Hace unos meses, os traíamos un vistazo a la modesta película Más allá de los dos minutos infinitos, qué podéis leer aquí mismo. Allí, concluimos con la idea de que recibiríamos el próximo filme de sus creadores con ilusión y, así las cosas, ya está disponible en Filmin el segundo largometraje del director Junta Yamaguchi y su equipo, la agrupación teatral Europe Kikaku. Sin entrar en detalles exhaustivos, nos encerraremos voluntariamente en este bucle para desentrañar sus maravillosos misterios.
Tras Más allá de los dos minutos infinitos, se puede suponer que Junta y su equipo se encontraba motivado. A pesar de que su estreno en taquilla dejó mucho que desear, debido a producirse en tiempos de pandemia, la crítica acogió con cariño esta película y ello generó un efecto positivo en este pequeño grupo de teatro, tanto financiero como motivacional. Esto es evidente si analizamos Atrapados en un bucle infinito en comparación con la película anteriormente producida. No solo contamos con algunos veteranos de Europe Kikaku, sino que se han sumado nuevos actores a sus filas. El escenario de la cinta pasa de una modesta cafetería de Tokyo a un ryokan —una tradicional posada en plena naturaleza—. No podemos negar que, aunque sigue en su línea en lo referente a disponer de un presupuesto limitado, han sabido continuar con lo que habían establecido en su anterior largometraje, ampliando un poquito la mira.
Esto puede verse respaldado también en el argumento. Mientras que Más allá de los dos minutos infinitos trataba con un curioso efecto Droste, los empleados y huéspedes de un ryokan en Kibune se enfrentan a otro concepto muy clásico en la ciencia ficción: un bucle temporal. Durante un mediodía cualquiera, todas las personas que se encuentran en aquel lugar se hallan a sí mismos consternados al descubrir que se está repitiendo el mismo fragmento de dos minutos, una y otra vez. Nadie parece saber por qué esto ocurre, así que lo tratan de averiguar.

Nos complace destacar que, a la hora de hablar de los elementos positivos de esta película, guarda un parecido muy satisfactorio con la anterior producción. A pesar de seguir la misma progresión temática y argumental que su predecesora, la actuación se siente fresca y deliciosamente enigmática. Asimismo, el uso de este fenómeno temporal para la introspección de los personajes es un aspecto llevado con maestría. Otros aspectos como la tensión dramática o la desternillante comedia hacen esta cinta más amena si cabe, ya que su duración de una hora y media acompaña a que el ritmo de la misma sea placentero.
Si continuamos la línea comparativa entre ambas producciones, lo cierto es que existe cierto equilibrio entre aspectos mejorados y otros en los que quizás destacó la primera cinta de Junta Yamaguchi. Un ejemplo de ello sería el tema del amor, también presente en esta película. Aunque entrañable y bien explorado, es posible que en Más allá de los minutos infinitos se tratara con un tinte más sencillo, lo que puede llevar a la redundancia si se ven estos dos largometrajes a la par. Quizás el punto más flojo de la nueva película sería que, tratada como una continuación, no supera las expectativas depositadas en ella. Pero, por sus propios méritos, es capaz de ofrecer a su audiencia una historia que combina lo ficticio con lo mundano de una forma que se puede definir perfectamente como reflexiva.
Queremos detenernos en este sentimiento de reflexión e introspección porque, sin duda alguna, es lo que mejor transmite, ya sea por el pintoresco paisaje del ryokan, lo suavemente que se trata un tema tan complejo como el viaje temporal y lo entrañable de los personajes. Lo con esto queremos decir que el punto más fuerte de la película es, sin atisbo de duda, que es capaz de crear una trama muy rica pero asentada en unos muy satisfactorios y mullidos pilares de sencillez.

La cinta ha recibido críticas y valoraciones muy positivas, tanto que nos ha sorprendido entrar en páginas como Rotten Tomatoes y ver su gran recibimiento. Atrapados en un bucle infinito —o River, como se le llamó para el mercado internacional— cumple perfectamente su objetivo de ser una secuela digna dentro del prisma de Europe Kikaku y, en sí misma, una película muy disfrutable. Recomendamos sin dudar su visionado que, como os decíamos al inicio del artículo, es posible gracias a la plataforma Filmin. Es más, si aún no habéis visto Más allá de los dos minutos infinitos, os animamos a hacer un pequeño maratón de ambos largometrajes. Estamos convencidos de que será una velada de ciencia ficción y confort única, de esas que pocas veces habréis experimentado. Eso sí, igual os deja algo fríos acercaros a una película con un título tan simplón como River. Tal vez cambiar el título original para el mercado internacional le dio un tinte más insulso de lo que pueda parecer. Pero bueno, de perdidos al río.