¡Eh! ¡Que Futoi Karasu va a la Japan Weekend de Madrid!

Los eventos de manganime siempre han sido unas de las fechas más señaladas para los fanes del medio. Desde hace años, y cada vez más, no solo suponen un punto de encuentro para estos, sino también una actividad cultural más globalizada a la que asisten miles de personas, de las cuales muchas no tienen por qué estar cien por cien interesadas en el mundillo. Sin embargo, para los que sí lo están, muchas veces estos suponen una de las pocas oportunidades al año en las que pueden dar rienda suelta a desarrollar sus hobbies o tomar contacto con gente de gustos similares. Así pues, no es de extrañar que la Japan Weekend de Madrid sea uno de los eventos de mayor envergadura de España, ya no solo por localizarse en la capital, de más de tres millones de habitantes, sino por la cantidad de buenas conexiones fruto de la centralización, lo que hace mil veces más sencillo poder asistir a gente de fuera de la ciudad.

Debido a esto, desde la redacción de Futoi Karasu, nos echamos la mochila a la espalda y acudimos al IFEMA el sábado para contaros qué tal nuestra experiencia y cómo respondía esta a nuestras expectativas. Primero, nos gustaría mencionar las ideas con las que nos encaminamos a Madrid. Es cierto que lo ideal en toda actividad cultural es que tenga un precio asequible para la mayor parte de público que va a asistir y la Japan de manera reiterada recibe críticas por parte de los asistentes por el precio de las entradas, el cual supera con creces el precio total de eventos menores aún asistiendo solo un día. Por supuesto, en términos de tamaño no podemos comparar, pero 23 euros por una entrada de sábado por mucho regalo que lleve sigue siendo un precio con el que tener que rascarte el bolsillo. Aquí debemos hacer un apunte y es que pudimos asistir con la ayuda de un viaje organizado realizado por las agrupaciones locales de juventud, las cuales reciben subvenciones públicas que permiten que el precio que pagan los participantes sea mucho menor. Con cosas como esta, la asistencia se torna incluso más inclusiva y difusora de cultura, más accesible para el público general que no puede pagar un viaje de ida y vuelta más una entrada. Dicho esto, os animamos a que busquéis organizaciones similares en vuestras comunidades y las apoyéis, porque el papel cultural que juegan es muy importante y enriquecedor.

Espacio entre pabellones al mismo entrar a la Japan

Después de hablar de las posibles preocupaciones monetarias, estaban los quebraderos de cabeza por el número de asistentes al evento. A raíz de los problemas de aforo y aglomeraciones que surgieron en la pasada edición, teníamos nuestras sospechas de que podría pasar lo mismo esta vez y la experiencia se vería mermada en consecuencia. Sin embargo, fue una muy grata sorpresa ver como los movimientos de gente fueron en todo momento fluidos y evitando reunir a muchas personas en un mismo punto de manera estanca. Desde la misma entrada al IFEMA hasta a las conexiones individuales a los pabellones, las colas eran rápidas y el trasiego de gente nunca se volvía una tortura. Incluso en las zonas interiores de puestos, la movilidad no era nunca agobiante y esperando un poco se podía acceder a todo con calma. Posiblemente, el mayor problema fue a la entrada y a la salida del IFEMA por el propio tráfico de coches y buses que circulaban por la zona. Desde luego, este año se mejoró mucho en ese aspecto y es algo a tener totalmente en cuenta.

