Crónica de Hanabie.: Madrid, 30-11-2025

Si fuesen completamente ciertas todas las ocasiones en las que, durante los últimos años, se ha sentenciado a muerte a la música metal ahora mismo estaríamos enterrando la última guitarra eléctrica en una fosa. La tiranía del streaming, las nuevas tendencias orquestadas por las compañías discográficas y el estancamiento y envejecimiento de las bandas más legendarias parecen relegar a la segunda división un género que otrora vendía por millones. Pero, en realidad, actualmente tenemos una explosión de creatividad y buen hacer en el medio que, si bien no asalta el mainstream con la misma fuerza que en su día Metallica o Iron Maiden, vale mucho la pena. Los suecos Ghost, esa fusión de metal vanguardista y jazz que son Imperial Tryumphant —quienes no hace tanto colaboraron con Kenny G— o los pioneros en evolucionar el power metal a una fusión entre Disney y los estribillos eurovisivos, Fellowship, son sólo algunas pruebas palpables. En Japón no se quedan atrás, con bandas actuales de tanto mérito como Coldrain, Band-Maid o Asunojokei. Y, por supuesto, está Hanabie..

Pese a su juventud —ninguna de las integrantes supera los 25 años—, este cuarteto tokiota ha cumplido ya una década de carrera y se ha posicionado de un tiempo a esta parte como una de las bandas alternativas más prometedoras de la actualidad, gracias a su lúdica fusión de metalcore con una amalgama de influencias tan dispares como la electrónica, el punk y el j-pop más bailable. El pasado año sorprendieron a la comunidad peninsular con su actuación en el famoso Resurrection Fest de Viveiro y este otoño, embarcadas en una gira europea que las llevó de Manchester a Bruselas y de Frankfurt a Budapest, confirmaban parada en Barcelona y Madrid. La sala Mon, de esta última ciudad, fue además la elegida para albergar el evento final de la gira, concierto al que pudimos acudir para disfrutar de su inimitable show.

Poco después de la apertura de puertas, la banda telonera, el trío francés SUN, liderado por la cantante y compositora Karoline Rose, iniciaba la tarde musical con una propuesta que aunaba el pop más radiofónico posible —las huellas de Taylor Swift y, sobre todo, Destiny’s Child eran palpables— con ramalazos de metal dosmilero y voces rasgadas. La ejecución de la idea es valiente, sin lugar a dudas, y algunos temas, como Painful Attraction o Krystal Metal, funcionan verdaderamente bien en directo, pero en conjunto se terminó por echar de menos algo más de garra y, sobre todo, de variedad en su sonido y puesta en escena.

©Futoi Karasu

Llegaba el momento de las protagonistas de la noche. Chika batería, Hettsu bajo, Matsuri guitarra y voces limpias y finalmente Yukina voces guturales entraron a toda velocidad en el escenario entre atronadoras ovaciones de un público ya totalmente entregado antes siquiera de que llegase a sonar la primera nota. OTAKU Lovely Densetsu es un temazo sideral para abrir un concierto, pero algo inesperado ocurría. Los problemas de ecualización y de retorno de sonido amenazaban con frustrar la velada. Yukina, visiblemente confusa, no escuchaba su propia voz y, al mismo tiempo, el público apenas la distinguía de las instrumentaciones que sí sonaban de manera mucho más rotunda. Afortunadamente, para cuando comenzó la segunda pista, Warning!!, el problema estaba ya solucionado gracias a la rápida y eficiente acción del personal técnico.

Si bien su discografía tan solo contiene actualmente dos álbumes y un par de EPs, Hanabie. no escatiman en grandes canciones. Bucchigiri Tokyo, iniciada por los afilados riffs de Matsuri, sonó como una ametralladora disparada y sostenida por la veloz y contundente batería de Chika y dio paso a uno de los grandes momentos de la noche: Spicy Queen, en la que Yukina se desgañitó rapeando y gritando guturales en una cómica letra sobre habaneros, guindillas y demás especias picantes. Puro desmadre. Siguieron, a la velocidad del rayo, Metamorphose!, Ware Amatou y L.C.G. Musicalmente hablando, todas las integrantes son artistas especialmente solventes, pero resulta imposible que lo primero que llame siempre la atención a cualquiera que acuda a uno de los conciertos de Hanabie. no sea la energía que desprenden las cuatro. Son absolutas máquinas hiperactivas que parecen desayunar a diario gasolina con Red Bull. Un cuarteto que, de media, no debe de superar el metro sesenta de altura que ha sido capaz de dar 22 conciertos en apenas 30 días, dejándose la piel en cada una de sus actuaciones, bailando, saltando y corriendo más sobre el escenario que el fan más acérrimo.

