10 Things That Didn’t Age Well in Samurai Champloo, Traducido a 10 cosas que no envejecieron bien en Samurai Champloo es el título del top que ha inspirado al mi artículo. Soy muy defensora de lo que me gusta y este anime no es que me gusta, es que es mis preferidos.
Comprendo que las obras que ya van cumpliendo años no se adapten a las sensibilidades modernas, pero en el caso de Samurai Champloo estoy bastante en contra de los motivos que argumentan para decir que ha envejecido mal. Y aunque no voy a comentarlos todos, porque sino estamos aquí hasta mañana, he dejado el top anclado en su título por si te interesa.
Samurai Champloo se ambienta en el periodo Edo (1603-1868), también conocido con el nombre de shogunato Tokugawa y se caracteriza por el aislacionismo dentro de la historia de Japón. Se definieron los elementos que darían paso a un desarrollo económico, transformando el sistema feudal al pre-capitalista. Se comenzó también con la importación de técnicas y métodos extranjeros y la llamada ilustración japonesa estaba dando los primeros pasos. El trato con los extranjeros estaba muy controlado y solo se permitía el comercio con chinos, coreanos y holandeses, los viajes al exterior estaban prohibidos y había un sistema de castigos para el que intentara salir. En resumen, en la época Edo se reforma el sistema militar del periodo anterior; se instaura una estructura de poder partidario, conocido como bakuhan —el Shogunato y los señoríos— y el centro de poder político del Shogun se trasladó a la ciudad de Edo aunque la corte imperial se quedó en Miyako. Decir que pasaron movidas es poco.
El argumento del anime, en pocas líneas para quien no lo haya visto, trata de una joven llamada Fuu, que tiene la mala suerte de meterse en diversos líos que acaban dejándola en la calle, así que entre una cosa y otra acaba embarcándose en un viaje con los antagónicos Mugen y Jin para buscar al misterioso samurái que huele a girasoles. Todo esto mezclado con anacronismos, en su mayor parte venidos de la cultura hip-hop, que casan de maravilla con el Japón feudal. Que por cierto, la banda sonora es de Nujabes y se le considera el pionero del lo-fi y el chillhop.

Como ya he dicho, Samurai Champloo se ambienta en la época Edo, aproximadamente entre los años 1648 y 1685, ya que se toma como referencia datos que el mismo anime aporta, como la fecha de la muerte de Musashi Miyamoto —que murió en 1645— o la referencia de los años transcurridos desde la Rebelión de Shimabara —un levantamiento armado de campesinos específicamente cristianos en 1638—.
El anime tiene una estructura slice of life y de ahí no me bajo. En su mayoría son episodios autoconclusivos del día a día del trío protagonista durante su viaje, mientras la trama general avanza muy sutilmente, que aquí sería la de encontrar al samurái que huele a girasoles. Y digo sutilmente porque aunque encontrar al samurái sigue siendo la meta del viaje, más pronto que tarde está claro que de lo que realmente trata la obra es de sus personajes y de cómo se enriquecen los unos a los otros.
Como me estoy yendo por las ramas voy a empezar a matizar los puntos que me han animado a dar la chapa con Samurai Champloo. Puedo reducir en una sola palabra toda la argumentación del «ha envejecido mal»: sexualidad. Se hace hincapié en cómo Mugen «amenaza» con violar a Fuu, en cómo se recurre a la violencia para el sexo, en la sexualidad de Jin y que Fuu se queja de que no tiene pechamen.
Quiero empezar con Mugen. Un vagabundo que nació en las Islas Ryukyu, unas islas que en el anime son retratadas como un nido de criminales y de las que por internet se estuvo barajando la posibilidad de que fuera una colonia penal. Para este artículo hubiera sido muy favorable que lo fueran, pero es mentira y no hay ningún tipo de prueba histórica para definir las islas como colonia penal, solo son especulaciones. Lo que no es mentira es que Mugen se dio a la piratería desde pequeñito para sobrevivir, porque sin padres ni un ambiente favorable todos sabemos lo que suele pasar. Se nos da a entender que estuvo en prisión gracias a los tatuajes tan característicos que tiene en los tobillos, en Japón se usaba el tatuaje para marcar a los criminales y siguió vigente hasta el final del periodo Edo. Por ejemplo: si pillaban al ladrón una segunda vez, se le tatuaba una segunda línea; cada área del país usaba su propio sistema de tatuajes para indicar la jurisdicción y el delito. Sabemos que un trabajillo de piratería fue mal y que Mugen fue condenado a muerte, así que muy gordo tenía que ser el tema para ignorar tatuar esa segunda línea e ir directamente a la pena de muerte.
