Ghostwire: Tokyo, el juego más invisible de Tango Gameworks

El cierre de Tango Gameworks por parte de Microsoft en 2024 supuso un golpe tremendo para los fans del estudio fundado por Shinji Mikami —el legendario creador de Resident Evil—, especialmente para aquellos que esperaban una tercera entrega de The Evil Within, sin duda la bilogía insignia de esta compañía, pero también para los fans del carismático Hi-Fi Rush, del que ya os hablamos en esta web con anterioridad.

Un par de meses más tarde ese mismo año, la empresa coreana Krafton adquirió Tango Gameworks, salvándola de una muerte casi segura, por lo que es seguro que en el futuro habrá esperanza de volver a disfrutar sus títulos. No obstante, hay un videojuego de Tango que pasó mucho más desapercibido en su lanzamiento y no obtuvo tantísima notoriedad como las obras que hemos mencionado anteriormente: se trata de Ghostwire: Tokyo, que probablemente sea el juego más olvidado e invisible del estudio fundado por Mikami. Hoy queremos reivindicarlo un poco dedicándole unas líneas, pues, si bien no está a la altura de los otros juegos de Tango, sí que es un un título totalmente sólido y que merece mucho más amor y reconocimiento.

Ghostwire: Tokyo fue originalmente anunciado durante la conferencia de Bethesda en el E3 de 2019 como un juego de acción con elementos de terror; mucho se especuló al principio si se trataría del sucesor de The Evil Within, pero al final se trató de un título totalmente distinto y separado. Aunque durante el anuncio se presentó a Ikumi Nakamura como directora creativa, esta acabó abandonando la compañía posteriormente en ese mismo año 2019, tomando Kenji Kimura el relevo al frente del proyecto como director.

En el juego podremos usar diferentes poderes elementales para acabar con los espíritus que asolan Tokio / © Tango Gameworks

Pandemia de COVID-19 mediante, Ghostwire: Tokyo fue finalmente lanzado en 2022, y lo cierto es que pasó relativamente desapercibido, quizás porque el público esperaba un juego mucho más centrado en el terror que en la acción, como acabó siendo el caso, y por tanto hubo cierto clima de decepción que impidió a mucha gente darle una oportunidad por llevar ideas preconcebidas de base. Es bastante cierto que la propia premisa de la obra habría invitado perfectamente a que los elementos terroríficos fuesen mucho más predominantes: y es que la historia de Ghostwire: Tokyo parte de que la capital de Japón es invadida por espíritus y yokais, desapareciendo los habitantes humanos, y el protagonista, Akito, es poseído por un espíritu que le confiere diferentes poderes elementales.

Esta Tokio desolada e invadida por espíritus —la gran mayoría hostiles, algunos amistosos— habría sido el escenario perfecto para una atmósfera mucho más terrorífica que la que acabó teniendo. Sin embargo, hay que decir que el juego sí que logra transmitir muy bien la soledad y el desamparo al caminar por las calles vacías de la ciudad; en todo momento sentiremos intranquilidad, sobre todo con las múltiples criaturas que vagan por las calles, al acecho.

Una de las cosas que más sorprenden cuando nos internamos en el universo de esta obra es lo bien recreada que está la capital japonesa, aunque esto a los veteranos de sagas como Yakuza/Like A Dragon no nos impactará tanto, pues también estamos acostumbrados al realismo en la representación de lugares como Kabukicho o Dotonbori en sus versiones de la famosa saga de SEGA. Sin embargo, siempre resulta especialmente refrescante que los desarrolladores se preocupen por hacer que el entorno en el que transcurre el juego sea acorde a la realidad cuando está basado en una ciudad real, como es el caso, por mucho que el setting del resto del juego sea puramente fantasioso.

Sí, se pueden acariciar perros en Ghostwire: Tokyo / © Tango Gameworks

En cuanto al gameplay, además de recorrer las calles de Tokio en este mundo semiabierto, podremos usar diferentes habilidades psíquicas y paranormales para derrotar a los espíritus. El director de combate del juego, Shinichiro Hara, lo describió como una mezcla de magia y kárate, pues podremos hacer movimientos llamativos con las manos para ejecutar los diferentes hechizos. Eso sí, hay que tener en cuenta que todo el juego está en primera persona, y la verdad es que sería interesante que nos permitiera cambiar entre primera y tercera persona, sobre todo porque hay personas a las que les cuesta jugar en primera, ya sea por falta de costumbre o por motivos físicos o de salud.

Aparte de eso, lo cierto es que el gameplay es entretenido y adictivo una vez que le pillamos el truco. Además de la historia principal, podremos jugar un sinfín de misiones secundarias que están repartidas por todo el mapa y a las que merece la pena prestarles atención. Y hablando de la historia principal, precisamente esta está dividida en un total de seis capítulos, de los cuales los primeros son muy largos, mientras que los últimos son bastante cortos; se siente como que la historia pierde bastante fuelle conforme avanza por culpa de eso. Da la sensación de que el desarrollo del juego se vio apresurado y tuvieron que acelerar de cara a la recta final. Cuando juegas y ves lo extensos que son los primeros capítulos, lo normal es pensar que el resto tendrán una duración similar, pero resulta especialmente chocante que no sea así porque la diferencia en duración es abismal. No obstante, quitando este inconveniente, que sí que puede empañar un poco la experiencia de juego, lo cierto es que la historia no está nada mal, a pesar de ser bastante típica y que fundamentalmente gire en torno a que el protagonista quiere salvar a su hermana y la ciudad.

Los personajes tampoco son especialmente destacables, solo sobresaliendo el protagonista y el villano principal, un misterioso personaje que porta una máscara de Hannya —que, de nuevo, sonará a los versados en Yakuza/Like a Dragon porque es el tatuaje que lleva Majima en la espalda—. Este antagonista aparecerá a lo largo de todo el juego, suponiendo un desafío para los jugadores. Por otro lado, es cierto que, vista la premisa del juego, era muy difícil construir muchos más personajes llamativos para el jugador.

Lo cierto es que el diseño del villano principal es muy bueno, para qué vamos a engañarnos / © Tango Gameworks

Donde sí destaca especialmente Ghostwire: Tokyo es en el diseño de los espíritus y criaturas sobrenaturales que pueblan el juego. Y relacionado con eso, hay que decir que este título es especialmente disfrutable para quienes aprecian los mitos y yokais japoneses. A ese respecto, recomendamos especialmente dedicar tiempo al contenido secundario, pues es lo que nos permitirá ahondar en estas criaturas y conocerlas mejor.

También es preciso señalar que el juego está evidentemente traducido al español, por si el idioma hacía dudar a alguien a la hora de darle una oportunidad.

Ghostwire: Tokyo no es ninguna obra maestra, pero sí es un juego con muchas virtudes que merece mucho más aprecio del que normalmente recibe, sobre todo si lo comparamos con la atención que tienen otros títulos del mismo estudio. A pesar de su apresurada recta final y de que la historia es entretenida a secas, el gameplay y la ambientación compensan de sobra. El objetivo de dedicarle estas líneas era la esperanza de darle más visibilidad y que más gente, si es posible, quiera ofrecerle una nueva oportunidad a este magnífico título.

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