En el ecuador del concierto ambas vocalistas tomaron la palabra para hablar con el público. Sus conocimientos de español eran obviamente nulos y tampoco se les notaba especialmente duchas en lengua anglosajona, pero por suerte disponían de sendas chuletas con la pronunciación de las palabras más peliagudas, colocadas estratégicamente en el anverso de los monitores de escenario. Llegaron entonces Girl’s Talk, con una Matsuri especialmente cómoda en las voces limpias, REIWA Dating Apps Generation, que siempre ha sido una de las canciones de la banda más queridas por el público y una convincente Love Ranbu. Para entonces todos los asistentes estaban completamente hipnotizados por Yukina. No sólo es una vocalista magnética cuyos guturales podrían abrir las nueve puertas del Infierno, sino que su nombre aparece en la acepción del diccionario de la RAE para la palabra carisma. Ella misma es la representación del concepto en el Mundo de las Ideas.

El público, en pleno éxtasis, no sabía ya si saltar, cantar a coro o terminar sangrando por siete orificios diferentes tras montar unos mosh-pits que ya le gustarían a los mismísimos Converge, y el guitarreo de Matsuri al inicio de Hyperdimension Galaxy sólo logró caldear aún más al personal. La recta final se antojaba apoteósica con la dinámica Neet Game y, especialmente, la pura tralla de TOUSOU. Fuera, las temperaturas de la noche madrileña estaban ya rozando los cuatro grados, pero dentro todo el mundo sudaba como si el muro de sonido de Hanabie. fuese una tempestad de arena en pleno desierto del Sáhara.

©Futoi Karasu

Osaki ni Shitsurei Shimasu siempre ha sido el sencillo más reverenciado de la banda, un himno lleno de guasa contra la explotación laboral y el conformismo que catapultó a las tokiotas a la viralidad online hace apenas dos años. Parecía un tema inmejorable para finalizar un concierto y una gira inolvidables, pero al público no lo movía de allí ni un buldócer y Hanabie. tenían fuelle para rato. Hubo tiempo de anunciar en exclusiva un nuevo EP, titulado Hot Topic, que saldrá el próximo enero y el cuarteto volvió al escenario para unos bises superlativos. La quintaesencial Be the GAL -Early Summer version- es quizá la canción que mejor aúna y resume las condiciones y virtudes de la banda. Mucho espíritu jaranero, un derroche constante de actitud y buen humor, la capacidad innegable de despachar agresividad musical en cada estrofa y algunos de los mejores breakdowns que se pueden esperar de una banda de metalcore actual. La despedida final, esta vez sí y tras beberse Hettsu un botellín de Alhambra de penalti, corrió a cargo de una Today’s Good Day & So Epic en la que Yukina se desmelenó aún más si cabe, arrojó al público a un hombre vestido de perrito caliente y, acto seguido, ella misma se lanzó de cabeza encima de los asistentes mientras no dejaba de cantar.

Hanabie. se marchaban, pero no sin antes prometer que volverán a Madrid. Ganas de girar no les faltan, pues recién terminado este tour acaban de anunciar que a inicios de 2026 ofrecerán otra veintena de conciertos en Estados Unidos junto a los californianos reyes de la comedia Nekrogoblikon. Babymetal pasaron en pocos años de actuar en La Riviera a hacerlo en el Palacio Vistalegre. Bien es cierto que la música de este cuarteto es mucho menos comercial y, como se mencionaba al inicio de este artículo, el género parece estar de capa caída en las esferas radiofónicas autóctonas en comparación a triunfitos y quevedos, pero los dioses del metal son caprichosos. Quién sabe si la próxima vez que regresen a España lo hagan en un pabellón. Innegable es que, por esfuerzo, espectáculo y grandes canciones, lo merecen de sobra.


Ndr: Es importante mencionar de cara a las imágenes que acompañan esta crónica que, habiendo realizado desde Futoi Karasu una solicitud de pase de prensa —e incluso disponiendo previamente de entrada adquirida— la promotora decidió no otorgarlo, pese a que no existía barrera ni foso entre la pista y el escenario y que los dos o tres fotógrafos que sí obtuvieron permiso para llevar su cámara estaban hacinados entre el público de igual manera que los enviados de esta revista. Es por ello que, al carecer del material necesario, no fue posible realizar un trabajo siquiera mínimamente profesional con las fotografías del concierto. No queda sino lamentar que a día de hoy se sigan poniendo trabas al trabajo de la prensa independiente.

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