Hace unos años se pusieron de moda los libros para aprender casi cualquier cosa que se nos ocurriera con manga. Y cuando hablamos de que se pusieron de moda, nos referimos a que era muy habitual verlos en los lineales de librerías y tiendas especializadas en cómics, conviviendo con los más recientes lanzamientos de manga.
Estos libros solían tirar de personajes simpáticos que nos explicaban mediante viñetas todo lo que necesitáramos sobre el campo de nuestra elección. Los más famosos fueron, sin duda, los libros para aprender a dibujar manga, una especie de metamanga que muchas veces ni siquiera eran de autoría japonesa. Algunos fueron realmente infames en redes sociales por su peculiar estilo de dibujo y se convirtieron en memes, pero hubo gente que aseguró que realmente aprendió a dibujar con ellos y que eran un buen punto de partida, así que no somos nadie para poner en duda su validez, desde luego.
Hace casi un año, la redactora de este artículo estaba buscando otras cosas cuando se topó con una agradable sorpresa que no esperaba: uno de estos míticos libros para aprender… ¡bases de datos! Lo curioso es que quien escribe estas líneas seguramente estuviera buscando manuales o apuntes concretos sobre bases de datos cuando se encontró este peculiar librito titulado The Manga Guide to Databases.

Pero ¿quién va a querer aprender bases de datos? Pues probablemente mucha gente, porque, aunque no lo sepáis, las bases de datos están en todas partes. Prácticamente cada día entramos en webs y apps que hacen uso de bases de datos; bueno, salvo si quien nos lee vive en una cueva —en cuyo caso, ¿cómo tiene acceso a este artículo para empezar?—. La cuestión es que, con la cada vez mayor informatización de absolutamente todo, las bases de datos no son ya necesarias, sino imprescindibles, tanto es así que es una de las asignaturas troncales de los ciclos formativos de grado superior de informática en el sistema educativo español.
Pero, más allá de su evidente utilidad, lo cierto es que todo el proceso de creación de una base de datos es agotador, laborioso y, a la vez, tremendamente fascinante, al menos desde el punto de vista de esta humilde redactora. Probablemente no creáis ni una sola de estas palabras y os estéis riendo a mandíbula batiente, pero este artículo existe precisamente para convenceros de lo contrario. Quizás no lo logremos, pero merece la pena intentarlo.
La idea es, precisamente, repasar el contenido de este libro equiparándolo a lo que se estudia en la asignatura de Bases de Datos del primer curso de los ciclos formativos de grado superior DAM/DAW. Evidentemente, lo haremos de forma breve, pues tampoco queremos que os aburráis.
El libro empieza hablando de la importancia de las bases de datos y explicando brevemente lo que son con un ejemplo práctico: la princesa de un reino se pregunta si habrá una manera más eficiente de guardar los datos de la administración de su país, y entonces aparece una pequeña hada que trae la magia y le habla de las bases de datos. Analizando cómo se administra el reino, el hada se percata de muchos de los problemas que se achacan a los ficheros y que se enseña en el primerísimo tema de la asignatura de Bases de Datos: si guardamos toda la información en ficheros, nos encontraremos con que habrá datos duplicados, datos incoherentes o que es más complicado actualizar la información. Esto, si lo pensamos, tiene bastante lógica: los ficheros son óptimos para almacenar información que podamos controlar, pero si tenemos que almacenar muchísimos datos, desde luego, no son rentables y es preferible usar una base de datos.

