Es hora de hablar del anime de Devil May Cry

Devil May Cry es una franquicia que está muy presente entre parte de la redacción de Futoi Karasu. A lo largo de sus 5 títulos oficiales, la acción desenfrenada que esta saga ofrece se ha perfeccionado hasta alcanzar el estatus de culto del hack’n’slash. Recientemente, y aunque no disfrutamos de una entrega oficial producido por Capcom desde 2019, el estreno del anime de Netflix el pasado 3 de abril ha reavivado la pasión que numerosos fanáticos sentían por esta saga, y en esta revista no íbamos a ser menos. Ya en nuestra web se pueden encontrar varios artículos relacionados con aspectos variados de este videojuego y de varios de sus personajes, pero pocas veces nos hemos aventurado a desgranar su jugabilidad, narrativa o estética. No es para menos, pues tratar con cualquier parte de una saga tan icónica de la historia de los videojuegos siempre demanda un grado de seriedad, compromiso e investigación mayor a aquella persona fan de la saga cuando quiere escribir sobre ella. 

Sin embargo, ha llegado el momento de que finalmente hablemos del elefante en la habitación, pues ya todo el mundo está haciéndolo. El anime de Devil May Cry ha supuesto un nuevo salto dentro del mainstream para la franquicia, puesto que incluso personas no interesadas en los videojuegos han decidido darle una oportunidad a la producción de Adi Shankar y conocer más en profundidad a Dante. Numerosos análisis, tuits, tiktoks y demás contenidos digitales sobre esta IP son publicados cada día, cada uno con su propia visión de la historia del cazademonios. Y no es para menos, puesto que este anime ha provocado reacciones totalmente dispares, tanto entre los fans de la franquicia más acérrimos como en los recién llegados. Por lo tanto, es momento que desde Futoi Karasu analicemos los diferentes aspectos de este anime y desgranemos las diferentes capas que convierten esta producción en una de las más comentadas de la temporada. Finalmente, es hora de hablar del anime de Devil May Cry.

La estética de la secuencia de apertura es una declaración de intenciones en toda regla por diferentes motivos de los que hablaremos. / ©Netflix

¿Cómo se planteó el anime?

Con el quinto título, el recorrido de la saga de videojuegos llegaba en principio a su fin. Esta entrega suponía el broche final a una franquicia que había estado presente desde el 2001 y que había construido una identidad propia con sus 4 juegos predecesores, un reboot del que poca gente quiere hablar, libros, mangas e incluso un anime producido por Madhouse en 2007. Todo el mundo por aquel entonces estaba impaciente por ver cómo concluirían todas las diferentes historias y por disfrutar las nuevas y disparatadas formas de hacer combos estilosos. Una vez el juego salió al mercado, todas las expectativas de los fanáticos del género hack’n’slash se cumplieron con creces; la acción desmedida, aparición de personajes icónicos y nuevas experiencias de juego convirtieron al título en un imprescindible para cualquier aficionado al género y acercaron la saga de nuevo a la actualidad de la industria. Nuevo público llegó para quedarse y, en consecuencia, todo el mundo esperaba una siguiente entrega con ansias. Y aún sigue esperando.

Seis años después del último título, no hay ninguna noticia firme o siquiera alguna pista que dejen entrever que una eventual sexta entrega esté en desarrollo. Ciertamente, no sería la primera vez que los fans tengan que aguantar una cantidad de tiempo desorbitada —pasaron once años entre el cuarto y quinto título—, pero no por ello la espera es menos frustrante. La comunidad en aquella época no era la misma que la actual, la cual está fuertemente marcada por la cultura de la inmediatez y el exigir contenido diario, sin importar que este se trate de remakes de juegos no tan inaccesibles o directamente refritos de una fórmula ya tan usada que no deja apenas lugar a la innovación. A su vez, la situación de la empresa ya no es la que era, pues Capcom parece estar mucho más centrada en otras IPs que le aportan unas ventas porcentualmente mayores entre un público más diverso que entre sus fans más tradicionales o los de la propia Devil May Cry —a pesar de que Dante fue coronado como personaje más popular de la empresa según las Capcom Super Elections—. Además, la situación creativa y de desarrollo de la propia saga tampoco es como antes, pues el año pasado Hideaki Itsuno, director de la saga a partir del segundo DMC, dejó la compañía tras 30 años trabajando en ella para tomar un rumbo totalmente diferente en su carrera como director de videojuegos. Lo único que llegó a los fans fue Devil May Cry: Peak of Combat, un juego de móvil desarrollado por la empresa china NebulaJoy que no acabó de convencer a nadie de la comunidad y aún les abrió más el apetito de una entrega en condiciones.

