En la mente de es una serie de artículos dedicados a profundizar individualmente en las características y motivaciones de algunos de los personajes más queridos e interesantes de los videojuegos y el anime
El examen del tiempo ha sido clemente con Final Fantasy XII, como pasa con muchas obras divisivas. A pesar de su desarrollo complicado, que acució la salida de Yasumi Matsuno como director y principal valedor, y un combate polémico, hoy en día se trata de una entrega reivindicada por su tono político y Shakespeareano, lleno de grandes momentos y con algunos de los personajes más complejos de la saga. Uno de ellos, con el honor de representar logo y portada de la entrega, es Gabranth.
Este artículo contiene spoilers de Final Fantasy XII
Si bien no ostenta el título de antagonista del juego, papel desempeñado por Vayne Solidor, sí se trata del oponente más cercano al grupo de personajes, particularmente a Ashe, Basch y Vaan, quienes cumplen un rol protagónico, cada uno a su manera: la historia de Final Fantasy XII es, ante todo, la rebelión y la búsqueda de un propósito de la princesa Ashe, pero también el viaje de redención de Basch. Vaan, personaje que no entraba en los planes originales de Matsuno, ejerce un papel de protagonista pasivo, un espectador que hila la trama… cuyo hermano, Reks, también fue víctima de Gabranth y el complot del Imperio de Arcadia para tomar Dalmasca. Con las cartas sobre la mesa, hablemos del contexto histórico del que parte el personaje de hoy.
«No podemos escapar del pasado. ¡Este hombre es prueba fehaciente! ¿Cuál es tu pasado, hija de Dalmasca? ¿No juraste venganza? ¿No la exigen los muertos?«
Nacido Noah fon Ronsenburg, Gabranth es el hermano gemelo de Basch, ambos originarios de la República de Landis, en el mundo de Ivalice. Mientras su hermano se alistó en el ejército dalmasquino, abandonando Landis, con el objetivo de recuperar su tierra natal del yugo imperial en el futuro, él huiría con su madre a Arcadis, capital del imperio, y se uniría a su milicia. Allí ascendería hasta convertirse en Juez Magistrado. Los jueces de FFXII no solo actúan como garantes del orden y la ley, sino como comandantes y guardia personal de la Casa Solidor, la dinastía que gobierna el Imperio de Arcadia. De esta manera, la relación de Gabranth con el Emperador Gramis le permitió convertirse en el guardián personal de su hijo menor, el príncipe Larsa. Años después, durante la guerra contra Dalmasca, Gabranth y Vayne urdirían el complot que le permitiría al imperio convertir al Reino de Dalmasca en su vasallo. La noche de la firma del armisticio, Gabranth, personificando a su hermano, asesinó al Rey Ráminas, monarca de Dalmasca y padre de Ashe, y a varios soldados, como el hermano de Vaan. Así, Basch fue acusado de traición, falsamente ejecutado, y Arcadia conquistó Dalmasca, estableciendo así al hijo mayor del Emperador, Vayne, como cónsul.
Bajo este contexto sociopolítico, Gabranth es un producto de la rabia, la impotencia y la proyección de unos sentimientos de traición y culpa. Por ello, ha desarrollado una personalidad estoica y severa, pero al mismo tiempo cruel. En secreto, y con el visto bueno de Vayne, mantuvo vivo a Basch, hambriento, harapiento y lejos de sus mejores días, con el fin de que sufriese en vida las noticias de la derrota y aplastamiento de la resistencia dalmasquina, considerándolo así mismo un traidor a Landis por haberla abandonado en pos de la guerra. Sin embargo, en el fondo considera que su situación es similar: en la recta final, Gabranth reflexiona sobre su posterior caída y las razones que le llevaron a ella, como traicionar a Landis para unirse a su capturador.
«¡Silencio! ¡Me lo han quitado todo! Todo, menos el odio por el hermano que abandonó nuestra patria. Dime, ¿por qué lo que más valoras siempre termina destruido?«
Su relación con Basch no solo es uno de los pilares del desarrollo de ambos personajes, sino también de la historia de la obra. El conflicto territorial que separó el destino y la trayectoria de los dos hermanos no solo permanece vigente en el juego, con un imperio arcadiano insaciable, liderado en última instancia por un retorcido animal político como es Vayne Solidor, sino también en la sangre envenenada de Gabranth. El juez llegó hasta el punto no solo de traicionar a su propio hermano, sino de falsear su ejecución y mantenerlo con vida por pura crueldad. Más allá de eso, sí muestra piedad hacia «los suyos»: sus dudas a la hora de ejecutar a la juez Drace, acusada de traición por rebelarse ante Vayne tras matar a su propio padre, o su relación con Larsa. La máscara de juez cumple una doble función: mantener su autoridad y su vínculo, no en pocas ocasiones esclavo y autodestructivo, con el imperio, y aislar su verdadera naturaleza.

Al final, Gabranth, hablando en términos ajedrecísticos, es una torre. Poderoso, muy poderoso, no se trata de un peón prescindible, sino de una pieza clave en el entramado político-militar de Arcadia, como juez, comandante, protector y espía. Pero también subordinado a los deseos de Vayne, quien se dirige a él como «perro» en varias ocasiones, y el Doctor Cid, líder científico y el tercer antagonista en importancia, rival como mano derecha de Vayne y quien le releva de sus obligaciones imperiales en la recta final del Faro de Ridorana. Ellos ejercerían el rol de rey y reina sobre el tablero de juego. Así, una vez capturado el rey, Final Fantasy XII llegaría a su fin, no sin deparar un último intercambio de piezas.
«Soy un juez magistrado, aunque haya caído en desgracia. Me lo merezco por haber ayudado al imperio que destruyó mi patria«.
La culpa interna, el abandono del honor y el estado maltrecho en el que queda tras los últimos acontecimientos pavimentan su camino a la redención. Malherido y agonizante, la última petición para Basch es que le sustituya como Gabranth, para asegurar una transición política estable de Vayne a Larsa y el reconocimiento de Ashe como soberana de una Dalmasca independiente. Es irónico: su hermano permaneció falsamente muerto a ojos de las masas durante años, pero ahora es él quien tiene que fallecer entre bastidores. Aunque muera su persona, el icono permanece. Su última exhalación marca un punto y final en su vida, pero un punto y aparte en la relación con su hermano y su moral: muere libre, como Noah, para ceder el casco a un Basch que «fallece» por segunda vez, para no ser él mismo pero a cambio recuperar la libertad. Con la poética Shakespeareana característica de la Ivalice Alliance, el cierre de la función, aunque lento, ha terminado por arrancar aplausos por parte de una base de fans difícil de complacer, a veces rozando la autoparodia. Porque pueden gustar o no ciertos derroteros tomados por una saga tan abierta a experimentar como Final Fantasy, pero el intachable carisma y la profundidad de Gabranth se han ganado un hueco en el corazón de los seguidores.