El segundo capítulo está dedicado a desglosar alguna terminología básica que se necesita a la hora de trabajar con bases de datos: aprenderemos sobre campos, valores nulos, valores únicos y nos hablarán de las bases de datos relacionales, el tipo de base de datos más usado, así como de las claves primarias, que son, por así decirlo, códigos identificadores de datos concretos, como podría serlo el DNI para una persona, para que nos entendamos. Al final de cada capítulo, por cierto, aparece un apartado mucho más técnico, ya sin tantas viñetas de manga, con conceptos importantes e interesantes. Es una guía más tipo libro de texto donde se repiten y explican mejor los conceptos que previamente nos han presentado.
En el tercer capítulo empieza lo bueno, y es que este ya está plenamente dedicado a diseñar una base de datos. Lo más importante que nos introducen es, por supuesto, el modelo entidad-relación, clave a la hora de crear bases de datos relacionales. Esto coincide también plenamente con uno de los primeros temas que vemos en la asignatura de Bases de Datos. Básicamente, el modelo entidad-relación consiste en concebir el mundo entero en base a esos dos conceptos. Una entidad es un objeto, cualquier cosa que se nos ocurra, como una persona, un coche, un animal… Esa entidad tiene atributos, que posteriormente pasarán a ser los campos de cada tabla. Quien conozca algo de programación orientada a objetos entenderá de qué estamos hablando. Las relaciones son simplemente lo que su propio nombre indica, relaciones que se dan entre las entidades. Por ejemplo, persona tiene coche. Para entender el modelo entidad-relación hay que abstraerse bastante y dejar de entender el mundo como lo hacemos en el día a día y pasar a comprenderlo de forma lógica. No estamos exagerando si decimos que durante este tema en clase teníamos debates que parecían salidos de filosofía.
En este capítulo del libro también se aborda ya la creación de tablas a partir del modelo entidad-relación. Si el modelo e-r es un esquema, tenemos que trasladar eso a una base de datos que podamos llamar tal. Así, las entidades se convertirán en tablas y los atributos serán las columnas de esas tablas. Trasladar las relaciones a las tablas puede llegar a ser bastante complicado porque hay consideraciones que tener en cuenta y que tampoco podemos tratar en este artículo si no queremos que sea eterno. Por último, y precisamente relacionado con esto, el tercer capítulo del libro habla de la normalización. La normalización es una de las peores pesadillas de los estudiantes de Bases de Datos porque, si creíais que todo lo anterior era difícil por su componente abstracto, la normalización se lleva la palma. Aun así, el libro hace muy buen trabajo explicándolo visualmente y con ejemplos.

En el capítulo 4 comienza la parte puramente de código del diseño de una base de datos y se nos introduce por fin en SQL, que son las siglas de Structured Query Language. Sin embargo, curiosamente, en el libro nos enseñan cómo hacer consultas antes que crear las tablas de la base de datos con código, mientras que en la experiencia de la redactora de estas palabras fue al revés. Sin embargo, suponemos que a efectos prácticos da un poco lo mismo, pues la cuestión es acostumbrar a quien está aprendiendo a lidiar con el lenguaje SQL. Hacen hincapié en la importancia de establecer condiciones con WHERE siempre que sea posible para cercar las consultas lo máximo posible y que estas sean efectivas. Tras esto sí que llega el momento de crear tablas, que no es muy difícil una vez que lo pillamos, así que tampoco incide especialmente en ello. Sí habría sido interesante que ahondasen más en los JOIN, que a quien escribe estas líneas es casi lo que más le costó de las consultas, y solo lo mencionan por encima, aunque hay un esquema gráfico que viene bien para distinguir los diferentes tipos de JOIN. Por supuesto, el capítulo es bastante completo y no puede acabar sin que nos hablen de cómo insertar, borrar y modificar datos.
Lógicamente, el siguiente paso será aprender sobre administración de bases de datos, con permisos, usuarios, índices, COMMIT y ROLLBACK. Este tema tampoco es demasiado complicado en la asignatura, así que en el libro no le dan mucho espacio.

Por último, a modo de casi conclusión, vuelven a incidir en la importancia de las bases de datos porque están por todas partes, y también hablan de triggers y procedimientos. Aunque el tema de PL/SQL es el más difícil en la asignatura de Bases de Datos, en The Manga Guide to Databases apenas le dedican unas páginas. Entendemos que para tener unos conocimientos básicos igual era excesivo profundizar sobremanera en esto. También hablan de otras bases de datos no relacionales, como las orientadas a objetos.
Ya lo decía la canción de MAN WITH A MISSION que precisamente hemos escogido como título de este artículo: Database, database, just living in the database. Y es que, aunque no seamos conscientes, es cierto que vivimos rodeados de bases de datos, por eso no es mala idea tener algunos conocimientos sobre cómo funcionan. Es interesante que exista un libro que explique cosas que son bastante complicadas de una forma sencilla, amena y para todos los públicos. Quizás la clave para que más gente se interese en un campo de estudio está precisamente en presentárselo de forma atractiva y, además, relacionado con algo que ya le gusta, como puede ser el manga. No entraremos en si realmente se puede aprender sobre bases de datos con The Manga Guide to Databases; igual no puedes convertirte en un experto, pero es un inicio y, desde luego, el libro cubre bastante bien casi todo lo que se da en la asignatura equivalente en la FP.
Jamás había oído hablar de ese libro, que curioso, como introducción en la materia está genial. Interesante artículo.
Un saludo a la humilde redactora 🙂
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