Kingdom Hearts es una saga más que establecida a día de hoy, sin embargo, uno puede llegar a plantearse si su imagen actual difiere mucho de la que tenía allá por 2001, con el lanzamiento del original. Esto es claro si comparamos ciertos aspectos como los cambios en el diseño de personajes o en su desarrollo. Pero hay un elemento que, aunque haya variado en esencia, ha sido esencial a la hora de pensar en esta saga. Se trata de la misma idea de la que surgió todo: «¿Y si creásemos un RPG ambientado en las producciones de Disney?». En efecto, los estudios de animación de Disney nos han dado durante este último siglo algunos de los largometrajes más queridos por el público, desde Blancanieves, continuando con El Rey León e incluso en nuestros días con Encanto. Hay todo un universo detrás de todo este conjuntos de películas y no es de extrañar que haya llegado al mundo de los videojuegos. Era sobre todo común entre los años 90 y principios de los 2000 ver una gran cantidad de juegos basados en películas y series Disney. Llegamos a tener tanto aventuras plataformeras protagonizadas por Mickey Mouse como libros interactivos para los más pequeños. Pero Kingdom Hearts fue distinto. Hoy nos proponemos dar la respuesta a cómo es posible que se concibiera esta particular colaboración con Square Enix. Asimismo, exploraremos el papel de estos mundos de película en la propia experiencia jugable y el concepto que se tiene de las mismas por la audiencia. ¡Vamos allá!

Comencemos con los orígenes. Kingdom Hearts no iba a ser originalmente como lo que vimos en su lanzamiento. Es muy divulgada la historia de cómo Tetsuya Nomura se cruzó con el ejecutivo de Disney y Square Enix Shinji Hashimoto en un ascensor y empezaron a hablar. Comentaron que estaría genial hacer un proyecto juntos e hicieron énfasis en las ideas de una forma que trascendió la simple formalidad. Fue así como el proyecto empezó a plantearse, con la idea de un RPG con Mickey Mouse y sus amigos de protagonistas. Irían por mundos basados en largometrajes Disney hasta acabar con Chernabog, de Fantasía. Sin embargo, cuánto más avanzaba el desarrollo, más ideas y factores surgían. La historia se iba complicando, se abrió la puerta a que apareciesen personajes de Final Fantasy e incluso otros de cosecha propia. Así es como, con el tiempo, se acabó formando el clásico de 2001 que todos conocemos y amamos.

No hay más que echar un vistazo a este primer título para ver cómo la magia Disney impregnó la creación de este juego. Solo hay que ver a Sora. Se le concibió como un «protagonista de Disney», cosa que propició ciertas decisiones de diseño que le daban un estilo más animado. Lo podemos ver en las líneas más redondeadas, sus expresiones abiertas y radiantes y sus desproporcionadas prendas —las cuales, tristemente, han perdido prominencia con los años para alcanzar el tono que Nomura quería contar en cada momento—.

Junto a Sora tendremos al Pato Donald y a Goofy, quienes partieron en primer lugar junto a él para encontrar a Su Majestad, Mickey. Para ello, subirán a su nave espacial y visitarán diferentes mundos, cada uno basado en una película creada —o producida, en el caso de algunas— por Disney. En el primer juego visitaríamos a Aladdín, Peter Pan o Ariel, por citar algunos. La lista se iría ampliando conforme más juegos salieron, entre incorporaciones totalmente nuevas y revisitas a lugares ya conocidos. Era común incluso ver personajes de los filmes fuera de sus respectivos mundos. Son destacados los ejemplos de Bestia, que se hallaba en el icónico Bastión Hueco buscando a Bella o el magnate Gilito McPato, que intenta ampliar sus negocios en otros lares.

Los entornos que visitaremos y que estarán plagados de estos personajes son los niveles en esta aventura. Agrabah, mundo de Aladdin, funciona como el escenario de desierto. Atlántica, hogar de La Sirenita, hará la labor de nivel subacuático. Esto lo encontramos sucesivamente conforme la saga avanza y da identidad al curso de cada aventura, respecto de los obstáculos a atravesar y de los enemigos a batir. Por ejemplo, en el mundo del Reino Encantado, basado en la película La Bella Durmiente, los soldados a los que nos enfrentaremos son los monstruos comandados por Maléfica. A la hora del combate, es normal que cumplamos fantasías de derrotar a villanos y enemigos icónicos de estas películas de animación. Sin mencionar a villanos principales, tenemos a las hienas de El Rey León —Shenzi, Banzai y Ed—, a Rinzler, de Tron Legacy, o hasta al mismísimo kraken de Piratas del Caribe. No hay duda de que este repertorio de batallas e interacciones están a punto para hacer las delicias de los fans de Disney.

