Este artículo contiene pequeños spoilers de Umineko no Naku koro ni e importantes destripes de Gensou Rougoku no Kaleidoscope
Ryukishi07 a estas alturas no necesita prácticamente presentación, se sitúa como uno de los escritores más sonados del panorama de las visual novels con obras tan archiconocidas como Higurashi no Naku Koro ni, Umineko no Naku Koro ni, Rose Gun Days, Ciconia no Naku Koro ni o la obra sin pena ni gloria que es Gensou Rougoku. Independientemente del mayor o menor aprecio que se le pueda tener como escritor, es completamente innegable que sus historias han marcado de manera significativa a buena parte del fandom de las novelas visuales o a aquellos que han tenido el placer de leerlas.
Sus obras cuentan con una serie de temáticas comunes a la mayoría de ellas —cosa que no es ajena a ningún creador—, como puedan ser la importancia y la complejidad de las relaciones humanas, lo que es o no es real y cómo decidimos interpretarlo y además un claro amor por las escenas de batallas donde no está todo perdido. Ryukishi07 ha dejado su marca personal en todas aquellas cosas que ha escrito. Sin embargo, así como dejamos imprenta de aquello que más amamos en lo que creamos, también dejamos entrever patrones de pensamiento, o al menos patrones de cosas que creemos de manera consciente o inconsciente en nuestras historias y textos.
Antes de comenzar a diseccionar algunos aspectos de la narrativa del autor, nos gustaría concretar ciertas opiniones. Por supuesto, ninguna obra de ficción es perfecta en el sentido moral de la palabra, puesto que la moralidad universal no existe y una historia ajena a nosotros no se puede regir por un código completamente individual. En segundo lugar, que ciertos elementos más o menos estudiados como discriminatorios se incluyan en una historia no supone automáticamente la invalidez de la misma y en muchas ocasiones debemos valorarlo como un claroscuro más que algo completamente blanco o negro. Ya dejadas claras nuestras posiciones, pasemos al tema principal que nos atañe hoy: el trato que se le da al género en las obras de 07th Expansion.
Una vez más, Umineko es una obra que no necesita carta de presentación, pero por refrescar los hechos, nos veremos enfrascados en las disputas por la herencia de la familia Ushiromiya. Las cuales se vuelven aún más encarnizadas cuando la temida bruja Beatrice se mete, o no, por en medio. No todo en la historia es una discusión sobre qué es magia o qué es real, sino que gran parte de los problemas de los personajes nacen de sus movidas relaciones familiares. Se deja caer muchas veces como Eva es mucho más mañosa y más apta para heredar la posición de cabeza de familia que el cabra loca de su hermano Krauss. O como este es incapaz de llevar decentemente un plan a cabo sin la ayuda inestimable de su esposa Natsuhi. Por no decir que muchos de los problemas de Rosa nacen de la creencia del resto de que solo es una la hija pequeña inútil sin nada más que aportar. Y es que Umineko está plagado de personajes femeninos complejos, con personalidades fuertes y un impacto increíble en el curso de la historia, pero eso no quita que en ocasiones la trama se desarrolle a base de pequeños detalles directamente discriminatorios.

Si bien la trama de Eva tienen un componente de machismo y discriminación muy fuerte, este no es ni más ni menos que realista y muy bien llevado en su presentación. Eva está sintiendo en sus mismas carnes las discriminaciones propias de ser una mujer con su posición y en el año en el que la historia toma lugar. Pero madre no quita padre y aunque la trama de Eva es muy ajustada y está bien resuelta, el autor cae de manera casi cómica en un esencialismo de género que nos abofetea en plena cara casi a la vez que estamos presenciando tramas de corte claramente feminista. Un esencialismo que consiste en la atribución de roles de género como cualidades innatas a la persona y no nacidas de un entorno misógino y patriarcal. Vemos la razón «es que soy mujer» lanzada de manera no continua, pero sí frecuente y a lo largo de toda la obra. Que una mujer de la posición y el poder adquisitivo de Eva disfrute de hacer la comida para su familia puede ser algo completamente válido, pero irreal como acción recurrente. Sin embargo esta lo hace, porque a fin de cuentas es una mujer. Sensaciones negativas como la envidia o el odio se ven relacionadas a su naturaleza como mujer, más que a su crianza o a su manera personal de ver el mundo y esto es además usado por los mismo personajes como justificación sin un desarrollo que nos haga pensar que nace de un prejuicio o de unos roles de género impuestos.
