La Shōnen Jump está en un momento de relevo generacional. La gran mayoría de mangas que hace diez o quince años triunfaron han terminado su recorrido o, en casos como el de My Hero Academia, están a punto de hacerlo. Esto ha provocado que el público se lleve las manos a la cabeza ante el supuesto fin de la «era dorada de la Jump». No negaremos que estos han sido años marcados por algunas obras escandalosas o incluso mediocres, sin embargo, muchas otras han subido a la palestra con una premisa o ejecución interesantes. Tenemos casos como los de Dandadan, Akane-banashi o la reciente y tan sonada Kagurabachi, de las cuales hemos hablado anteriormente en Futoi Karasu. Hoy os vamos a hablar de un nekketsu que, aunque está pasando muy desapercibido ―tanto el manga como su adaptación animada, a cargo del estudio David Production―, es igualmente digno de mención. Estamos hablando de Undead Unluck.
De la mano de Yoshifumi Tozuka, un ávido aficionado a la revista que hasta ese momento no había publicado más que varios oneshots, este manga comenzó a publicarse a inicios de 2020. Relata la historia de Fuuko Izumo, una chica maldita con la capacidad de provocarle infortunios a todo lo que toca, y de Andy, un extraño muchacho con un cuerpo inmortal y que anda en busca de la oportunidad de conseguir una muerte placentera. Esta dupla tan extraña pero que se complementa muy bien conoce rápidamente a los negacionistas ―no confundir con los que creen que la tierra es plana―, grupo del que forman parte por sus poderes, puesto que se trata de individuos con la capacidad de negar algunas de las leyes imperecederas del universo. Ellos, institucionalizados en una organización llamada Unión, son los encargados de enfrentarse a los Animales Misteriosos no Identificados ―o UMAs como se les suele abreviar― que asolan el mundo y lo ponen en peligro.

Si bien la premisa no deja de ser bastante normal en este género e incluso manida, parte de la gracia de Undead Unluck es lo bien que juega sus cartas a la hora de mostrar lo que está ocurriendo, ya no solo entre bambalinas, sino acerca del verdadero propósito de lo que nuestros héroes están haciendo o incluso de lo que va el propio manga. Es sorprendente lo fácil que es entrar en su juego y ser aturdido con una enorme cantidad de giros sin ningún tipo de pausa entremedias que, poco a poco, reconstruyen una imagen totalmente distinta sobre toda la premisa. Aunque esto puede ser dañino a largo plazo como le ha pasado a otras obras que ponen un similar énfasis en ello, no es la única baza que ofrece esta aventura. Y es que Undead Unluck presenta una atención al detalle milimétrica donde todo es importante para la historia y, si no lo es por ahora, tenemos a buen seguro que volverá con mucha más potencia en el futuro. Puede sonar a exageración, pero algunos eventos de los que se habla levemente, menciones pasajeras a ciertos personajes a lo largo de los volúmenes o incluso el manga que la protagonista está leyendo durante el primer capítulo terminan por volverse absurdamente relevantes. Todo ello deriva en una cohesión que, junto a lo antes mencionado, hace que todo lo loco y cambiante de su mundo se haga sorprendentemente creíble.
Pero donde verdaderamente se pone toda la carne en el asador es en los personajes que aparecen en el curso del viaje de Fuuko y Andy. Al igual que lo ya mencionado, todos y cada uno de los integrantes de la obra tiene su momento para destacar, aunque sea mucho más tarde de que aparezcan en el propio manga. Este énfasis en todos los miembros del elenco realza parte del mensaje de Undead Unluck, que nos demuestra de la manera más idealista posible que todos los que existimos somos, de una forma u otra importantes. Que nadie sobra en este mundo, por mucho que no se adapte al estándar. La propia Fuuko, la mitad del dúo protagónico, ejemplifica este mensaje y lo lleva un paso más allá. Veremos su recorrido pasando de una chica que intenta quitarse la vida porque se siente inútil a que, gracias a un desarrollo y una evolución que da hasta vértigo, se convierta en una heroína de los pies a la cabeza y fácilmente de las mejores protagonistas femeninas del nekketsu moderno. Aunque tenemos que admitir que la barra no está precisamente por las nubes.

Otro punto central de este manga son las batallas que, al igual que el resto de apartados, tiene una predilección por la atención al detalle. Los negacionistas, por lo general, cuentan con habilidades poco ortodoxas para los estándares del género y más afines a algo como Jojo’s Bizarre Adventure, lo que deriva en que muchos de los combates consistan en un enfrentamiento entre una serie de reglas, más que una escala de poder ―aunque, por supuesto, hay de todo―. La gran mayoría de poderes se utilizan hasta sus últimas consecuencias y consiguen tener su momento en el foco de atención en enfrentamientos que no siempre se resumen en golpes, sino en movimientos más abstractos. Técnicas tan infrecuentes como impedir que tu contrincante desenvaine, que el fuego arda o incluso la incapacidad de olvidar son exprimidas y llevadas a situaciones donde pueden destacar de manera absolutamente orgánica. Ello hace que los conflictos de Undead Unluck se sientan constantemente frescos y que, de nuevo, se sienta que cada personaje importa. Todo esto ilustrado con un arte que, si bien no llega a la cumbre del medio, no se queda corto al mostrar la intensidad de los eventos. Hay en concreto unos cuántos ejemplos ―imposibles de mencionar sin destripároslos― que se graban a fuego en la memoria del lector.
Pero no todo puede ser un campo de flores y Undead Unluck tiene un par de problemas que hace falta mencionar. El primero y probablemente el que eche más para atrás a la posible audiencia es que los primeros dos arcos ―básicamente el primer volumen y una pequeña parte del segundo― tienen una ingente cantidad de fanservice muy incómodo que aguantar que, por razones desconocidas, desaparece al terminar los primeros compases de la trama. Se teoriza mucho que esto fue por presión de los editores para llamar la atención. Independientemente de la razón, es horrible ver obras más que interesantes ―no es la única, Dandadan y hasta Berserk tienen unos comienzos muy incomodos― ser emponzoñadas por sexualización gratuita que haga que la gente abandone una obra que es mucho mejor sin esta, como demuestra posteriormente. Otro de los problemas, algo menor pero si fácil de identificar es que a veces algunos eventos pasan demasiado rápido y no da tiempo a respirar al lector. No es tan importante, puesto que los personajes sí tienen ese tiempo para respirar, pero da lástima porque puede ser fácil perderse.
En un mundo donde los grandes colosos del género empiezan a apagarse y desaparecer, toca buscar en otras obras el idealismo y sangre caliente de nuestros queridos nekketsu. Es por esto que es especialmente refrescante encontrar un manga que consigue sorprender tanto a cada paso pero, al mismo tiempo, se mantiene muy sincera a sí misma. Aunque, como hemos comentado antes, su inicio es un poco áspero si no tenéis demasiada tolerancia a este tipo de cosas, os recomendamos que le deis una oportunidad y no os neguéis a visitar la obra de Fuuko y Andy. Tenéis un sitio en la Unión guardado para vosotros.