Capcom, como localizadora, qué difícil me pones a veces quererte… / ©Capcom

En un contexto como este, hubo una persona que decidió que, si Capcom no le proporcionaba contenido, lo crearía él mismo. Adi Shankar es un productor indio emigrado a Estados Unidos que fue creando su nicho en el escenario cinematográfico, tanto en el más friki como el más mainstream. Si bien sus inicios fueron como productor ejecutivo en películas como Main Street (2010) o Dredd (2012), ya en esta última se puede encontrar uno de los elementos que más ha marcado su carrera: su devoción por la cultura popular, ya sean cómics, anime o videojuegos. En 2012 fundó la empresa Adi Shankar’s Bootleg Universe Media Group, bajo la cual se encuadra la participación del mismo en diferentes proyectos de diferente cariz. Una de las divisiones es el Bootleg Universe, en el cual se encuentran series o películas sobre franquicias populares realizadas bajo un enfoque satírico e irónico, tales como The Punisher —de la cual nació The Punisher: Dirty Laundry (2012)— o Pokémon — con el cortometraje español The End of Pokemon (2019)—. Por otra parte, está la subdivisión de Adi Shankar Animation, la cual se centra en proyectos con un cariz y tono más serios, cuyo objetivo principal es adaptar obras a un nuevo medio, dándoles un enfoque diferente pero sin perder de vista el material original.

Dentro de esta última división es donde se sitúan las obras que más han hecho resonar el nombre de Shankar en la industria. Él mismo en todas las entrevistas que concede siempre se declara fan incondicional de numerosas franquicias y se diferencia de otros productores al decir que su sueño cuando llegó a la escuela de cine no era ganar un premio Óscar como el resto de estudiantes, sino adaptar animes. Mientras otros profesionales perciben estos universos de la cultura pop como oportunidades, Shankar los ve como su primer amor y se muere de ganas de hacer al mundo partícipe de esta devoción. Con su participación en el anime de Castlevania de Netflix demostró su capacidad para crear historias alternativas basadas en argumentos de videojuegos y crear personajes memorables inspirados en su contraparte jugable. Por lo tanto, cuando se reveló que en 2018 Capcom le había cedido los derechos Devil May Cry para producir una serie y años más tarde Netflix había aceptado producirla, las expectativas no eran bajas. Él mismo se clasificada como un fan acérrimo de Dante, sus desventuras, sus allegados, estética tan característica que los rodea, una trama de tragedia shakespeareana y su capacidad para, simple y llanamente, molar.

Otra cosa no, pero dar la nota se le da fenomenal. / ©Reddit

Sin embargo, ¿ha supuesto esta serie una auténtica oda de amor a la franquicia? ¿Se trata de una visión alternativa de la obra, pero que aún conserva su esencia? ¿O quizás supone simplemente una demostración de que Adi Shankar es molón y le gusta hacer cosas molonas? ¿Devil May Cry se ha politizado demasiado? La respuesta no es tan fácil como podría parecer, porque el anime es capaz de responder afirmativamente a todas estas preguntas a lo largo de todos los capítulos.

A partir de este punto aparecerán en el presente artículo ciertos spoilers de la serie. Recomendamos proceder con precaución si aún no la habéis visto.

