Loguetown: una ciudad con mucho que contar

Loguetown es el nombre que recibe uno de los arcos argumentales más pequeños dentro de la maratónica obra One Piece. Se podría considerar como un pequeño epílogo al considerado como el primer gran arco de este manga, East Blue. Eiichiro Oda estructuró este arco para que terminara justo en el capítulo 100 del manga y así marcar el gran evento que era la entrada a la Grand Line, el objetivo de nuestros protagonistas. Esta pequeñísima aventura urbana duró cuatro capítulos pero fueron siete los episodios en su adaptación al anime. Una primera observación a realizar podría ser que el anime se ha inventado parte de su contenido, es decir, que ha añadido relleno. La cuestión no es tan sencilla, como tendremos ocasión de demostraros.

Tras los eventos en Arlong Park y con todos los miembros de la banda del Sombrero de Paja preparados, era hora de equiparse bien para afrontar la Grand Line. No muy lejos de su ubicación, Nami sugiere que visiten la ciudad portuaria de Loguetown para abastecerse y, de paso, Luffy podría ver un punto de interés histórico esencial para su viaje: el cadalso donde fue ejecutado el Rey de los Piratas, Gol D. Roger. Queremos hacer énfasis en que esta ciudad recibe el nombre de «la Ciudad del Alfa y el Omega» y el título funciona a la maravilla en varios niveles. Por un lado, esta urbe no solo fue en la que comenzó la Era de los Piratas, sino que también es la que vio nacer y morir a Gol D. Roger. Y ahora, el mundo tendría claro que la aventura de Monkey D. Luffy empezaría e iría rumbo a buscar el One Piece.

El capítulo 100 culminaría así. /©Shueisha

Al tratarse de solamente cuatro capítulos en el manga, no perdemos mucho tiempo en Loguetown. Oda confirmó que quería expresamente que los Sombrero de Paja llegaran a la Grand Line en el capítulo 100. Esto acabó con el resultado de que los eventos que transcurren en dicha ciudad avancen a una gran velocidad. Desde la introducción de personajes como Dragón y Smoker, pasando por el retorno de Buggy —anteriormente establecido en una pequeña historia en las portadas de los capítulos— y hasta la visita de Luffy al cadalso. Por supuesto, hay momentos que tuvieron su tiempo justo y preciso como la ya mencionada introducción de Smoker o todo lo relacionado con Zoro durante estos capítulos. Todo lo que incumbe al espadachín es considerado de lo mejor de este pequeño arco, tanto sus interacciones con Tashigi como la compra de sus nuevas katanas, cuyo momento de «elección» es rememorado hasta el día de hoy.

Por desgracia, en el manga no pudimos ver a los demás Sombrero de Paja disfrutar de Loguetown. Sanji había comprado un enorme atún elefante y Ussop había conseguido sus icónicas gafas que son ya una insignia del personaje. Si bien es cierto que no es relevante el cómo obtuvieron estos artículos, una buena historia corta que nos lo mostrase no habría estado de más. Pero es ahí donde el anime difiere de la obra original y la extensión de este arco entra en escena. Tanto Sanji como Ussop reciben un capítulo adicional sobre sus respectivas aventuras.

En lo que respecta a Sanji, entrará en un concurso de cocina para ganar el raro ejemplar del susodicho pescado contra la apasionada cocinera Carmen. Este personaje y su séquito, fuertemente inspirados en la cultura española —flamenco y toreo, una elección que quizás no es del mejor gusto—, parecen plantear un fuerte desafío para Sanji, pero este episodio nos remarca una vez más la gran pasión de este por la cocina y querer preparar para todo el mundo las delicias del mar. Por la parte de Usopp, vemos que encuentra sus ya mencionadas gafas pero deberá ganarlas en un duelo de puntería contra el hábil pistolero Daddy Masterson. Como curiosidad, sabed que Daddy estaba planeado por Oda para aparecer en el manga y la falta de tiempo por los capítulos hizo que se omitiera. Con este episodio, pudimos ver otro momento de valentía de Ussop, a la vez que resaltar sus dotes como francotirador.

