Sakamoto Days: asesinos y konbinis

No cabe duda de que los asesinos y sicarios están de moda, como bien demuestra la enorme popularidad de la saga de películas John Wick, y el mundo del manga y el anime no iba a ser menos. A finales de 2020, en plena pandemia de COVID-19, hizo su aparición en la celebérrima Weekly Shonen Jump una serie con una premisa interesante a la par que llamativa: se trataba de Sakamoto Days, que narra la vida diaria de un sicario retirado que, en la actualidad, regenta una tienda de barrio con su familia.

Aunque al principio parece que va a tirar por la vía del slice of life puro y duro, lo cierto es que pronto deriva hacia la acción cuando Sakamoto, el protagonista, descubre que alguien ha puesto precio a su cabeza y eso está provocando que muchos asesinos vayan a por él para intentar matarlo, lo que pone en grave peligro a su familia. Cabe señalar que la familia de Sakamoto no son solo su mujer, Aoi, y su hija, Hana, sino también Shin, Lu y Heisuke, exmiembros del mundillo del crimen (sicarios también en el caso de Shin y Heisuke) que se unen a su bando en los primeros arcos de la serie; es así como aparece el tropo de la found family, que tanto gusta cuando se hace bien. Y es que Sakamoto demuestra estar irremediablemente comprometido con el deber de proteger a toda su familia, tanto la biológica como sus amigos.

¿Señora…? / © Yuto Suzuki – Shueisha

Por cierto, en la familia Sakamoto hay una serie de reglas estrictas que deben cumplir todos sus miembros, y una de ellas es no matar a nadie. Esta norma será especialmente relevante a lo largo de la obra, pues ni Sakamoto ni Shin pueden eliminar a ninguno de los enemigos a los que se enfrentan y, aunque sería lo más fácil, esto hace que las peleas sean más creativas.

Lo más llamativo de la serie desde su comienzo es, sin duda, esta peculiar mezcla de lo cotidiano con una trama típica de un manga de batallas trasladada al mundillo de los asesinos, combinación que en un principio parecería imposible, pero que funciona sorprendentemente bien; sin embargo, cabe destacar que, conforme avanzamos en la lectura, va desapareciendo la parte slice of life en la que vemos las simpáticas anécdotas de Sakamoto y su familia en la tienda, y en parte tiene sentido, pues toda la trama se precipita cuando la vida diaria de nuestro protagonista empieza a correr peligro por culpa del precio puesto sobre su cabeza. Sin embargo, queremos quedarnos con un pequeño arco de este tipo que expresa bastante bien el amor que Sakamoto siente por su hija: se trata del momento en que lucha con todo lo que tiene para conseguir la mochila que Hana quería para ir al colegio.

Yoichi Nagumo bromea sobre sus tatuajes con una niña. Los personajes de Sakamoto Days son un encanto / © Yuto Suzuki – Shueisha

Pero debemos hablar también de otro de los aspectos que constituyen el núcleo y el encanto de Sakamoto Days: sus personajes. El manga cuenta con un interesante y variado elenco de personajes carismáticos, entre los que destacan especialmente los antagonistas, pero les dedicaremos tiempo a ellos posteriormente, porque antes queremos centrarnos en nuestro protagonista, Taro Sakamoto. Como ya hemos comentado, Sakamoto es un hombre fiel a su familia y a sus principios, y también extraordinariamente fuerte para llevar varios años fuera del negocio de los asesinos a sueldo (esto es algo que se repite continuamente a lo largo de la historia, que Sakamoto no está en su mejor momento). Relacionado con esto, hay precisamente un aspecto que nos gustaría comentar, y es que Sakamoto transforme su físico cuando pelea más «en serio» para pasar a estar delgado. Hay un momento en la serie en que una curandera impide que nuestro protagonista pueda transformarse, y ese habría sido un buen punto de inflexión para hacer que Sakamoto acabe desarrollando técnicas para pelear mientras se acepta a sí mismo y a su cuerpo, pero, por desgracia, más adelante vuelve a transformarse. Si bien entendemos que esto forma parte de la gracia del personaje, también creemos que es una oportunidad perdida para tener un protagonista gordo que sepa pelear en un shonen. Aun así, pese a esto, creemos que es interesante que Sakamoto luche usando objetos cotidianos en lugar de armas increíbles como otros personajes, y eso nos da también una idea de su verdadera fuerza.

Dicho esto, ahora sí que hablaremos de los antagonistas del manga, que son, para esta humilde autora, uno de los mayores reclamos de la serie. Y es que el autor, Yuto Suzuki, no duda en proveer un fantástico arsenal (nunca mejor dicho, vista la temática de la serie) de enemigos y villanos con distintas motivaciones y gimmicks, a cada cual más atractivo. Comentaremos un poco más en detalle de algunos que llaman especialmente la atención de quien redacta estas palabras.

Uno de los antagonistas más recurrentes e interesantes de la serie es Kanaguri, que basa todo su diseño y su personalidad y motivos en el cine. Siempre aparece llevando una cámara, pero es que además su bufanda es una cinta de película y en el pelo lleva una parte rapada como si fuese un rollo. Más allá de lo original y cuidado de su diseño, lo cierto es que es un personaje muy excéntrico que basa todo su estilo de combate en el arte del cine que tanto ama, tanto es así que intenta continuamente grabar escenas incluso en los momentos más inesperados, hasta el punto en que, según su filosofía, considera que cualquier instante que no pase filmando está siendo desperdiciado y no merece vivirse. También utiliza a otros personajes como actores y actrices protagonistas y secundarios para su arte, aunque ellos no quieran.

