El 3 de abril de 2011 se estrenó el anime Nichijō, emitido por primera vez en Chiba TV. Este adaptaba la simpática obra de Keiichi Arawi, que comenzó su publicación allá por 2006 y que a día de hoy aún continúa en activo. Han pasado, a fecha de este artículo, catorce años de su emisión y su legado podría definirse aún como total y completamente presente. A día de hoy continúan subiéndose vídeos de las escenas más locas a las redes sociales, así como una inmensidad de imágenes estáticas o animadas de la serie son usadas a modo de reacción, día sí y día también. Nichijō es un anime con legado y presencia, que es lo que nos concierne para este artículo. Queremos hacer énfasis en ese grupo de lectores que vio esta serie en su día, quizás hace ya varios años. La razón de ello es que creemos que hablamos de un título verdaderamente atemporal, con razones suficientes para gustar tanto a su audiencia como el primer día.

Lo primero sería reintroducir la serie, pues será de ayuda para personas que no la hayan visionado aún y sientan curiosidad. Nichijō es una comedia que narra las vidas más o menos tranquilas de un grupo de estudiantes, así que sería apropiado también decir que la serie tiene un enfoque a los animes slice of life que han proliferado cada temporada durante las dos primeras décadas de los 2000. Lo que añade sabor a esta fórmula tan costumbrista es que su repertorio humorístico se basa en gags intensos e irreverentes espolvoreados entre situaciones tan cotidianas como pueden ser comer en el colegio u ordenar la casa. Así pues, las protagonistas pueden tener una conversación tranquila por la calle y que a una de ellas le caiga inesperadamente un trozo de salmón en la cabeza.

Seguimos a dos grupos de protagonistas durante la serie, que terminan por converger en su segunda mitad. El primero de ellos sigue a tres estudiantes de secundaria y el segundo nos lleva al laboratorio Shinonome, a cargo de una profesora de ocho años de edad y su creación: una robot con el cuerpo de una adolescente que quiere vivir una vida normal. Por supuesto, también tendremos momentos en el que veremos como viven personas cercanas a ellas, como compañeros de clase o las familias de las estudiantes. Quienes hayáis ya vivido esta historia sabréis que solo hemos arañado la superficie, a la par que hemos definido básicamente lo que ofrece; una capa fina pero sabrosísima.

Reiteramos que la intensidad de sus gags combinados con el ambiente tranquilo que proyecta es el punto fuerte de la serie. Podemos considerar este hecho como su pieza clave, aquella que la lleva a destacar entre otras tantas propuestas de comedia de su época. Y es que funciona muy bien tanto en su conjunto como de forma aislada entre sus chistes. La prueba de ello es lo que mencionamos al principio; la frecuente publicación de escenas de Nichijō en redes, de forma que esta agradable historia no queda en el olvido.

Ahora ponemos en la mesa la idea de volver a visitar este anime tras catorce años de su emisión. La idea de volver a visionar series que ya hemos visto es algo que tenemos bastante asumido dentro de la cotidianidad. Ejemplos los vemos en siempre tener a mano episodios de las series más cómodas para acompañarnos a la hora de comer o pasar el tiempo. Otros casos van desde la necesidad de volver a ver algo con el fin de estudiarlo o que, simplemente, se tiene una fijación por la serie que nos hace disfrutarla siempre, da igual las veces que la veamos.

La razón que nos lleva a recomendar específicamente volver a ver Nichijō se debe a la sencillez de su concepto. No sigue una trama a la que prestar que detalle, simplemente presenta una serie de gags estúpidos y situaciones entrañables en un estilo artístico muy cómodo a la vista. Ahí estaría la clave, pues entraría en un concepto muy difundido últimamente en redes sociales conocido como series confort. En un panorama tan ajetreado como en el que vivimos, en el que las exigencias de la vida empiezan a hacerse más notorias con la edad, mucha gente busca un respiro entre tanto caos. Al final es decisión de cada uno cómo encontrar este sosiego, pero nosotros recomendamos encarecidamente que lo hagáis con Nichijō. No somos pocos los redactores de la web los que coincidimos en que volver a ver un episodio o dos de este anime te dibuja una sonrisa independientemente del agotador día que hayas tenido, más ahora que el factor nostálgico nos lleva a añorar esa fuerza con la que reíamos cuando la vida era más fácil.

Por supuesto, no nos olvidamos de quienes no pudisteis disfrutar este estupendo anime en su día, no os llenó del todo o teméis que no sea exactamente de vuestro agrado. Nuestra solución es buscar un equivalente; siempre podéis volver a visitar cualquier serie que os hizo felices por el mero hecho de haberos hecho felices.

La esencia de Nichijō se vio reflejada en muchas obras posteriores, hecho que refuerza nuestro deseo de que visitéis o revisitéis obras tranquilas que os hicieron sentir bien. De hecho, cabe destacar que muy pronto saldrá la adaptación de City, la otra obra de Keiichi Arawi, que nos volverá a llevar a la esencia de ese buen humor que tanto hemos predicado. Nos sentimos muy tranquilos mientras existan, tanto en el pasado como en el futuro, obras cuyo único propósito sea hacerte reír y sentirte bien. Que estas nobles intenciones tengan su hueco nos llena el corazón de alegría.