Usopp recibiendo las gafas de mano de la hija de Daddy. /©Toei Animation

Estos dos episodios cumplen su función excelentemente. En el aspecto más objetivo le da más vida al arco de Loguetown, tanto de forma metanarrativa al alargar su trama como de dar vitalidad a una ciudad tan importante para el canon de One Piece. Ya más en el plano de personaje, tenemos más momentos con los Sombrero de Paja, resaltando las mejores virtudes de Usopp y Sanji para darles más protagonismo. Si bien estos dos capítulos son conocidos por ser, en cierta medida, alargamiento artificial del anime nos encontramos con ciertas escenas que pasan muy desapercibidas para la audiencia promedio. Muchos espectadores, incluido vuestro redactor, nos quedamos de piedra al saber que en el anime había un momento que se mimetizaba perfectamente con la obra original, pues representaba perfectamente a nuestro protagonista. Se trata de la escena del bar Gold Roger.

Se sitúa en el primer episodio de Loguetown, cuando los Sombrero de Paja desembarcan y empiezan a aprovisionarse. Luffy se pierde camino al cadalso y encuentra un bar con un letrero que dice «Gold Roger». Es una taberna destartalada y en la ruina, regentada por un anciano que ya está deseando cerrar el bar. Nuestro protagonista, movido por su afán de curiosidad, se fija en que el dueño está bebiendo al lado de una calavera gigante y el tabernero le cuenta que es lo que queda de un formidable enemigo de Gol D. Roger. Lo que sigue es un enternecedor montaje en el que este tabernero relata los mejores momentos de Roger, que finaliza con éste contemplando la figura del Rey de los Piratas reflejada en Luffy, quien demuestra su misma ilusión por la aventura. Al cerrar esta escena con un emotivo brindis, estamos ya más conectados con Loguetown, este bar y la semejanza entre Luffy y el anterior Rey de los Piratas. En efecto, toda esta escena fue un añadido del anime.

Por el eterno Rey de los Piratas /©Toei Animation

En Futoi Karasu no somos ajenos al tratar el tema del relleno en el anime, a las pruebas nos remitimos. Y One Piece es precisamente criticada por su forma de implementar tal contenido en su anime, mediante arcos insulsos o escenas canon alargadas sin chispa o intencionalidad ninguna más que para estirar el chicle. Por eso mismo es importante apreciar las escenas en las que un alargamiento de la obra está bien hecho. One Piece no sería ajeno a esto en el futuro, pues más adelante tendríamos un episodio sobre Brook intentando hacer un hueco en el barco de los Sombrero de Paja, cuyo ritmo relajado gustó a bastantes fans. Bien es cierto que muchos espectadores del anime desconocen qué material es original o no debido a no haber leído el manga, sin embargo, sí que se puede detectar debido a la común caída de la calidad del guion. Con Loguetown, arco situado en los inicios de la obra y con un claro conocimiento del material por parte del equipo de producción del anime, tenemos la suerte de contar con una serie de episodios entretenidos a la par que dedicados a suplir pequeñas carencias del propio manga.

El resultado final de todo esto es un momento de transición que marca el final de una etapa del manga para saltar a otra aún mayor. Varios personajes son introducidos y reintroducidos para quedarse. Y, gracias al anime, podemos encontrar un remanso de aventuras desenfrenadas en la que los Sombrero de Paja pasan por ciertos momentos de personaje que harán recordar a sus fans sus ideales y su forma de ser. A la par que todo esto, la propia ciudad de Loguetown presenta un mejor estatus como «ciudad del Alfa y el Omega», ya que la figura del Rey de los Piratas y su legado se exploran mejor gracias a escenas como la del bar o todo lo relacionado con el cadalso.

En el mundo del entretenimiento actual, es normal que recibamos más contenido de sus obras para el disfrute de los espectadores y que los bolsillos de los creadores o productores se llenen más. Recibimos este alargamiento en forma de versiones extendidas, spinoffs, material adicional y un largo etcétera. No es normal desconfiar de la calidad de estos materiales debido a los múltiples fallos del pasado, en muchos aspectos. Así que deberíamos alegrarnos cuando encontramos casos como el de Loguetown, que puede que ni supiéramos que trae tanto material extendido. Os animamos a revisitar estos episodios que se ven en un ratito para rememorar los tiempos más simples de One Piece. Además, esperamos que sintáis más aprecio por esos contenidos adicionales de vuestras obras favoritas que os unen un poco más a esos fantásticos mundos y hacen que la experiencia, como conjunto, merezca la pena.

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