Personajes

Si hay algo gracias a lo que Devil May Cry destaque, es el carisma que destilan cada uno de sus personajes. Desde el elenco principal hasta los enemigos, una gran parte de ellos se ha quedado ya en el imaginario colectivo de muchos apasionados de los videojuegos. Por lo tanto, elegir qué personajes debían incluirse en esta producción era vital para ganarse el apoyo de los fans más acérrimos, puesto que para muchos era inconcebible que Vergil no hiciese alguna aparición —quizás ese fue el motivo por el cual usaron una imagen suya en un tráiler del anime—. Por lo tanto, es agradable comprobar que el elenco de esta producción es de la más alta calidad.

El protagonista es lo que todo el mundo estaba esperando. Un albino desvergonzado que solo quiere pasárselo bien, vacilar a cualquiera que se le ponga delante y comer pizza y helado. A su vez, han conseguido proporcionarle el semblante suficientemente serio cuando las cosas empiezan a ponerse intensas, e incluso emotivo cuando el tema familiar sale a coalición. Si bien en algunos momentos puede llegar a parecer que su humor es propio de un adolescente de 15 años, se debe recordar que en este momento Dante no tiene muchos años más. El anime se ambienta más o menos en la época de los mangas y el tercer juego, por lo cual no llega a la veintena. Esto también guarda relación con su aspecto físico, pues muchos se quejaron de que el pelo es algo más corto que en la tercera entrega y que el abrigo era muy simple. Por una parte, el tema del abrigo se trataría más bien de una limitación de la animación, pues animar una prenda llena de tachuelas y cinturones podría haber provocado que cada temporada se retrasase fácilmente un año más. Por otra parte, el motivo de la inmadurez de Dante es muy simple: la historia está aún empezando y su protagonista no es el cazador de demonios legendario al que todos estamos acostumbrados. El protagonista es un chaval al que le gusta la pizza y las fresas, que empezó a cazar demonios porque era muy bueno en ello y así no tenía que lidiar tan directamente con su trauma y que pasa las tardes jugando al Dance Dance Revolution. Simplemente, es un punto de partida para próximas entregas.

Quizás con este plano pretendían hacer una contraparte moderna de una escena de la tercera entrega con la franquicia, pero el contexto es totalmente diferente. / ©Netflix

La otra protagonista de la cinta es Lady, o como es conocida en este universo, la teniente Mary Ann Arkham. El cambio en el personaje de Lady es sorprendente e interesante, pues le da una profundidad diferente y un gran protagonismo en el desarrollo de la trama de esta adaptación. Este nuevo enfoque enfadó a muchos fanáticos; los tráileres vendían la historia como algo centrado totalmente en Dante con apariciones momentáneas de la cazademonios, pero al final resultó en una historia más centrada en la interacción de Lady con el villano y con Dante estando más presente en los momentos de acción. A su vez, con esta nueva versión de Lady, llega también un escuadrón entero de secundarios que aportan más variedad a las escenas de batalla y que también sirven para desarrollar aún más al personaje. Quizás este cambio de entorno en el que crece el personaje es la parte más controversial, pues Lady adquirió un tono militar que en ocasiones se volvía demasiado vulgar, e incluso artificial, al buscar siempre frases chulescas u ocurrencias atrevidas. En definitiva, Lady se convirtió en un personaje femenino claramente escrito por un hombre con los actos que hemos visto en esta temporada. Estos cambios han provocado diversas reacciones, mas es recomendable recordar que la parte narrativa más fuerte del DMC3 le pertenecía a ella. A su vez este anime se había planteado en sus inicios como un equivalente al tercer volumen no lanzado del manga de la franquicia que también trataba sobre la muchacha, por lo cual, este cambio parcial de protagonista tiene su parte buena, pues da la oportunidad de profundizar en el mundo que rodea a Dante —con todas las organizaciones, mercenarios y la participación del gobierno— e introducir también una perspectiva opuesta a la del villano.