Otro de los ejemplos más claros dentro de Umineko es Kyrie. Una mujer indudablemente retratada como alguien fuerte y astuto, con una crianza concienzuda y que demuestra sus habilidades en más de una ocasión. Alguien completamente capaz que de alguna manera no puede evitar ser simplemente una mujer en determinadas situaciones. Su amor por su marido está incluso menos justificado que el de Natsuhi, de quien si podemos ver alguna razón suelta de por qué ese cariño más allá de cumplir sus funciones como esposa. El amor de Kyrie a Rudolf nace por generación espontánea dentro de ella y se mantiene ardiente e inagotable por el más puro azar, puesto que no es algo que se nos explique como lectores. Es más, viendo el curriculum de este, podríamos pensar por qué Kyrie no le ha pedido ya el divorcio. Ryukishi07 parece justificarlo, sin embargo son justificaciones que nacen de la misma Kyrie y nunca de una cualidad redentora de Rudolf. ¿Por qué sigue con él tras todos estos años y todos esos desplantes? Porque Kyrie lo ama y como mujer ha sentido una gran cantidad de celos al ver lo que sucedía con él y con su ex-mujer. Las explicaciones vuelven a caer en las mismas razones machistas que nos vuelven a hablar de Kyrie como una mujer celosa que quería a toda costa el amor de un hombre que no estaba aparentemente aportándole nada.
Esto continúa durante toda la obra y con los numerosos personajes femeninos. Innumerables comentarios sobre cómo los celos o la posesión son cualidades femeninas. Sobre cómo los personajes masculinos de la obra serían incapaces de comprender ciertos elementos de las personas con las que llevan años tratando, puesto que la mente femenina resulta fascinantemente compleja y aterradora. Todo este misticismo no es ni más ni menos que un esencialismo de género barato que atribuye como cualidades naturales e innatas a cosas que no son ni más ni menos que fruto de un entorno o personalidades individuales de cada una, como ya comentamos con anterioridad. Llegados a cierto punto se habla de cómo un personaje no es capaz de aguantar el olor a maquillaje de otro desde la otra punta de la habitación, nosotros personalmente no hemos olido algo así en nuestras vidas y menos a metros de distancia. Este comentario en contexto se lee como una crítica muy extraña a algo considerado socialmente como femenino y sobre cómo se percibe a este personaje en concreto, sin embargo, comparado con los otros puntos es algo meramente anecdótico. Pero de todas formas, no tiene sentido hacerlo viniendo de otra mujer descrita siguiendo los mismos roles y convenciones sociales relacionados a la belleza y al maquillaje.

Al ser Umineko de 2007 podríamos barrer todo esto bajo la alfombra y hablar de una obra fruto de su tiempo, el problema llega cuando tenemos la suerte o la desgracia de toparnos con Gensou Rougoku no Kaleidoscope. La obra no es ni por asomo tan conocida como el resto de cosas del autor y en este caso sí necesitamos un pequeño atisbo de qué sucede con ella. Desarrollada por 07th Expansion y ENTERGRAM, Gerokasu es una visual novel relativamente corta en la que cuatro amigas de la infancia se ven envueltas en un juego mortal un día sin comerlo ni beberlo. Mientras están encerradas en un cuarto para nada sospechoso, un chico baja del techo en una celda y una voz les avisa de que tendrán que jugar a un juego y aclararse sobre lo que quieren hacer en un tiempo de no más de cinco minutos. Tras ello el chico les da cuatro cartas: Culpable, la víctima de este juego que deberá morir casi sí o sí; Joker, la única otra posible persona que puede sustituir a la víctima y convertirse en el sacrificio; y los dos jueces, una deberá decidir si es culpable o no y la sobrante deberá tirar de la palanca que conducirá a la culpable a su muerte para que las tres restantes puedan escapar.
