Naoki Urasawa: El mejor mangaka de misterio

Naoki Urasawa es uno de los artistas más reconocidos y afamados dentro del medio del manganime. A lo largo de los 40 años de su carrera como mangaka ha publicado más de una decena de one-shots y obras serializadas, entre las que destacan Monster, 20th Century Boys, Pluto y Billy Bat —esta última, coescrita con Takashi Nagasaki—. Urasawa se dedica a escribir e ilustrar mangas de misterio, y su aproximación a dicho género ha cautivado la mente y los corazones de millones de lectores a lo largo de todo el mundo. Sin embargo, ¿qué es lo que realmente destaca en sus historias?

Durante muchos años he leído novelas y mangas de misterio, en todas sus vertientes y subgéneros: desde thrillers psicológicos e historias paranormales hasta obras que bailan entre el misterio y el horror cósmico. En todas ellas brilla la habilidad del escritor para atrapar a su lector, para cautivarlo con giros inesperados y argumentos intrincados. Cualquier obra de misterio que se precie debe contar con estas características —ya se encargó Agatha Christie de establecer este baremo con sus novelas magistrales escritas en el siglo XIX—, y las de Naoki Urasawa no son una excepción. El autor nipón tiene una capacidad sobresaliente para romper las expectativas de sus lectores y darle siempre un nuevo giro de tuerca a sus tramas. No obstante, si los mangas de Urasawa solo contasen con esos puntos positivos, no habrían trascendido en la memoria colectiva a lo largo de años y décadas. No, Urasawa no solo escribe buenas historias. Eso sería quedarse corto. Él siempre busca ir un paso más allá.

Pobre de mí, que por algún motivo pensaba que este manga iba a ser un slice of life casual / ©Big Comic Spirits

Si resumimos Monster al máximo, podríamos pensar que se trata de un thriller común con un villano psicópata. Sin embargo, Urasawa aprovecha todos los recursos posibles para construir una historia más compleja y cargada de matices. Monster no solo es un thriller. Es la disección quirúrgica de la mentalidad de un psicópata, el viaje de su vida hacia la locura, la lucha entre el bien más puro y el mal encarnado —representados por el protagonista y por el villano, respectivamente—. Esta obra habla del monstruo que se oculta bajo la piel de un asesino, los orígenes de dicho monstruo y las repercusiones finales de sus acciones, todo ello aderezado con un profundo cariz filosófico y político en el marco de la Alemania tras la caída del muro de Berlín.

En otra de sus obras maestras, 20th Century Boys, Urasawa exprime al máximo el recurso del cliffhanger y el del giro argumental, y además de esto, construye una narrativa que arrastra a decenas de personajes a lo largo de cincuenta años, en los que la amplitud del misterio no hará sino escalar más y más. Es una obra rápida, tan ágil que agobia, y aun así, el mangaka encuentra los momentos para tocar temas como el rencor, la venganza, la ambición y el perdón con una sutileza y una elegancia magistrales.

Para más inri, a la hora de construir estas historias tan tortuosas cargadas de filosofía y simbolismos, Naoki Urasawa se apoya de personajes igual de complejos. Johan, Tenma, Kanna, Kenji, Amigo, Gesicht, etcétera. Todos ellos poseen un trasfondo adecuado a sus acciones presentes, una psicología y filosofía personal única y, en general, una profundidad que cualquier escritor envidiaría. Lo más asombroso es que no se trata de unos pocos personajes, sino que más bien parece una norma en las obras de Urasawa. La creación de personajes multidimensionales es otro pilar sobre el que se asientan sus mangas.

Escribir tantos personajes con tamaña complejidad debería ser un delito / ©Big Comic Original

Para concluir con este artículo, intentaré ser breve. Si os interesa un mínimo las historias de misterio —basta con que sea un mínimo ínfimo—, leed a Naoki Urasawa. Ningún escritor del género teje tramas tan bien hiladas, cargadas de mensajes y escenas que se te quedan grabadas en la mente de por vida, y al mismo tiempo es capaz de construir decenas de personajes tridimensionales y aderezar cada obra con un profundo toque reflexivo, psicológico y simbólico. Ninguno, salvo Naoki Urasawa. De hecho, recomendaría su lectura incluso para las personas ajenas al mundo del manga y el anime, pues el dibujo de Urasawa trata de ser lo más realista posible —a través de los diseños de sus personajes y de los encuadres de sus escenas, vía viñetas cuadriculadas y uniformes— y sus historias se alejan de los cánones y clichés de este medio artístico que pueden echar hacia atrás a lectores menos familiarizados. En cualquier caso, podemos sentirnos afortunados de poder leer las grandes obras del maestro Urasawa, unas obras que trascenderán aún más con el paso de las generaciones y se convertirán, irremediablemente, en clásicos de la literatura japonesa.

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