Al estilo Futoi: Una aproximación histórica al ninjutsu

Si ha habido una institución que se ha visto envuelta en múltiples mitos y leyendas, hasta el punto de desfigurar su realidad histórica, esa es la del ninjutsu y los ninjas o shinobis. Con este articulo pretendemos traeros un acercamiento a su auténtica historia y prácticas, así como ahondar en la desvirtuación que han sufrido estas ideas.

Para comenzar es de vital importancia conocer donde se origina el ninjutsu. Este nace en las regiones de Iga y Kōka, que presentan una serie de particularidades con respecto a otras zonas del antiguo Japón.  En primer lugar, son unos emplazamientos escarpados y montañosos de difícil acceso, sumado esto a que se encuentran en una zona plagada de diversos ríos que provocan una neblina constante.

Localización de la región de Iga y Kōka.

Este hándicap geográfico desemboca en dos consecuencias que se interrelacionan entre sí. La primera de ellas es que los daimyo de las regiones colindantes no tenían ningún tipo de interés en ocupar dichos territorios, pues era preferible rodear dicho terreno a la hora de lanzar una campaña de guerra. Es decir, estas regiones se encontraron fuera de toda autoridad feudal, lo que da pie a la segunda de las consecuencias mencionadas, que es que dichos territorios se poblaron generalmente con forajidos, ronin y refugiados chinos.

El terreno, a efecto último, dificultaba el desarrollo de una producción agraria ―otra de las razones por la que los señores feudales mostraron nulo interés en la misma―, lo cual en una sociedad feudal supone no tener un modo de sustento. Es por ello que estos nuevos residentes se buscarían la vida como mercenarios. Pero claro, si habían huido de sus antiguas obligaciones militares, no se puede esperar que estos volviesen para alistarse como mera carnaza de infantería. Por ello y aprovechando la dificultada orografía de su nuevo hogar, fueron desarrollando una serie de técnicas y tácticas concretas para ponerlas al servicio de los daimyo.

En la génesis de estas técnicas cobra vital importancia la influencia de esa inmigración china que mencionábamos, pues esta traía consigo las enseñanzas de la obra de Sun Tzu El arte de la guerra, la cual dedica un capítulo completo a las labores de espionaje y la importancia de este para los ejércitos. Los japoneses ampliaron las bases dadas por el autor chino y crearon una clasificación de los diversos agentes según sus funciones. A diferencia de lo que se piensa, sus fundaciones no eran específicamente el asesinato de individuos poderosos o molestos, sino la infiltración en territorio enemigo, en el gobierno, la obtención de información, la falsificación o la propagación de información errónea.

El ninjutsu no trataba únicamente sobre artes marciales ―aunque no lo hemos detallado, huelga decir que los shinobis contaban con la instrucción militar propia de la época, si no le hemos dado mayor importancia a esto es porque estas técnicas marciales eran también practicadas por los samuráis o resto de hombres de armas―, y técnicas de infiltración, sino que tendrá toda una base filosófico-religiosa cimentada en los pilares del taoísmo, el confucianismo y el budismo.

Del taoísmo toma su principio de los cinco elementos, adiestrando cada escuela en técnicas de combate codificadas bajo algunos de estos componentes de la naturaleza ―a saber, fuego, agua, madera, metal y tierra―, siendo la elección de dicho elemento tan personal e íntima como su propia personalidad. Del budismo toma su código ético, algo que puede levantar curiosidad pues este trata sobre el uso de la verdad y evitar el uso de las mentiras, aunque al final esto se centraba obviamente en relación para con el señor al que estaba a su servicio. Finalmente, del confucianismo toma su código moral, basado en la benevolencia y, más concretamente, el vivir regido por una rectitud de espíritu.

Si bien sabemos poco sobre las diferentes escuelas de ninjutsu, han llegado hasta nuestros días una serie de obras que recogen lo esencial para dibujar un marco general.

Una bomba Horokubiya, el Ninpiden da instrucciones para la elaboración de estos artefactos. No intentar en casa, niños.