Otro enemigo muy interesante, aunque no aparece tanto, y que quizás sea el más original de todo este manga, es Kamihate, un francotirador bastante peculiar, y es que es un personaje tan tímido y retraído que ni siquiera vemos su cara. De hecho, casi ningún personaje de la serie ha visto su rostro nunca. Entonces, os estaréis preguntando, estimados lectores, cómo se muestra el personaje en el manga: muy sencillo, lo hace a través de su rifle, que cuenta incluso con bocadillos y líneas de expresión como si Kamihate hablara y se expresara a través de él: el rifle es el personaje en sí mismo, y esto da lugar a situaciones bastante cómicas, como cuando Kamihate se imagina forjando una amistad con Heisuke, el francotirador del grupo de Sakamoto, y son básicamente los rifles de ambos personajes realizando actividades como ir al cine.

No conocemos la apariencia física de Kamihate, solo su rifle de francotirador / © Yuto Suzuki – Shueisha

Pero estos dos no son los únicos antagonistas carismáticos y con un gimmick interesante: también está Gaku, con su interés por los videojuegos, que vemos trasladado a sus peleas, o Haruma, que utiliza las reglas de diferentes deportes para atacar imprevisiblemente a su enemigo, y en el arco actual de la historia, Tenkyu con su arco. O Carolina Reaper, que escupe fuego y, como curiosidad, debe su nombre a un pimiento homónimo muy, muy picante, lo que explica sin duda la peculiar habilidad del personaje. Sin olvidarnos, por supuesto, del villano principal de la serie, que no es otro que Kei Uzuki, un personaje bastante misterioso al principio, pero del que sabremos más conforme avancemos en la lectura.

No solo los antagonistas son carismáticos, sino también otros personajes que pueblan la obra, como Yoichi Nagumo u Osaragi, miembros de la Orden. Y, hablando de la Orden, precisamente viene a cuento mencionar el otro gran reclamo de este manga según esta redactora, que no es otro que el worldbuilding y el lore relacionados con el mundo de los asesinos. Al igual que ocurre en John Wick, Sakamoto Days cuenta con un mundo muy rico y elaborado que no deja de ampliarse conforme avanza la obra. Y es que, obviamente, existe una Asociación Japonesa de Asesinos, que es una organización formalmente establecida, con más de 1000 miembros y que básicamente tiene el monopolio de los sicarios en Japón.

Por supuesto, para convertirse en asesino profesional hace falta una educación formal específica, así que Suzuki introduce también en su manga las escuelas de asesinos, de las que se menciona que existen al menos dos, pero la que verdaderamente tiene relevancia en la historia es la JCC, pues nuestros protagonistas hacen el examen de ingreso y se infiltran en la escuela para obtener los datos de cierto personaje.

Y dentro de la Asociación Japonesa de Asesinos tenemos a la ya mencionada Orden, un grupo de élite compuesto por algunos de los asesinos más fuertes, y al que Sakamoto también perteneció en el pasado antes de retirarse. También somos conscientes de la presencia que tienen los asesinos en la sociedad de la obra en el momento en que existe un arco dedicado a una exposición especializada en sicarios… lo cual es bastante curioso.

Podríamos seguir ahondando en el mundo de Sakamoto Days, pero solo ese punto daría, probablemente, para un artículo entero. No obstante, antes de poner punto final a estos párrafos, nos gustaría hablar brevemente de las peleas de la serie, que tienen coreografías bastante estudiadas y espectaculares, dando lugar a viñetas muy buenas. Aunque la de Gaku contra Nagumo está considerada una de las mejores por los lectores del manga, nosotros queremos aprovechar para reivindicar una que es muy interesante y a la que nunca vemos que se alabe con tanta frecuencia: nos estamos refiriendo a la lucha de francotiradores de Kamihate y Heisuke. Lo cierto es que esta autora siente debilidad por las peleas de francotiradores (también siente predilección por la de Ogata contra Vasily de Golden Kamuy), así que no es para nada una visión objetiva. Pero, volviendo a Kamihate vs Heisuke, lo cierto es que ese duelo de disparos a distancia tiene momentos increíbles, como cuando Heisuke adivina la posición de su escurridizo rival gracias a la trayectoria de su bala.

Sakamoto siempre tiene palabras inspiradoras / © Yuto Suzuki – Shueisha

Con respecto a las peleas también, y relacionándolas con el protagonista, es encomiable cómo Sakamoto se propone reformar y reconducir a los personajes contra los que se enfrenta y que quieren asesinarlo. Recordemos que la familia Sakamoto tiene una norma por la cual a sus miembros se les prohíbe matar a otros, pero, no contento con dejarlos con vida, Taro Sakamoto pretende que recapaciten sobre sus acciones. No está exactamente relacionado con esto que comentamos, pero no podemos olvidar a la fan de Sakamoto que se decepciona cuando le conoce en persona y ve su estado actual, y cómo nuestro protagonista le recuerda que está bien idolatrar a alguien, pero que parte de esa admiración debería dirigirla hacia sí misma.

Lo cierto es que Sakamoto Days tiene muchos puntos positivos y atractivos que hacen de este manga una obra genuinamente fresca e interesante, ya sea su mezcla de batallas con slice of life, sus personajes carismáticos o el trabajado worldbuilding que impregna su historia; eso sin olvidarnos, por supuesto, de su protagonista, del tropo de la found family y de tantas cosas más que solo se pueden descubrir leyendo esta fantástica historia.

No cabe duda de que los asesinos están más de moda que nunca, y eso explica el éxito de Sakamoto Days. Aunque la adaptación animada no está resultando todo lo satisfactoria que podría ser, siempre nos quedará la obra original, que recomendamos encarecidamente por todo lo expuesto en este artículo.

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