Por otra parte, una de las sorpresas de esta temporada fue, efectivamente, el villano. El Conejo Blanco ha pasado de ser un personaje muy secundario —pues solo aparecía en algunas páginas del manga— a convertirse en un villano memorable. Gracias su presencia siniestra, su control absoluto de la situación y sus artimañas teatrales, llamó la atención de muchos solamente por su estética, pero terminó por conquistar su corazón gracias al maravilloso capítulo 6. Con todo, se ha de resaltar que su plan tenía diversos sinsentidos que no acaban de cuadrar con una persona tan planificadora como él —aspectos en los cuales profundizaremos en siguientes puntos de este análisis—. En el otro bando, pero también como villano, se nos presenta al vicepresidente de EE. UU., William Baines. Este hombre personaliza la pura corrupción del gobierno y la visión maquiavélica de todos los conflictos en los que participa. Ve a todas las personas que lo rodean como simples peones —incluido al propio presidente— y no tiene remordimientos en matar a sus propias unidades o a individuos inocentes si con ello puede alcanzar sus objetivos personales, porque lo que realmente motiva sus acciones es su fanatismo religioso. Todos sus cargos no son más que una posición de poder mediante la cual llevar a cabo sus fantasías religiosas y de poder, siendo el final de temporada el culmen de las ambiciones de este personaje: una cruzada al infierno.

Siguiendo con los otros personajes de la saga que hacen su aparición en el anime, debemos comentar la aparición y modernización de viejos amigos para los jugadores, como han sido Agni y Rudra, Echidna, Plasma y Angelo, los cuales se han vuelto figurantes con una personalidad muy definida que luchan contra Dante en diversas ocasiones para que este llegue a su máximo potencial en enfrentamientos que recuerdan muy positivamente a los combates de los videojuegos. Por otra parte, se debe comentar la aparición de uno de los personajes más queridos de la franquicia: Vergil. A todo el mundo le gusta Vergil y nos fascina todo lo que lo rodea, pero quizás no era aún el momento de mostrarlo en ese contexto específico. Si se sigue cierto razonamiento en la serie, el espectador ya puede deducir que otro hijo de Sparda sigue vivo y no habría necesidad de mostrarlo en la última escena como humano —pues eso es un indicativo de que sigue a Mundus conscientemente, y el Vergil que todos adoramos nunca haría eso—.

En los villanos se ha utilizado animación en 3D bastante en las batallas, mas esta nunca llegaba a desentonar o verse extraño. / ©Netflix

Como último punto, podríamos destacar cómo aparecen también ciertos personajes algo menos conocidos de la saga y cómo se les da cierto protagonismo, como Enzo Ferino, quien incluso actúa como enlace entre el universo de Devil May Cry y Bayonetta, además de introducir una pequeña referencia a Racoon City en el propio anime y enlazarlo en cierta forma con Resident Evil. Además, la fugaz aparición de Lucía y la corporación Ouroboros también ha logrado alegrar a los fans de DMC2 —si es que hay alguno—. Este último elemento encaja perfectamente con el vicepresidente de Estados Unidos, y seguramente tendrá mucha importancia en la siguiente temporada gracias al final de esta parte.

Tramas principal y secundaria

En lo que respecta al conflicto del guion, se pueden detectar dos líneas argumentales bastante claras que se entrelazan durante la mayor parte de la historia. La primera guarda relación con Dante y su familia. El pasado y herencia con la que el cazademonios tiene que lidiar supone una parte intrínseca del desarrollo de la historia, pues es precisamente el contexto familiar de Dante el que condiciona el mundo actual y él guarda la última pieza que le falta al villano para completar su cometido. Por otra parte, se encuentra el plan del Conejo Blanco de unir los dos mundos, el demoníaco y el humano, mediante la apertura de una puerta interdimensional. Obviamente, cuando los mandamases del país en el que se abrirá dicha puerta se enteran de esto, despliegan una unidad especializada para intentar impedir que las huestes demoníacas arrasen la sociedad humana. Para este fin, la unidad especializada intentará conseguir antes que el Conejo la última pieza necesaria para abrir dicho portal: el colgante de Dante.

