En Futoi Karasu somos ávidos lectores. Manuales de Warhammer 40k, la bibliografía completa de Marcel Proust, la Diez Minutos e incluso la etiqueta trasera del champú, todo es digno de ser leído si cae en nuestras manos. Por supuesto, también leemos manga de manera regular y constante. Por tanto, vamos a establecer un diario de lectura y con un carácter bisemanal dos de vuestros redactores favoritos de esta revista hablarán de dos mangas, per cápita, que les hayan llamado la atención de entre las docenas que se meriendan constantemente. Las reglas son sencillas: no pueden ser excesivamente conocidos ―intentaremos evitar cualquier cosa dentro del top 500 de popularidad de MyAnimelist― y, de manera independiente a que sean un dechado de virtudes estéticas y narrativas o fast food sobre viñetas, tienen que tener, a juicio de quienes escriban, un toque original o especial con el que puedan enganchar a nuevo público. Demos paso sin más dilación a la primera entrega de Informe Semangal.
Shinozaki-kun no Mente Jijou (Michiru Burio)
El protagonista es vuestro asalariado promedio favorito, de no ser porque a veces se le va la cabeza, de manera literal. Realmente nunca se lo ha planteado, solo pensaba que era un tema tabú como podría ser la regla, hasta que un día una bruja aparece en su vida y le dice que en verdad su cuerpo fue modificado para ser el bolsillo de Doraemon personal de su abuela. Este encuentro dará pie a su extraña relación y al descubrimiento del protagonista de un mundo mágico y a la vez de sí mismo.
Este manga, que actualmente ha finalizado tras diez volúmenes publicados, nos ha parecido un slice of life bastante curioso. Si bien no es raro ver tropos del estilo, sobre todo con lo en boga que se ha puesto el género fantástico y su mezcla con elementos más cotidianos, logra destacar gracias a que los personajes no tardan en desarrollarse más allá de sus características iniciales y sus relaciones se vuelven complejamente humanas a medida que avanzamos en la trama. Otro de los puntos fuertes del título es su estilo de dibujo, que varía desde viñetas mucho más sencillas a composiciones complejas que no escatiman en detalle, añadiendo mucha más fantasía al mezclar magia con tecnología. Los detalles que la autora ha incluido en cosas como los talleres o los distintos lugares que visitan, incluso en los cachivaches que nuestro protagonista lleva dentro de sí, hacen que te pares en cada página a mirarlos detenidamente. Además, esto se mezcla con personajes de lo más variopintos, aunque simples en diseño, como Grey que inicialmente es el familiar cuervo de la protagonista para más adelante tomar formas como las de pez o de serpiente. Este solo es uno de los puntos cómicos que tiene la historia, puesto que el slice of life se ve salpicado con secuencias tan divertidas como enternecedoras. En resumen, nos ha resultado una obra entrañable y con escenas verdaderamente curradas que además se lee como una obra muy ligera. La autora no tiene más trabajos del estilo, pero sí que ha publicado un par de BLs a los que nos gustaría echarles un ojo.

Death Game Manga no Kuromaku Satsujinki no Imouto ni Tensei shite Shippai shita (Pepu y Sou Inaida)
Nuestra protagonista Mai tiene un día una revelación, ella no pertenece a este mundo. Se ha reencarnado en uno de los mangas que leía en su vida pasada, concretamente en una popular obra al más puro estilo de los “Death Game”. No solo eso, sino que la persona que desencadenará toda la catástrofe es su hermano, Makoto. Mai quiere evitar por todos los medios que su hermano la lie tanto cuando llegue el final del año, por lo que decide sujetar al toro por los cuernos y enfrentarse a la causa principal de problema: que este no se aburra. Así que decide llenar su vida de variopintas sorpresas, desde tirarse de cabeza a un lago a hacer papiroflexia creativa.
Pese a que las premisas de isekais son a día de hoy la cosa más común del mundo, esta obra consigue no caer en la monotonía e insensibilización a las que nos puede haber acostumbrado el torrente infinito de estas historias. La protagonista contrasta fuertemente con Makoto y en la forma de ser de este quedan patentes las influencias que ha tenido la autora original de la novela en la que se basa este tebeo. Esta nos comenta cómo siempre le han gustado cosas como Battle Royale o American Psycho y ciertamente podemos ver relucir la personalidad de Patrick Bateman a través de nuestro chico buenecito de instituto. Los fanes de Danganronpa también descubrirán alguna referencia temprana a la serie que nos consiguió sacar unas risas. Aunque el dibujo no es nada espectacular, sí se hace muy agradable a la vista y los chibis de los personajes le añaden el toque justo de comedia al dramatismo que suele tener la obra cuando deciden tocar el tema de las tendencias asesinas de Makoto. Desde luego, engancha bastante y tenemos muchas ganas de ver si Mai consigue o no que su hermano deje de meter a bichos en cajas para ver si se matan entre ellos. O incluso cosas peores.

