Las peleas finales son trabajo en equipo

Ya sea improvisando un Royal Rumble en Shinjuku, liándose a espadazos con un bebé gigante o librando una guerra a gran escala contra un supervillano cospirador, tres de los últimos mangas más populares recientemente finalizaron su publicación con gran parte de sus elencos enzarzados en una épica batalla final. La cooperación parece imperativa en el nekketsu contemporáneo, son muchos los protagonistas que vemos rodearse de aliados contra antagonistas que tambien actúan en compañía. Procedamos a analizar el papel de cada personaje en el agresivo desenlace de una pelea, dónde está cada uno en el momento del golpe de gracia y lo que pueden aportar.

En las obras de publicación regular a las que estamos acostumbrados, hay un número limitado de páginas que se le pueden dedicar a sus personajes. Existen excepciones que pueden estar más centradas en el elenco, tales como spin-offs o novelas ligeras, aunque en muchas ocasiones corran a cargo de un escritor o artista distinto. Aunque los personajes reciban más atención no deja de ser contenido distanciado del principal, lo que puede pasar factura a la importancia que puedan despertar en el lector menos acérrimo. Igual que alguien más avispado en lecturas adicionales a una obra prestará más atención a un personaje que, por ejemplo, un lector casual del manga. El material complementario, en cualquier caso, puede ser interesante, pero no debe verse como un arreglo de la historia principal, sino como un añadido a la misma.

©Shūeisha 

La culminación de toda pelea para cerrar una historia siempre tiene un escenario en el que se desenvuelve el combate, más o menos derruido dependiendo de la fuerza de los contrincantes. Las mesetas de Dragon Ball, el yermo de Hokuto no Ken, el Japón urbano de Jujutsu Kaisen, etc., son espacios inespecíficos que ayudan a que la acción dispersa no confunda al lector. En un lugar más específico, como, por ejemplo, Dressrosa en One Piece, el autor se ayuda mediante diagramas que indican la ubicación de cada personaje relevante durante una pelea. Quizás hay dos combatientes en la base de una torre mientras que, a su vez, otros tres se enfrentan en el último piso de la misma. Nunca se sabe cuando estos duelos pueden intercalar y cada bando recibir refuerzos por cercanía.

Otro ejemplo de este tipo de esquemas se ve también en la última temporada de Boku no Hero Academia, pues la propia página web oficial del anime incluye un mapa dinámico de la ubicación de los grupos principales. Los conflictos a gran escala muchas veces son difíciles de llevar de un modo claro, especialmente en lo visual, pues el foco alterna constantemente entre bandos. Esta confusión se puede vincular a la ambición de hacer un grandilocuente arco final en el que todo esté en juego. Si bien complicado, no es imposible hacer que cada personaje tenga su momento para brillar, muchos autores trabajan el equilibrio respecto a la atención que reciben y, habitualmente, el golpe de gracia suele reservarse para el protagonista.

Goku antes de darle el golpe de gracia a Kid Buu / ©Toei Animation 

El protagonista de una historia es el centro de atención, es a quien hemos seguido y cuyo viaje hemos presenciado de primera mano. Esto suele reflejarse también en el antagonista, pues tantas otras veces conocemos sus motivaciones y los hechos que les llevan, inevitablemente, a chocar. Este esfuerzo narrativo culmina con la regla no escrita que establece al protagonista como quien da el golpe decisivo. En un manga de gran importancia histórica como Hokuto no Ken, pese a la soledad de Kenshiro y aunque la mayoría de peleas se enfocan en un uno contra uno, nuestro protagonista siempre lleva consigo un recuerdo de cada personaje con el que ha compartido tiempo. Incluso sin hacer acto de presencia en los últimos capítulos de una obra, los mementos del elenco que la componen suelen hacer mella en el héroe.

Todo personaje pasajero que revista relevancia debe causar la impresión adecuada a lo largo de su presencia en la obra. Ya hemos mencionado la limitación de páginas y viñetas que tiene un autor para explayarse, buscando el equilibrio de arte y guion que hace del cómic un medio gráfico. La personalidad de un secundario no tiene que basarse solo en su diálogo y acciones, también entran los manierismos y pequeños gestos que el dibujo puede aportar. Gran parte del diálogo que llena los bocadillos viene de las conversaciones que nos permiten saber más de ellos. Todo autor tiene la responsabilidad de adaptarse al medio en el que plasma la narrativa y, afortunadamente, el manga cuenta con la fortaleza de imagen y texto para definir a su repertorio de personajes.

Kenshiro proyecta los recuerdos de todos los guerreros que ha conocido / ©Toei Animation 

Tras años y años de un género caracterizado por la acción y las aventuras, no es de extrañar que el nekketsu, por mucho que a veces quiera desafiar las fórmulas, tienda a seguir algunas muy establecidas. Ya sea de manera presencial o como recuerdo, muchos otros personajes más allá del protagónico juegan su papel en el final de una historia gracias a haber causado un impacto en este último. Si no existiesen los secundarios interesantes no existirían las encuestas de popularidad ni los fans acérrimos de un miembro específico de la historia. En la variedad está el gusto y los escritores lo saben. Tanto hace un año como hace cien, las épicas entre dos bandos siempre han sido un partido que se juega mejor en equipo.

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