Una vez entramos, nos dirigimos primero al pabellón seis, el cual estaba algo más alejado de la puerta y por lo tanto no sufría tanto trasiego de gente. En este pabellón se incluyen, además de un escenario y zonas relacionadas con la organización, la zona propia de las editoriales tanto de manga, como de cómic, como de escritos, la zona de venta de videojuegos y una zona dedicada a un puesto de Banpresto. Se encontraban, por supuesto, las principales editoriales de manga del país como pueden ser Norma o la propia de la Japan, Odaiba, hasta editoriales más pequeñas como Sextories, que lleva cómic nacional de corte adulto e inclusivo. Los puestos de videojuegos no solo llevaban artículos nacionales o actuales, sino también títulos retro japoneses de prácticamente todas las plataformas. Joyas más de nicho, juegos basados en animes, novelas visuales antiguas, otomes, copias de Harvest Moons originales haciéndonos ojitos. Había mucho donde elegir y todo a precios bastante más razonables de lo que se puede encontrar por Wallapop u otras plataformas de venta de segunda mano. La zona de Banpresto por su parte estaba llena de figuras de la compañía y además una cola bastante importante para probar suerte en varios ichiban-kuji o en una ruleta con premio seguro, pese a que el premio de figura era un resultado muy improbable. Más tarde volveremos a este pabellón, pero por ahora continuemos con el trayecto.

Productos en la sección de videojuegos

Los pabellones tres y cuatro están principalmente destinados a las zonas de artistas y los puestos no comerciales, el primero además con un sector específico de Nintendo y el segundo con un área que simulaba los festivales de verano japoneses. Sin duda, aquí se congregan los puntos fuertes de la Japan y una de las razones por las que asiste tanta gente al evento, y esta son los artistas. Parece ser que estuvo mucho mejor organizado este año que lo habitual, con panfletos con los nombres de todos los miembros de la Artist House y una organización y separación entra mesas que permitía por completo el paso y el tránsito. Era complicado echarle un ojo a todo entre la miríada de artículos que se arremolinaban ante nuestros ojos, pero desde luego valía mucho la pena detenerse a observar. La variedad de animes, mangas y estilos artísticos era cuanto menos abrumadora, posiblemente pudieses encontrar algo de tu serie favorita, fuese la que fuese, al menos una pegatina. La posibilidad de poder comprar directamente los productos a los artistas, tanto nacionales como internacionales, y poder interactuar un rato con ellos le suma mucho a la experiencia del salón. No sería lo mismo de no existir ese contacto humano. Muchas veces pueden comprarse cosas en sus tiendas online, pero no es lo mismo que verlo en vivo y en directo. Es muy complicado mencionar a todos y cada uno de los artistas, pero podemos aseguraros que encontramos a grandes profesionales, cada uno de su gremio, y no solo del ámbito de los dibujos, sino también de la artesanía. Los mismos artistas mejoraban mucho la experiencia, muchos incluían carteles informativos sobre otros compañeros con los mismos fandoms que ellos o planeaban actividades entre puestos. Una que pudimos realizar fue un rally basado en la saga de videojuegos Yakuza, en el cual había que ir puesto a puesto cumpliendo una serie de pruebas para recibir un sello de cada tienda y al final conseguir un set de photocards de los personajes. Además de este, había más de distintos grupos de fandoms, como uno sobre VTubers.

Llegaba ya la hora de comer y nos iba entrando hambre. Como de costumbre, la hora de la comida en los eventos de manga se vuelve lo más cercano a una guerra y a una espera eterna en colas interminables que, con suerte, no le dan la vuelta completa a la zona de restauración. Cuál fue nuestra sorpresa cuando nada más llegar al final del pabellón, donde se encontraba la zona de restauración, nos encontramos un ambiente más o menos calmado y con la posibilidad de incluso sentarnos en una mesa. No es raro que en ciertas horas puntas no se encuentre ni sitio por el suelo, sin embargo aquí pudimos comer con una comodidad pasmosa para un evento de esta envergadura. Los precios ya son otro cantar, aunque esto es más cosa de empresas de cáterin encargadas de proporcionar la comida y servirla, pero es costumbre que se pongan por las nubes. Sin embargo, para el que trae comida de casa o es capaz de adquirirla a buen precio, el consumirla no suponía ningún tipo de problema, al menos en el pabellón tres.