A primera vista el juego y la trama no tienen mucho más, y a segunda podríamos decir que tampoco. El jugador tomará el rol de repartidor de las cartas al comienzo de cada «ruta» y decidirá qué parejas de culpable y joker jugarán en esta ocasión. La estructura de cada una de estas escenas se desarrolla de manera similar y tendremos un festival de los gritos y las traiciones, posible debido al increíble trabajo de las seiyuus que han sido las únicas que han logrado sacar algo decente de todo esto. La misma fórmula se repite una y otra vez, aunque si es verdad que cada vez podemos ver nueva información sobre las chicas y su relación, todo acaba siguiendo la misma estructura y una vez conocemos algo más de los entresijos, las nuevas «rutas» no nos van a aportar nada significativo. A pesar de que pone algunas ideas interesantes sobre la mesa, todo acaba cayendo en saco roto cuando la trama empieza a despuntar ya jugadas unas partidas.
Por dar algo más de contexto antes de meternos en la parte importante del asunto. Podemos hablar de que existe un cuadrilatero relacional en este juego. Cada una de ellas tiene una mejor amiga, la cual nunca coincide entre ninguna, y a la vez todas tienen a alguien a quien odian más que a nadie en este mundo —para una información más visual echadle un vistazo al esquema debajo de este párrafo. Eso llevará a que al menos alguna de ellas no esté nunca contenta con la decisión de a quién sacrificar y por ello las otras, o ellas mismas, destaparán sus odios más ocultos para conseguir salirse con la suya. Una escena típica funciona de esta manera: Chica 1 será encadenada a la silla de tortura e intenta apelar a los sentimientos de Chica 2 porque es su mejor amiga. Chica 2 se reirá de manera maniática porque en verdad siempre ha odiado a Chica 1 y cree que se merece morir por ello. Chica 3 estará muy en desacuerdo y muy triste porque su mejor amiga es Chica 1 y no quiere verla morir. Chica 4 es manipulada o no por Chica 2 para dejar morir a Chica 1, o cambiarán roles dependiendo de quién sea la otra posible culpable. Tras eso a veces salen o a veces mueren todas, pero nunca sabremos más de su paradero.

Todas las escenas que veremos seguirán exactamente el mismo patrón con ligeras variaciones de cómo se pegan entre ellas o quién pierde antes la cabeza, pero nunca veremos ni más allá ni nada más interesante. Ni siquiera cuando la trama comienza a desarrollarse y vemos por qué se odian tanto entre ellas. Debe de haber alguna razón de peso para que cuatro personas que llevan fingiendo estar completamente en armonía entre todas y durante tanto tiempo se tengan esa inquina tan profunda. Razones hay, pero todas son posiblemente las opciones más estúpidas que podíamos pensar. Concretamente todos estos rencores de chicas de instituto vienen de su etapa escolar. Karin le guarda rencor a Mina porque ella misma decidió que irían a pegarse con uno de los bullies de Mina en el colegio y esta no apareció por la tarde cuando quedaron. Mina odia a Doremi porque esta le dijo que en su casa tenía un bastón de mahou shoujo que le daría porque ella no usaba y cuando Mina fue a su casa nadie le respondió y se quedó voluntariamente esperando bajo la lluvia. Doremi odia a Fuuka porque estaba muy triste le dijo que fuese a su casa para que se desahogase y Doremi se fue voluntariamente a pesar de que sus padres le dijeron que se tenía que quedar cuidando de casa. Mientras que Fuuka odia a Karin porque esta nunca quedó con Sora, del que hablaremos ahora después, a una cita de la que la misma Fuuka nunca le avisó. Posiblemente son razones tan pero tan estúpidas que no negamos que nos hayan hecho tirarnos de los pelos de lo ridículas que son. A lo sumo algo así causaría una pelea entre niños y a lo máximo ya no se llevarían de cara al instituto. Pero aseverar y basar toda una historia en odios de patio de colegio no tiene ni pies ni cabeza.

