Digimon Frontier y el (innecesario) cambio de aires

Creo que no hace falta explicar qué es Digimon. O sí. Hoy en día la franquicia sigue en emisión gracias al constante seguimiento de sus animes cual temporadas de Pokémon. La IP de los monstruos digitales debe reportar las suficientes ventas para que esta no acabe enterrada en el olvido como tantos otros productos surgidos de los 90 —Bionicle, Parasite Eve, etc.—. Pero es innegable que la importancia de Digimon, y más de cara a su «rival» (si se le puede llamar de alguna forma) es cosa del pasado.

Los juegos venden, pero no en números astronómicos. Las series se siguen emitiendo, pero no con la importancia que tenía antes. La franquicia parece que necesita reinventarse de cara si quiere crecer en el mercado global. Quizás un reboot le viniese bien, o una secuela que corte aún más con todo el canon predispuesto. La respuesta no es sencilla.

Y no sería extraño que Bandai Namco decidiese volver a hacer algo así. Porque la historia es cíclica en su propia naturaleza, y con Digimon también. Ya intentaron rebootear muy ligeramente la franquicia experimentando con cosas nuevas. Ya que saliesen bien o mal es algo que habrá que analizar.

Después del éxito de Tamers, estaba claro que una cuarta serie estaba en proceso sí o sí. Recuerdo, para mi sorpresa, que en el último episodio de la tercera temporada se anunciaba un avance de la siguiente serie. Fue algo que de veras que me pilló desprevenido, porque normalmente cada serie funciona de forma independiente y no se suele dar adelantos de las siguientes. Se mantiene ese núcleo independiente de unas a otras. Hasta el 02 está medio fuera del canon (depende un poco, Bandai es bastante vaga a la hora de confirmar si esta es la genuina continuación del Adventure original).

Aquel avance de Frontier, subtítulo que salía también en el adelanto, me hizo ilusionarme con nuevas aventuras en el mundo Digimon. Pero siempre hay un pero. Había una cosa que me chirrió, como una mosca tras la oreja que no te puedes sacudir. Ese elemento que después, con bastante decepción, descubrí que se convertiría en la tónica habitual de esta temporada: el humano se fusionaba con el «espíritu» de un Digimon y acababan siendo uno.

No tengo documentos gráficos que lo apoyen, pero mi expresión tras ver el primer capítulo de Frontier fue tal que así. / ©Bandai Namco

Supongo que era inevitable que algo así se experimentase. El último tercio de Tamers se puede comprender como la cristalización de esa idea: niños que en su fase final, se unían de una forma literal al Digimon creando uno nuevo muy poderoso. Esta clase de tropo no es nuevo, pero desde luego en Digimon fue un cambio totalmente inesperado. Habitualmente la evolución era un evento separado en cuerpo, como en Pokémon. Las emociones o los acontecimientos directos de aquel momento influían, pero siempre como lo que era: un cambio de un ser a otro más tocho.

Voy a reconocer ya de primeras que, al menos para mí, la fusión de humano y Digimon nunca me ha gustado, ni en Tamers ni en Frontier. Y aunque esto se iba avisando más o menos en 02 —entre Digimon claro— no hace que deje de seguir siendo un elemento que siempre me ha parecido muy discordante.

Digimon nace de los Tamagotchis. De hecho, Bandai los crearon precisamente como una línea —sexista, para qué engañarnos— de estas criaturitas más dirigidas a los chicos, ya que el público original era mayoritariamente femenino. Pero la idea sigue siendo, en esencia, la misma: cuidar y ayudar a crecer a unos monstruitos simpáticos para luego emplearlos en una pelea (connotaciones ilegales si fuera algo real). La fusión entre Digimon y humano no es que me parezca mal, pero mejor que se quede en el ámbito privado no me gusta, rompe con la esencia de lo que es ser un cuidador y entrenador, que es precisamente la gracia, en teoría, de Digimon.

Entiendo por dónde va la fusión, se supone una de las influencias de Digimon son los Power Rangers y los Super Sentai, de ahí que si bien en Tamers las digievoluciones eran más convencionales, en Frontier no se corten un pelo en la referencia. Personalmente, y sin ánimo de ofender, se lo podrían haber ahorrado.

