Desde nuestros inicios hace dos años siempre ha sido tradición en esta web ofrecer a nuestros lectores un especial de Halloween, en el que parte de la plantilla nos reunimos la víspera de Todos los Santos para construir un especial con el que recomendar al público algunas de las obras de miedo que más nos hayan marcado en tiempos recientes. La pregunta es: ¿qué es Halloween? La respuesta es: una excusa inigualable para disfrutar del mejor terror con Futoi Karasu.
Raúl Alonso – La Felicidad de los Katakuri (2001)
Takashi Miike nos presenta una visión del Japón rural que es tétrica, melancólica y —hacia el final de la cinta— enternecedora por partes iguales. Todo esto mientras se plantea la pregunta: «¿Qué pasaría si el alquiler vacacional no fuera terrorífico solo para el inquilino?». Así, los coloridos miembros de la familia Katakuri deberán dejar a un lado sus diferencias para encubrir los misteriosos asesinatos que ocurren en su finca. Pese a gozar de momentos indudablemente tensos, la obra no se toma muy en serio a sí misma, de modo que acaba tornándose una amarga sátira; tanto es así, que espolvorea de vez en cuando nada menos que números musicales con coreografías creativas y tontorronas. Como podéis comprobar, se trata de una película muy experimental —incluso veremos segmentos que combinan el stop motion con la imagen real para acentuar el tono idílico— que no tiene miedo a tomar decisiones atrevidas. Esto no le sienta particularmente bien al ritmo de la obra, y sin embargo, se consolida como una parada obligatoria para cualquier amante del género por lo único de su premisa.

MissChopin – Project Zero III: The Tormented (2005)
La tercera entrega de la saga es probablemente la más redonda, y no solo porque perfecciona su fórmula, sino porque en esta ocasión profundiza más en la psicología de sus personajes, con temas tan interesantes como el síndrome del superviviente y el duelo. El terror seco se mezcla con el que se esconde dentro de uno mismo, la incapacidad de superar la muerte y la culpabilidad de ser el único superviviente. Podría decirse que la mansión encantada que visitamos es un castigo por no ser capaz de pasar página, pero también como una oportunidad de superar los fantasmas de unos personajes que están al borde del abismo.
PyroBTyping – Hellstar Remina (2005)
Si bien Junji Ito es más conocido por otras obras que se adentran más en el terror psicológico, algo de terror cósmico de su mano siempre es bienvenido. Descartado por muchos por su toque más absurdo y exagerado respecto a los estándares de su autor, en esta recomendación se aplauden estos absurdos tan «Peli de Sam Raimi veinteañero» que Remina maneja, que os entretendrán página tras página.

Leiachansan – Fear & Hunger y Fear & Hunger: Termina (2018/2022)
Pese a no ser una duología con origen japonés, estos dos juegos indies toman una gran inspiración de obras niponas como Berserk o Soul Calibur. Sus virtudes no se quedan únicamente en la inteligente asimilación de las influencias creativas, pues a su vez el creador hilvana una historia rica y completa que rezuma por cada uno de los diálogos de la gameplay. Bajo su estilo RPG se esconde un juego de estrategia en el que prima no solo saber luchar, sino también cómo evitar recibir el mayor daño y las desventajas posibles. Conocer el mapa y los entresijos de cada zona se vuelve primordial para que nuestro personaje sobreviva, frustrarse por conseguirlo es parte de la curva de aprendizaje del juego y valorar el recorrido de principio a fin teniendo en cuenta los cambios que hemos sufrido es nuestra recompensa. Pese a que el primer juego puede parecer algo más «rústico» en cuanto a mecánicas, el segundo lija las asperezas para darnos unas experiencia mucho más pulida, con importantes mejoras de quality of life y un mundo aún más rico que explorar y conocer. Los personajes jugables tienen su propia historia y vivencias en el mundo, a pesar de ser protagonistas silenciosos cuando tomamos el control, cada uno con diferentes habilidades a perfeccionar para adaptarlas a nuestro modo de juego particular. Ya para acabar, podríamos definir la historia como el punto taimado pero fuerte de Fear & Hunger, que cuenta con un lore distribuido inteligentemente a lo largo de su mundo, objetos interactuables y personajes y logra hacerlo de manera que no parezca forzado. El mundo de Fear & Hunger es uno que atrapa y mantiene al jugador como investigador activo, mientras le recompensa por el trabajo persistente y por las ansias de conocimiento.
Virche Evermore -Error: Salvation- (2021)
La historia de este otome se sitúa en una isla en la cual la gente no supera los 23 años. Al llegar a esta edad, todos sus habitantes sin falta sufren una dolorosa decadencia y mueren poco después. Nuestra protagonista es conocida por causar la desgracia a las personas allegadas a ella, mientras intenta combatir contra sus propias desgracias personales tendrá que navegar también por los crímenes en los que se ha visto envuelta. La historia, que llega a Occidente el nueve de noviembre para la Switch, nos ofrece una preciosa y dolorosa trama que hará las delicias de los más masoquistas emocionalmente, junto un arte que os quitará el aliento y un cast de personajes únicos. El juego también toca numerosos temas interesantes como la esencia de la propia identidad, la muerte, el abuso y el maltrato y cómo sobrevivir en una sociedad diseñada para las clases pudientes.
Van Cooper – Fraction (2009)
Shintaro Kago no es el típico artista que le puedes recomendar a cualquiera. El maestro del eroguro baila entre lo cómico y lo visceral, por lo cual sus obras tal vez sean un poco duras para los estómagos de la gente de bien. Pero aquí no somos nada de eso, nos gusta Junji Ito, la comedia negra y encontramos cierta gracia en las cosas escatológicas. Si te identificas algo con estas líneas y te interesa la narrativa, deberías seguir leyendo. Y es que Fraction ―publicada por EDT en el ya lejano 2013, si queréis verdaderos sustos, mirad los precios en Wallapop― es una historia sobre el papel que tienen las viñetas a la hora de contar, precisamente, una historia y de cómo un autor puede jugar con el medio. Efectivamente, su narrativa es sobre narrativa, así que nos encontramos un pequeño ensayo en viñetas cargado de vísceras y creatividad. Una obra imprescindible para toda persona interesada en contar historias, ojalá alguna editorial la trajera de vuelta al ruedo.