Killing Bites (Shinya Murata y Kazasa Sumita)
La vida de Yuuya Nomoto cambia para siempre cuando conoce a Hitomi, una inexplicable híbrida de humano y ratel ―también conocido como tejón de la miel, habitante de la sabana africana― que le descubre y adentra en un peligroso mundo de peleas clandestinas e ilegales entre semihumanos como ella, cada uno con las habilidades y virtudes de un animal diferente. El tan ingenuo como valiente y curioso Nomoto comenzará a investigar estas prácticas y llegará a verse involucrado en Killing Bites, un torneo mortal y despiadado en el que han puesto su ojo y bolsillo científicos, empresarios y hasta élites políticas.
Killing Bites es una rara avis a través de la que su guionista Shinya Murata y su ilustrador Kazasa Sumita demuestran no tener la más mínima vergüenza. Se suceden las cadenas vertiginosas de giros de guion, a cada cual más exagerado y sin descanso alguno, al más puro estilo abasallador de Shonen no Abyss, el fanservice ―que vamos a considerar kemonomimi y que actualmente al menos ya no hace distinción entre personajes femeninos y masculinos― parece no tener fin y narrativamente hablando tiene el coraje de permitirse pausar un combate decisivo para la trama en su momento más álgido para, de forma aparentemente anticlimática, deleitar al lector con tres páginas y media de puro conocimiento zoológico casi recién salidas de un documental de la National Geographic. Lo más extravagante de todo esto es que el conjunto funciona. De verdad. No sólo es un manga genuinamente entretenido, sino que los enfrentamientos son artísticamente espectaculares y cada arco argumental es voluntariosamente más demente y descarado que el anterior ―actualmente están luchando contra, literalmente, dinosaurios―. Todo este festival de excesos transmite una energía casi entrañable, muy similar a la que en su día destilaba la ahora mítica Air Gear, del gran Oh Great. Un “todo vale” en el que lo único importante es molar más, mucho más. Como posdata, no podemos olvidar que es de los pocos mangas actualmente en publicación con su propio spin-off hentai oficial y realizado por los propios autores, especializado en divulgar sobre las prácticas reproductivas de algunos de los animales más queridos del mundo.

Aitsu no Kanojo (Nikumaru)
El pobre Riku ha sido amigo de Shizuku desde hace años y recientemente ha empezado a tener dudas sobre sus sentimientos hacia ella. Las cosas saltan por los aires cuando un día ella se presenta en su casa y se ofrece directamente a cumplir todos sus deseos. El problema es que Shizuku es la novia del mejor amigo de nuestro protagonista y sus motivaciones e intenciones hacia ambos no parecen estar del todo claras.
Aitsu no Kanojo es el trabajo más reciente y aún en publicación de Nikumaru, creador también de Bad Girl, comedia que recibirá en un futuro próximo una ya confirmada adaptación animada. No os vamos a engañar, es una concatenación semicalenturienta de tópicos, clichés, situaciones llenas de equívocos y muchísimo drama adolescente que en un principio parece no llevar a ningún sitio. Sin embargo, antes de que te des cuenta has terminado un capítulo. Luego otro. Y cuando logras recapacitar sobre qué estás haciendo con tu vida y por qué no has cogido los apuntes de la oposición en toda la tarde, llevas leída una veintena de episodios y no puedes parar, te ha atrapado. Sus situaciones están excelentemente enlazadas y juega lúcidamente con los estereotipos como le da gana. El misterio detrás de las motivaciones de Shizuku no se ha revelado aún tras dos años de publicación y sus relaciones interpersonales son cada vez más complicadas, han entrado nuevos personajes en escena que no hacen sino embarrar aún más la vida otrora tranquila de Riku y por si fuese poco Takt, mejor amigo de nuestro de este último y actual novio de la heroína, oscila peligrosamente en sus apariciones entre los roles de compañero perfecto, posible persona lgbt en el armario y obsesionada con nuestro protagonista y directamente asesino de la baraja en potencia. Como colofón, en uno de sus capítulos hay un terrible y consciente homenaje a la escena más infame jamás incluida en la ya suficientemente sórdida Kanojo Okarishimasu.
