Con el reciente fin de la adaptación animada de Stone Ocean elevando su popularidad como arco y la imagen por fin circulando en la red del esperado protagonista de Jojolands —la novena y presumiblemente parte final del manga—, los fans de Jojo’s Bizarre Adventure siguen disfrutando a día de hoy la ferviente popularidad que tiene la obra y que se traduce tanto en contenido tanto fan como oficial. Y es que cada elemento de la serie tiene su propio nicho de fans dentro de la misma, con un elemento común de preguntas como: ¿Jojo favorito?, ¿Stand favorito? y la que nos lleva al tema que trataremos en este artículo, la «Parte favorita». Si bien las respuestas a esta duda suelen llevar a discusiones sin ningún rumbo o resultado, cuando se lee en frío cada persona tiene una parte predilecta por razones asociadas a las experiencias o al modo de ser de la misma, y de entre las ocho publicadas hay una que nunca suele resaltar demasiado o que directamente se observa muy por encima, que es la que le da el disparo de salida al manga: Phantom Blood.
Phantom Blood es una parte que tiene tanto grandes puntos fuertes como flojos. Se podría achacar su falta de popularidad a varios elementos relacionados con su publicación, adaptación o duración, pero vamos a centrarnos en las cosas significativas que la distinguen de las demás partes de la franquicia y en como éstas la hacen única, no solo como inicio a la historia de los Joestar, sino como una parte entre muchas que tiene valor por sí misma y no solo como prólogo.

Empezada y terminada en 1987 y originalmente titulada como Jojo’s Bizarre Adventure Part 1 Jonathan Joestar: His Youth, nos cuenta la historia del primer Jojo del legado familiar que le seguiría. Caballero inglés y guerrero por la justicia, Jonathan se ve con la misión de detener los ambiciosos planes de Dio, su malvado hermano adoptivo. Todo esto con la ayuda de un pequeño elenco de secundarios como el criminal de bajos fondos Robert E. O. Speedwagon y el enigmático Will Zeppeli a lo largo de los cinco volúmenes que dura —o alternativamente, los primeros nueve capítulos del anime—. Como primer acercamiento a Jojo’s, Phantom Blood es chocante, cuanto menos, gracias a elementos como sus poses, cambios de color, caracteres en pantalla que surgen repentinamente… Todo esto acompaña como anillo al dedo la gran exageración que es cada escena. Y esto apoya, en gran medida, el interés a verla en el melodrama constante de la misma. Un héroe muy bueno y un villano muy malo viene a ser la dinámica principal que aportan Jonathan y Dio en su rivalida. Un blanco y un negro que en las siguientes partes se iría difuminando, haciendo a los protagonistas más macarras y a los antagonistas más motivados por un «algo».
Hoy en día esta dinámica puede parecer un poco obsoleta o simple, pero para explicar que se hace especial por lo sencilla que es tenemos que hablar del contexto alrededor del nacimiento de la obra. Phantom Blood llegaba cuatro años después del inicio de Hokuto no Ken, el manga de Buronson y Tetsuo Hara que remodeló la formula y estructura de los cómics nipones de acción y cuya influencia llega incluso a nuestros días. Las artes marciales, los músculos o la heroicidad de un personaje enorme con un corazón de oro, son todos elementos vigentes en la obra de Araki, quien no solo sabe añadirle su toque propio como fan de la música rock y el arte clásico, sino como fan de lo humano. Habiendo descrito Phantom Blood como una «afirmación de lo maravillosa que es la humanidad», lo que viene a mostrarnos a Jonathan como todo lo que el Bien puede ser en nosotros, no tiene demasiado sentido que lo hagan un personaje gris, porque no está escrito para ser uno, sino para ser un estándar de la empatía y el amor humanos. ¿Y Dio? Dio es la encarnación del Mal. Sabe que lo que hace es erróneo, pero lo hace porque le divierte y porque hasta la dominación mundial le parece alcanzable. Atrae la atención en cada escena en la que aparece, en la que el espectador se pregunta constantemente «¿pero cómo se va a superar ahora?», lo que lleva a que la química entre los dos sea, aunque no matizada en grises, increíblemente entretenida de ver.

