Crónica de la Japan Weekend: Madrid, 21-09-2024

Con el último fin de semana del verano llegaba también el último gran evento de ocio alternativo de la temporada estival, la segunda Japan Weekend de Madrid del presente año. Parte de la redacción de Futoi Karasu, como web actualmente asidua a estos eventos y que recientemente se encargó de cubrir la Toledo Matsuri o la propia Japan valenciana, se presentaba la mañana del pasado sábado 21 de septiembre a las puertas del IFEMA para empaparse de anime, manga, videojuegos y ocio oriental.

Los primeros temores e incertidumbres se vieron rápidamente despejados. Tras incidentes como el acontecido en la edición de 2022, infamemente recordada por la excesiva concentración de secciones y las peligrosas aglomeraciones, embotellamientos y marabuntas a las que ello condujo, o como en la iteración de febrero del presente año, en la que dividir las zonas temáticas en nada menos que cuatro pabellones llevó a que cada uno se sintiera individualmente vacío, quedó patente que la organización había tomado cartas en el asunto. En esta ocasión el evento tuvo lugar en dos pabellones enfrentados, de los más grandes de todo el recinto ferial, que no tuvieron problemas en albergar a los miles de asistentes, gracias en gran parte a la decisión de segmentar la zona de artistas ―que tradicionalmente suele ser la más congestionada― entre los dos edificios. Acierto para la organización en este sentido, que solventó con éxito una de las papeletas más acusadas de los últimos tiempos.

El cosplay grupal más duro de Lethal Company / ©Hachedehelp

Tras una breve visita casi en horario de apertura a la charla de Pro Shōjo Spain sobre las demografías en el manga para ampliar horizontes, tocaba recorrer los pasillos de la sección que lógicamente más atención atrae, tanto en las semanas previas en redes sociales como presencialmente durante el evento. Para comodidad tanto de los redactores como de los lectores de esta crónica, trataremos la Artist House y la Zona no Comercial como un único todo, también porque en esta ocasión las fronteras entre ambas parecían bastante difusas. Gracias a esto se pudo evitar esa suerte de separación mental que otras veces parece haber llevado a asumir a parte de los asistentes que el contenido de mejor calidad se encuentra en el primer grupo, dejando a un lado todas las virtudes que el segundo puede ofrecer. El talento que tenemos dentro de nuestro país en materia de arte no es baladí y una edición más ha quedado más que demostrado. En los puestos situados entre ambos pabellones se podía encontrar prácticamente de todo y, desde luego, era un logro irse sin avistar nada que no nos interesase un mínimo. Se esperaba la clásica proliferación de obras actualmente en la cresta de la popularidad en Occidente, como Tragones y Mazmorras, Frieren o el inevitable Genshin Impact, por mucho que el puño de hierro de Hoyoverse ya no domine estos eventos como en temporadas anteriores, pero el espacio dedicado a creaciones propias y, especialmente, fanarts de títulos menos conocidos ―así como, por supuesto, la voluntad de los artistas para ello― fue verdaderamente sorprendente. Poder encontrar llaveros, ilustraciones y chapas de cosas tan variopintas como Saya no Uta, Fear and Hunger o AI: The Somnium Files tuvo que hacer las delicias de más de un visitante. Quizás los únicos problemas para el público fueron, por un lado, que podía hacerse algo complicado manejarse a través de todos los puestos con el tiempo suficiente si pretendía realizar más actividades en el día y, por otro, el extremo estrés al que estas secciones someten a los bolsillos del proletariado.

Tras un merecido parón para comer y la visita a una charla sobre cómo planificar correctamente un viaje a Japón ―algo de lo que en esta web también controlamos― tocaba visitar los stands de editoriales. Gracias a un ambiente muy cercano y distendido pudimos echar un vistazo con total tranquilidad a las novedades de Odaiba Ediciones o Fandogamia y charlar con algunos de los responsables de los puestos. El de Tomodomo tuvo el detalle de presentarnos los nuevos trabajos de Mateusz Urbanowicz, ilustrador polaco emigrado a Japón y autor de dos maravillosos tomos como son Comercios de Tokio y el más reciente Tokio de noche. En el stand de Kibook el buen IluTv se prestó a una conversación con nosotros, en la que no sólo nos certificó el continuado buen funcionamiento de Bibliomania respecto al total de las ventas de la editorial, sino también el esperado pero satisfactorio éxito de las descarnada The Horizon y cómo la condición de la propia Kibook como editorial de nicho comprometida con las obras menos conocidas es precisamente lo que la ayuda a salir y seguir adelante entre las pisadas de colosos como Norma.