Robo a mano armada

Después de reponernos un rato y comer decidimos seguir dando vueltas por el pabellón cuatro, ya que hasta entonces lo habíamos pisado mínimamente. El problema con un evento de tal envergadura es que barrerlo por completo en un único día se hace muy complejo, sobre todo si se quiere mirar con calma lo que ofrece cada zona o puesto. Por lo tanto, descartamos áreas como el pabellón cinco, donde se encontraban los puestos comerciales. Si sois habituales de los salones de manga y anime, sabréis que estas zonas suelen contener merchan oficial o manufacturado por terceros, pero proveniente de empresas más grandes y con una producción mayor. El rango de productos va desde pósteres, llaveros o figuras a bolsas sorpresa o incluso dakimakuras. Por sí mismos no supondrían un mayor problema, simplemente otro tipo de opción para el público, pero teniendo en cuenta el historial de falsificaciones y productos sacados de proveedores como Alibaba a precios desorbitados, no consideramos necesario acercarnos a mirar debido al limitado tiempo del que disponíamos en un solo día. Por supuesto, no creemos que todos los productos que se venden en puestos comerciales caigan en la misma categoría, pero sí que es cierto que a primera vista no generan tanto interés como para priorizarlos respecto a las otras secciones y posiblemente podamos encontrar los mismos en otros salones más cercanos.

Ya a ultima hora, cuando primaba más el cansancio y la mayoría de puestos estaban mirados y remirados, decidimos sentarnos un momento a escuchar alguna de las ponencias que se dan en los diferentes pabellones. Conseguimos llegar a una que trataba del género de manga Teen’s Love como herramienta para la liberación femenina. Es bastante enriquecedor poder asistir a diferentes charlas que traten temas relevantes e incluso interseccionales, elemento bastante a agradecer puesto que aunque se crea que los salones de manga son un caldo de cultivo para jóvenes fascistas, sí que es cierto que cada vez más se pueden considerar lugares en los que expresar la diversidad y promover ideas progresistas. Otras de las cosas que más se agradecen es lo sencillo que es poder conversar con los ponentes sobre lo comentado o incluso hablar con más calma después, la parte de la interacción humana vuelve a ser algo a resaltar. Hablando sobre el Teen’s Love y volviendo al pabellón seis, pudimos también conseguir la firma de la autora Mika, quien ha publicado diversas obras en nuestro país bajo la firma de Odaiba y que vino como una de las invitadas principales al evento. El proceso para obtener la firma fue bastante simple y, desde luego, la autora era una persona muy agradable. Incluso regalaban una pegatina del manga con cada firma. Otros autores de cómic nacional también fueron igual de agradables y animaban a la conversación mientras realizaban las firmas e incluso hacían una pequeña ilustración en el tomo. Nuestro encuentro con los autores de la editorial de Sextories fue especialmente agradable. Por no mencionar el trabajo de inclusión y concienciación sobre distintas prácticas sexo-afectivas de una manera divertida y artística.

Firma de Mika en un ejemplar de Juliana

Ya terminando el día, nos sentamos a descansar hasta la salida de nuestro bus en las zonas comunes habilitadas entre pabellones. Distintos asistentes pasaban de aquí para allá, hablando con sus amistades, arreglando sus cosplays, ya con los props quitados por el cansancio o simplemente buscando dónde sentarse. Uno se para ya a pensar más en la Japan Weekend como un evento en el que poder ver a sus amigos, los que están más lejos, los que están más cerca e incluso a aquellos que no has podido conocer antes debido a la distancia. Si la gente acude cada vez más a salones del estilo es sobre todo por esa oportunidad que nos brindan a todos, el poder compartir experiencias y gustos con los demás y forjar conexiones humanas que, aunque breves, pueden ser significativas para nosotros. En el futuro, debemos seguir promoviendo y luchado por espacios culturales similares que valoren a su público y que haciendo las cosas bien ayuden a la gente a reencontrarse con sus hobbies y con sus allegados. Así pues, esperemos que os animéis a asistir no solo a la Japan Weekend, sino también a eventos locales y saquéis lo mejor de ellos y de las actividades que os proponen sus integrantes, al final todos existen debido a la comunidad de gente que se esfuerza porque lo hagan.

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