Ya no solo por las bases tan débiles en las que se sostiene, el autor nos hace creer y nos recuerda en numerosas ocasiones, que todos estos odios son normales y han permanecido tantos años porque así es el corazón de las mujeres. Debido a que las mujeres han nacido así, son capaces de guardar rencores tan inmensos por cosas tan extremadamente pequeñas, por eso mismo podemos justificar que una compañera quiera matar a otra debido a que esperó bajo la lluvia completamente por su cuenta durante horas. De aquí sale el caleidoscopio del título, en una comparativa sobre los sentimientos femeninos y cómo dentro de la misma persona puede haber tantas sensaciones conflictivas escondidas. Lo peor de todo esto, es que la novela no es penosa en sí por este show constante de machismo, esencialismo y directamente argumentos estúpidos. De cara al final nos topamos con algo que hace que el lector se lleve las manos a la cabeza de manera más abrupta si cabe.
Sí que es cierto que en primera instancia, tras todo lo anteriormente mencionado y de forma que se justifique mostrarlo, se habla de como la idealización de las mujeres lleva a su deshumanización —temas que hemos tocado en otros artículos como el que tiene que ver con el yuri y con la imagen de las mujeres en el anime. El que más tarde descubriremos que es un personaje más que forma parte de todo esto, Sora, tiene un desprecio infinito hacia los hombres. Su odio se deja ver claramente en numerosos momentos y llega a defender a capa y espada que cree que las relaciones entre mujeres son mucho más comprensivas, sinceras y loables. Mientras que las relaciones entre hombres se basan en la competencia mutua y en ver quién logra ser el macho alfa de su grupo. Un comentario que desde luego nace de la idea de esta «rivalidad natural» y de la existencia de seres humanos monstruosos desde nacimiento, mientras que las mujeres adquieren una divinidad que les quita cualquier derecho a ser simplemente seres humanos normales y corrientes y no una especie de santas y ejemplos de moralidad. No estaría tan mal si solo se hubiese quedado en mostrarle a Sora que todas esas ideas suyas están basadas en prejuicios y que las mujeres, como todo ser humano, tienen también comportamientos horribles y sentimientos negativos. Pero por supuesto esto no podía quedarse ahí.
Ya casi al final del juego descubrimos que el gato con el que han estado jugando las chicas todo este tiempo no era ni más ni menos que Sora reencarnado tras morir siendo un niño. El minino se ve envuelto en un accidente de tráfico y su alma acaba siendo pescada por un ermitaño con poderes de deidad. Aquí comienza la verdadera fiesta, pues Sora quiere pedirle renacer como mujer para así poder estar con las chicas que tanto aprecia. A lo que el Dios le contesta que eso no es posible puesto que todas las almas tienen ligado un sexo específico. No solo hablamos de sexo y no de género, sino que la cosa degenera aún más y la deidad le confiesa a Sora que no sería viable que la gente pudiese cambiar de sexo porque si no estarían haciéndolo cuando quisieran a modo de capricho. Cuando pensábamos que no podíamos llevarnos más las manos a la cabeza, la deidad prosigue y añade que lee los comentarios terribles que hay sobre las mujeres online, pero claro, que cuando un hombre no consigue encontrar trabajo a la primera su vida está acabada, pero la mujer siempre tendrá la oportunidad del matrimonio y de ser mantenida si esto no le sale bien. Para más inri, estos comentarios nunca son criticados de ninguna manera, ni explícita ni implícitamente, solo se leen como el más terrible cuñadismo. De hecho, al no poder elegir solo una de las capturas, os dejamos con todas en su máximo esplendor.









©ENTERGRAM ©07th Expansion
Puesto que Sora sigue en sus trece, el dios le ofrece un trato, debe enfrentarse a una prueba y al final de esta si sigue convencido de que quiere ser una mujer cumplirá su «complicado» deseo. La prueba no es ni más ni menos que ver a sus amigas pelearse a muerte en el juego que estamos presenciando durante todas estas horas de gameplay. Sora es un «looper» por decirlo de alguna manera y ha tenido que ver todas las posibilidades de este juego de la muerte para recordar cuál es su pecado. Ya que hemos spoileado la trama entera, no os dejaremos con las ganas de conocer el pecado en cuestión, no fue ni más ni menos que un malentendido. Sucesivamente, todas las chicas faltaron a sus quedadas y citas las unas con las otras porque tenían otro recado con otra de ellas, lo que llevó a que todas se fuesen con un plantón bajo la lluvia. No queda esto solo aquí, sino que el causante de todos estos plantones fue el mismo Sora, debido a que los regalos que les quiso hacer se los dio de manera individual. Incluida la muestra de artes marciales que le quería hacer a Karin, la cual no pudo ir tampoco, y que hizo que se quedase esperando también bajo la lluvia, lo que le provocó una neumonía terrible que hizo que se ahogase con su propio vómito mientras dormía la noche inmediatamente posterior. Por lo tanto, la elaborada y misteriosa trama de engaños y traiciones se ha estado apoyando todo este tiempo en un encaje de bolillos extremadamente ridículo y frustrante para el jugador.