Es una parte que arriesgó mucho con varias de sus ideas, consideradas en su día como que podían resultar poco interesantes o que ahuyentarían a lectores por diferir mucho de otros mangas de la época. Sin entrar en terreno de spoilers, una de esas ideas, por ejemplo, era la de un protagonista que no fuera de Japón o, hablando en un terreno un poco más absurdo, el temor de que Zeppeli llevase bigote, por ser esto considerado como un símbolo para los personajes que no son de fiar. En varias ocasiones al mismísimo Hirohiko Araki se le comentó que no era una serie que encajase en el contexto de las que eran las mejor consideradas por entonces, como Dragon Ball, Saint Seiya, Kinnikuman o la ya mencionada Hokuto no Ken, dándole un valor extra al arriesgar que permitió, con tiempo, que la franquicia se volviese tan popular como lo es hoy en día.
El ritmo de la serie es prácticamente telenovelesco. No hay capítulo que no acabe con un gancho para dar ganas de poner el siguiente —cerrándolos en el anime con el broche de oro que es la canción ya asociada a la serie Roundabout, del grupo Yes— y con la consciencia que tiene esta parte sobre ser la primera, aprovecha para exprimir su melodrama al máximo e introducir elementos que sorprenden constantemente a alguien cuya primera experiencia con Jojo’s sea esta. En la adaptación animada la montaña rusa sube muy rápido durante los primeros tres episodios y los seis restantes baja el doble de rápido, sin perder la capacidad de entretener con sus chocantes ideas. Phantom Blood es absurda en el mejor de los sentidos, no tiene reparos en mostrar a enemigos como Jack el Destripador o un grupo de zombis híbridos con animales llamados como los miembros de Led Zeppelin y, en definitiva, no se avergüenza de presentar ideas disparatadas que sentarán las bases de lo que es Jojo’s.

Es cierto que su anime está comprimido en la misma temporada que Battle Tendency, la mucho más desenfadada segunda parte que suele ganarse a los espectadores cuando se les presenta a Joseph, su carismático y picaresco protagonista que, sin embargo, como todos los Jojo’s posteriores, heredaría de Jonathan su espíritu en busca de la justicia, contrastando con la herencia de Dio, cuyos actos influenciarían los conflictos en gran parte de las siguientes sagas. Por lo tanto, en gran parte, la esencia de bien contra mal de ambos va a seguir vigente.
Phantom Blood es encantadora, es una épica alimentada por lo surrealista que lleva haciendo grande a esta serie durante décadas, que marca estructuras sobre las que Araki construiría los siguientes arcos. El bien contra el mal usando como motor, la atracción que la familia Joestar le tiene a lo extraño y sobrenatural, el drama y el espectáculo. No se pueden negar sus carencias, pero muy a menudo sus aciertos no son tan reconocidos y por eso debemos apreciarla por lo que nos otorgó como cimientos y como entretenimiento de un relato de aventuras, acción, tragedia y amor humano. ¿Y vosotros que opináis de Phantom Blood? ¿Os viene a la mente algún momento memorable que destaque? Reivindicad el aprecio que se merece el primero de ya nueve capítulos en la historia de la familia, con la más particular marca de nacimiento y tened cuidado con el Thunder Cross Split Attack, que es un ataque que no tiene debilidades.

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La verdad es que me has dado ganas de echar un vistazo al manga de Phantom Blood, en castellano particularmente, para refrescar un poco la memoria y ver donde todo comenzó. Si algo, poco puede recriminársele a una historia tan breve y que existe fundamentalmente para sentar las bases de la franquicia. Tal vez no es del menester de muchos porque cuando tú entras a JoJo te esperas algo más en la línea del ridículo de Battle Tendency o los Stands de Stardust Crusaders dado que eso es a lo que más bombo se le da, y te extraña cuando entonces aparecen conceptos que no llegarían lejos. ¿Inglaterra? ¿Hamon? ¿Qué es eso? Yo solo quiero ver a Silver Chariot, a SHIIIZAAAAA.
…al menos, eso me ocurrió a mí (que luego BT y SC me decepcionaron en algunos de los aspectos que tanto vendían, pero vaya). Lo que verdaderamente me sorprendió sobre Phantom Blood es, sin entrar en spoilers para el que no lo conozca, el final. Subvierte tus expectativas con un desenlace trágico y que difícilmente esperarías de la PRIMERA historia en esta larga línea de periplos. ¡Muy buen artículo! Hablar de JoJo siempre es divertido.
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