En su esencia, son dos tramas principales sencillas que enlazan bien una con la otra. Además, ambas guardan relación con narrativas ya conocidas por la comunidad de la saga, retrayendo al público al argumento de DMC3. Sin embargo, a la hora de darle profundidad a dichas ideas, los mayores puntos de discordia surgen. En primer lugar, ciertamente Devil May Cry es una saga cuya estética y diversas tramas recuerdan a lo punk y a corrientes alternativas contra el poder hegemónico, pero es un poco cansino tener que presenciar de nuevo una serie ambientada tan específicamente en una ciudad de Estados Unidos con el gobierno de este país con complejo de protagonista. Y más sabiendo las tendencias políticas de Adi Shankar, quien ha declarado abiertamente su simpatía por Trump y ha asistido a numerosas galas en las que este político era el anfitrión. Esta posición política choca diametralmente también con otra subtrama de la serie: la emigración de demonios menores a nuestro mundo en busca de mejores condiciones de vida o de, simplemente, poder vivir.

Añadir otro bando al conflicto de la franquicia principal puede salir muy bien o muy mal, pero el resultado será sin dudas interesante. / ©Netflix

Este argumento da pie a la idea de concebir a los habitantes del infierno como algo más que seres destructivos y que solo buscan sembrar el caos. La revelación de esta raza de makaianos abre la veda de sentir empatía por un bando que no es el terrestre e incluso gracias a ello Dante se siente un poco más integrado en la historia. La forma en la que esta sociedad se presenta en la interacción con Lady y el capítulo 6 suponen la exploración de una idea que ya se planteaba en el anime de Madhouse de 2007, en la que aparecía también un demonio integrado pacíficamente en el mundo humano. Por supuesto, no han faltado las personas que han acusado a este anime de woke por querer hacer al espectador empatizar con los demonios, es decir, con los «malos». Estaría bien saber exactamente las razones por las cuales se considera malvada una comunidad que en su propio lugar natal se ha visto pisoteada por las élites hasta el punto de que vivir les resulta imposible y cuyos miembros simplemente buscan la oportunidad de huir a una tierra en la que su vida correría peligro si fuesen descubiertos, pero en la que por lo menos podrán respirar aire puro. 

El desarrollo de la trama de emigración es un poco contradictorio por muchos motivos. En primer lugar, era el objetivo inicial del Conejo Blanco, pues quería darle la vida que merecían los makaianos —los habitantes de Makai, es decir, del infierno pero en japonés—. Sin embargo, después de ver la fuerza opositora de los EE. UU., adquiere un enfoque más violento y decide entrar con violencia, para lo que pide ayuda a demonios más fuertes y así poder someter a los humanos para abrir la puerta totalmente a todos los demonios. En este momento, uno podría preguntarse en dónde quedó la motivación inicial del proyecto del Conejo y por qué ahora solo busca expandir el infierno y sus infames condiciones a ambos mundos. Durante la serie usa el argumento de que, gracias a esto se perderán dos o tres generaciones de humanos y makaianos, pero la situación mejorará por sí misma a largo plazo. Es decir, un personaje que en un inicio empezó como adalid de los vulnerables y protector de los indefensos ha pasado a convertirse en una persona que usa el argumento de «el mercado se regula solo» y en la representación perfecta del aceleracionismo estadounidense. Al tener presente esta evolución, quizás sí podemos visualizar la corrupción de un ideal y coincidir con Shankar, indio de nacimiento y emigrado a EEUU con dieciséis años, cuando afirmaba que él era el Conejo Blanco.

Espero no ser la única a la que este tipo de imágenes le causan una incomodidad enorme. / ©Netflix

