Hamtaro es una franquicia que, si bien ha tenido algo de popularidad en nuestro país, nunca alcanzó el nivel de fama de otras series de la misma época, como Doraemon, Shin-Chan o Dragon Ball. Este anime nos cuenta la historia del homónimo hámster y las aventuras que vive junto con los amigos que va haciendo por el camino, con los que acaba formando un equipo al que llaman el Ham Ham Club. Una simple premisa para una serie infantil, pero que plantea un concepto interesante: ¿Qué hacen nuestras mascotas ―en este caso, hámsteres cuando no las vemos? Toy Story plantea esto mismo pero con juguetes, mientras que Hamtaro decide apostar por estos pequeños roedores.
Uno de los puntos fuertes de la obra son los distintos personajes que hay y las dinámicas entre ellos. Tanto las personalidades como los diseños de éstos son únicos e interesantes y esto hace que cada persona tenga, sin lugar a dudas, un claro favorito. Aunque sea una serie infantil, lidia con problemas interesantes, como los de la dueña de Hamtaro. Laura es una chica de diez años que tiene problemas propios de su edad, con los que los espectadores —sobre todo niñas— pueden llegar a identificarse. Por su parte, las dificultades que el propio Hamtaro atraviesa son mucho más graciosas ya que, en ocasiones, se basan en la perspectiva que un hámster tendría de las cosas del mundo humano. Esto se ilustra muy bien en uno de los juegos de la serie desarrollado para para la GameBoy Advance.

Hamtaro Rainbow Rescue, publicado en 2004 en Europa, nos cuenta la historia de Arco, un hámster príncipe del País Arcoíris que, un día, cae al suelo mientras estaba volando subido al cuerpo multicolor. El Ham Ham Club se lo encuentra inconsciente y, tras llevarlo a la casa de Jefazo —la sede del club—, el príncipe despierta y les cuenta su situación. Es entonces cuando el pequeño monarca se da cuenta de que su paraguas ha perdido los siete colores que lo conformaban. Hamtaro y sus amigos deciden ayudarle a recuperar los colores, buscando un objeto para cada uno de los que se reúnen en el arcoíris, en aras de que Arco pueda volver a su hogar.
De aquí en adelante, se desarrolla la aventura de los hámsteres para conseguir los colores. Esto se realiza jugablemente a través de distintos minijuegos, algunos obligatorios dentro de la historia y otros opcionales. Un apartado interesante de éstos es que estos son únicos para cada personaje, es decir, cada uno solo lo puede realizar un hámster del grupo, en concordancia con su personalidad y sus puntos fuertes. Desde tocar el piano, pasando por identificar vacas, ayudar a un científico a ordenar colores en tubos, usar una pelota de béisbol para cruzar un charco y hasta pelear contra unos pollos por turnos, como si de un RPG se tratase. Estos variados juegos cumplen con su función, es decir, ser divertidos y entrañables para el jugador. Con los puntos que vayamos consiguiendo, se nos recompensará con pegatinas que tendremos que pegar en ciertas plantillas. Esta misión no es obligatoria —excepto en el postgame, donde para avanzar en un punto nos pedirán tener 200 pegatinas—, pero se trata de un apartado secundario interesante, junto con los dibujos, unas ilustraciones que puedes conseguir y colorear a tu gusto. Estas dos actividades secundarias refuerzan aún más uno de los puntos fuertes de este juego, el apartado visual.

Los diseños de los distintos escenarios, las pegatinas, las plantillas y los dibujos son excelentes y, junto con los colores llamativos que utilizan, hacen de éste un juego muy agradable visualmente, algo que lo diferencia del resto de juegos de la franquicia publicados para esa misma consola, sin desmerecer los méritos que cada uno de ellos pudiera tener individualmente. Es un placer echar un vistazo a los distintos escenarios que hay en el juego y deleitarse con lo vivos que se ven, como es el caso de Pico Sol.

Además, la historia, aunque está dirigida a un público infantil, tiene momentos emotivos, como cuando Pimienta —una hámster que vive en una granja— está triste por no ver los girasoles florecer y los Ham Hams colaboran para que finalmente florezcan. O cuando Penélope, uno de los personajes del propio Ham Ham Club, pide ayuda a un detective para conseguir flores para su amiga Pashmina, a la que, tras regalárselas finalmente, abraza entre lágrimas. También tiene momentos interesantes y originales como cuando solo usas a las chicas para encontrar un ingrediente en específico —para conseguir el último ingrediente, además, se adentran en una mansión temática con distintos minijuegos—, porque éstas quieren demostrar que son capaces de hacerlo, algo valioso que pueden aprender los niños que jueguen.

Por último, otro de los puntos a destacar es que, una vez conseguidos los ingredientes y tras haber ayudado a Arco a volver a su país, el juego no acaba, sino que hay una especie de postgame donde deberás ayudar a Arco a entregar unas invitaciones para una función en el teatro Arcoíris. No solo eso ,sino que además descubres otros dos nuevos escenarios con sus propios minijuegos a batir.
En resumen, Hamtaro Rainbow Rescue es una obra muy colorida y entretenida, que cumple con su función sin fallos. Nos brinda una historia entretenida e interesante, con minijuegos que hacen la experiencia aún más divertida. Aunque sea una experiencia breve y principalmente dirigida a un público infantil, una audiencia adulta también puede disfrutar de este juego y eso es algo que no muchos títulos de su corte logran exitosamente.