Como todo el mundo sabe, las novelas visuales son un mundo de subgéneros, tropos y temáticas en las que uno puede zambullirse y nunca tocar el fondo. Hay para todos los gustos, edades, colores y demás, así que todo el público tiende a estar contento. Por supuesto, las VNs de romance son un éxito y uno de los subgéneros más trabajados dentro de la industria. Sin embargo, son cuatro los más habituales, con lo que eso conlleva: juegos otome, juegos galge, juegos BL —Boys Love— y juegos GL —Girls Love—.
Los juegos otome, “para chicas”, como indica el nombre, no son algo desconocido entre mis artículos. Ya di una definición en otras ocasiones, pero la rescato porque es algo clave para el artículo que traigo hoy. Un juego otome se caracteriza por tener una MC femenina y LIs masculinos, sumándose a esta ecuación la presencia de un romance explícito como parte fundamental de la historia.
De acuerdo, los juegos otome están dirigidos a la demografía femenina pero, aparentemente, a solo un sector de esta: mujeres (cis)heterosexuales. Por supuesto que una mujer que forme parte de la comunidad LGBT puede jugar —y disfrutar— un juego otome pero en muy pocas ocasiones verá su identidad sexual reflejada en los juegos, mucho menos en los producidos por grandes empresas japonesas. Sin ir más lejos, en la adaptación a videojuego que se realizó de la light novel Hamefura, se suprimieron las rutas de las chicas románticamente interesadas —que lo eran de forma canon y explícita, ojo— en la MC y se mantuvo solo a los hombres. Os dejo imaginar el por qué.

La realidad es que no solo las mujeres son consumidoras de juegos otome, y mucho menos que todas esas mujeres sean cisheterosexuales. No es lo habitual, pero hay mujeres lesbianas que disfrutan de los juegos otome, así como hombres —LGBT+ o cisheterosexuales—. Hay jugadoras que son asexuales, jugadoras bisexuales —entre las que me incluyo—, jugadoras transgénero… Hay jugadoras de todo tipo, la verdad, aunque siempre se representa y apunta al mismo prototipo de mujer: cisheterosexual.
A raíz de estos problemas, la comunidad llegó a una solución que abrazase la diversidad LGBT+ que los juegos otome parece excluir: la creación del género Amare. Este género nace para abarcar las realidades de identidad sexual y de género que los juegos galge y otome —GxB en ambos casos— y juegos BL y GL —BxB y GxG— no contemplan, incluyendo une MC que pueda ser de cualquier género —mujer, hombre o persona no binaria— e intereses románticos también LGBT+ y variados en cuanto a género, no solo únicamente del género opuesto —dentro del binarismo— de MC.
Enlazo aquí la infografía que realizaron los creadores del género para que lo podáis conocer un poco mejor.
Muchas OELVNs —Original English Language Visual Novels— o, dicho de otro modo, visual novels occidentales, de romance se incluyen dentro de este género, pues en muchas ocasiones han propuesto al menos una LI mujer o persona no binaria, aunque la mayoría continuasen siendo hombres. O viceversa. Esa diversidad que, en su lugar, muchos otros juegos de romance no habían propuesto.
Los juegos Amare no se distancia de otros juegos de romance, ya que mantienen en común las rutas románticas. Sin embargo, ofrecen una mayor inclusión para todas las personas que quieran jugar, encontrándose por fin representadas —ya sea como identidad de género o sexual— de forma natural, en un género de videojuegos que disfrutan. Se sienten incluidos con personajes que son como ellos, cuyas realidades se reconocen.
Como siempre, todo tiene sus detractores y gente a favor. Se habló mucho de que ya existían juegos de BxB o GxG —juegos BL y GL, respectivamente—, pero… ni el romance ni la identidad de las personas es algo blanco y negro. Así como no existen solo dos géneros, tampoco existe un único romance —ya sea hacia el propia género o el opuesto—. ¿Qué pasa con la gente asexual y/o arromántica que quiere verse representada en rutas platónicas? ¿O con las personas no binarias que siempre se ven obligadas a jugar con une MC que no les representa, ni siquiera en sus pronombres? En mi caso, también, como persona bisexual, echo de menos de vez en cuando la presencia de alguna LI femenina. No busco un juego GL, porque también quiero romancear a personajes masculinos, pero muchas veces te ves obligada a tener que elegir entre una cosa u otra.
No han sido pocos los juegos otome —famosos, además— en los que la presencia de la LI no era más que queerbait: Yaehee —Mystic Messenger, aunque luego sí le dieron una ruta romántica— o Pashet —Ozmafia!!—, por ejemplo. Personajes femeninos que parecen incluidos entre los LIs —ya que tienen su propia ruta— y con los que lo que te encuentras es una «bonita amistad». ¡Como si la gente bisexual existiera!

Así pues, los juegos Amare han llegado a donde otros juegos de romance no lo habían hecho: inclusión de personajes no binarios, bisexuales, arrománticos y/o asexuales, personajes trans… Esa diversidad LGBT+ que tanto se echa en falta en los juegos otome, galge o incluso en los BL y GL.
Para concluir, insistimos una vez más en que el colectivo LGBT+ es amplísimo y en que se agradece una buena representación a través de estos juegos, que nacen como respuesta a esa ausencia de gente que se salga del binarismo, de ser cisgénero, ser monosexual/monorromántico o, incluso, alosexual/aloromántico. Por si os animáis a probar algún juego Amare, aquí dejo todos los que están etiquetados como tal en itch.io.

Pingback: Primeros pasos en los juegos otome – Merendando con Otomes