En el otro bando, nos encontramos con los actos del gobierno de los Estados Unidos, dictados por su vicepresidente y jefe de la unidad especial destinada a luchar contra los demonios. Gracias a esta persona, el final de la serie pasa de ser uno que podría dejar al espectador promedio contento y satisfecho a uno que provocó que mitad del mundo se echase las manos a la cabeza mientras veían los acontecimientos perpetrados en pantalla, a pesar de que supone un cierre muy interesante —pues introduce un escenario perfecto para la segunda temporada y muchos de sus personajes—. Para empezar, es de nuevo una representación de los crímenes de guerra de Estados Unidos. Si bien el arte es un medio para expresar historias y no tiene por qué tener un significado oculto, en el contexto actual de nuestro mundo es imposible verlo como algo inocente y sin una carga ideológica. De nuevo, si se tiene presente de parte de quién sale este anime y sus ideologías políticas, es difícil concluir si esta escena se visualizó como un acto horrendo e inhumano que pone a la par a ambos bandos, o como algo meramente estético que da pie a una segunda temporada —lo cual también sería un indicativo de lo consciente que es la población estadounidense de su pasado histórico—. O incluso, en el peor de los casos, una representación del atroz God bless America, sin ningún rastro de ironía. Seguramente, si este anime estuviese ambientado en Alemania y el gobierno que perpretase esos actos fuese alemán, ya no estaríamos tan impasibles ante las escenas. Obviamente se pueden realizar muchas lecturas de este final, pero que EE. UU. siempre aparezca como agente movilizador de la acción y como «los malos necesarios» en este tipo de producciones es algo que ya cansa.

Diseño audiovisual

Para juzgar el apartado estético de esta serie se debe tener presentes los objetivos que perseguía cuando fue creada. En numerosas ocasiones se ha declarado que el objetivo era mostrar una estética de noventera y de principios de los 2000, por lo cual hay numerosas decisiones a las que aplaudir. 

En primer lugar, la vestimenta de los personajes, pues todos los personajes, sin importar su estética individual, recuerdan a esta época. Los uniformes que Lady y sus compañeros portan están inspirados directamente en Captain Commando, un arcade de Capcom que vio la luz en 1991 con varias adaptaciones a otras consolas a lo largo de esa década. Enzo Ferino también responde a la imagen cliché de un gánster italiano de la época, al igual que la estética de los mercenarios.

Dante, por su parte, tiene ciertos detalles en su vestimenta que lo hacen situarse también en esa época en una forma en la cual los animadores podían hacer una animación fluida, constante y no pasar jornadas enteras de trabajo solamente para dibujar las tachuelas de su traje. De nuevo, una serie no es un videojuego, y el proceso de animación de un modelo es diferente en cada uno de los medios, pues se tienen objetivos y recursos diferentes. El nivel de detalle de los personajes es en la mayoría de los casos directamente proporcional al presupuesto y, si bien Netflix no habrá ofrecido una cantidad de dinero escasa, seguramente la mayor parte de los recursos se habrán dedicado a hacer una animación fluida para las trepidantes secuencias de acción. Por lo tanto, para asegurar la consecución de este fin, simplificar los modelos a lo básico y esencial suele ser una buena decisión. Sin embargo, que tampoco cunda el pánico, pues se debe recordar que esta aún es la primera temporada y en siguientes entregas seguramente el abrigo de Dante evolucionará —al igual que su peinado, del cual ya tenemos una imagen de cómo lucirá en el futuro—.

En el videoclip oficial de Afterlife hay un vistazo a imágenes de lo que parece ser la segunda temporada, con un Dante de pelo más largo probando a Ebony e Ivory, sus dos pistolas emblemáticas. / ©Netflix

Dentro de la estética, no se pueden dejar de lado los escenarios. Estos también responden a la estética que Shankar buscaba, pero no deja de ser una nota discordante con todo el universo de Devil May Cry. Desde sus inicios, la saga ha tenido espacios muy variados, pero en la mayor parte de las entregas hay una atmósfera gótica y alternativa en el ambiente. El cambio a un ambiente más urbano se originó en el reboot, y fue una de los pocos aspectos que continuaron en el siguiente título, ya que DMC5 transcurre principalmente en una ciudad destruida por los demonios, pero con escenarios urbanos. Ciertamente, la estética del apocalipsis gótico no concuerda con el escenario elegido para esta producción en su totalidad, pero no por ello los fans dejaremos de extrañar algún castillo demoníaco o estructura enrevesada en pantalla —pues, por ejemplo, la madriguera del Conejo podría haber sido una estructura que comulgase más con este estilo y no un simple edificio abandonado—. Si bien en esta parte de la historia aún no se ha visto representada, esperemos que en la segunda temporada se explore un poco más el aspecto gótico de Devil May Cry, se dejen algo más de lado los edificios industriales y se presenten escenarios más adaptados a la icónica estética de la saga —aunque se debe admitir que la oficina de Dante sí estaba bastante bien diseñada—.