Ahora para el desenlace tanto narrativo como ideológico. Sora, con sus recuerdos recuperados, consigue que las chicas entren en razón y se sinceren todas con todas, resolviendo sus múltiples problemas de niñas de cinco años y volviendo a ser inseparables. El dios le hace comprender a Sora que las mujeres son seres caleidoscópicos que puede que no muestren sus verdaderas intenciones de primeras, que son hurañas en ese aspecto y pueden guardar rencores de años, para nada la visión idealizada que él tenía. Por otra parte los hombres son seres simples y mucho más sencillos en ese aspecto, que puede que no comprendan siempre a las mujeres, pero ¿y lo bonito que es todo esto? La historia concluye con una moraleja de que los «sexos» son completamente distintos y que ahí recae la belleza del mundo. Hemos de apreciar nuestras diferencias y abrazarlas. Cosa que las chicas apoyan al 100% y le explican detenidamente al muchacho, en una escena que no es ni más ni menos que la conclusión de una parábola explicada al jugador.
En sí, no creemos que sea un mensaje que se quiera dar con malicia. Pero es indudable que nace desde la más terrible ignorancia y cae en una misoginia, una transfobia y un esencialismo de género sin parangón. El no idealizar a las mujeres por ser mujeres es un buen mensaje a dar, pero el desarrollo del mismo es paupérrimo en cuanto a comprensión del discurso feminista y de género. Ni siquiera podemos tildarlo de tal, es un discurso similar al que escucharíamos hace años sobre la reconciliación de la guerra de sexos. Conceptos tan básicos como la diferenciación entre género y sexo se encuentran completamente ausentes, ya ni que mencionar los demás pormenores del tema en cuestión. Algo que como fans puede que nos cueste asimilar, no necesariamente un artista que haya tratado unas temáticas de manera tangencial en una obra va a desarrollar estas mismas de manera decente en otra. Ni mucho menos que tengamos que estar de acuerdo con sus opiniones aunque nos guste lo que haya hecho en otras instancias. Conflicto personal que acabó llevando a mucha gente a culpar a los traductores encargados del proyecto de hacer un trabajo mediocre o incluso a tirar balones fuera quitándole peso a Ryukishi dentro del desarrollo de la obra. Sin embargo, son posiblemente declaraciones nacidas de la más pura negación, pues, aunque sea mejor o peor, la traducción es fiel a lo que se está intentando transmitir y lo podemos corroborar nosotros mismos con algunos conocimientos de japonés simplemente escuchando las voces que acompañan al texto. Por lo que concierne al peso de Ryukishi en la obra, él sigue figurando en los créditos como el escritor y guionista principal, por no decir que el juego es una colaboración de 07th-expansion y ENTERGRAM.
No nos gusta resultar extremadamente negativos, pero incluso si ignorásemos o le restamos importancia a los mensajes principalmente misóginos de la obra, Gensou Rougoku no Kaleidoscope sigue siendo algo similar a un insulto para el género. Más allá del arte de Hinoue Itaru, artista de Clannad o Little Busters, y el excelente trabajo por parte de las seiyuus de las chicas, el juego y su historia dejan muchísimo que desear. Nos sorprende que una obra así y con la terrible acogida que sufrió haya conseguido poner en marcha una segunda entrega. Esperemos que esta no sea un completo festival de las vergüenzas y mínimamente trate los temas que desarrolla con un poco de sensibilidad y un estudio de fondo en el que sostenerse.

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