Kabuki: El alma de las mujeres

Desde siempre, los seres humanos hemos buscado expresarnos, y una de estas formas en las que ese deseo se ha manifestado es el teatro. El teatro es común entre muchas civilizaciones y culturas. En Japón también encontramos esta arte escénica con diversos tipos, como el noh o el bunraku el teatro de marionetas—, entre otros, pero quizás el más conocido sea el kabuki. El Japan Arts Council en su página web dice lo siguiente: ‘Es un arte escénico integral que tiene su base en la danza, y que cuenta también con una estructura dramática y un atractivo musical’. Es decir, es un tipo de teatro donde el baile y la música son elementos imprescindibles para su representación.

Representación de la obra «Los amantes suicidas de Sonezaki», realizada en el teatro Kabuki-za/©SHOCHIKU

La importancia de éstos tiene que ver con su origen, y éste, como el del hiragana sobre el que se habló en otro artículo de la web tiene mucho que ver con las mujeres. Éstas, hasta finales del siglo XIX, tenían completamente prohibido actuar en el kabuki y a día de hoy no hay muchas dentro de la actuación. Sin embargo, esto no fue siempre así, ya que fueron ellas las que crearon y popularizaron esta forma de teatro. Concretamente, todo empezó con una mujer llamada Okuni.

A pesar de que algunos aspectos de su vida no están muy claros, se cree que trabajaba como bailarina en el templo de Izumo y su labor era la de realizar danzas ceremoniales religiosas. Un día, en el año 1603, decidió realizar una actuación a orillas del río Kamo, en Kioto. Durante ésta, bailó una danza ceremonial budista, aunque decidió introducir algunos cambios que se le habían ocurrido y la función se convirtió en un éxito. La gente decidió llamar al espectáculo que había realizado Okuni como «danza del kabuki». Respecto al origen del término «kabuki», Carlos Rubio en su libro Claves y textos de la literatura japonesa explica: ‘El término kabuki deriva de katamuki, «sesgado» o «muy inclinado», que servía en esa época para denotar algo novedoso y excéntrico’. Por otro lado, los kanji que se utilizan en japonés para escribir la palabra «kabuki» (歌舞伎) significan respectivamente «canto», «danza» y «técnica», en clara alusión a las características de este teatro.

Representación de Okuni, perteneciente a una colección de seis paneles titulada Okuni Kabuki-zu Byōbu, perteneciente al Museo Nacional de Kioto

Después de esa actuación, Okuni empezó a introducir otros nuevos elementos, como usar la flauta o los tambores como acompañamiento, y poco a poco atrajo a numerosa gente a unirse a ella, llegando a formar una compañía. Así, con su grupo y con la aparición de nuevas compañías independientes, se siguió desarrollando esta nueva forma de teatro, que acabó siendo muy popular entre el pueblo y que fue la base para el nacimiento del kabuki moderno. Después de la muerte de Okuni, las mujeres de su agrupación, entre otras, continuaron su labor, dando lugar al «onna kabuki», es decir, el kabuki interpretado por mujeres. Es en este periodo cuando se introduce el samisen, un instrumento tradicional de cuerda que puedes oír hoy en día en las representaciones de obras de kabuki.

Aunque el onna kabuki era muy popular entre todos los estratos de la población, solían surgir peleas cuando éstas actuaban, pues había gente que peleaba por los favores de las actrices, además de que también algunas de estas intérpretes estaban relacionadas con la prostitución. El gobierno de la era Edo (1603-1868) veía todo esto como una alteración del orden público, y en 1620 prohibió que cualquier mujer actuara en obras de kabuki, veto que, como he dicho anteriormente, fue derogado finalmente a finales del siglo XIX.

Obviamente y a pesar de ello, el kabuki no acabó aquí, sino que con la desaparición en escena de las mujeres, se dio lugar al «wakashu kabuki», el kabuki de los hombres jóvenes cuando se habla de hombres jóvenes en esta época, tenemos que tener en cuenta que algunos podían llegar a ser tan solo adolescentes de 15 años, pues estos eran los únicos que quedaban para actuar. Sin embargo, pronto surgieron los mismos problemas que cuando actuaban mujeres, y en 1654 el sogunato decidió prohibir también el wakashu kabuki.

Con la desaparición de este kabuki, el público estuvo durante un periodo sin poder acudir a este tipo de representaciones, pero esta forma de teatro ya había adquirido una gran popularidad y al final surgió el «yarō kabuki», donde actuaban hombres de edad más adulta. Sin embargo, el régimen de Edo impuso un fuerte control, vigilando minuciosamente las actuaciones públicas que se realizaban y obligando a los actores a raparse el cabello, en un intento del gobierno de que parecieran menos atractivos a ojos del público y establecer lo que ellos entendían como un código de conducta moral. No obstante, durante esta época surgieron muchos cambios dentro del kabuki, cambios que establecieron lo que es este género hoy en día.

Vista interior de un teatro de kabuki. Ilustración realizada por Toyokuni Utagawa I (1769-1825)

Hasta finales del siglo XIX, cuando se levantó el veto a las actrices, la única presencia femenina que había dentro del kabuki eran los personajes femeninos, que eran realizados por hombres que se especializaban exclusivamente en actuar papeles de tal índole, es decir, no interpretan roles masculinos y que recibían el nombre de «onnagata». Actualmente, aunque podamos encontrar actrices, también siguen existiendo los «onnagata».

Así pues, pese a que las mujeres, y específicamente Okuni, hayan sido las precursoras de este arte, el gobierno de Edo silenció su aportación al mundo, apartándolas de la actuación y del reconocimiento que estuvo reservado durante mucho tiempo solo a los actores masculinos. Aunque actualmente hay actrices de kabuki, son una minoría, y se les margina de los grandes escenarios del género, obligándolas a estar en compañías más pequeñas que permitan presencia femenina. Las mujeres siempre han estado presentes en la creación y desarrollo de la cultura japonesa, no limitándose a un solo ámbito de ésta. Aún teniendo trabas, las mujeres japonesas van ocupando el lugar que les corresponde en el teatro, como por ejemplo con la presencia de compañías como la Takarazuka Kagekidan, formada exclusivamente por mujeres. Este tipo de proyectos siempre son positivos, y quizás poco a poco llegue un día en que las actrices de kabuki ya no sean una minoría y ocupen una mayor presencia dentro de los escenarios.

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