Hachedehelp – Saya no Uta (2003)
Antes de granjearse el respeto de toda la crítica especializada gracias al cambio de paradigma que supusieron las novelas de Fate/Zero para la popular franquicia de Type-Moon y su intachable trabajo como guionista en Madoka Magica, el bueno de Gen Urobuchi era el principal escritor de eroges de la ocasionalmente sórdida Nitroplus. Saya no Uta, nacida en 2003, fue quizás la primera obra destacada del creador nipón. Más allá de sus infames y prescindibles escenas para adultos, esta se conforma como una historia puramente lovecraftiana, donde la perturbación mental, el cuestionamiento de los valores y la insania causada por horrores de otro mundo toman el mando. Nuestro protagonista, Fuminori, ha sufrido un grave accidente que ha alterado su percepción sensorial. Ahora, presa de una severa agnosia, ve, huele y siente el mundo de manera muy diferente, los otrora bellos paisajes parecen acumulaciones indescriptibles de vísceras y a través de sus ojos, toda la gente a su alrededor, incluyendo a su familia, semejan atrocidades ignominiosas. Todos excepto un único individuo, una joven llamada Saya, que a vista de Fuminori parece la chica más dulce, bella y angelical del mundo. Por supuesto, no todo es lo que parece, y nuestro protagonista muy pronto lo descubrirá. Saya no Uta es una historia de terror, que abruma con su sobredosis de casquería y que hace gala de escenas que no resultan para todos los estómagos, pero también es un relato excelso de misterio y de cómo el amor desesperado puede entrelazarse inevitablemente con nuestro juicio, ética y razón.
My house walk-through (2016)
Si tu nombre como creador es PiroPito sólo pueden darse tres escenarios: que seas un genio, un lunático o una extraña conjunción de las dos opciones anteriores. Afortunadamente para nosotros, detrás de este extraño pseudónimo ―aunque ahora podamos encontrarlo en Youtube bajo el nombre nana825763― se encuentra uno de los creadores audiovisuales de terror underground con mayor mano para los sustos. My house walk-through es un cortometraje casero de apenas 12 minutos, pero que golpea el órgano del miedo como la mejor de las producciones profesionales. Un viaje en primera persona a través de una casa tétrica, ruinosa; un largo pasillo malsano y nauseabundo, reiterado hasta la saciedad, habitaciones inverosímiles plagadas de atávicas muñecas en estado terrible. Con cada giro a la esquina, con cada puerta desvencijada que abrimos, esperamos el sobresalto, aguardamos aquello que espera y susurra en la oscuridad, nos preparamos, con el corazón en un puño, a que nos den la cuchillada. Y no llega. O quizá sí. No os vamos a destripar algo que dura menos que tomarse un café. Quizá sea tan solo un ejercicio de paciencia encomiable con una atmósfera y un dominio del espacio liminal portentosos. O quizás nos entre ese puñal a través de una fusuma cuando menos lo esperamos.
