruptura es inminente. Específicamente, esta se dinamita a partir del reencuentro entre Miwa y Shiho, una amiga del instituto con la que, debido a ciertas circunstancias, casi surgió una relación romántica cuando eran jóvenes. Justo cuando pareciera que estos sentimientos pudieran volver a aflorar, Saeko da un tajante ultimátum a su novia y, aunque esta decisión también esté motivada por su desgarrador fuero interno, propone a Miwa acabar la relación sin dar demasiadas explicaciones. En las páginas finales del cuarto volumen, Tamifull confiesa que este es exactamente el punto al que quería llegar desde un primer momento. Quizás puede parecer cruel, pero las relaciones también son así en la vida real. Dos personas pueden profesar un innegable afecto mutuo pero que, bien por no estar acompañado de una buena comunicación, por una falta de madurez emocional o sencillamente por tratarse de dos sujetos muy diferentes, no puedan funcionar la una con la otra en el largo plazo. Ahora bien, la historia no acaba aquí.


©Shogakukan

Siguiendo con las palabras de la autora, su interés central a la hora de escribir Tsukiatte Agetemo Ii Kana es retratar «los bichos bajo las piedras» del amor, es decir, aquello de lo que normalmente no se habla en las obras ficticias. En un intento de idealizar todo cuanto vemos en el género de romance, hay un sinfín de matices sobre lo que realmente implica una relación que se pierden, por ser escabrosos o difíciles de tragar. El arte puede ser un instrumento de escapismo de los problemas del día a día para muchos de nosotros, por lo que tiene sentido que habitualmente se acuda a relatos más simples. Pero hay un valor inherente a ese tipo de vivencias más complejas o incómodas, que nos permiten aprender de nuestros errores y seguir creciendo como personas. Al fin y al cabo, la vida sigue igualmente tras una ruptura. En resumen, para Tamifull el romanticismo no es un prisma que deba verse desde un único ángulo, el más amable, sino que también es importante representar sus idiosincrasias con una óptica un poco más realista.

La propia transición de Miwa y Saeko hasta volver a ser amigas es una buena muestra de ello, pues este no es un cambio que ocurra de la noche a la mañana. Seguirá habiendo un mínimo tonteo entre ellas, una chispa o un apego que, con el tiempo, veremos que se va disipando lentamente hasta constituirse como una amistad muy madura e íntima. Aun con las parejas que ambas acaban teniendo a posteriori, observamos cómo la relación de nuestras protagonistas es mucho más sana que como fue en una primera instancia. Se cuentan sus diversos problemas, se apoyan la una en la otra y, con toda la naturalidad del mundo, las vemos crecer. Con cada volumen, Miwa se vuelve una persona mucho más confiada y pone un énfasis mucho mayor en qué es lo que puede hacer por la persona a la que ama. Saeko, por su parte, va dándose cuenta de que no puede hermetizarse tanto y que también necesita dar oportunidades a la otra persona para que tome la iniciativa.

Ver cómo Miwa y Saeko aprovechan lo aprendido de cuando estaban juntas para sus futuras relaciones de pareja es uno de los aspectos más satisfactorios de la obra. / ©Shogakukan

Obviamente, sus posteriores parejas a lo largo de la carrera tampoco son perfectas y no tardamos en ver algún que otro problema. Ya se trate de disparidades en cuanto al libido, de la necesidad de respetar el espacio del prójimo o incluso de los riesgos y presiones que conlleva hacer sacrificios por la otra persona, ambas enfrentan un nuevo abanico de dificultades con cada relación que van formando. Lo curioso es que tanto Miwa como Saeko están mucho más equipadas para hacer frente a estos desafíos, precisamente gracias al corto tiempo que pasaron juntas. Como en la vida misma, todos evolucionamos hacia un sentido dado y, como bien quiere hacernos ver Tamifull, puede ocurrir que nuestros caminos se separen de los de nuestros seres queridos en algún momento. Pero también es posible que este crecimiento continúe en cierta sintonía y que, pasado un tiempo, nos reencontremos con quienes habíamos dado por perdidos. El amor es como un río cuyo curso fluye sin fin, en ocasiones desbordante y en otras, desoladoramente seco. La lluvia no solo llena su caudal, sino que también puede ensuciarlo. Puede ser que la corriente nos lleve hacia un afluente y, aunque inicialmente parezca que habremos perdido el rumbo, se trate de otro camino igual de válido hacia el mar. Y, quién sabe, a lo mejor esa nueva ruta traerá consigo su propio manantial de emociones, capaz de convertirnos en una corriente fuerte e imparable.

A fecha de redacción de este artículo, Tsukiatte Agetemo Ii Kana está a punto finalizar su publicación, con la que está siendo una conclusión inmensamente satisfactoria para quienes hemos elegido acompañar a Miwa y Saeko a lo largo de su juventud. No podemos sino recomendaros encarecidamente que le deis una oportunidad a este genial manga, que pone sobre la mesa temas incómodos, que da voz a verdades sobre la vida en pareja que no se suelen decir y que aborda todo ello con una delicadeza y un buen tino que abruman. Tamifull nos brinda una de las interpretaciones más detalladamente realistas del romance que podréis ver en una obra de este estilo. La inmerecidamente poco popular serie todavía no está editada en España y no hay nada que nos señale que tendremos una adaptación animada pronto, pero esperamos de todo corazón que esto se rectifique más pronto que tarde.

Deja un comentario