Al hilo de las interacciones, los personajes y mundos de animación no van a ser únicamente un elemento a favor de la gameplay. Y es que, en lo tocante al argumento, pueden influir a dos niveles distintos. El primero es la propia historia contenida dentro de los mundos. Cuando Sora, Donald y Goofy viajan a cualquier mapa, se les introduce el dilema que esté ocurriendo en el lugar y estos ayudan activamente a sus protagonistas a resolver el problema que haya con los sincorazón esparcidos a través del universo. Sin embargo, siempre ha habido un poco de debate sobre el desarrollo de estas historias. En Kingdom Hearts, la historia en los mundos era parcialmente nueva en paralelo a la película. Por ejemplo, aunque Aladdin encontrara la lámpara poco antes de conocer a Sora, los eventos de la película no trascurrirían como tal. Siguiendo el ejemplo que acabamos de dar, los deseos de la lámpara se usarían para librarse de los sincorazón. En Kingdom Hearts 2 y los posteriores juegos, esto iría cambiando lentamente y se nos empezarían a contar las tramas que originalmente ocurrían en las películas, pero con Sora y sus amigos participando en la misma.

Una queja que hubo de Kingdom Hearts 3 fue que el rol de los protagonistas pasaría al de meros espectadores. Los acontecimientos de la película ocurrirían con normalidad y, en paralelo, los héroes detendrían a la amenaza sincorazón o incorpórea que hubiese, en lugar de tomar papel activo en la trama de Disney. Esto no pasa en todos los mundos, pues en los que están basados en películas de Pixar —véase, Toy Story y Monstruos S.A.— la historia toma un rumbo más original, incluso a modo de secuela. Pero es triste pensar en el futuro de la saga con Disney, es decir, si podrán seguir aportando el entretenimiento y esa sensación de maravilla que tenían los mundos más clásicos

Una controversia generalizada en el debate en torno a la saga, como os contábamos, es la relevancia de las franquicias de película respecto del juego en sí. Es frecuente la crítica que dice: «El papel de Disney no es influente en la historia de Kingdom Hearts. Si lo quitas, no pasaría nada». Aquí es donde entra el segundo nivel de funcionamiento en la historia que antes explicamos, su interacción con la historia principal. Por un lado, hay personajes que individualmente o en forma de grupo influyen directamente en la aventura de Sora. Por otro, nuestros enemigos durante gran parte de la aventura serán una asociación de villanos liderados por Maléfica, que realizarán acciones notorias durante la saga. Ella y Pete, el villano clásico de los cortos de Mickey Mouse, serán muy recurrentes durante la mayoría de los juegos. Al igual que ellos, otros elementos de Disney son muy recurrentes, como la aparición repetida de la película Hércules durante todas sus sagas. En Kingdom Hearts 3, el primer mundo que visitas es precisamente el Olimpo porque Sora busca recuperar la fuerza que ha perdido y recuerda que la de Hércules desapareció de forma similar.

Ahí está el elemento vital de una historia extendida, que cada interacción aporte algo a nuestro protagonista. Con cada conflicto, Sora aprende un poco más sobre sus sentimientos y sobre los valores importantes en esta historia como son la amistad, los vínculos que nos unen y la importancia de hacer el bien. Siempre recordaremos con mucho cariño cuando, en Ciudad de Halloween, Sora reflexiona sobre el cómo un regalo es realmente un gesto de afecto hacia quienes quieres. Quizás estas reflexiones no serán de valor para todos, pero este viaje está plagado de ellos y todas aparecen nutridas por muchos personajes de Disney a lo largo de esta duradera saga.

¿Es este debate sobre la relevancia del elemento crossover necesaria? Sí. Al fin y al cabo, aunque pueda llegar a olvidarse, esta saga empezó con la idea de hacer un RPG de Disney. Además, esto siempre ha sido uno de sus reclamos principales, es decir, lo que hace a este gigante del género distintivo para los más curtidos en el rol. Es natural asumir que nos encontraremos algún tipo de publicidad de los propios largometrajes. En Kingdom Hearts 2, la invocación de Chicken Little, protagonista de la película del mismo nombre, fue añadida a raíz de que el estreno de la película ocurrió casi a la par con el del videojuego. Es normal que, desde la óptica de un niño o de alguien que se ha criado con estas cintas, te interese un juego en el que «vas a las películas de Disney». No negamos en absoluto que lo que falla en las entregas más reciente es el modo de presentar estos mundos, pero no se trata en absoluto de una carencia tan grande como se suele decir.

En Kingdom Hearts, puedes volar alrededor del Big Ben junto a Peter Pan. En Kingdom Hearts 2, ayudas a que la Bella y la Bestia encuentren el amor. En Birth by Sleep, te aseguras de que Stitch empiece a comprender más a los humanos. En Kingdom Hearts 3, puedes navegar por todo el Caribe o salvar a los Big Hero 6 contra un poderoso enemigo. Esto es solo una pequeña parte de todo lo que esta franquicia puede ofrecer. Todo videojuego tiene algo que aportar y esta saga te propone recorrer mundos plagados de personajes de películas que todos hemos disfrutado en algún punto. De hecho, es posible que muchos de los que nos aproximamos a la misma de pequeños precisamente por los personajes de renombre en la portada. Es el caso de algunos de nuestros redactores y ahora esta serie ocupa un gran espacio en nuestro corazón. Venimos por Disney y nos quedamos por Kingdom Hearts. Eso es lo que importa.