La primera de estas es el Ninpiden, el manual escrito por el primer Hattori Hanzo ―el nombre de Hanzo no pertenece a un único individuo, sino que funcioaba como una suerte de título oficial que portaba el cabeza de dicho clan―. El haber sido el primer manual shinobi nos lleva a que estemos ante una obra con carencias en su fondo, funcionando más como una guía de actuación y tratando temas como la creación de herramientas de pólvora que faciliten la infiltración.

La segunda de estas obras es el Bansenshūkai de Fujibayashi Yasutake, que incluye datos de las distintas técnicas desarrolladas en las regiones de Iga y Kōka, además de presentar los códigos filosóficos ya mencionados, y la justificación utilizada para realizar acciones menos ortodoxas que pudiesen desviarse de dicho camino.

La tercera y última de las obras a la que queremos hacer mención es el Shoninki, de Natori Masazumi, el cual presta menos atención a la elaboración de materiales y se centra en las diferentes estrategias utilizadas para la infiltración, indagando especialmente en la manera en la que el ninja debe percibir el mundo que lo rodea y cómo actuar o manipular a las personas de su entorno.

El gato, el autentico arma Shinobi. / ©Koei Tecmo

Como podemos observar, estas acciones distan mucho de cómo se nos ha presentado en los social media a la figura de los ninjas. Pero si eran elementos de tamaña importancia en el Japón feudal, ¿en qué momento se desvirtúa y, en parte, demoniza su figura? Pues la verdad es un poco descafeinada, ya que no lo sabemos a ciencia cierta. Cabe teorizar que dicha situación comenzaría durante la época del Shogunato Tokugawa (1603-1868), momento de relativa paz interna que llevaría al desuso de espías y la demonización de estos, presentándoseles como un antagonista del samurái, no siempre desde una óptica negativa, pero sí en la mayoría de casos

El tema del aspecto shinobi también ha tenido sus controversias. Seguramente nuestros lectores tendrán en mente al clásico ninja vestido completamente de negro, con una máscara del mismo color que tapa su rostro. Pero al imaginar una situación real con un shinobi, entendemos que operar con esos trajes no tendría mucho sentido, ya que llamaría aún más la atención. De hecho, se camuflaban buscando imitar a la población civil, ya fuese como artistas, campesinos o monjes. Estos últimos eran el mejor atuendo para ellos, ya que eran los únicos que podían portar armas entre las clases sociales más bajas. La creación del característico “uniforme ninja” la encontramos en el teatro Kabuki, concretamente en la figura de los Kuroko, que no eran sino los asistentes o ayudantes que movían el escenario y ayudaban a los actores a cambiarse de ropa frente al público. Estos auxiliares llevaban un ropaje completamente negro y la cara tapada con una máscara, simulando una especie de invisibilidad ficticia a ojos de la gente que iba a ver la obra.

El armamento también ha sido objeto de las invenciones populares. Sí podemos asegurar que utilizaban una espada especial más corta que la de los samuráis ―la ninjato o shinobigatana―, así como shuriken, abrojos, kunais y hoces en cadena. Sin embargo, muchas de estas armas no eran exclusivas de ellos, ni siquiera la más característica como fue el shuriken, pues también existían escuelas de samuráis que se adentraban en el arte del Shuriken-jutsu.

En conclusión, aunque la mitificación y exageración son en extremo disfrutables dentro del consumo cultural, siempre es importante conocer no solo la base histórica de vuestros personajes favoritos, sino la realidad de los mismos, para no caer ni en demonizaciones ni glorificaciones absurdas que, aunque parezcan inocuas, pueden acabar llevando a terrenos más catastróficos.

Sentimos que con el artículo no hayamos podido convertiros en maestros shinobi, pero para eso siempre tendréis al Clan Hayabusha y su estilo del Dragon Azul ―disclaimer: Koei no nos ha pagado esta publicidad final a Ninja Gaiden―.

Fuente:

Almarza González, R. (2018) Breve historia del Japón feudal. Nowtilus. Madrid.

Morales Fernandez, S. (2020) Shinobi: El arte Ninja. Universidad De Las Palmas De Gran Canarias.

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