Siete libros para conocer Japón

Desde su aparición a finales de IV milenio a.C., la escritura ha sido la principal fuente para acercarnos a las distintas civilizaciones que han germinado en este planeta, y de mayor importancia desde el punto de vista cultural es la producción de la literatura alejada de las crónicas históricas, pues es donde podemos encontrar la psique de la sociedad alejada de las elites —aunque no siempre, pues no se puede obviar el mecenazgo que ha existido ligado a este arte— cómo se enfrentan estas a los eventos y cambios inherentes a los procesos histórico-culturales o, simplemente, qué fantasías o anhelos estaban presentes en determinada época. Es por ello que en este artículo queremos recomendaros siete novelas con las que acercaros a la cultura japonesa, siendo este quizás un medio menos consumido desde Occidente con respecto al manga o anime —aclaramos que con esto no estamos intentando hacer ninguna comparación de alta-baja cultura—.

Pero antes de entrar en materia debemos realizar dos puntualizaciones: El articulo pretende ser una primera aproximación a la literatura japonesa, y no una guía de viaje y estudio del desarrollo de la misma por las distintas eras de su historia —aunque nos comprometemos a traeros dicho artículo en el futuro—. El segundo punto que queremos resalta, es que, como web plural y abierta, vamos a evitar recomendar obras que: o bien nieguen o justifiquen crímenes de guerra o sean cercanas al fascismo nipón, como pueden ser las obras de Yukio Mishima, porque si bien no se puede negar la genialidad de su prosa, no creemos necesario darle mayor publicidad a sus ideas.

1 – Genji Monogatari, de Murasaki Shikibu

Considerada la primera novela japonesa, debemos mencionar que la obra carece de un título oficial y por ende ha recibido distintos nombres, siendo el más famoso el que hemos utilizado para este “top”, que podría ser traducido como La historia de Genji. Escrito por una noble del periodo Heian (794-1185 d.C.), es una epopeya que narra la vida y desgracias del príncipe Genji, apartado de la línea de sucesión y que no vamos a contar en detalle para evitar spoilers.

La particularidad de esta obra es que, al estar escrita por una mujer de la nobleza, nos permite acercarnos a las prácticas de las mismas dentro de la corte. El ejemplo más claro es que en la narración no se hace referencia a los personajes masculinos por su nombre, sino por su título, y a las mujeres por sus prendas o relaciones con otros personajes.

Ilustración del siglo XIX sobre la Genji Monogatari /  Utagawa Kunisada y Utagawa Hiroshige

2 – Makura no Sōshi, de Sei Shōnagon

Conocido en español como El Libro de la Almohada, la obra es un diario escrito por una dama de la corte Heian. Sus reflexiones, juicios de valor y vivencias, bañadas por chascarrillos e ironías nacidas de su pluma, nos presenta una ventana con la que mirar directamente al pasado, sin las suntuosidades que, por ejemplo, recubren Genji Monogatari. Se trata pues de una visión divertida y reveladora de la vida de las personas más poderosas del Japón de hace más de un milenio. Una obra única en su especie y con una perspectiva que, por desgracia, suele estar infrarrepresentada en la historia, como es la femenina.

3 – Heike Monogatari, anónimo

El periodo Kamakura, conocido como la Edad Media japonesa, comparte ciertos elementos culturales con su homóloga occidental. Uno de ellos es la producción de los cantares de gesta y epopeyas como la obra que nos ocupa. El cuento de Heike narra la aparición de los samuráis, los efectos que tiene para la sociedad el encumbramiento de dicha clase guerrera y el inicio de las intestinas luchas civiles entre los distintos clanes. Pero no solo épica se desprenden de sus páginas, sino que entierra una elegía trágica, de añoranza a tiempos más pacíficos y temor por un presente cruel.

4 – Go Rin no Sho, de Miyamoto Musashi.

La verdad es que mencionar que esta obra nace de la pluma de un samurái invicto en sesenta y nueve duelos ya debería se aliciente suficiente para despertaros curiosidad. Pero como sabemos que nuestros queridos lectores sois algo más exigentes, debemos comentar que estamos ante la opera prima de las artes marciales, un escrito en el que se recogen las vivencias y consejos del autor, en el que se realiza un estudio minucioso de las distintas escuelas de artes marciales que existían en ese momento en Japón, así como un viaje por la psique del guerrero. Si te gustan los manga-animes de pegarse has encontrado tu biblia.

 5 – Wagahai wa neko de aru, de Natsume Sōseki

Conocida como Soy un Gato y escrita a principios del siglo pasado, esta obra nos narra los cambios y modernización que tienen lugar en Japón durante el periodo Mejí, momento en que el país se abre a occidente, con el choque e intercambio cultural que ello supone, todo ello a través de los ojos de un gato callejero. Colmada de humor ácido, la obra es una retrospectiva de una sociedad que navega entre la tradición y la modernidad.

Cuadro Gotenyama no Hanami Hidari, al estilo de la corte Heian del Libro de la Almohada / Utamaro Kitagawa

6 – Tabineko Ripôto, de Hiro Arikawa

Si os gustan los felinos estáis de suerte, pues es la segunda obra en la que nos pondremos en la piel de uno —prometemos que no somos furros, tenemos plumas, no pelo—.

Traducida en España como “A cuerpo de Gato”, la autora nos lleva a un “Road Trip” que se enfrasca en la búsqueda de uno mismo, la presión de la soledad —un mal muy presente entre la juventud del país nipón actual—, y el poder de los recuerdos, todo aderezado con descripciones de paisajes del Japón contemporáneo que nos permitirán transportarnos mentalmente allí. Quizás el mejor resumen de la obra nos la da su protagonista Nana: “No comprendes el impacto de algo hasta que lo tienes delante”. La única recomendación extra que haremos es que tengáis un paquete de pañuelos cerca. 

7 – Apparitions: Ghost Of Old Edo, de Miyuki Miyabe

Todas las tradiciones, desde el sintoísmo hasta el Kaidan, de la cultura japonesa se han visto permeadas por lo sobrenatural. La obra de Miyabe supone una expedición para encontrar a las más horribles —en ocasiones—, criaturas que aterrorizaron a las personas del periodo Edo. Con un estilo que fusiona la investigación periodística con la histórica, y un toque de comedia negra, estamos ante una antología de relatos que aseguraran un par de carreras por el pasillo rumbo a la cama cuando apaguemos las luces.

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