En la mente de: King II (Tekken)

Estamos en el mundo de Tekken, todo el mundo se encuentra, en cierta medida, bajo el agarre empresarial y bélico del Mishima Zaibatsu… ¿Todo? ¡No! Un pequeño orfanato localizado en México cuenta con la protección de un irreductible espíritu de lucha: King, uno de los rostros más visibles de su franquicia. Y no es de extrañar, su cabeza de jaguar ha permanecido con la gente hasta el punto de romper la ilusión de todo aquel que descubre la naturaleza de esta como máscara.

Pero aquí nos adentramos en la psique del heredero de esa máscara. Desde Tekken 3, nuestro icono de lucha libre ha tenido sobre sus espaldas el peso de ser el segundo King ¿Qué es lo que rodea su leyenda, su historia y cómo le hace frente? Echemos un vistazo a la historia del jaguar que a día de hoy podemos ver en Tekken 8 repartiendo Kinniku Busters a diestro y siniestro y a su narrativa digna del wrestler más curtido en el cuadrilátero del honor.

«Dicen que todos los jaguares somos creados iguales, pero me ves a mí y ves a Armor King y ves que claramente eso no es verdad» / ©Bandai Namco

Para poner en contexto al segundo King tenemos que entender que es uno de los huérfanos que eran protegidos y cuidados por su predecesor durante las dos primeras entregas, en las que al más puro estilo Fray Tormenta —sacerdote tornado luchador para financiar un orfanato— defendía a capa y músculo la integridad del mismo edificio donde King II creció. Con el mal reencarnado que era Ogre en Tekken 3 la figura paterna de todos los niños de aquel orfanato encontraría su fin, asesinado frente a su rival y amigo Armor King, quien sería después el mentor del segundo King.

Aquí es donde comienza la leyenda de King II, siguiendo esa mentalidad altruista inculcada por su figura paterna y con Armor King enseñándole todo lo necesario para seguir el camino de su padre adoptivo y las trágicas circunstancias tras su muerte. Incluso en el tercer Torneo del Puño de Hierro, King II farda de una actitud opuesta al conflicto y a aquellos que lo causen, dispuesto a luchar por los niños del mundo afectados por la avaricia de la familia Mishima y buscando una venganza contra Ogre, que finalmente le sería arrebatada por Jin Kazama.

La tragedia nunca acaba / ©Bandai Namco

Desafortunadamente, para nuestro maestro del suplex la tragedia no acaba ahí, pues es cuando Tekken 4 decide expandir el drama, haciendo que Armor King fallezca en una pelea de bar iniciada por Craig Marduk. Tras perder a su segunda figura paterna, King II está furioso, consumido por el odio y el arrepentimiento que viene de su pasada incapacidad de ser quien vengase al primer King. Decide que no será así en esta ocasión y, tras el torneo en el que lo hiere de gravedad, decide acabar con Marduk en el hospital. Pero no lo hace. Es en el último momento que, al ver una foto de Marduk con su familia, King comprende que no puede infligir aquel mismo dolor qué él siente en alguien más y decide irse del hospital, dejando la venganza de lado.

Marduk acabaría suplantando al difunto Armor King y retando a King a derrotarle en el quinto Torneo del Puño de Hierro, tras el cual, ambos entablarían una inesperada amistad. Sin embargo, el propio Marduk acabaría siendo hospitalizado de nuevo tras ser atacado por el mismísimo Armor King II, hermano menor del Armor King original. Confuso como pueda resultar todo esto, la vida de King II está llena de conflictos dignos de la carrera profesional de un wrestler: giros, alianzas y traiciones.

Enemistad acabada con Marduk, ahora Marduk es mi mejor amigo / ©Bandai Namco

En este conflictivo triángulo es a King a quien conocemos mejor. Muestra respeto tanto hacia Marduk como hacia los Armor Kings y, finalmente, es en el modo arcade de Tekken 7 donde esta evolución de King alcanza su culmen. Ahí nos plantean una escena en la que King tiene que usar tanto movimientos de Armor King como de Marduk para derrotar a Jack-7, ya que este ha analizado previamente todos sus movimientos. Es el último gran paso en la carrera del jaguar y los años a sus espaldas.

King no solo es una de las caras más reconocibles de su franquicia, sino del mundo en el que vive, un mundo constantemente rodeado por el conflicto causado por los ricos y poderosos, en el que nuestro hombre jaguar lucha por el futuro de los que no pueden hacer nada. Es una figura que se presta a representar una carta de amor al wrestling, con una historia llena de giros y cambios en sus relaciones con aquellos que forman parte de quién es como luchador o mostrando el pacto de nunca quitarse la máscara tan socorrido en la cultura de la Lucha Libre. Por si esto resultase poco, fue el todavía vigente Minoru Suzuki quien le dio movimientos a King en los orígenes de la franquicia.

©Bandai Namco

Que tanta gente asuma que King es un hombre jaguar ya es una victoria para el mismo, porque lo es, él quiere que se piense así. En el mundillo del wrestling existe el kayfabe, este concepto que se apoya en nuestra suspensión de la incredulidad, así que si creemos que King es un hombre jaguar, no hay otra, lo es. Se puede cuestionar la profundidad de alguien que se comunica a gruñidos como personaje, pero no solo es King, es lo que representa: la bondad, la estupidez de la venganza, no perder la esperanza y, por supuesto, el luchar siempre por lo justo. Para llegar a cautivarnos no hace falta más —aunque saber hacer llaves siempre ayuda— y, la verdad, conforta saber que King sigue en pie, peleando por la justicia en la adversidad más absoluta y, además, molando mientras lo hace.

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