Dragon Ball me gusta bastante. No compartiré el entusiasmo que puedan tener los mayores fan de la franquicia, pero desde luego disfruto cada vez que veo ocasionalmente las aventuras de Goku y compañía. Me he visto la serie original, Z, GT (quizás alguno ya me vaya a crucificar por esto último) y un par de películas sueltas. Si por tener, tengo hasta videojuegos como los Budokai Tenkaichi originales.
Es indudable lo que ha aportado la obra de Akira Toriyama no solo al shonen, sino al manga en general y su introducción en el imaginario occidental. Un hecho que resuena aún en nuestros días hasta tal punto que todavía siguen haciendo continuaciones de la franquicia, como un anime que terminó hace nada y un manga «canon» en publicación. Y aunque respeto el fervor general que pueda tener la gente con la IP, me es inevitable plantear una pregunta:
¿De verdad era necesario continuar Dragon Ball a día de hoy?

No estoy diciendo que lo que se publique ahora de Dragon Ball sea malo, aunque mi opinión de aquella continuación llamada Super no sea especialmente positiva. Estoy diciendo si de verdad era necesario resurgir una vez más el canon de una franquicia a la que se le dio un supuesto finiquito hará ya casi 25 años. Dragon Ball GT fue un experimento en cuanto a que Toriyama no participó activamente durante su desarrollo, y cerraba la serie indefinidamente… hasta que la película de Battle of Gods le propinó una sonora patada, abriéndola de par en par.
Se ha hablado bastante de la continuidad de la serie y de qué es «válido» ahora, dentro de su canon o no. Que si GT cuenta o no cuenta, que si algunas pelis antiguas son válidas y otras no. Sinceramente, no me importa demasiado, la historia de Dragon Ball no era desde luego algo secundario, pero su justificación como si fuera una obra extremadamente compleja e intrincada por algunas personas es digna de ser objeto de estudio.
La trama de Dragon Ball sirve como vehículo conductor para los enfrentamientos y contextualiza las motivaciones y emociones de los personajes. Eso en su momento se convirtió en la Piedra Rosetta de cómo hacer un nekketsu shonen. No es como si no existiesen otros mangas que definieron las bases del género, pero Dragon Ball desde luego las cristalizó, como también lo hizo Star Wars con el viaje del héroe.
Pero la diferencia es que la ópera espacial de George Lucas ofrece un universo interesante y expandido, que permite muchas formas diferentes de contar historias. Mientras, Dragon Ball se queda limitado a las cuatro vallas que, paradójicamente, la Shonen Jump obligó a Toriyama a construir. Siempre va a ser la historia de Goku luchando contra un nuevo adversario más fuerte que él. Siempre va a haber cotas de poder que superar. Siempre va a tocar un torneo de artes marciales, o un viaje en el tiempo. Todo lo que se cuenta ya se ha contado en arcos previos, como mucho llegando a veces a ser una ligera reimaginación de ese algo ya narrado, solo que cambiando la Stacy Malibú normal por una con sombrero.

Y claro que Star Wars también tiene cosas así, ¿cuántas historias son un calco mal camuflado del Episodio IV? Pero de la misma forma que tiene tramas repetidas, también tiene producciones originales y propias: Knights Of The Old Republic 2, The Mandalorian, The Clone Wars, etc. Gustarán más o gustarán menos, pero la saga de sables láser y lados oscuros de la Fuerza ha podido ofrecer cosas nuevas que han sabido mantenerla fresca.
Dragon Ball, por otro lado, repite, a riesgo de repetirme yo mismo también, sus mismas historias una y otra vez. Y no pasa nada. No pretendo que Dragon Ball cambie el foco o aporte algo novedoso, no le voy a pedir algo así. No le puedo pedir algo así. Pero de la misma forma que sé que las peleas eternas, las onda vitales y las muertes sin importancia no van a cambiar su forma y fondo, también sé que la fórmula no puede dar más de sí y que se esté exprimiendo continuamente su legado es un poco como las secuelas de franquicias ochenteras a día de hoy: algo casposas, carentes de originalidad y una forma cruel de eternizar algo en favor de seguir sacando pasta.
Porque entiendo el esfuerzo por querer contar cosas nuevas, para que, de alguna forma cuando saquen un videojuego, no estén siempre limitados a los tres arcos mal contados del Z. Pero cuando anda como un pato, nada como un pato y grazna como un pato… hay que llamarle pato, aunque le pongas un sombrero nuevo. Y es exactamente eso por lo que creo que Dragon Ball, en un mundo libre del capitalismo salvaje, debería haber parado a tiempo sus andanzas en vez de caminar en círculos eternamente. Porque cuando ves algo de tu infancia y adolescencia siendo extendido sin aportar absolutamente nada, te das cuenta de que era mejor haber cerrado la puerta a tiempo.