Como punto final que comentar respecto a las imágenes de esta temporada, hemos de destacar el maravilloso trabajo detrás de las batallas. El apartado de animación y coreografías han supuesto uno de los principales puntos fuertes, pues el público ha sido capaz de sentir la misma emoción y adrenalina al ver los combos animados que al realizarlos en los videojuegos. El uso del 3D en las batallas ha sido completamente orgánico, y ver reducido su uso a los personajes demonio enfatiza el punto de que no son criaturas de este mundo. Por otra parte, la animación no hubiese sido ni la mitad de satisfactoria si no hubiese tenido una banda sonora a la altura, lo cual nos lleva a nuestro siguiente apartado.

Incluso en las escenas de acción, el chaval está muy guapo. / ©Netflix

Dentro de los aspectos sonoros, uno de los más comentados ha sido la banda sonora usada para ambientar las peleas y momentos más icónicos de la producción. En resumen, las canciones que acompañarían los momentos álgidos y de «molar».. La serie es totalmente consciente de que esta parte era muy importante para potenciar la acción y, de nuevo, rememorar sensaciones del videojuego, aunque tampoco podían ceñirse solamente a las pistas de los títulos de Capcom, pues rompería el universo creado en esta adaptación. Con una banda sonora de 32 pistas, en las que se alternan canciones originales con adaptaciones de canciones de bandas y artistas icónicos de los 2000, el anime se las ha ingeniado para crear las atmósferas adecuadas en cada momento, presentando canciones tétricas, sintonías movidas y electrónicas —que recordaban al cine de la época, como la escena del club de Blade—, pistas algo más emotivas para revelaciones épicas y melodías melancólicas perfectas para los momentos más sentimentales.

A su vez, también están incluidas canciones originarias de los propios videojuegos bajo la forma de covers de Power Glove, los responsables de elaborar toda esta banda sonora. Las canciones elegidas son especialmente significativas, puesto que suponen unas claras favoritas de los fans. La inclusión de Bury the Light era indiscutible, pues si Vergil llegase a aparecer con otra canción de fondo se sentiría incluso como una traición al personaje y a los fans. Con todo, hay escenarios peores respecto a este tipo de canciones, como el uso de las otras dos pistas: Devil Trigger y Devils Never Cry. El uso de esta última como sintonía de cierre fue sin duda una sorpresa, pues es una canción que podría tener muchísimo más potencial y usarse en muchísimos más escenarios que simplemente el cierre. Por ejemplo, usar su parte más metal como pieza para el primer Devil Trigger de Dante, y no robarle a Nero la sintonía creada expresamente para él. De hecho, si bien la propia Devil Trigger es una canción queridísima por todos los fans de la franquicia, su uso ha supuesto una traición al contexto en el que se ha producido dicha melodía y al personaje de Nero. Hay razones de peso por las cuales esa es la sintonía del chico, y sacrificarlas solo para hacer que una escena luzca mejor supone una grandísima pena y cierta sensación de traición a la franquicia.

Honestamente, creo que la presentación de la banda sonora que conforma esta temporada es una de las maniobras de marketing mejor realizadas de la serie: el CD, la tipografía de rotulador, los tribales y garabatos en la parte de plástico… / ©Netflix