Aqours en concierto. O como dicen los jóvenes: experiencia canónica / ©Hachedehelp

No muy lejos se encontraba la zona de videojuegos, con sus máquinas de baile, sus torneos de Mario Kart y sus puestos de venta de segunda mano. Es un gusto que en estas zonas se tienda a ofrecer una relativa variedad y diversidad. Por supuesto, no encontraremos incunables en idiomas que no dominamos, pero al menos se nos brinda la oportunidad de echarle un ojo a un catálogo de juegos antiguos, japoneses o simplemente algo más complicados de encontrar que lo que suele poblar las estanterías del Cex, siempre que estemos dispuestos a pagar el sobreprecio correspondiente al encontrarnos en un evento, que tantas tiendas aplican con gusto. No evitamos tampoco la zona deportiva, que nos deleitó, entre otras cosas, con la tan inesperada como inolvidable visión de Darth Maul, Sukuna y Johnny Bravo pegándose.

Esta era una Japan Weekend con varios invitados muy especiales. De un tiempo a esta parte se puede apreciar un intento por atraer a personalidades del mundillo con una mayor relevancia o presencia actual. Pudimos escuchar a Mariya Ise, la mismísima actriz de voz de Kilua de Hunter x Hunter, Stocking Anarchy y, por supuesto, Laura S. Arseid de The Legend of Heroes: Trails of Cold Steel, así como realizar una parada momentánea por los conciertos de Akeboshi y del inmortal Hiroshi Takahashi, autor del primer opening de Dragon Ball ―no confundir con el otro Hiroshi Takahashi, una década más joven y más conocido por interpretar a Japón en Hetalia―. No obstante, la joya de la corona y la actuación que todo el mundo estaba esperando era el debut en vivo en Europa de Rikako Aida, Ai Furihata ―a quien ya pudimos ver en la Japan de Valencia― y Aika Kobayashi representando a Aqours, de Love Live! Sunshine!!. Empezar con Jumping Heart fue toda una declaración de intenciones, querían meterse al público en el bolsillo desde la primera estrofa y lo lograron sin problemas. Las tres idols estuvieron vocalmente pletóricas de principio a fin, con unos asistentes completamente entregados a agitar sus sticks luminosos al ritmo de las canciones y lograron deslumbrar con su encanto y coreografías en un escenario que se les quedó pequeño. Como nota negativa es importante destacar el paupérrimo sonido de la que, una vez más, hicieron gala los conciertos. Es comprensible una mala ecualización y unos agudos tremendamente distorsionados en el concurso amateur de karaoke anime, pero a estas alturas resulta difícil de justificar que cada año se siga castigando a músicos profesionales a entregar un sonido bastante alejado del estándar que se espera de su estatus. Igual que la organización solucionó perfectamente el problema de la distribución y las aglomeraciones, esperamos que para ediciones futuras cuenten con un mejor equipamiento, planificación y manejo técnico.

Dejábamos para el final la otrora controvertida zona +18. Pese al misticismo pueril que se le pueda encontrar a esta parte del pabellón, no es ni más ni menos que un segmento especializado para aquellos artistas que dibujan contenido NSFW. La idea de ofrecer un espacio diferenciado es muy positiva, porque por una parte no coartas la libertad de los creadores a la hora de exponer sus obras y por otra no llevas a cabo algo tan descarado como vender chándals ahegao delante de criaturas. Además, esto da pie a un género de charla más adulto, sobre temáticas que en ocasiones pueden ser peliagudas de abordar fuera de estos ambientes, debido a la mentalidad del público en general y al miedo de tener a una madre sentada con su niño tomándose la merienda en la primera fila. Echamos algo en falta alguna pequeña exposición de arte oficial, como las que tuvimos en su día de Frontwing y Akio Watanabe. Sorprendentemente, la mejor charla del evento tuvo lugar aquí, El hentai desde del mundo académico, en la que Oriol Mir nos dio una inesperada masterclass, desde una perspectiva legislativa y, especialmente, teórica del arte, sobre el cómic nipón para adultos.

En los puestos de artistas podías encontrar fanart de absolutamente cualquier obra imaginable / ©Hachedehelp

Se cernía el final de la tarde sobre el IFEMA y llegaba el momento de terminar nuestra jornada otaku. Un último repaso a los dos pabellones ―no podíamos irnos sin admirar y reconocer la creatividad de la gente para sus cosplays, pues llegamos a ver un increíble Adeptus Astartes de Warhammer 40k que llevaba a su bebé en un carro temporalmente tuneado como un tanque― nos llevaba a la breve reflexión final. Una nueva edición del que ya se puede considerar el evento de este mundillo más grande del panorama nacional junto al Salón de Barcelona y una nueva ocasión en la que las cosas han dado un pequeño pero necesario paso adelante. Seguimos echando en falta un mejor sonido para las actuaciones o una organización un poco más clara para según qué secciones, pero podemos concluir sin miedo a la equivocación que esta Japan Weekend fue una de las más tranquilas, variadas y gratificantes de los últimos tiempos.

Crónica realizada por Leiachansan, Raúl Alonso y Hachedehelp

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