Jack Jeanne: ¡Que se abra el telón!

¿Con qué soñabais cuando eráis pequeños? ¿Cuál es ese sueño qué haríais lo que fuera por poder cumplir? El de la protagonista de este juego, Tachibana Kisa, es ser actriz de teatro. Sin embargo, pronto verá que hay cosas que no siempre pueden cumplirse… Hasta que el director de la Escuela de Arte Dramático Univeil la invita a participar en el proceso de selección. Esta es la misma escuela a la que acudió su hermano y su destino soñado, aunque hasta entonces estuviera fuera de su alcance, al ser una escuela exclusivamente masculina. El director le propone participar, aunque sea una chica, con dos condiciones: que no descubran que es una mujer y que obtenga un papel principal en la obra de final de curso. ¿Logrará Kisa cumplir su sueño?

Jack Jeanne nos llega de la mano de Broccoli Uta no Prince-sama o Kamigami no Asobiy está localizado por Aksys Games, una de las grandes empresas en Occidente a la hora de traernos juegos del género. Es especialmente importante que nos llegue este título a este lado del mar porque Broccoli, pese a la fama mundial de sus trabajos, jamás había dado luz verde para sacar ninguno de ellos de Japón. Es indudable la movilización que conlleva Sui Ishida, el autor de Tokyo Ghoul, quien se encarga del arte y parte del guion de Jack Jeanne.

Con la citada premisa nos adentramos en el mundo del teatro en la escuela Unveil, dividida en cuatro clases, según el talento en el que se especialicen: canto, baile, actuación y la mezcla de todas ellas, Quartz, la clase de Kisa y el resto de nuestros protagonistas. También conoceremos que los papeles principales se dividen en Jeanne —aquellos más femeninos— y Jack —aquellos más masculinos—. Los personajes irán teniendo diferentes papeles, lo que les hará crecer tanto como estudiantes como personas. Las obras de teatro que nos presenta el juego son preciosas y merecen mucho la pena.

Psicoanalizándola / ©Broccoli y Aksys Games

Jack Jeanne nos ofrece seis rutas, centradas cada una en un interés romántico distinto y una última más centrada en la propia protagonista. El orden para jugarlas es más bien libre, en cualquier momento podemos acceder a cualquiera de ellas, a través de las elecciones que vayamos haciendo a lo largo de la ruta común —que abarca desde el comienzo de curso hasta Navidad—. Esto nos permite conocer bien a todos los personajes, ir encariñándonos con ellos e interactuar con el resto de estudiantes, más allá de los intereses románticos. Es una experiencia muy chula ir conociéndolos más a fondo, que te hablen de sus inquietudes, que crezcan junto a Kisa y que ambos conozcan aspectos de sí mismos que no conocían. Jack Jeanne es un juego muy, muy humano, y se nota en el mimo con el que ha sido hecho.

Las rutas abarcan unos dos meses más o menos cada una y si estáis buscando un juego otome explícitamente romántico, quizás esta no sea la mejor opción. Depende, también, de qué concepto entendáis por romántico, pero no esperéis mucho contacto físico, por ejemplo. Dicho eso, el romance que nos presenta el juego no deja de ser dulcísimo y muy bonito. El juego trata también otros aspectos más oscuros, como puede ser la pérdida o el trauma.

Jack Jeanne es un juego que forma parte de los llamados stat-raising, juegos donde deberemos mantener una serie de parámetros —carisma, dinero o inteligencia, dependiendo del juego— para, en este caso, entrar en las diferentes rutas. Este juego no tiene ningún misterio a la hora de afrontar esto y esta mecánica no nos resultará un quebradero de cabeza. Simplemente, veremos que una serie de parámetros están asociados a las diferentes clases que podemos tomar semanalmente, permitiéndonos incrementar alguno en concreto, asociado a los chicos —que no tienen ninguna pérdida, ya que están asociados claramente por color—.

©Broccoli y Aksys Games

Cada final de trimestre tenemos una obra de teatro distinta, y aquí entra en juego uno de los aspectos más curiosos —y graciosos— de Jack Jeanne: los juegos de ritmos. Los espectáculos se dividen, una vez más, en dos: tenemos canciones, donde deberemos mantener una línea constantemente; y por otro lado, tenemos los bailes, que son una versión más «primitiva» de los típicos juegos de ritmo para móvil, donde deberemos acertar a pulsar el botón indicado en el momento preciso. El fondo es una animación 3D que podría ser mejor… pero hace la función, que es lo importante. Estos «minijuegos» tienen varias dificultades, en caso de que os puedan resultar complicados, sin que el nivel de dificultad afecte en nada a la trama. Lo malo es que, al cabo de un par de rutas, se hacen un poco repetitivos y no se pueden saltar.

Como se ha comentado antes, el arte corre a cargo de Sui Ishida. Sin duda, el aspecto visual es uno de los más importantes y vistosos del juego. Cuenta con un buen número de ilustraciones por cada ruta y en el juego completo, lo cual se agradece cuando el estilo es tan característico y bonito. Ishida le ha puesto una cantidad infinita de amor a este juego, cuyo guion firma él mismo junto a su hermana, y pruebas no faltan. Esto, junto con el aspecto musical, hace destacar sin problemas a Jack Jeanne.

Este juego nos presenta una historia de amistad, de amor y de, especialmente, hacer todo lo posible por por cumplir nuestros sueños. No en el sentido maquiavélico de la palabra; al contrario, es un juego que os va a curar el alma y puede que hasta os haga llorar. Los personajes están creados con muchísimo cariño, sus rutas están muy cuidadas y la atmósfera general del juego está perfectamente lograda. Incluso si no os gustan los juegos otome, dadle una oportunidad a este, especialmente si os gusta el teatro. Pocos juegos os van a hacer sentir tanto como lo hace Jack Jeanne.

© Broccoli y Aksys Games

Este análisis ha sido posible gracias a una clave cedida por Reef Entertainment Ltd.

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