Como broche final a este apartado y a este análisis, y relacionado con los aspectos a los que esta redactora presta más atención, se debe comentar la dimensión lingüística y traductora de esta producción. Netflix ya ha acostumbrado a su público a presentar el contenido con doblaje y subtítulos en diversos idiomas, mas no siempre se proporciona una traducción y doblaje de calidad. Afortunadamente, este no ha sido el caso. Para realizar este análisis se visualizó la serie en dos versiones. La primera fue el doblaje en español, en el cual se pudo comprobar si la traducción realizada por Jordi Navarro correspondía a los estándares creados por el videojuego; la segunda visualización fue en versión original con subtítulos en gallego, para poder captar algunos matices de la historia que fueron adaptados de otra forma en el doblaje español y ver el trabajo en los subtítulos de una lengua más minoritaria, realizados por Abraham Díaz López. Es grato comprobar que la calidad de ambas traducciones es del más alto nivel, pues incluso como hablante nativa de ambas, el tono informal y macarra en ocasiones ha sido potenciada en ambas traducciones y en ocasiones incluso supera al original. Por lo tanto, las personas que puedan visualizar esta producción en su lengua natal deberían considerarse muy afortunadas, pues los profesionales que han trabajado detrás de ellas han conseguido realizar un trabajo impecable.

Valoración general

En resumen: ¿vale la pena ver Devil May Cry, serie de 2025 de Netflix producida por Adi Shankar? Por todo y a pesar de parte de lo expuesto en este análisis, es un viaje muy recomendable a cualquier persona que le gusten las series de acción desenfrenada con una trama mayor construyéndose en segundo plano constantemente.

Es un viaje en el cual no importa tanto su profundidad, sino cómo se muestra y la finalidad del mismo: entretener al espectador. Ciertamente, es un show que entretiene a cualquiera, y aunque se puedan detectar ciertas notas discordantes respecto a tramas secundarias y algunas decisiones que puedan no agradar a todo el mundo, supone un punto de entrada a la franquicia bastante accesible. Hay mil y una formas de entrar a un universo y de disfrutarlo, por lo que este anime tiende una mano a aquellas personas que se interesaron en la figura de Dante, pero no son demasiado buenas en los hack’n’slash o aún desconocen los otros productos derivados de estos videojuegos. Con todo, hay que tener en cuenta que esta es una adaptación, y si bien los cimientos son los mismos, la forma de construir la historia es totalmente diferente. Por lo tanto, si realmente se le quiere dar una oportunidad honesta, es recomendable dejar un poco de lado el conocimiento enciclopédico que uno pueda tener sobre la saga —y usarlo solamente para señalar a la pantalla cuando aparezca alguna de sus mil referencias a los títulos clásicos—.

Ya en la propia oficial promocional que usa Netflix en su plataforma tenemos una promesa de que Dante volverá. / ©Netflix

Como cualquier producto cultural, puede tener sus aspectos más fuertes y débiles, pero, en su conjunto, la suma sigue siendo positiva. Las cosas que hace bien resultan ser los objetivos principales y las razones por las cuales el público general empezaría este anime, así que los aspectos negativos —que, efectivamente, hay bastantes y muy cuestionables— quedan en cierta forma ensombrecidos por los aciertos. Sin embargo, no suponen fallos menores que ignorar; aún está empezando la producción y hay tiempo para corregir estos fallos, pero tampoco habrá que excusarlos en un futuro. Por desgracia tiene pinta que en la segunda temporada, la cual parece estar ya casi lista para salir del horno, tendremos que seguir soportando la mayor parte de aspectos negativos comentados.

En la actualidad, esta serie se presenta como una declaración de intenciones y una muestra del potencial que puede alcanzar la franquicia. Como ya se ha comentado, los aspectos claves los realiza correctamente y ha sabido encontrar el equilibrio entre la acción y los momentos más narrativamente complejos, mas aún tiene que buscar la forma de pulir ciertos aspectos que presentan la producción como algo banal o extremamente americanizado. Shankar dice que tiene planes para diez años, así que solo podemos esperar que no se le vaya demasiado la mano buscando el «molar por el molar» y sepa compensar los momentos de acción desenfrenada con una trama principal centrada finalmente en Dante e historias secundarias que no caigan en clichés reutilizados hasta el aburrimiento. Aun le queda mucho, pero esta serie podría reavivar finalmente la presencia de Devil May Cry como franquicia de videojuegos, para que así ya no aparezca tanto como colaboración en gachas y los jugadores finalmente podamos tener un videojuego con el que podamos decir Jackpot!.

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