En la primera parte de este monográfico se habló del Live Action y de su peso dentro del mundillo del manganime y el resultado «cuestionable» que había traído consigo mismo. Aparecían dos enfoques muy diferentes a la hora de adaptar: uno que trata de ser lo más fiel posible, planos incluidos; y otra que basa más la idea general que tiene de esta y crea algo nuevo a partir de ahí. El resultado es que ninguno logra salir de esa sombra que las arropa como las versiones inferiores de la original.
Mucha gente dirá que estas adaptaciones son una pérdida de tiempo y que lo mejor sería destinar esos recursos en algo más productivo y cuyo éxito esté más asegurado. La frase «van a convertir en una película de acción real tal obra» despierta casi un miedo instintivo en la gente, y no es para menos, pues generalmente no hay un El Señor de los Anillos o una iteración del MCU dentro de lo que viene ser en esa rama, que al menos haga que unos pocos tengan esperanza.
¿Qué es lo que falla? El film de Death Note de Netflix fracasaba notablemente por su terrible guion y unos personajes insoportables, entre otras cosas, aunque lanzase ideas que resultaban interesantes de tratar. No tanto el cómo las desarrollaba el propio largometraje, claro. Y por el otro extremo, la saga de películas orientales que intentaban abordar todo Death Note eran insípidas y un mero calco, menos la última que sacaron, que no despertó ni el interés ni el recuerdo de la gente.
Está claro que ser lo más fiel posible a la obra original no implica necesariamente que salga un producto de calidad. Si no, mirad la trilogía de películas de El Señor de los Anillos: un tono mucho más oscuro y directo, focalización en las subtramas y un acercamiento más ligero a la psicología de los personajes. Y esto no significa que se desliguen del material original, porque el camino que sigue es, en esencia, el mismo, además de mantener varios plot points necesarios para el impacto general. La adaptación reinterpreta y asimila ciertas concepciones de otra forma, modernizando y acercando la obra a un público más amplio y que desconozca de la obra. Sin dejar de lado al fan clásico, aunque este se tope con algo diferente.

No es que las adaptaciones como ESDLA abunden demasiado, pero el hecho de que existan abre la puerta a pensar que no es un yermo estéril. Y de esta forma no debería ser una misión imposible el poder hacer Live Action buenos que, incluso, puedan aportar cosas diferentes a la obra que adaptan, al menos desde cierta perspectiva. ¿Cómo se logra algo así? Si la respuesta a esa pregunta fuese sencilla, no existiría el problema actual que hay con este formato audiovisual. Pero sí es necesario entrar a valorar lo que hace que fracase constantemente.
El ejemplo más reciente de Live Action que ha salido de tierras niponas (al menos la IP) ha sido la serie de Cowboy Bebop de Netflix. Obviando juicios sobre su calidad o fidelidad, es interesante centrar el discurso en cómo han querido llevar su visión adaptando, porque dentro de la libertad de licencias que han tomado, también han aportado savia nueva a cosas que no estaban dentro del canon de las aventuras de Spike y compañía. Todo esto manteniendo una línea argumental similar al anime de los 90, aunque alargando unas cosas, centrándose en otras y creando nuevas.
Por desgracia, la serie sufrió de la cancelación tan dada que tiene la compañía de la N roja y de las 1.392.231 temporadas de Élite, siendo un fracaso relativo, sobre todo considerando que los motivos de que Netflix cancele una serie son no pocas veces bastante draconianos y discutibles. Y en el caso de la audiencia general, hubo opiniones divididas, pero no fue en absoluto el fervor iracundo que despertó la adaptación de Light Turner y su libreta del cringe.
La línea que sigue Cowboy Bebop puede ser el primer paso en la buena dirección, el que tener en cuenta a la hora de hacer una adaptación al Live Action. Quizás la prueba de fuego ahora sea la futura serie de One Piece, también creada por Netflix. Expectación hay por cómo van a resolver la papeleta de llevar a imagen real una serie tan exagerada y esperpéntica tanto en su imaginería como comportamiento, además de ser un salto mortal en cuanto a presupuesto. Puede que salga un desastre, puede que salga decente. No se sabe, no hay nada salvo un par de imágenes del set donde se rueda y el casting, el cual parece al menos bastante entusiasmado de participar en la obra de piratas más duradera de la historia.

También los lenguajes coloquiales tan utilizados y el tono general que muestran los anime pueden ser un gran obstáculo que sortear. Un Live Action de un harem-ecchi puede ser, por decirlo de forma suave, toda una aventura de ver si se mantienen exactamente igual todos sus elementos. Los chistes subidos de tonos o los accidentes que llevan a situaciones vergonzosas ya los tienen cientos de obras de imagen real: Sex Education, Élite… Pero no desde la perspectiva en la que se llevan en esa clase obras, que ya para algunos puede ser exagerada. Y en imagen real es probable que sea hasta chocante. No olvidemos que el lenguaje de la animación no es el mismo que el de la ficción de imagen real, y eso es algo muy importante a la hora de adaptar.
Roma no se construyó en un día, y crear adaptaciones audiovisuales que puedan aportar cotas nuevas no es, desde luego, un trabajo sencillo. Pero conforme se experimente más y se trate de probar genuinamente en querer contar algo, antes se conseguirá llegar a esa calidad que se encuentra en obras como ESDLA o en pelis del MCU. Porque que no se haya conseguido algo bueno, no implica que sea una lucha perdida.
A pesar de que confieso pertenecer al club de los que perdieron la fe en los live action, no puedo evitar tener un atisbo de hype con lo que pueda resultar con el de One Piece. Es que el cast está tan bien escogido… cada uno me da un aura del personaje que va a interpretar (Iñaki Godoy y Taz Skylar entre mis favoritos) y el hecho de que Oda esté tras la producción no ayuda mucho a bajar las expectativas.
Decido no perder la esperanza🤞🏼
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