Entiendo que sea desagradable la forma que tiene Mugen de hacer y decir ciertas cosas, a mí particularmente me saca de mis casillas siendo mi personaje favorito, pero Mugen es como es enteramente por sus circunstancias. Jamás intenta abusar de Fuu y esa «amenaza» de violación la veo más como el humor de mal gusto de un analfabeto. ¡Si es que hay hasta un episodio en el que un señor le enseña a leer y escribir! También entiendo que pueda disgustarte que se abalance a por una muchacha buscando sexo, pero aquí creo que es simplemente una criticable licencia cómica típica de los animes, ya que hay una escena en la que Mugen pide los servicios de una prostituta simplemente hablando, si de verdad su forma de expresar su deseo sexual fuera a través del abuso no se habría contenido tampoco aquí. En definitiva las formas en las que se expresa casan perfectamente con lo que se quiere transmitir del personaje, porque lo único que ha conocido es la violencia y la supervivencia. Estar en compañía de Fuu y Jin enriquece enormemente a Mugen, aprende a leer porque no quiere que sus compañeros se rían de él, demuestra preocupación por estos y se pone varias veces en peligro solo para salvarlos y al final, vemos cambios en las antiguas formas neandertales que tenía de hacer ciertas cosas.
Y para terminar con Mugen es preciso comentar que proviene de Okinawa y que sí, generalmente tienen la piel más oscura. Esto se debe a que los japoneses en el continente tienden a ser descendientes del pueblo llamado Yamato, mientras que los japoneses en Okinawa tienden a ser descendientes de los Ryukyuan. No es que el anime retrate a las personas más morenas como criminales porque sea racista, es simplemente la zona donde Mugen y los compinches se criaron. Por no hablar que hay bastantes criminales a lo largo del anime y ningún otro es de piel oscura.
Jin es el introvertido del grupo, muy reservado y de pocas palabras. Entrenaba en un dojo y tiene un estilo con la espada muy tradicional y elegante. Su modo de luchar le define perfectamente. Es un ronin que ha sido forzado a matar a su maestro y es la antítesis de Mugen. Se les compara mucho con Amaterasu y Susanoo, siendo Mugen Susanoo y Jin el segundo; el Ying y el Yang, pero esa chapa me la guardo para otro día. En el top se critica la sexualidad de Jin simple y llanamente porque Mugen dice el comentario facha de turno de pensarse que era homosexual porque no iba con él a los prostíbulos. Pero ya hemos explicando las razones de la forma de ser de Mugen. También se comenta el travestismo de Jin, que dura medio minuto, pero en el Rakugo los hombres se travisten para sus actuaciones y no se considera ofensivo.

Me he dejado a Fuu para el final, porque es la que muchos consideran la heroína, cuando realmente no lo es. O, al menos, por sí sola. En Samurai Champloo no hay un protagonista, hay tres. Fuu es una muchacha normal y corriente que no sabe luchar, está en mitad de la adolescencia y no tiene nada de retrógrado el hecho aislado de que ella quiera tener más pecho. Como tampoco es malo que se meta en líos y vengan los chicos a salvarla. La damisela en apuros es un tropo me molesta como a la que más, pero en las críticas se tiende a dejar de lado un importante detalle sobre Fuu como personaje: es una chica de pueblo que no sabe detectar el peligro cuando lo ve, porque no ha tenido la necesidad, y que decide emprender un viaje que, si no fuera por sus Mugen y Jin le hubiera sido imposible completar. Es decir, hay una explicación contextual para ello. Japón era en esa época muy hostil contra las mujeres, muchas eran vendidas a prostíbulos para pagar las deudas familiares; las mujeres que vivían bajo el Shogunato Tokugawa no existían legalmente, por lo que no tenían ningún papel, derecho o reconocimiento real durante la época y pasaban la mayor parte de sus días siendo amas de casa y ejerciendo como madres. Así que lejos de recriminar que necesite ayuda de sus compañeros masculinos es de reseñar que tenga un papel tan protagónico. Y no sólo eso, sino que, no se somete al papel de damisela en apuros y en varias ocasiones ella es la que salva a sus compañeros.
El último punto que quiero defender es el capítulo «Stranger Searching«, donde un hombre danés abiertamente gay tiene esperanza por un Japón en el que no se le persiga ni por su nacionalidad ni por su sexualidad. Mugen nos deleita con otra de sus tonterías y creo que ya entendéis mi punto al respecto. Quiero resaltar que una persona hizo un post en reddit hablando de lo que adoraba ese episodio por todo lo que representaba de su cultura.
Y esta ha sido mi defensa. Me he visto el anime varias veces y tengo varios artículos pensados solo para Samurai Champloo, pero quería defender lo que nadie me pidió defender porque lo amo con locura. Porque quiero dar la nota positiva ante tanta negatividad y defender lo que promueve.