Pero volvamos al tema que nos ocupa, Frontier en esencia es eso: no hay Digimon compañeros de los entrenadores, solo tienen a dos pero son el alivio cómico y el dump text cuando se necesita. Los niños humanos consiguen sus poderes de unos tótems que los convierten en Digimon, al menos durante un tiempo, y con ellos pelean contra los enemigos. Adiós a lo de ser cuidadores o usar estrategias de combate internas como las cartas del Tamers o las ArmoDigievolución (una de las mecánicas nuevas que más me gustaron del 02). La única estrategia de combate útil era alternar entre forma humana y animal, que aquí en esta serie decidieron hacer la distinción entre ambos elementos y hasta proveerle de un lore que influía en la historia. Eso estaba guay, aunque tengo mis (muchas) reservas con el tema de que la serie humanifique cada vez más a los Digimon (Xros Wars es un Vietnam interesante en ese sentido).

Aunque fuese una cosa del manga, Xros se atrevió a hacer que todo el cast se pudiese transformar en humano. Nunca más. / ©Bandai Namco

A lo que iba, Frontier en general me gustó, la historia funciona a pesar de sus altibajos, los desarrollos de personaje no están mal —tienen sus cosas, eso es innegable—, pero su mayor pecado fue ese cambio de quitar al compañero Digimon y convertirlo en una especie de Super Sentai extraño. No era necesario. No lo necesitaba ni la serie ni la franquicia. Y aún menos, cristalizarlo en uno de los temas principales. Quizás fue un intento de tratar de desmarcarse de Pokémon y por ende, ser su propio producto. Pero yo creo que el remedio fue peor que la enfermedad. Mucha gente si no se bajó después de Tamers, lo haría en Frontier como hice yo. Demasiado diferente, demasiado alejado.

Veía ahí a Digimon, pero a la vez no lo era del todo. Es una sensación que me sigue picando un poco de fondo y que hace que sea tan reticente a la hora de volver a verme la serie. Sí, me la he visto más veces, pero no tantas desde luego como las otras, incluso 02.

Creo que a veces alguna obras, al ser longevas, tratan de cambiar sus reglas y parámetros para intentar mantenerse frescas. A veces salen bien, otras muchas no. Quizás Frontier no solo podía ser una manera de distanciarse de la franquicia del ratón —amarillo, al menos POR AHORA—, sino también un intento de rejuvenecer la fórmula porque Bandai estaba viendo que quizás en Tamers la gente ya empezaba a perder interés. Quién sabe. Pero una cosa para mí es segura, Frontier trató de cambiar lo que esperábamos de Digimon, y no salió como debía, o al menos, cuando la gente habla de la franquicia, desde luego no es lo primero que sale en la conversación.

Un comentario en “Digimon Frontier y el (innecesario) cambio de aires

  1. Personalmente, me parece demasiado «purista» insistir en que Digimon no puede alejarse de su concepto inicial. Precisamente por tratarse de seres digitales, el mundo de Digimon ofrece una gran variedad de posibilidades narrativas y creativas. No es una franquicia estática como Pokemon, donde son únicamente «animales reales» en su mundo. En Digimon, todo se basa en datos, y eso permite explorar enfoques distintos y más abstractos.

    En ese sentido, el cambio que propuso Digimon Frontier no me parece innecesario, sino natural. Y después de haber visto nuevamente las series «originales» durante los últimos seis meses, puedo decir que prefiero mil veces Frontier antes que lo que hicieron con 02, que arruina a varios personajes de Adventure y se siente carente de rumbo. O por ejemplo Tri, que aunque intenta cerrar ciclos, termina enredándose y no logra aportar mucho.

    Frontier puede no haber sido bien recibida en su momento, pero revisándola en retrospectiva, su construcción de mundo es sólida y ambiciosa. El lore que incorpora con los tres grandes ángeles, la lucha entre las formas humana y bestia, los diez guerreros legendarios (ancestros, espíritus y fusiones), la introducción de los Royal Knights al anime, Lucemon y el Dark Area, aportan bastante a la mitología de Digimon. Además, todos los protagonistas tienen su propio arco de desarrollo, en mayor o menor medida, y logran una resolución adecuada hacia el final.

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