Nadie hace lápidas para perros callejeros. – Joe

El underdog es uno de los arquetipos más predominantes en la narrativa desde que el ser humano ha tenido la capacidad de contar historias. Un personaje de este tipo ha de sobreponerse a grandes adversidades con el fin de alcanzar su objetivo, empezando desde abajo, sin prácticamente nadie que confíe en que tenga una mínima posibilidad de victoria. De forma casi instintiva, su situación provoca una respuesta automática en el espectador, una reacción empática que lo impulsa a apoyar al personaje. Es algo universal y está presente en cualquier medio. Ejemplos hay miles, ya sea David al derrotar a Goliat, Rocky demostrando su tenacidad contra Apollo Creed o Po al derrotar a Tai Lung con su estilo propio en Kung-Fu Panda.

Megalobox subió al ring en el 2018 de la mano de TMS Entertainment, estudio de animación con casi 80 años de trayectoria, conocido por encargarse de todo lo relacionado con Detective Conan y Lupin III. Fue creada como un tributo y celebración del 50 aniversario del manga de Ashita no Joe. Esta reverencia se aprecia ya desde el apartado visual, en el que se mezcla el estilo particular de la obra de Ikki Kajiwara con una estética más moderna, por lo que se evoca desde la actualidad la sensación de un anime clásico. Por regla general, en muchos animes se utiliza el reescalado para que los clásicos distribuidos en VHS y DVD tengan una mayor resolución en Blu-ray y en pantallas HD, como Tengen Toppa Gurren Laggan, que está editado a partir de una imagen a 540p. Animes más recientes también hacen esto, por ejemplo, Darling in the Franxx parte de una imagen a 810p. Megalobox va aún más lejos y su reescalado a 1080 parte de una imagen a 405p. Al partir de una resolución inicial tan baja, esta técnica otorga cierto emborronamiento a la imagen final presentada, lo que nos transmite de una forma más notoria la reverencia a su antecesor.

Pero no se trata solamente de las apariencias, pues también es reminiscente a Ashita no Joe en su mundo, en el diseño de los personajes —desde su aspecto físico y sus proporciones hasta su vestimenta y personalidad—, mensaje e incluso en el escenario donde se desarrolla. El mundo pasa de ser realista a retrofuturista y de estar claramente ambientado en Japón a una mezcla de distintas culturas en un mundo propio, pero las desigualdades sociales, las injusticias y la crueldad siguen tan vigentes como siempre. Aquí el megalobox es el deporte rey, una evolución del boxeo en las que los combatientes luchan con equipo especial para aumentar la potencia de sus golpes, de modo que los combates son mucho más brutales y exigentes a nivel físico.

Todo comienza con un boxeador sin nombre que lucha en peleas clandestinas arregladas, por lo que debe contenerse, perder y así ganar dinero suficiente como para sobrevivir un día más. Es utilizado por un entrenador en igual situación y explotado por un líder de una mafia que maneja los hilos, decide los ganadores y no tiene reparos a la hora de amenazar, extorsionar e incluso asesinar para conseguir lo que quiere. Este peleador —que usa el sobrenombre Junk Dog— detesta su estilo de vida, desea más que destrozar su cuerpo en combates amañados e insiste a su segundo en que le busque propuestas serias. Intenta dejarlo varias veces, pero al final siempre acaba volviendo porque es el único estilo de vida que conoce y no ve otra salida.

Como es de esperar, esta situación no tarda en dinamitar una vez nuestro protagonista se encuentra de forma accidental con Yuuri, el número uno en el ranking oficial, y acaba en un combate contra él. Yuuri gana con una superioridad aplastante, que ni siquiera espera a que termine el conteo para salir del ring. Junk Dog le increpa diciendo que, aún siendo el número uno, ni siquiera puede matar a un perro. La respuesta del contrincante es que no peleará más, pues ese no es su ring, y que su reencuentro será en la final del Megalonia, el torneo más importante y aclamado del mundo del megaloboxeo.

Con el fin de participar, el protagonista necesita un registro civil falso, que consigue contrayendo una deuda con el mafioso para el que peleaba. Ahí es cuando él tiene la oportunidad de decidir su nuevo nombre, Joe. Esto no es una mera referencia fácil al manga de Kajiwara, es el primer momento en el que al fin el personaje tiene un nombre, pues antes de esto solo se le menciona por su apodo de peleador. Joe es alguien que viene de un entorno lleno de pobreza y miseria, no es siquiera considerado un ciudadano de su propio país. Aquí tiene la oportunidad de hacerse a sí mismo, de comenzar un nuevo camino que cambie el rumbo de su vida. Y así es como, en aras de ascender en el ranking y clasificarse para el Megalonia, toman la decisión de adoptar el mote Gearless Joe. Nuestro protagonista es el único boxeador de megalobox que boxea sin equipo especial.

Joe es un paradigma modélico de la figura del underdog, desde su origen hasta su estilo de pelea. Toda Megalobox gira en torno a la identidad, la esperanza, la familia y encontrar tu lugar en el mundo. No se trata solamente de Joe, todos los personajes están perdidos de un modo u otro, pero aprenden a confiar, a conocerse y apoyarse en un mundo hostil que los utiliza y se deshace de ellos cuando no son herramientas útiles. Ese es el principal atractivo de los underdogs, lo que hace que sea casi inevitable querer presenciar su triunfo. Elegir luchar y seguir adelante aún cuando todo está en tu contra no es solo un acto grande, también es un acto bello. El desafío al status quo, la protesta contra el orden establecido, la rebeldía frente a las expectativas ajenas, mantenerse fiel a uno mismo pese a todo son acciones que despiertan algo dentro de todos nosotros, que nos recuerdan que podemos seguir luchando, que las cosas pueden cambiar y que todo no está todavía decidido.

Viejo, antes dijiste que mis habilidades eran auténticas. Sé que no lo decías en serio, pero… Quiero creerlo. Creer que mi fe en mí mismo es real. – Joe